SON DEL CARIBE Y....ALGO MÀS - DEPRESIÓN

Imágenes de Persona Deprimida - Descarga gratuita en Freepik


Amigo {a} navegante lo invitamos a nuestras reuniones Congregación Primavera los días jueves a las 18:30 P.M. { Seis y media de la tarde} y los Domingos {08:30 A.M. ocho y media de la mañana.

Las cuales se llevan a cabo en el Salón del Reino de Los Testigos de  Jehová, ubicado en el Barrio Los Cerezos Municipio de Caldas {Antioquia} {Cra. 49 Nro. 143 sur 53.

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Página oficial Testigos de Jehová

Bibliografía consultada:
Biblia Reina Valera
Biblia Nácar Colunga
Biblia de Jerusalén
Biblia de las Américas
Biblia Dios Habla Hoy
Traducción Nuevo Mundo Santas Escrituras
Revista La Atalaya
Revista Despertad
Folletos, tratados, libros, literatura JW.ORG

Amigo que nos visita lea cuidadosamente esta página, es su esperanza, ella ha sido meticulosamente investigada {con} artículos y libros, revistas, folletos, tratados, escritos por especialistas en el problema de LA SALUD MENTAL

Sin embargo, lo más importante es visitar a un médico de confianza especialista en psicología o psiquiatría; las demás cosas son secundarias. Tus padres son una gran opción.

Un versículo biblico afirma: "Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien en la vida y dures largo tiempo sobre la tierra..." 

¿SABIA USTED AMIGO QUE NOS VISITA QUE LA ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD PERTENECIENTE A LA O.N.U. AFIRMA QUE EXISTEN UNAS ENFERMEDADES DERIVADAS UNAS DE OTRAS, POR EJEMPLO: 

EL ESTRES, LA DEPRESIÓN, LA ANSIEDAD,  
HAN "INTRUDICIDO EN LOS HABITANTES DE LA TIERRA UNA EPIDEMIA MAYOR QUE EL COVIC 19.

EL DIVORCIO

Esta información vital léala...

No lo haga de una sola vez,

!lealo o hágalo!

por partes o secciones,

será con su interés  en ello que encontrará muchas soluciones a su problema depresivo y de ansiedad.

Manos a la obra - Página web de aventurayconocimiento

La depresión es una enfermedad común

!pero grave!, que interfiere con la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida.

Imagen Arroyo de Ríos | Nature gif, Nature photos, Nature

Visite en su dispositivo electrónico JW.ORG

I
La depresión es causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.

  

Algunas investigaciones indican que el riesgo genético para la depresión es el resultado de la influencia de varios genes que actúan junto con factores ambientales y otros factores de riesgo.

 

Algunos tipos de depresión tienden a darse en familias.

Sin embargo, la depresión también puede ocurrir en personas sin antecedentes familiares de depresión.

No todas las personas con enfermedades depresivas experimentan los mismos síntomas.

La gravedad, frecuencia y duración de los síntomas varían dependiendo de la persona y su enfermedad en particular.


  • La depresión  es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.
  •  
  • Las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas:
  •  
  • pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza;

  • y pensamientos de autolesión o suicidio.
  •  
  • La depresión no es un signo de debilidad.
  •  
  • Se puede tratar con terapia o intervención psicológica, con medicación antidepresiva o con una combinación de ambos métodos.
  •  
  • II
  •  
  • Las personas expuestas a violencia frecuentemente experimentan una variedad de reacciones que incluye: ansiedad, estrés, frustración, temor, irritabilidad, enojo, dificultad de concentrarse, pérdida del apetito y pesadillas.

 

La depresión es una condición comórbida frecuente que complica la búsqueda de ayuda y la adherencia al tratamiento y afecta el pronóstico.

Existe evidencia de que la depresión predispone al ataque cardíaco y la diabetes, lo que a su vez aumenta la probabilidad de padecer depresión.

Muchos factores de riesgo, como el bajo nivel socioeconómico, el consumo de alcohol y el estrés son comunes a los trastornos mentales y a otras enfermedades no transmisibles.

 

Visite la página JW.ORG para mayor información relacionada con la DEPRESIÓN.

III

En ese  privilegiado sitio encontrará las Revistas la Atalaya y Despertad, tratados, folletos, libros y la extraordinaria Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

Sitio oficial de los Testigos de Jehová.




BASUCO, "la droga de Satanás el que es llamado diablo", su maldad y sus crímenes se convirtieron
en el virus con categoría de pandemia más peligroso de
los siglos XX y XXI.....

Al final quien lo consume encontrará la tristeza o melancolía, la depresión, la cárcel o el cementerio.

Manos a la obra - Página web de aventurayconocimiento

Apreciado amigo que nos visita, mostremos amor, comprensión y misericordia a quienes han caido al abismo u hoyo de las drogas, ellos son víctimas de los narcotraficantes. 

Los drogadictos necesitan amor, piedad, bondad, perdón y ante todo misericordia.

Jehová Dios  le  concederá su petición si le ruega con fe y hacemos su voluntad, lo rescatará de esa caída en ¡picada¡ mediante nuestro Señor Jesucristo.
 
Enterese ¡
que son los resentimientos¡ y como estos matan más gente que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares y además, cuales sus secuelas.

Jehová desea que vuelva

Ilustración tomada de JW.ORG Testigos de Jehova.

 

 

Todos nos sentimos tristes de vez en cuando, pero la depresión clínica es un trastorno debilitante y continuo que interfiere con las actividades cotidianas de la persona.

Aunque no todos los expertos concuerdan en lo que es una tristeza normal y lo que es un trastorno, la verdad es que algunas personas experimentan emociones extremadamente negativas, acompañadas a veces de sentimientos de inutilidad y de culpa desmedida.

 
"Que mis labios hagan salir burbujeando alabanzas {y salmos} a Dios, pues tú me enseñas tus disposiciones reglamentarias, normas y mandamientos.

Cante mi lengua tu dicho, porque todos tus mandamientos son justicia, {salvación y felicidad}.  

Sirva tu mano para ayudarme {a vivir con este mundo pervertido, perverzo e infame y malévolo},

porque tus órdenes he escogido, son justas y agradables {al cerebro y el corazón}.

Hemos ansiado tu salvación oh Jehová Dios, y con tu orden y tu ley estamos encariñados.

Siga nuestra alma viviendo y alabándote {por todo el resto de nuestra vida} y ayúdame {a obedecer} tus propias decisiones judiciales.  

IV

He andado errante como una oveja perdida.

Oh, busca a tu siervo, porque no he olvidado tus propios mandamientos. 
Salmo 119 verso 176
 
 
 
La desesperanza y el corazón
 
  
 
Según la revista Science News, “la ausencia de esperanza; y {el ESTRES} {O.M.S} {nueva pandemia mundial} incrementan notablemente las probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas y el consecuente riesgo de muerte”.

V

Hay una cosa que las personas
deprimidas tienen que esforzarse por vencer y ésta es la tentación de apartarse de otras personas y “vegetar” en un campo de desesperación.

El mantenerse ocupadas en algún servicio útil, algún trabajo o estudio hecho por afición o alguna otra clase de actividad ayudará a las personas.

Los investigadores dicen que “la desesperanza y la tristeza continuada a lo largo de varios años, aunque no llegue a ser ‘depresión grave’, puede debilitar el funcionamiento del corazón”.

La investigación se realizó durante una media de doce años con 2.832 adultos de edades comprendidas entre los 45 y los 77 años.

Al comenzar, ninguno de ellos padecía enfermedad cardíaca alguna u otro tipo de mal crónico.

Los hallazgos revelaron que las muertes por trastornos cardíacos eran cuatro veces más en el grupo de los que mostraban una total desesperanza que en el de los que no se sentían desesperanzados.

Asimismo, aparecieron más casos de enfermedades cardíacas  mortales en los que sufrían depresión.

El índice de muertes fue significativamente superior incluso en los que padecían depresión leve o una ligera desesperanza en comparación con aquellos que no mostraron ningún tipo de desesperanza.

  

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Lea además: A los ancianos mayores, los ejercicios sencillos como caminar y leer libros,  los ayudan a mantener la memoria activa y a valerse por si mismos y por ende a evitar la depresión.

Consumidor de basuco



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ágina oficial Testigos de Jehová.

VI

¿"El enemigo más mortífero de todos los tiempos"?

Sin lugar para la duda, es causante después de sus desagradables efectos la depresión grave.

Respetable amigo que nos visita, investigue en la JW.ORG, ahí encontrá revistas, folletos, tratados, libros, videos, películas, las soluciones para su vida desordenada.

!Busca a Dios y Él te encontrará y será como una 'lámpara para tu camino' y una luz para andar por tu vereda!

Para Jehová Dios nada es imposible, aferrate a Él y cambiarás tu vida para siempre.

Él es un inigualable refugio, una plaza fuerte. Acercate a Él mediante el Señor Jesucristo su hijo amado y encontrarás el balsamo que aliviará tu cerebro y corazón. 


Joven amigo amiga que nos visitas, primero que todo
 "Rechaza las malas compañías, echan a perder los hábitos útiles"

En este mundo perverso, cruel  e infame del cual hacemos parte, viven muchos más malvados que justos.

En el Nuevo Mundo de Dios todos serán mansos, justos y pacíficos, misericordiosos, con autodominio, de gran paciencia y humildad, 'esos deben ser tus amigos'  quienes cultivan aquellos dones...

Los otros del mundo actual están contaminados con: marihuana, basuco, perico, cocaina, crack, morfina, bebidas embriagantes, libertad sexual con sus prácticas contranaturales, robos, atracos, extorsión, bebidas espiritosas y practican cosas contranaturales y de estos:
 APARTATE

VII

 'Recházalos'
"a metros con ellos, son un virus peligroso, una compañía toxica te llevarán a la cárcel o al cementerio y en el peor de los casos a un 'psiquiatrico'.

Toma el camino correcto "el camino de Dios y su Cristo" busca buenos amigos y te irá bien en la vida, pues Jehová y el Señor Jesucristo te bendecirán.

Los malos amigos te moldearán la mente para que hagas lo malo, lo que para ellos es bueno.

En la congregación de los Testigos de Jehová encontrarás esas amistades que te convienen espiritual, mental y físicamente..

!La maldad!

Aprende a hacer pacífico, practícalo, se misericordioso, piadoso, MANSO, la oración a Jehová Dios es la mejor ayuda y obviamente depende tambien de ti practicando estos sencillos pasos obtendras la humidal total.

Tus padres y tus hermanos;

inicia con ellos en el hogar y en todo sitio, obedécelos, los vecinos son una buena opción de práctica.

¿Sabes cual es la promesa de Jehová Dios para los mansos?

¡Ellos heredarán la tierra¡
No olvides la oración modelo conocida como el Padre Nuestro, preguntale a los Testigos de Jehová que visitan tu barrio como puedes hacer un curso Bíblico gratuito con ellos; el día y la hora que te convenga,
te ayudarán, esos son buenos amigos.

Si los muertos no han de ser levantados, “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir”.

Un gran bohemio afirmaba "y si no reencarno na´qué?" !comamos y bebamos! {Epicuro}

VII

No se extravíen.

Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles.  Despierten de manera justa al estado sobrio y NO practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios y caen en la depresión

¿Que dijo el Señor Jesucristo?

"Esto significa vida eterna el que estén adquiriendo conocimiento de ti el único Dios verdadero y de su hijo Jesucristo a quien a enviado".
Evangelio del apóstol Juan capitulo 17 verso 3.

Debemos tener cuidado al elejir a nuestros amigos. 

Queridos jovenes amigos visitantes; la Biblia nos advierte que si nos juntamos con los malos acabaremos pensando y actuando como ellos.

¿Que dice Jehová Dios a su pueblo?

"
Y tienes que dar a tu siervo un corazón obediente para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo; porque:

¿quién es capaz de juzgar a este difícil pueblo tuyo...

{¿víctima de ansiedad y depresión?


DEPRESIÓN
 
Síntomas.
 

 
“La tristeza es una emoción normal y sana; la depresión es una enfermedad.

El problema estriba en comprender y reconocer la diferencia.”
—Doctor David G. Fassler.
 

 
AL IGUAL que muchos otros trastornos, la depresión presenta una serie de signos claros.

Pero tales signos no son muy fáciles de reconocer, pues casi todos los adolescentes se desaniman de vez en cuando, como los adultos.

¿Qué diferencia hay entre la simple tristeza y la depresión?

La distinción radica principalmente en su intensidad y duración.
 

 
El término intensidad se refiere al grado en que afectan al joven los sentimientos negativos.

VIII

La depresión es mucho más grave que un pequeño ataque de desesperación; es una enfermedad emocional devastadora que reduce en gran medida la capacidad de funcionar con normalidad.

El doctor Andrew Slaby lo explica así:

“Imagínese el dolor físico más intenso que haya sufrido en su vida 
la rotura de un hueso, un problema odontológico o un parto, multiplíquelo por diez y réstele la causa; tal vez pueda hacerse una idea aproximada del sufrimiento que ocasiona la depresión”.
 

 
El vocablo duración alude al tiempo que subsiste el estado de apatía. Según los profesores clínicos Leon Cytryn y Donald H. McKnew, hijo, “el niño que no da muestras de experimentar consuelo o de reanudar una vida normal en el plazo de una semana tras caer en un estado de desánimo.

{prescindiendo de la razón}...o en el plazo de seis meses tras sufrir lo que para él es una grave pérdida..., corre el riesgo de padecer un trastorno depresivo grave”.
 

 
Síntomas comunes
 

 
El diagnóstico de depresión solo se emite cuando el joven manifiesta una serie de síntomas durante la mayor parte del día, todos los días, por al menos dos semanas.

Si el ataque es relativamente breve, se denomina episodio depresivo.

Por otra parte, se utiliza el término distimia para referirse a una forma de depresión leve o moderada más crónica, cuyas manifestaciones persisten como mínimo un año con un período de mejoría inferior a los dos meses.

¿Cuáles son algunos síntomas comunes de la depresión?
 

 
Cambio súbito del estado de ánimo y la conducta.

El adolescente dócil pasa de pronto a ser polémico.

Es frecuente que los jóvenes deprimidos manifiesten una conducta rebelde y hasta huyan de casa.
 

 
Aislamiento social.

El adolescente se aparta de sus amigos. O puede que estos se aparten de él cuando perciben su desagradable cambio de actitud y comportamiento.
 

 
Disminución del interés en casi todas las actividades.

El adolescente se muestra excepcionalmente pasivo. Las aficiones que hasta hace poco consideraba fascinantes, ahora le parecen aburridas.
 

 
Cambio notable en los hábitos alimentarios.

IX

Muchos expertos opinan que trastornos como la anorexia, la bulimia y la sobreingesta compulsiva suelen coexistir con la depresión {y a veces pueden ser provocados por ella}.
 

 
Trastornos del sueño.

El adolescente padece insomnio o hipersomnio. Algunos sufren alteraciones del sueño: pasan la noche en vela y duermen todo el día.
 

 
Disminución del rendimiento escolar.

Al adolescente deprimido le cuesta llevarse bien con los maestros y los compañeros, y sus calificaciones empeoran por momentos. Al poco tiempo ya no quiere ir a la escuela.
 

 
Conducta peligrosa o autodestructiva.
Los comportamientos que tratan de ‘burlar a la muerte’ pueden ser signos de que el joven no tiene muchos deseos de vivir.

La automutilación {por ejemplo, la acción de practicarse cortes} también puede sugerir lo mismo.
 

 
Sentimientos injustificados de inutilidad o de culpa.

El adolescente se vuelve sumamente autocrítico y se considera un completo fracaso, aunque la realidad tal vez indique lo contrario.
 

 
Problemas psicosomáticos.

Los dolores de cabeza, de estómago, de espalda y otros trastornos similares pueden apuntar a una depresión subyacente si no se descubre ninguna causa física.
 

 
Ideas recurrentes de muerte y suicidio.

Pensar demasiado en temas morbosos puede ser señal de depresión. Lo mismo es cierto de las amenazas de suicidio 

"

En lugar de irse a extremos buscando una salud mental perfecta, estará libre para seguir tras otras metas de la vida. 

Y el saber que la solución definitiva a las emociones negativas está en las competentes manos del Dios Todopoderoso, el Dios de la paz y de todas las misericordias JEHOVÁ.

"No tengas miedo yo estoy contigo, te dice.",

Él  te dará una paz mental y una felicidad mucho mayores. Jehova Dios nos ama y nunca nos dejará, Él es nuestra roca fuerte, es el Buen Pastor, tu refugio fuerte. 

No tengas miedo...

!yo soy tu Dios Jehová y te tengo asido de mi mano derecha de justicia!
 Nunca te dejaré, nunca te abandonare´. Siempre estoy contigo. {Isaías capitulo 41 verso 10.}

"Jehová Dios mio, ayúdame a encontrar la forma de ACEPTAR las cosas que no puedo cambiar.
Valor para cambiar aquellas que si puedo.
Y sabiduria para reconocer la direrencia.
A.A. 
 
 

X

Luchando contra la depresión.
 
 

Cómo superar las emociones negativas
 

1o.} El primemer paso para controlar las emociones negativas es identificar los pensamientos negativos.
 
 

 
 
2o.} El segundo esforzarse por corregir dichos pensamientos. Si, por ejemplo, usted piensa que jamás hace nada bien, dígase a sí mismo: “Soy como todo el mundo; hago muchas cosas bien, pero también cometo errores como todo el mundo”.
 
 

 
 
No espere sentirse mejor al momento de corregir sus pensamientos {aunque
podría darse el caso}, y no siga dando vueltas al asunto.

Limítese a hacer la afirmación y siga con el próximo paso.
 
 

3o.} Consiste en hacer un esfuerzo por quitarse de la cabeza el pensamiento que le preocupa.
El Seños Jesús nos enseñó como quitarnos de la cabeza esos pensamientos que nos maltratan y nos hacen sufrir.

"Él, Jesucristo" Nos enseñó !grítale a Satanás el que es llamado Diablo, con tus manos en la cabeza: 
!Apártate Satanás de mi corazón y pensamientos!
 !Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar!

Satanás el que es llamado Diablo es el que domina a la humanidad, es el dios de la tierra, por ello jóvenes adolescentes y adultos.

'Por eso' ofrecio esos reinos y ciudades a Cristo Jesús, cuando ayunaba en el desierto y le dijo el Diablo:

"Mira Jesús todos esos reinos, todas esas ciudades y pueblos 'son mios' yo los dirijo y hacen lo que ordeno afirmaba
Satanás a Jesús; te los regalo a ti si me rindes homenaje y honores.

{Nosotros nos originamos de Dios pero es cierto, el mundo yace en poder del inicuo Satanás, el que es llamado Diablo}

Recordemos: cual fue la respuesta del Señor Jesucristo:

" !Apartate Satanás! sólo adorarás a Dios el Señor Soberano Universal JEHOVÁ"

ÉL, Satanás, salió corriendo como alma que persigue el Diablo y no volvió a importunarlo.

XI

Querido visitante, no se RINDA, Satanás al escuchar el nombre Divino de Dios y su amado Hijo el Señor Jesucristo; sale corriendo traumatizado de odio, miedo, terror y temblor, ya ha llegado el momento de su destrucción, será encerrado con sus demonios en la parte más oscura de las profundidades de la tierra durante el reinado de mil años de nuestro Señor Jesucristo.

El que es llamado Diablo lo sabe, por eso huye y corre cuando escucha el nombre Divino de Dios y de su Hijo Cristo Jesús; huye como alma que persigue Satanás el diablo. 

Arroje de la mente y corazón al maligno, perverso e infame Satanás el que es llamado Diablo;

 con las mismas fuerzas y el mismo convencimiento que utilizaría para eliminar de la cabeza la idea de cometer un crimen.

Grite ! Apartate de mi Satanás!

en mi cabeza y corazón solo hay lugar para el Señor Soberano Universal Jehová Dios y su Hijo unigenito, el primogénito de toda la creación Nuestro Señor Jesucristo... 


Textos bíblicos que te pueden ayudar en esa ansiedad y depresión:

  • “Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu”
  •  
  •  
  • “Arroja tu carga sobre Jehová, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”

  • Salmo 55:22


  • No tengas miedo porque estoy contigo,Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra, Aquel que te dice: ‘No tengas miedo.

  • Yo mismo ciertamente te ayudaré’” 
  • “Nunca se inquieten por cosa alguna acerca del día siguiente” 
  •  
  • “Denle a conocer sus peticiones a Dios junto con acción de gracias mediante oraciones y ruegos; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará y aliviará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”
  • Filipenses 4: 4 a 8. 
  •  

 

 

 Si llegas a pensar en quitarte la vida, pídele ayuda de inmediato a un adulto en quien confíes.

Página JW.ORG 
 

!No existe lugar para la duda!

Miles lo pusieron en práctica y los resultados fueron superados por la expectativa, con el tiempo ya liberado de tan repulsivo enemigo, la sensación fue indescriptible.

Usted también
Puede conseguirlo, su fe es más fuerte que el enemigo de Dios, Satanás, añadale considerable esfuerzo mental, le servirá de gran ayuda. 

Concentre su atención en algo constructivo, el servicio y ayuda a los demás {prójimo} es una gra opción, es de verdad muy positivo, el Señor Cristo Jesús lo recomendó:

"Hay más felicidad en dar que en recibir" {Hechos capítulo 20 verso 35.

"Al que te pida dale".

Y agregó "A los 'misericordiosos' se les mostrará misericordia, los mansos heredarán la tierra.

¿Alguna vez a pensado usted que cuando comemos y bebemos millones se acuestan con el estómago vacio?

El Señor Jesús agregó: "Los pacíficos verán a Dios, felices son los de genio apacible y humildes de corazón"

Estarán siguiendo el ejemplo del Señor Cristo Jesús y heredarán el reino de Dios.


Arroje fuera de su cerebro, mente y corazón los pensamientos negativos, aferrese a Jehová Dios y su Cristo, ellos lo llevarán por el camino del bien, la bondad, la piedad y la misericordia.

Búsque JW.ORG

 
 
 
Este paso es vital, pues los pensamientos negativos tratarán de introducirse vez tras vez en su mente.

Pero usted tiene esta ventaja: Solo puede concentrarse plenamente en una cosa a la vez.

Puede comprobarlo tratando de concentrarse totalmente en dos asuntos diferentes al mismo tiempo.

Si su mente ya está completamente ocupada con Jehová Dios y su Hijo unigénito Jesucristo, será difícil que vuelvan a venirle pensamientos negativos dirigidos
 
 
por Satanás.
 
 

Recuerde amigo visitante que los resentimientos, odios, deseos de venganza, son una plaga para el cerebro y el corazón;

...está demostrado por la ciencia que los Resentimientos matan más personas que las drogas psicoactivas y el alcohol mismo, pues todos producen la infame depresión y las enfermedades cardiovásculares.

 
 
Los pensamientos negativos pueden ser reemplazados por otros positivos.

El doctor Maxwell Maltz ilustra muy bien cómo hacerlo:

“Si en su tocadiscos suena música que a usted no le gusta, no intenta obligarlo a que lo haga mejor. Sencillamente cambia el disco, y la música será diferente.

Utilice la misma técnica con la ‘música’ que sale de su mecanismo interno”.
 
 

Un día a la vez con Jehová Dios
Él nos ayudará a llevar nuestra 'plaga de carga negativa' de nuestro cerebro y corazón.

"Vengan a mi los que están cansados y cargados y yo los refrescaré, aprendan de mi que soy de genio apacible y humilde de corazón.
Jesús de Nazaret.

 
 
Sí, los pensamientos negativos suelen ser demasiado intensos para conseguir despedirlos con facilidad.

Hay que reemplazarlos para lograr arrancarlos de la cabeza.

Ponga otro “disco”, uno que sea positivo. Cambie a una “frecuencia” diferente, constructiva, a una “emisora” distinta, y concéntrese en ello.
 
 

 
 
¿Será difícil?
!Nooo!
 
 

 
 
Los cuatro pasos citados son fáciles de explicar, pero ¡qué difícil puede llegar a ser aplicarlos!

Por consiguiente, no se sorprenda si al principio le resulta difícil superar pensamientos y emociones de carácter negativo.

Hágase a la idea de que será difícil, pero sepa que con el tiempo se le irá haciendo más fácil.
 
 

 
 
Veamos el ejemplo de Cindy, una maestra que se crió con una madre alcohólica. Cindy tuvo durante años sentimientos de culpabilidad e inseguridad.

Pero un día decidió afrontar el problema.

¿Qué hizo?
 
 

 
 
Ella explica: “Primero me esforcé por identificar los pensamientos específicos que eran la causa de los sentimientos negativos.

Cada vez que acudían a mi mente dichos pensamientos, los reconsideraba de forma racional y objetiva.

Luego me esforzaba por pensar en cosas positivas. Me obligaba a pensar en mis estudiantes y en cómo podía ayudarlos.

Poco a poco se me fue haciendo más fácil, y noté que tenía un mayor control de mis sentimientos”.
 
 

 
 
Sin embargo, quizás usted se pregunte:
 
 
 
¿Por qué cuesta tanto esfuerzo?
 
 

 
 
¿Es fácil romper con malos hábitos, como comer en exceso o fumar?
¡De ninguna manera!

Dichos hábitos solo pueden vencerse mediante un esfuerzo consciente y determinado a lo largo de un espacio de tiempo.

En el caso de muchos, el pensar de manera negativa es un hábito, y al igual que sucede con los demás hábitos malos, cuesta romper con él.
 
 

 
 
Si usted tiene el hábito de pensar de manera negativa, para superarlo, necesitará la misma determinación que necesita una persona que se pone a dieta o que decide dejar de fumar.
 
 

 
 
Todo es cuestión de no desistir ni optar por seguir deprimido porque resulte más fácil.

No deje de luchar contra los pensamientos negativos, aunque tarde muchos meses en vencerlos y reincida de vez en cuando.

Siga esforzándose como si se estuviera entrenando para una competición deportiva.

Piense en los resultados a largo plazo y no en la satisfacción inmediata.
 
 

 
 
 
¿Pueden eliminarse por completo?
 
 

 
 
¿Pueden eliminarse por completo las emociones negativas?

Pues bien, si usted espera conseguir ahora una felicidad perfecta, quedará frustrado y decepcionado.

Por el momento la felicidad es solo relativa e incompleta.

No obstante, hasta ese grado limitado de felicidad es mucho mejor que encontrarse confinado en una vida llena de persistentes y extenuantes emociones negativas.
 
 

 
 
¿Significa esto que nunca podrán superarse las emociones negativas?

En absoluto Dios y su Cristo todo lo pueden.

La Biblia explica de manera realista que este estado, ocasionado por la imperfección, continuará durante algún tiempo, pero que hay un momento señalado para que se le elimine para siempre.

Esto tendrá lugar pronto, cuando el Reino de Dios, su gobierno celestial en manos del Rey de reyes, el Príncipe de la paz, el Señor Jesucristo, asuma el control completo de todos los asuntos de esta Tierra y comience el proceso de elevar a la humanidad a la perfección humana.

Jesús llamó a dicho proceso “la re-creación” o “regeneración”,   véanse también Salmo 37:29;  Apocalipsis...capitulo 21 versos 3 a 5.
 
 

 
 
Pero, por ahora, será más feliz si acepta las limitaciones que nos ha impuesto a todos la imperfección humana.

 
 
¿Son estas sugerencias meramente de valor teórico? ¿Surten realmente efecto?

Claro que sí, como lo indican las siguientes experiencias de la vida real.
 
 
 
Usted puede reemplazar los pensamientos negativos con otros positivos
 
 

 
 
No desista ni opte por seguir deprimido porque resulte más fácil

Lea al final: "Como vencer el mal con el bien"

 
“¿Es todo asunto mental?”
 
 
 

 No estamos respaldando ni promoviendo ninguno de los modos de tratamiento populares, busque a un médico especialista.

Sencillamente estamos informando sobre algunos de los métodos profesionales que son reconocidos.

Estos luchan contra un trastorno mental severo de mucha más intensidad que los “períodos de tristeza” que de vez en cuando nos afectan a todos.

Es de gran importancia visitar al especialista en psiquiatría para tratar estos eventos.


 
 
 "Sin embargo, si ustedes fueron levantados con el Cristo, sigan buscando las cosas de arriba, donde el Cristo está sentado a la diestra de Jehová Dios Padre Creador. 

Mantengan la mente fija en las cosas de arriba, no en las cosas sobre la tierra.

Porque ustedes murieron, y su vida ha sido escondida con el Cristo en unión con Dios. 

Cuando el Cristo, nuestra vida, sea puesto de manifiesto, entonces ustedes también serán puestos de manifiesto con él en gloria.
 
 

 
 
 Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría. 

Por causa de esas cosas viene la ira de Dios. 

En esas mismísimas cosas ustedes, también, anduvieron en un tiempo cuando vivían en ellas. 

Pero ahora realmente deséchenlas todas de ustedes: ira, cólera, maldad, habla injuriosa, mentira, adulterio, odio, resentimientos y habla obscena de su boca. 

No estén mintiéndose unos a otros.

Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva [personalidad], que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la ha creado. 

Donde no hay ni griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, extranjero, escita, esclavo, libre, sino que en el Señor Jescristo es todas las cosas y en todos.
 
 

 
 
 De consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia.

Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro.

Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes. 

Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión.
 
 

 
 
También, que la paz del Cristo controle sus corazones y sus facultades mentales, porque, de hecho, ustedes fueron llamados a ella en un solo cuerpo.

Y muéstrense agradecidos. Que la palabra del Cristo resida en ustedes ricamente en toda sabiduría.

Sigan enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, alabanzas a Dios, canciones espirituales con gracia, cantando en sus corazones a Jehová.

 Y cualquier cosa que hagan en palabra o en obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre mediante él.

Había un enfermo que era tal la depresión del paciente que lo incapacitaba.

No podía trabajar, y de continuo entraba y salía de los hospitales siquiátricos.

Al darse cuenta de que ninguno de los otros tratamientos habían dado resultado, el neurocirujano Keith Langford ejecutó una intervención quirúrgica.

En la que abrió la cabeza del hombre
y le colocó en el cerebro un “marcapasos” que se alimenta con pilas.

Según se informa, este “marcapasos,” sin causar daño al cerebro o alterar el proceso de pensar, emite una pulsación eléctrica rítmica que alivia la depresión.
 
 

 
 
¡La operación tuvo éxito!

El hombre recobró su actitud positiva y volvió a trabajar. “Usted me salvó la vida,” le dijo al cirujano. “Ahora puedo llevar una vida normal.”


 
 
 
Este hombre experimentaba más que los breves períodos de tristeza que son normales.

Era uno de los nueve millones de estadounidenses que cada año acuden a los profesionales en busca de alivio de la depresión grave...

Un trastorno que causa intensos sentimientos de culpa, inutilidad y desesperación.

Usualmente hay alteraciones del apetito y sueño, fatiga constante, accesos de llanto,  y no se puede derivar placer de la vida.

La depresion es una carga problema de vida. No respeta clase social, ni a los niños, menos  a los adultos y obviamente a los adultos mayores, mayores de 70 años.

Se presenta mucho suicidio entre estos enfermitos.

Quien 'infortunadamente' la padece vive un estado de angustia permanente, se imagina que todos piensan mal de él, no tiene motivaciones, se siente incapaz, se imagina que nadie lo quiere, nadie lo entiende, fuertes deseos de aislarse, se imaginan que todos están encontra de él.

Estas personas desean estar siempre solas, que bueno sería morirme, abrir la puerta y salir corriendo a millón y pegar un grandioso grito y no detenerse piensan. 
 
 

Tratamiento
 
 
Son muy pocos los casos que requieren tratamiento radical con un “marcapasos.

Sin embargo, cuando hay depresión grave, por lo general se recomienda obtener la ayuda de profesionales adiestrados.

Los estudios indican que en algunos países la depresión está tan difundida que por lo menos dos de cada cuatro mujeres y el 30 por ciento de los hombres sufrirán un episodio de esta clase en algún punto de su vida.
 
 

 
 
¿Qué tratamientos pueden conseguirse?

Hay una variedad. Algunos son polos opuestos en su modo de tratar el mal; pero otros coinciden. ¿A qué se debe esto?
 
 

 
 
Algunos investigadores creen que las depresiones severas se deben a algún defecto físico en el cuerpo {aunque sean precipitadas por algún suceso angustioso}

 —un desequilibrio bioquímico en el cerebro— y por lo tanto consideran vital el medicamento para corregir este desequilibrio.

Otros sostienen que el trastorno se debe al modo defectuoso de pensar, que la mente crea el desequilibrio y por lo tanto ésta puede rectificarlo.

Estos creen que hay que corregir la mente por sicoterapia, “terapia de conversación.”

Hay algo de verdad en ambos métodos, pero ni uno ni el otro tiene la solución completa.
 
 

 
 
Es asunto de mente y cuerpo
 
 

 
 
La cuestión se hace difícil de resolver debido a que el funcionamiento de la mente está tan estrechamente relacionado con el del cuerpo.

Cada uno tiene efectos decisivos sobre el otro.
 
 

 
 
Los trastornos mentales son muy complejos y cada paciente es diferente.

Por eso, el médico que está familiarizado con el paciente generalmente puede recomendar el tratamiento que es mejor para el paciente.

Si el paciente no está satisfecho, tal vez el médico pueda ayudarlo a hallar otros especialistas.

La información que se presenta a continuación quizás ayude tanto al paciente como al médico a darse cuenta de que hay varios tratamientos disponibles.

No hay una sola forma de tratamiento que cure todos los casos de depresión grave.

Además, se reconoce que dentro de cada campo de tratamiento frecuentemente hay una gran variedad de terapeutas.

Por ejemplo, en la sicoterapia se informa que hay 130 métodos diferentes.

Atención

Además, entre los que enfocan la enfermedad desde el punto de vista nutritivo.

 Algunos pueden ser investigadores eminentes respaldados por décadas de estudio mientras que otros se han convertido en “peritos del fin de semana” después de haber asistido a un seminario de dos días. {risas}
 
 

 
 
Conversación que disipa la depresión
 
 

 
 
Cuando la diagnosis es depresión grave, una recomendación que se hace es la sicoterapia... o “terapia de conversación.”

Puesto que la persona deprimida generalmente tiene ideas muy perturbadas, muchos enfermos han recibido ayuda al hablar con una persona que está dedicada a la terapéutica.

Entre tales profesionales pueden estar siquiatras, sicólogos, asistentes sociales y otros que han recibido instrucción especial.

Sin embargo, algunos deprimidos han recibido ayuda al hablar con un ministro testigo de Jehová que se interesa amorosamente en su bienestar.
 
 

 
 
Armand DiMele, director del Centro para Sicoterapia, hizo el siguiente comentario:

“La persona deprimida procura protegerse mediante el cierre de su mente y cuerpo y negarse a aceptar estímulo alguno.

Por ejemplo, cuando alguien sufre una pérdida, como en el caso de una muerte, puede que sucumba a la depresión más bien que enfrentarse a la pérdida.”

La tarea del consejero es la de ayudar al paciente a enfrentarse a los sentimientos y a la angustia que provienen de tal pérdida.

DiMele continúa diciendo: “Si el terapeuta que se sienta con el enfermo realmente lo atiende y educa y le explica las sensaciones corporales que debe esperar experimentar,

entonces la persona poco a poco se da cuenta de que puede hacerle frente a la emoción, y la depresión se va.”
 
 

 
 
Frecuentemente la depresión ha sido generada por sentimientos ocultos, tales como la cólera, el resentimiento y la culpabilidad.

Por ejemplo, un sicólogo que trabaja para el Departamento de Salud Mental del Estado de Nueva York atendió a una señora de 58 años de edad que sufría de depresión severa.

Le parecía a ella que Dios la había abandonado y que todo el mundo hablaba mal de ella.

A medida que este perito con 20 años de experiencia se puso a hablar bondadosamente con ella cada semana, notó que cuando la conversación tenía que ver con su familia ella nunca mencionaba a su madre, con quien ella estaba viviendo.

El se puso a indagar.

Con el tiempo ella reveló que le parecía que su madre, por ser descuidada, era responsable de la muerte reciente de su padre, a quien ella amaba mucho.

Poco a poco el consejero la ayudó a vencer este resentimiento, y su
 
 
depresión se disipó.
 
 

 
 
Puesto que en muchos casos el sentimiento de culpa es un síntoma principal de la depresión, los sicólogos tratan de eliminar este sentimiento junto con el sentimiento de inutilidad que perturba al paciente.

A cierta señora le sobrevino una depresión severa cuando su hija se volvió rebelde.

“Nunca fui adecuada como madre, ¿verdad?,” dijo entre sollozos al siquiatra.

“A eso se debe que se haya descarriado.”

El facultativo la ayudó a que viera todo el bien que había hecho para su hija.

El sentimiento de culpa entonces desapareció... e igualmente su depresión.
 
 

 
 
Sin embargo, según el Dr. Ronald Fieve, en la mayoría de los casos el tratamiento no da resultado.

En su libro Moodswing—The Third Revolution in Psychiatry él informa que no era raro que, después de semanas, meses y años de trabajar con una persona que padecía de depresión moderada o severa, ayudándola a analizar su comportamiento,
“muy poco sucedía.”
 
 

 
 
También hay un peligro en este método para las personas que se esfuerzan por vivir en conformidad con altas normas morales.

Algunos terapeutas se pasan de la raya, pues justifican actitudes que la Biblia desaprueba. Se hace esto para mitigar el sentimiento de culpa que aflige al paciente.

Es cierto que, si malos sentimientos vienen a la mente de la persona, no debe dejar que la abrume el sentimiento de culpa ni sentirse “condenada por Dios.”

Sin embargo, en vez de concluir mediante razonamiento que tales pensamientos erróneos no son malos, como dirían algunos terapeutas, los que tienen el consejo bíblico en alta estima prefieren corregir tales ideas o alejarlas de la mente.

Por eso, tienen que pesar seriamente (o conseguir ayuda para pesar) el consejo que les ofrece un terapeuta.

Se puede evitar la posibilidad de que surjan problemas de esa índole si el paciente, o un compañero, le explica al terapeuta lo importantes que le son al paciente sus creencias religiosas.
 
 

 
 
Las autoridades en el campo difieren en cuanto a la eficacia de la sicoterapia intensa.

Una razón por esta diferencia de opiniones es que muchos médicos no creen que la sicoterapia sea capaz de corregir todo caso de desequilibrio químico presente cuando hay severos cambios de disposición de ánimo.

Ellos recomiendan el uso de 
 
 
Medicamentos para combatir la depresión
 
 

 
 
“Antes yo pensaba que uno podía vencer cualquier disposición de ánimo simplemente resolviéndose a hacerlo, pero ya no creo eso,” confesó un ama de casa quien previamente cayó víctima de una depresión grave.

“A veces me dejaba caer al suelo y prorrumpía en sollozos inmotivados.” Por fin se comunicó con un médico que tenía una solución que la ayudó.
 
 

 
 
Después de escuchar los síntomas de la depresión grave que la aquejaba, el médico dijo: “Ante todo, quiero explicarle que usted tiene una enfermedad física.

Tengo cierto medicamento que creo que le ayudará.” Prescribió un medicamento tricíclico que se usa para aliviar la depresión síquica.

Sospechaba que la enferma tenía un desequilibrio químico en el cerebro, y creía que el medicamento lo compensaría y aliviaría la depresión.

“Pasé un tiempo sin mejoramiento alguno, pero entonces,” dijo ella, “en seis meses me hallé como una persona nueva, y dejé de usar la droga por completo.”
 
 

 
 
Hay más de 20 de estos medicamentos y también litio que se pueden conseguir para combatir la depresión síquica.

Estos no son anfetaminas ni tranquilizantes, que tienen el efecto inmediato de, ya sea estimular o calmar el sistema nervioso, y con los cuales uno puede enviciarse.

En vez de impedir ciertos impulsos que producen angustia, como lo hacen los tranquilizantes, estos medicamentos que se usan para combatir la depresión síquica (tricíclicos e inhibidores de oxidasa monoamínica, cuya sigla en inglés es MAO),

...evidentemente modifican los niveles de ciertos neurotransmisores en el “centro de placer” del cerebro, y se cree que esto facilita la transmisión de impulsos placenteros de una célula nerviosa a la próxima.

Así que estas drogas posiblemente tratan un desequilibrio químico en el cerebro.
 
 

 
 
Según el Dr. Ronald Fieve, director de la Clínica de Litio Fieve en la ciudad de Nueva York, “el litio trata la fase maniaca de la sicosis maniacodepresiva bipolar y sirve bien de medicamento profiláctico para este trastorno, y a veces ayuda en casos recurrentes de depresión grave.”

Informó que durante un período de 20 años, y en una docena de países, se hizo un estudio cuidadoso de más de 6.000 pacientes a quienes se dio litio.

Se trató con buen éxito entre el 70 y 80 por ciento de los que estaban sufriendo de una sicosis
 
 
maniacodepresiva.
 
 

 
 
Por supuesto, todas estas drogas pueden tener efectos secundarios desagradables.

Frecuentemente, se prueban varias drogas hasta que se encuentra la que sea “la apropiada.”

Si los inhibidores MAO se combinan con ciertos alimentos, tales como los quesos añejados, la cerveza, los vinos y los hígados de gallina, pueden producir una reacción letal.

Por eso, es preciso que toda droga se emplee bajo la supervisión cuidadosa de un médico bien informado.
 
 

 
 
“Sin embargo, {la terapia con drogas} no es una solución mágica para todos los problemas del paciente,” escribe el Dr. Nathan Kline de la ciudad de Nueva York, en su libro From Sad to Glad.

Este pionero en el uso de estos medicamentos continúa diciendo:

“Lo que sí hace es que corrige cierta clase de desplome funcional, de modo que el paciente, habiendo recuperado sus capacidades, pueda
 
 
enfrentar los problemas.”
 
 

 
 
El enfoque nutritivo
 
 

 
 
Hace más de 65 años se estableció el hecho de que una deficiencia en la alimentación puede causar trastornos mentales, incluso la depresión grave.

En aquel tiempo una enfermedad mortal, pelagra, estaba haciendo estragos en muchos países y arrebataba a 10.000 estadounidenses cada año.

Las primeras manifestaciones de la enfermedad eran generalmente trastornos mentales... predominaba la depresión.
 
 

 
 
En su esfuerzo por llegar a la raíz del problema, el Dr. Joseph Goldberger puso a varias personas sanas al mismo régimen alimenticio que él halló que se proveía para algunos pacientes de enfermedades mentales... comidas que consistían principalmente en harina de maíz, maíz a medio moler, fécula de maíz y otros productos de maíz y una diminuta cantidad de vegetales.

Esperó. ¡De los 11 participantes siete manifestaron la depresión y cayeron enfermos con pelagra!

Luego el médico agregó levadura de cerveza, carne sin grasa y leche a la dieta de éstos.

Todos se recuperaron rápidamente. Una deficiencia nutritiva había sido la causa de su depresión.
 
 

 
 
El maíz, que forma la mayor parte del régimen alimenticio de la gente más pobre en las zonas donde se cultiva, carece casi por completo de un aminoácido vital... triptófano.

A causa de esto, hubo una escasez de algunas sustancias del complejo de la vitamina B.
 
 

 
 
Los científicos han descubierto que otras deficiencias nutritivas causan síntomas tales como la depresión, irritabilidad nerviosa, cansancio y cambios de personalidad.

La gran cantidad de investigación que se ha realizado ha enlazado vitaminas, especialmente el complejo B, con la conversión de aminoácidos, como el triptófano, en neurotransmisores, que son los que llevan los impulsos de nuestro pensamiento de una célula nerviosa a otra.

Se han asociado algunas clases de depresión con la escasez de ciertos neurotransmisores.
 
 

 
 
“Lo primero que se debe hacer,” explica el Dr. David Hawkins, presidente fundador de la Academia de Siquiatría Ortomolecular, “es asegurar que el paciente tenga el equilibrio nutritivo óptimo.”

Pero aun cuando se descubre una deficiencia nutritiva, los suplementos correctivos no siempre alivian la depresión.
 
 

 
 
Por ejemplo, una paciente severamente deprimida había leído un libro acerca del medio terapéutico en el cual se emplean megavitaminas, y estaba tomando dosis grandes de varias vitaminas a fin de conseguir alivio, pero sin notar efecto alguno.

Un médico que emplea el método nutritivo hizo un examen cuidadoso del régimen alimenticio de la paciente.

Descubrió que solo tomaba una comida al día y que ésta consistía en una hamburguesa y patatas fritas, con un poco de lechuga y tomate.

Bebía entre 25 y 30 tazas de café al día. Según se informa, el agregar a su dieta una variedad de vegetales, frutas y nueces, y el restringir su ingestión de café, produjo una recuperación completa en cuestión de meses.
 
 

 
 
Aun algunos de los médicos que usan el método nutritivo también emplean drogas
¿y el electrochoque?
como medio terapéutico.

Hacen esto porque de por sí el método nutritivo a menudo es lento, y el paciente, especialmente si tiene tendencias suicidas, tal vez precise alivio inmediato.
 
 

 
 
Los médicos que abogan por el método nutritivo emplean principalmente las sustancias que normalmente están presentes en el cuerpo y así evitan los peligrosos efectos secundarios de las drogas sicotrópicas.

La revista The American Journal of Psychiatry {mayo de 1980} informó sobre un caso en que se administró tirosina, un aminoácido que ocurre naturalmente, a una mujer de 30 años de edad que había sufrido por varios años de depresión grave y que había tenido reacciones adversas a la administración de medicamentos destinados a aliviar la depresión

“Mejoró notablemente después de dos semanas de terapia con la tirosina.” Como prueba para saber si la mejoría tenía alguna base sicológica, se le dio un placebo de apariencia similar.

¡Dentro de una semana su depresión volvió! Cuando se reinstituyó el aminoácido, su depresión quedó “completamente mitigada de nuevo.”
 
 

 
 
Según lo indicado por ensayos de investigación, otro aminoácido, el triptófano, es tan eficaz como algunas de las drogas que se emplean como medicamento para combatir la depresión, y no causa ninguno de los efectos secundarios.

Aunque no todos los ensayos han dado buen resultado, el Dr. J. H. Growden dijo en resumen:

“Parece probable que sí existe un grupo de pacientes con trastornos de disposición de ánimo que mejoran bajo observación clínica después de administrarles triptófano, ya sea solo o en combinación con otras terapias convencionales.”
 
 

 
 
Sin embargo, un pionero en la investigación nutritiva, el Dr. Allen Cott, advierte: “Siempre es necesario que un médico establezca la fórmula correcta.

Uno no debe estar tragando puñados de vitaminas. Si una persona se llena de B6, agota la acumulación de magnesio que debe tener en el cuerpo.

Solo un facultativo experimentado puede saber de seguro que al corregir una deficiencia de vitamina no vaya a crear otra.”

Por eso, los peritos en asuntos de nutrición generalmente recomiendan varios suplementos, entre ellos vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas y aminoácidos.

Además, se reconoce que el uso de dosis masivas de un suplemento tiene el mismo efecto en el cuerpo que una droga.
 
 

 
 
El siquiatra H. M. Ross, que se vale de las vitaminas y la dieta en su práctica diaria y que, según se informa, ha tratado con éxito a centenares de casos de depresión severa, declara:

“Las vitaminas no son la única solución para muchos problemas siquiátricos.” Presta apoyo a esta opinión equilibrada el Dr. Carlton Fredericks, vocero popular de los que emplean el método nutritivo, y quien admite lo siguiente:

“Visto que el siquiatra y el sicólogo se han obsesionado con el concepto de que la enfermedad mental es puramente mental, es preciso que el profesional ortomolecular resista la tentación de darle más énfasis que la debida a un solo método bioquímico para tratar los trastornos emocionales y mentales.”
 
 

 
 
 
Un cuidadoso examen de sí mismo
 
 

 
 
Aunque a menudo se puede conseguir ayuda mediante tratamiento profesional, por lo general la solución no viene “de golpe.”

Es imprescindible que la persona deprimida dedique tiempo a hacer un examen honrado de sí misma. Una señora deprimida de 35 años de edad descubrió con el tiempo que para hallar alivio duradero tuvo que hacer varios ajustes, además de aquellos relacionados con sus hábitos de comer.

Ella lo explica así: “Los medicamentos no le resuelven todos sus problemas. Uno tiene que reconocer sus temores y angustias y enfrentarse a éstos y cambiar su modo de pensar.”
 
 

 
 
Sí, todo método terapéutico tiene sus límites. Ninguno de ellos de sí mismo puede hacer de usted una persona nueva.

Los medicamentos y las vitaminas pueden nivelar su disposición de ánimo, pero no pueden poner en orden su vida familiar.

“Si usted exige una realización ‘perfecta’ en su lugar de empleo, amigos ‘ajustados precisamente al modelo,’ muchas posesiones materiales costosas,” advierte el perito DiMele, “puede que usted esté preparándose el camino para períodos de depresión durante toda la vida.”
 
 

 
 
Se ve, pues, que aunque hay una variedad de métodos profesionales de atender la depresión grave, nunca debe olvidarse que en el caso de todos ellos es preciso que el deprimido los acompañe con un esfuerzo resuelto. Solo así es posible vencer la depresión grave.
 
 

 
 
Los trastornos mentales son muy complejos y cada paciente es diferente. Por eso, el médico que esté familiarizado con el paciente generalmente puede recomendar qué método de tratamiento es mejor
 
 

 
 
Un grupo de científicos alistan B1, B3 (niacina), B6, B12, ácido pantoténico, biotina, ácido fólico y C en Nutrition and the Brain (1979, corregido por Wortman y Wortman del Instituto de Tecnología de Massachusetts).
 
 

 
Hay una interacción estrecha entre la mente y el cuerpo. Nuestros pensamientos pueden afectar al cuerpo y pueden producir en el cerebro un desequilibrio químico que resulte en depresión. También el cuerpo, a causa de deficiencias, enfermedad o defectos físicos, puede afectar a la mente y contribuir a la depresión.



 
 
¿Por qué me deprimo tanto?
 
 

 
 
Melanie siempre se había conformado al ideal de su madre de lo que era una niña perfecta... hasta que cumplió 17 años. Entonces, dejó de participar en las actividades escolares, cesó de aceptar invitaciones a fiestas y, al parecer, ni siquiera le preocupó que sus calificaciones bajaran de sobresaliente a solo normal.

Cuando, con cariño, sus padres le preguntaron qué le pasaba, se alejó enfurecida, gritando: “¡Déjenme en paz! No me pasa nada”.
 
 

 
 
  Mark, a los 14 años, era impulsivo y dado a la agresión, de temperamento explosivo. En la escuela era inquieto y desordenado.

Cuando se sentía frustrado o se enojaba, montaba en su motocicleta y se iba al desierto, o se lanzaba en su tabla de patinar por colinas empinadas.
 
 

 
 
MELANIE y Mark padecían de variedades del mismo mal... la depresión. El Dr. Donald McKnew, del Instituto Nacional [estadounidense] de Salud Mental, dice que posiblemente del 10 al 15% de los niños de edad escolar sufren síntomas de depresión. Menos niños sufren ataques severos.
 
 

 
 
A veces el mal se debe a algún trastorno biológico.

Ciertas infecciones o trastornos del sistema glandular, cambios hormonales en el ciclo menstrual, hipoglicemia, algunas medicinas, exposición a ciertos metales o productos químicos, alergias, una dieta desequilibrada, anemia... todos estos factores pueden causar depresión.
 
 

 
 
 
Las presiones que llevan a la depresión
 
 

 
 
Los años de la adolescencia son en sí mismos fuente de depresión emocional. Por no tener la experiencia de un adulto para enfrentarse a los problemas de la vida, el joven pudiera creer que nadie se interesa en él, y deprimirse mucho por asuntos de poca importancia.
 
 

 
 
El no poder estar a la altura de lo que los padres, los maestros o los amigos esperan de uno es otra causa de tristeza deprimente. Por ejemplo, a Donald le parecía que para complacer a sus padres —personas muy educadas—, tenía que sobresalir en la escuela. Al no lograrlo, se deprimió, y empezó a pensar en suicidarse. Se lamentó así: “Nunca he podido hacer nada bien. Siempre he quedado mal con todo el mundo”.
 
 

 
 
El ver que uno ha fallado en algo puede provocar depresión, como se evidencia por el caso de un hombre llamado Epafrodito.

En el siglo primero, este fiel cristiano fue enviado en una misión especial de ayudar al apóstol Pablo, quien estaba en prisión.

Pero al llegar a donde estaba Pablo, Epafrodito enfermó... ¡y Pablo tuvo que cuidar de él!

Puedes imaginarte, pues, por qué a Epafrodito pudo haberle parecido que había fracasado, y por qué se sentiría “abatido”.

Parece que no tomó en cuenta todo el bien que había hecho antes de enfermar. (Filipenses 2:25-30.)
 
 

 
 
Un sentimiento de pérdida
 
 

 
 
En su libro Too Young to Die—Youth and Suicide (Demasiado joven para morir... la juventud y el suicidio), Francine Klagsbrun escribió:

“Muchos casos de depresión debida a factores emocionales tienen como raíz un sentimiento profundo de pérdida: de haber perdido a alguien o algo que se amaba profundamente”.

Como se ve, la pérdida de uno de los padres por muerte o por divorcio, la pérdida del empleo, o de una carrera, o hasta de la salud física, pudiera ser raíz de una depresión.
 
 

 
 
Sin embargo, para el joven una pérdida aún mayor es la pérdida del amor, el creerse indeseado y pensar que nadie se interesa en él.

“Cuando mi madre nos dejó, me sentí traicionada y sola”, reveló una joven llamada Marie.

“Me parecía que de repente todo estaba al revés en la vida.”
 
 

 
 
Imagínate, entonces, la confusión y el dolor de algunos jóvenes que se enfrentan a problemas familiares como el divorcio, el alcoholismo, el incesto, el maltrato de esposas o de hijos

o simplemente el rechazamiento por padres que están demasiado preocupados con sus propios problemas.

¡Cuánta verdad encierra el proverbio bíblico que dice: “

¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia?

Tu poder y también tu capacidad para resistir la depresión será escaso”! (Proverbios 24:10.)

Puede que, sin razón para ello, un joven hasta se culpe a sí mismo por los problemas de su familia.

XII
 
 

 
 
Cómo reconocer los síntomas
 
 

 
 
Hay diferentes grados de depresión. Pudiera ser que algún suceso desconcertante abatiera temporalmente a un joven. Pero por lo general esos sentimientos no duran mucho.
 
 

 
 
Sin embargo, si el estado de depresión persiste y en general el joven tiene una actitud de desaliento junto con sentimientos...

...de inutilidad, ansiedad y cólera.

Esto puede convertirse en lo que los médicos llaman depresión crónica menor, o de grado inferior.

Como lo muestran las experiencias de Mark y Melanie {-mencionados al principio-}

los síntomas pueden variar considerablemente.

a} Un joven pudiera sufrir ataques de ansiedad.

b} Otro pudiera estar siempre cansado, sin apetito, sin poder conciliar fácilmente el sueño, y pudiera perder peso o sufrir una serie de accidentes.
 
 

 
 
Algunos jóvenes tratan de ahogar la depresión en placeres:

fiestas constantes, promiscuidad sexual, vandalismo, borracheras, y así por el estilo.

Un muchacho de 14 años confesó:

“Realmente no sé por qué tengo que estar saliendo siempre.

Solo sé que si estoy a solas me doy cuenta de lo mal que me siento”.

Es tal como dice la Biblia:

“Aun en la risa el corazón puede estar con dolor”.

Proverbios 14:13.
 
 

 
 
Cuando es más que simple aflicción
 
 

Si la depresión crónica menor no se trata a tiempo, puede empeorar y convertirse en un problema de grandes proporciones...

La depresión grave. 

“Siempre me parecía que estaba ‘muerta’ por dentro —explicó Marie, una víctima de depresión grave—
.

Sencillamente

Vivía en constante temor.”

Cuando se padece de depresión grave, la aflicción es constante y puede durar meses.

Por lo tanto, ese tipo de depresión es el factor más común en el suicidio de adolescentes.

XIII

En muchos países hoy día se considera una 
“epidemia oculta”.

La emoción más persistente —y la más mortífera— con relación a la depresión grave es una profunda convicción de que todo cuanto se haga resultará inútil.

El profesor John E. Mack escribió acerca de una joven de 14 años llamada Vivienne, que padecía de depresión grave.

Según las apariencias era una perfecta señorita, cuyos padres se interesaban mucho en ella.

Sin embargo, en su desesperación, ¡se ahorcó!

El profesor Mack escribió:

“El que Vivienne no pudiera ver posible mejoría en su situación, que no tuviera esperanza alguna de librarse de su dolor, fue un factor importante en su decisión de
suicidarse”.

A los que sufren de depresión grave les parece que nunca mejorarán, que no hay un mañana.

Según los expertos, es ese sentido de futilidad lo que a menudo resulta en comportamiento suicida.

XIII

Sin embargo, el suicidio no es la respuesta.

Marie, cuya vida se había convertido en una pesadilla, confesó:

“Claro que pensé en suicidarme.

Pero me di cuenta de que habría esperanza mientras no me quitara la vida”.

El suicidio no resuelve nada.

Desgraciadamente, en su desesperación muchos jóvenes no pueden siquiera imaginarse que su problema tenga solución, o que exista la posibilidad de que todo salga bien.

En el caso de Marie, ella trató de escapar de su problema mediante inyectarse heroína.

Dijo: “Me sentía muy confiada... hasta que se disipaba el efecto de
la droga”.

 
Cómo hacer frente a la depresión leve

El Dr. Nathan S. Kline, especialista neoyorquino en depresión, dijo:

“Algunos se deprimen debido al hambre"

Puede que la persona no haya desayunado y por alguna razón no haya podido almorzar.

Entonces, a eso de las tres de la tarde empieza a preguntarse por qué no se siente bien”.

Lo que uno coma también puede tener su efecto.

Debbie, una joven atormentada por sentimientos de desesperanza, reconoció lo siguiente:

XIV

{Comida chatarra}

 “No sabía que los alimentos poco nutritivos tuvieran tan mal efecto en mi disposición. 

Los comía mucho.

Ahora noto que cuando como menos dulces me siento mejor”.

He aquí otros datos útiles:

El que hagas algún tipo de ejercicio pudiera levantarte el ánimo.

En algunos casos pudiera ser conveniente un examen médico, pues la depresión pudiera ser un síntoma de
algún mal físico.

Cómo vencer en la lucha mental

A menudo la depresión es resultado de la poca estima en que uno se tenga a sí mismo, o pudiera empeorarse debido a esa actitud.

“El que se ha enfrentado con el menosprecio de muchos
 —se lamentó Evelyn, de 18 años—,
llega a creer que no vale nada.”
FATAL

Miles de adolescentes son crueles y perversos con los de mayor edad.

Pero considera esto:

¿Les toca a otros decidir lo que tú vales como persona?

Ciertas personas se burlaron del apóstol cristiano Pablo.

Algunos decían que él era débil de carácter y que no era buen orador.

¿Hizo esto que el Apóstol Pablo se viera a sí mismo como de ningún valor?

¡De ninguna manera!

Pablo sabía que lo importante era amoldarse a las normas de Dios.

Podía jactarse de lo que había logrado con la ayuda de Dios...

sin importar lo que otros dijeran de él.

Si tú también te recuerdas a ti mismo que tienes la aprobación de Dios, a menudo la aflicción se disipará.
(2 Corintios 10:7, 10, 17, 18.)

¿Qué hay si te sientes deprimido por alguna debilidad o algún pecado cometido?

Dios dijo a Israel: “Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve”.

Si tus pecados son rojos como tela de carmesí se harán blancos como la lana.


Isaías capitulo 1 verso 18.

Nunca olvides que nuestro Padre celestial es compasivo y paciente.

Pero ¿te esfuerzas tú por resolver la situación?

Si te quieres deshacer de tus sentimientos de culpa tienes que poner de tu parte, sin lugar para la duda.

Como dice el proverbio:

“Al que las confiesa y las deja {sus transgresiones} se le mostrará misericordia”.

Proverbios 28:13.

XV

Otra manera de vencer el abatimiento es poniéndote metas que puedas alcanzar.

No tienes que ser el estudiante más sobresaliente de la clase para sentir que has alcanzado éxito.

Eclesiastés 7:16-18.

Reconoce que las desilusiones son parte de la vida.

Cuando te vengan, en vez de pensar: ‘Nadie se interesa en lo que me pasa, ni se interesará jamás’, piensa:

‘Ya se me pasará’.

Además, no hay nada malo en desahogarse llorando.

XVI

El valor del logro

Daphne, quien ha vencido ataques de desánimo, aconseja:

“La desesperación no se va por sí sola.

Hay que pensar en otras cosas o envolverse en alguna actividad física.

"Hay que empezar a hacer algo”.

Considera el caso de Linda, quien hacía todo lo posible por contrarrestar la tristeza; ella dijo:

“Me distraigo con la costura. Empiezo a coser y sigo cosiendo hasta que olvido la perturbación.

Mantenerme ocupada es una verdadera ayuda”.

El ocuparte en cosas que sabes hacer bien puede alimentar tu amor propio, que por lo general está en su punto más bajo durante 
una depresión.

También es provechoso que participes en las actividades que más placer te causan.

Ve de compras y consíguete algo especial, participa en juegos, prepara tu plato favorito, curiosea en una librería, ve a comer a un restaurante, lee
o trata de resolver un crucigrama.

Debbie descubrió que podía hacer frente a la depresión si planeaba viajes cortos o se ponía metas que podía alcanzar fácilmente.

Sin embargo, una de las cosas que más le benefició fue ayudar a otras personas.

“Conocí a una joven que estaba muy deprimida, y empecé a ayudarla mediante un estudio de la Biblia —dijo Debbie—.

Lo que consideraba con ella semanalmente me permitió mostrarle cómo vencer su depresión.

XVII

La Biblia le dio verdadera esperanza.

Esto también me ayudó a mí.”

Es precisamente como dijo Jesús:

“Hay más felicidad en dar que en recibir”. Hechos 20:35.

Considera el asunto con alguien

“La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija.” Proverbios 12:25.

La “buena palabra” de una persona comprensiva puede tener buen efecto.

Ningún humano puede leer tu corazón, así que desahógate con alguien en quien confíes y que pueda ayudarte.

De acuerdo con Proverbios 17:17  “un amigo es siempre afectuoso, y en tiempos de angustia es como un hermano”

Evan, de 22 años, dijo: “Guardar uno dentro de sí sus problemas es como llevar una carga pesada a solas,

pero el compartirlos con otra persona puede aliviarle a uno la carga”.

Quizás digas:

‘Pero ya he tratado eso, y lo único que consigo es un sermón sobre ver el lado brillante de la vida’.

Entonces, ¿dónde puedes hallar a alguien que no solo te escuche y sea comprensivo, sino que también pueda aconsejarte objetivamente?

Proverbios 27:5, 6.

XVIII

Dónde hay ayuda

Comienza por ‘dar tu corazón’ a tus padres. (Proverbios 23:26.) Ellos te conocen mejor que nadie, y por lo general te pueden ayudar si se lo permites.

Si perciben que tu condición es grave, quizás hagan arreglos para que recibas
ayuda profesional.

Los miembros de la congregación cristiana de los Testigos de Jehová son otra fuente de ayuda...

Consulta la página JW.ORG

“En el transcurso de los años me había convencido de que nadie comprendía realmente cuán deprimida estaba —reveló Marie—.

Pero entonces hablé con una de las hermanas de edad madura de la congregación.

¡Cuán comprensiva fue!

Ella había pasado por experiencias como las mías.

Me animó saber que otras personas habían experimentado lo mismo que yo y que todo les había salido bien.”

No, la depresión de Marie no desapareció instantáneamente.

Pero con el tiempo pudo enfrentarse a sus emociones mientras profundizaba su relación con Dios y Cristo Jesús.

Entre los adoradores verdaderos de Jehová tú también puedes hallar amigos y “parientes” que se interesen genuinamente en tu bienestar.

Poder que es más allá de lo normal

Sin embargo, lo que más te puede ayudar a disipar la aflicción es lo que el apóstol Pablo llamó “el poder que es más allá de lo normal”, que proviene de Dios. (2 Corintios 4:7.)

Dios te puede ayudar a combatir la depresión si arrojas tu carga sobre él. (Salmo 55:22.)

Mediante su espíritu santo, él te suministra poder que sobrepasa el poder normal.

XIX

La amistad con Dios es realmente reconfortante.

Una joven llamada Georgia dijo:

“Oro mucho cuando me siento triste.

Sé que Jehová proveerá una salida sin importar lo grave que sea la situación”.

Daphne concuerda con esto, y agrega:

“Le puedes contar todo a Jehová mediante el Señor Cristo Jesús.

Solo tienes que expresarle la aflicción de tu corazón, con la confianza de que, aunque nadie más te comprenda, él te comprende y se interesa en ti”.

Por eso, si te aflige la depresión, órale a Dios, y trata de hablar con alguna persona sabia y comprensiva a quien puedas contar lo que sientes.

En la congregación cristiana hallarás “ancianos” que son consejeros hábiles. (Santiago 5:14, 15.)

Ellos siempre están dispuestos a ayudarte a mantener tu amistad con Dios, pues Dios comprende tus problemas te invita a arrojar tus inquietudes, cargas y problemas sobre él ‘porque se interesa en ti’.

(1 Pedro 5:6, 7.)

Sí, la Biblia promete:

“La paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”.

(Filipenses 4:7.)

 
La mayoría de los expertos en el campo de la medicina recomiendan que las víctimas de depresión grave reciban ayuda profesional, debido a la posibilidad de suicidio.

Por ejemplo, puede que se necesiten ciertas medicinas que solo pueda recetar un médico.
 
 
La depresión grave es la razón más común del suicidio entre los adolescentes

 
La amistad íntima con Dios y el Señor Jesucristo te puede ayudar a hacer frente
a la depresión grave

¿Será depresión grave?

XX

  Cualquier persona puede tener temporalmente uno o más de los siguientes síntomas sin que su problema sea grave.

Pero si varios de estos síntomas persisten, o si alguno de ellos es tan intenso que interfiere con tus actividades normales, puede ser que sufras de:

1) un mal físico y tengas que someterte a un reconocimiento médico, o de

2) un trastorno mental...
la depresión grave.
 

  Nada te agrada.

No te complaces en actividades de que antes disfrutabas. Te sientes como si en realidad no existieras, como si estuvieras en una neblina y actuando mecánicamente.

Completa inutilidad.

Te parece que tu vida no es contribución importante a nada y que eres totalmente inútil.

4 Puede que sientas mucha culpa.

   5 Cambio drástico de humor.

Si en un tiempo eras sociable, ahora eres retraído, o viceversa.

6 Puede que llores a menudo.

 7  No te parece que haya remedio.

Opinas que todo anda mal, que no puedes hacer nada al respecto y que las condiciones nunca mejorarán.

  8 Quisieras estar muerto.

La angustia es tan grande que a menudo piensas que sería mejor estar muerto.

 9  No te puedes concentrar.

Piensas constantemente en los mismos asuntos, o lees sin comprender.

  10 Cambios en tus hábitos de comer o evacuar.

Pierdes el apetito o comes en demasía. Padeces intermitentemente de estreñimiento o diarrea.

 11 Cambios en tus hábitos de dormir. Duermes poco, o excesivamente. A menudo puede que tengas pesadillas.

 12  Dolores y punzadas.

Sufres dolores de cabeza, calambres y dolores del abdomen y el pecho. Quizás te sientas cansado constantemente sin que haya razón para ello.


XXI

Cómo vencer la depresión

“CON dirección diestra te ocuparás en tu guerrear”, dice Proverbios 24:6.

Se requiere dirección diestra y no solo buenas intenciones para ganar una batalla.

También es cierto que, si usted sufre de depresión, no desearía hacer algo inadvertidamente que le hiciera sentirse peor.

Por ejemplo: un estudio sobre personas depresivas realizado en 1984 halló que algunos trataban de hacer frente a la depresión por medio de ‘descargar su ira sobre otras personas,

o reducir la tensión por medio de beber más, comer más e ingerir más tranquilizantes’.

El resultado:

“Aumento de la depresión y de los síntomas físicos”.

Algunas personas deprimidas rehúyen buscar “dirección diestra” porque temen que se les considere enfermos mentales.

Sin embargo, la depresión profunda no es indicio de deficiencia mental ni de debilidad espiritual.

Las investigaciones demuestran que este grave trastorno puede presentarse cuando se produce en el cerebro una disfunción química.

Como esta puede ser ocasionada por un trastorno físico, si usted ha estado profundamente deprimido por un período superior a dos semanas, es conveniente que se haga un examen médico.

Si el examen revelara que el problema no obedece a un trastorno físico, entonces la depresión a menudo puede aliviarse por medio de ajustar el modo de pensar y con la ayuda de alguna medicación o los nutrientes apropiados.

El que uno venza la depresión no significa que nunca volverá a padecer de un estado de ánimo deprimido.

XXII

La tristeza es parte de la vida.

No obstante, si uno dirige diestramente sus golpes, podrá desenvolverse mejor
ante la depresión.

Es frecuente que el médico prescriba antidepresivos.

Estos fármacos están preparados para eliminar el desequilibrio químico.

Elizabeth, mencionada anteriormente, los empleó, y en unas semanas su estado de ánimo comenzó a mejorar.

“Aun así, además del empleo de los medicamentos, tenía que esforzarme por cultivar una actitud positiva
dijo ella

Con el ‘empuje’ que me daba la medicación, me sentía determinada a mejorarme.

También mantuve un programa diario
de ejercicios físicos.”

Sin embargo, el uso de antidepresivos no siempre da resultados.

En algunas personas se presentan efectos secundarios problemáticos.

Y aun si la disfunción química se corrige, a menos que uno corrija su enfoque mental, la depresión puede volver.

No obstante, se puede obtener mucho alivio si uno está dispuesto a...

Exteriorizar sus sentimientos

Sara se sentía profundamente resentida por haber tenido que asumir responsabilidades familiares unilateralmente, así como por la presión de atender un trabajo seglar.

“Pero yo había retenido esos sentimientos en mi interior
dijo SaraUna noche, sintiéndome desesperada, telefoneé a mi hermana menor y, por primera vez en mi vida, empecé a dar salida a mis sentimientos.

Esto supuso para mí un giro de noventa grados, pues aquella llamada me proporcionó mucho alivio.”

Por consiguiente, si se siente deprimido, busque a alguien capaz de mostrar empatía y en quien pueda confiar.

Puede ser su cónyuge, un amigo íntimo, un familiar, un ministro religioso, un médico o un consejero profesional.

Una medida imprescindible para vencer la depresión, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Journal of Marriage and the Family {Revista sobre el Matrimonio y la Familia},

...es “tener a mano a alguien en quien apoyarse y con quien compartir las penalidades de la vida”.

El que uno exprese en palabras sus sentimientos constituye un proceso curativo que evita que la mente trate de negarse a reconocer la realidad de un problema o de una pérdida, y deje el problema sin resolver.

Pero exteriorice sus verdaderos sentimientos.

No permita que un falso sentido de orgullo, procurando dar la impresión de impavidez ante la adversidad, le inhiba.

XXIII

“La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija”,

Solo por medio de exteriorizar sus sentimientos, otros podrán empezar a comprender su “solicitud ansiosa” y ofrecerle una “palabra” de ánimo.

“Cuando llamé a mi hermana, solo pretendía que simpatizara con mi causa, pero conseguí mucho más
—mencionó Sara—.

Me ayudó a ver en qué estaba equivocado mi modo de pensar.

Me dijo que estaba echándome encima demasiada responsabilidad.

Y, aunque al principio no era eso lo que yo hubiese querido escuchar, cuando comencé a aplicar su consejo, sentí como si empezara a quitarme un enorme peso de encima.”

“Aceite e incienso son lo que regocija el corazón, también la dulzura del compañero de uno debido al consejo del alma”.

Es ‘dulce’ tener un amigo o un cónyuge que hable con franqueza y ayude a ver las cosas en su justa perspectiva.

Esto puede ayudarle a enfocar su atención en un solo problema a la vez.

De modo que, en lugar de ponerse a la defensiva, agradezca profundamente esa clase de “dirección diestra”.

Tal vez usted necesite a alguien que después de varias conversaciones pueda señalarle algunos objetivos a corto plazo que le indicarán los pasos que usted ha de ir dando a fin de corregir su situación y así reducir, o eliminar, la fuente de su tensión emocional.

XXIV

El luchar contra la depresión exige que uno luche contra la falta de amor propio.

¿Cómo se puede luchar con destreza contra ese sentimiento?

Cómo luchar contra la falta de amor propio

María, por ejemplo, llegó a estar deprimida a causa de problemas en el seno familiar.

Afirmó: “Soy una persona horrible, y no puedo hacer nada bien”.

Eso era falso.

Si ella hubiese analizado sus conclusiones, se habría podido oponer a estas por medio de razonar:

Hay cosas que hago bien y otras que hago mal, como cualquier otra persona.

He cometido un par de errores, y debo esforzarme por ser más considerada, pero no por esto debo sacar las cosas de quicio”.

Este razonamiento hubiera dejado intacto su amor propio.

Con frecuencia, En la tabla que acompaña a este artículo figuran algunos pensamientos distorsionados que son típicos y que contribuyen a generar la depresión.

Aprenda a identificar esos pensamientos equívocos y a mentalmente cuestionar su validez.

Otra víctima de la falta de amor propio fue Jean, una madre soltera de treinta y siete años de edad.

Ella explicó: “Me hallaba bajo tensión debido a tener que encargarme de criar dos niños.

Cuando veía que otras madres solteras se casaban, pensaba: ‘Debe haber algo en mí que no gusta’.

Al reflexionar solo en cosas negativas, estas se fueron desproporcionando, y terminé hospitalizada por depresión”.

Algunas de esas ideas erróneas eran:

‘Lo que yo valga como persona depende de lo que otros piensen de mí’, ‘nunca debo sentirme herida; debo estar siempre alegre y serena’, ‘yo debería ser una madre perfecta’.

Como tenía la tendencia a ser perfeccionista, tan pronto como pensaba en esos términos, le oraba a Jehová para que me ayudase a controlarme.

Aprendí que los pensamientos negativos erosionan el amor propio, porque todo cuanto uno ve es el lado problemático de la vida y no las cosas buenas que uno recibe de Dios.

Al esforzarme por evitar ciertos pensamientos impropios, logré sobreponerme a mi depresión.”

¿Debería usted también cuestionar algunos de sus pensamientos o hasta rechazarlos?

¿Será culpa mía?

Aunque Alexander estaba muy deprimido, se las arregló para conducir una clase.

Cuando algunos de sus alumnos suspendieron una importante prueba de lectura, le sobrevino la idea de suicidarse. “Pensaba que el fracaso era suyo —dijo Esther, su esposa—.

Le dije que la culpa no era suya, que no se puede esperar un resultado perfecto.”

Sin embargo, su desmedido sentimiento de culpa bloqueó su mente y lo condujo al suicidio.

Con frecuencia, se desarrolla un sentimiento de culpa exagerado cuando se asume una responsabilidad injustificada por el comportamiento de otras personas.

Aun en el caso de un niño, un padre puede influir poderosamente en su vida, pero no tener un control absoluto de ella.

Si algo no resultara como uno lo ha planeado, pregúntese:

¿Acaso se debe a sucesos imprevistos que están más allá de mi control? 

¿He hecho todo cuanto idad física, mental y emocional? 
razonablemente puedo dentro de los límites de mi capacidad ¿Eran mis expectativas demasiado elevadas?

XXV

¿Debo aprender a ser más razonable y modesto? 

Pero ¿y si uno ha cometido un error grave y la culpa es suya?

¿Se corregirá el error por medio de fustigarse mentalmente de continuo?
Noooo

¿Acaso no está dispuesto Dios a perdonar aun “en gran manera” si uno está genuinamente arrepentido? 

Si Dios “no por todo tiempo seguirá señalando faltas”,

¿debería usted sentenciarse a una vida de angustia mental por causa de algún mal cometido? 

Lo que a Dios le complace, y además aliviará la depresión que usted sufre, no es el que uno esté constantemente entristecido, sino el que dé pasos positivos para ‘corregir el abuso’. 

‘Olvide las cosas que quedan atrás’

Algunos de nuestros problemas emocionales pudieran estar enraizados en el pasado, particularmente si fuimos víctimas de algún trato injusto. Esté dispuesto a perdonar y olvidar. “¡Pero es que perdonar no es fácil!”, tal vez piense usted.

Es cierto;
pero es mejor que arruinar el resto de su vida meditando en lo que ya no tiene remedio.

El apóstol Pablo escribió: “Olvidando las cosas que quedan atrás prosigo hacia la meta para el premio”.

Pablo no se entretuvo en meditar en el derrotero equivocado de vida que había llevado en el judaísmo, habiendo sido responsable, incluso, de aprobar el asesinato.

Al contrario, concentró sus esfuerzos en calificar para el premio futuro de la vida eterna.

También. María aprendió a no meditar en las cosas del pasado. En una ocasión, le echó en cara a su madre la manera en que esta la había educado.

Su madre le había dado una especial importancia al atractivo y a la belleza física; por consiguiente, María era una perfeccionista y propendía a sentir celos de su atractiva hermana.

“Aunque estos celos ocultos eran la raíz del problema, yo las hacía a ellas responsables de mi comportamiento. Pero llegó el momento en que pensé: ‘En realidad, ¿qué importancia tiene de quién sea la culpa?’.

Tal vez yo tenía algunas malas inclinaciones atribuibles a la educación que había recibido de mi madre; sin embargo, la cuestión era hacer algo para remediarlo. No debía continuar actuando de ese modo.”

El reconocer esto ayudó a María a hacer los ajustes mentales necesarios a fin de ganar su lucha contra la depresión. 

Su verdadero valor

Vistos estos factores, si uno ha de enfrentarse con éxito a la depresión, se requiere un punto de vista equilibrado sobre su propia valía.

El apóstol Pablo escribió: “Digo a todos ustedes que ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí con moderación”. 

El falso orgullo, así como el no ser consciente de sus limitaciones, y el perfeccionismo son todas maneras de sobrestimarse.

No se debe ceder a tales tendencias; no obstante, evite irse al otro extremo.

Jesucristo destacó el valor individual de cada uno de sus discípulos al decir: “Se venden cinco gorriones por dos monedas de poco valor, ¿no es verdad? Sin embargo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.

Pero hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No tengan temor; ustedes valen más que muchos gorriones”. 

Es tal el valor que tenemos ante Dios que hasta repara en nuestro más mínimo detalle.

Como Él se interesa profundamente en la persona, sabe cosas acerca de nosotros que ni aun nosotros mismos sabemos. 

El que Sara reconociera que Dios tenía un interés personal en ella la ayudó a mejorar su amor propio.

“Siempre había tenido un temor reverente por el Creador, pero entonces comprendí que Él se interesaba en mí como persona.

Sin importar lo que mis hijos o mi esposo hiciesen, y prescindiendo de la formación que mis padres me dieron, me di cuenta de que yo tenía una relación de amistad personal con Jehová.

XXVI

Entonces comenzó a desarrollarse mi sentido de amor propio.”

Siendo el caso que Dios considera valiosos a sus siervos, nuestra valía no depende de la aprobación de otras personas.

Por supuesto, no es agradable el que a uno se le rechace.

Pero el que uno tome la aprobación o desaprobación humana como punto de referencia para determinar su valía personal le hace vulnerable a la depresión.

El rey David, un hombre según el propio corazón de Jehová, fue llamado en una ocasión “hombre que no sirve para nada”, literalmente un “hombre de inutilidad”.

Sin embargo, David reconoció que el hombre que se había expresado en esos términos estaba afectado por un problema, y no consideró ese apelativo como determinante de su valía personal. De hecho, como es común entre las personas, Simeí más tarde se disculpó.

Aun si alguien le criticase con razón, véalo como una crítica dirigida contra algo en concreto que uno ha hecho, no como una evaluación de su persona.

El estudio personal que Sara realizó de la Biblia y de publicaciones basadas en ella, así como su asistencia a las reuniones de los testigos de Jehová, la ayudaron a colocar el fundamento para una relación con Dios.

“Pero mi cambio de actitud hacia la oración fue lo que más me ayudó —dijo Sara—.

Solía pensar que solo se oraba a Dios sobre cosas importantes, y que no se le debía molestar con problemas insignificantes.

Ahora entiendo que puedo hablarle sobre cualquier cosa.

Si estoy nerviosa respecto a una decisión que he de tomar, le pido que me ayude a estar calmada y ser razonable.

Me siento aún más cerca de Él cuando veo que responde mis oraciones y me ayuda a hacer frente a cada día y a cada circunstancia difícil.” 

No hay duda, la seguridad de que Dios tiene un interés personal en usted, entiende sus limitaciones y le dará la fortaleza para hacer frente a cada día es la clave en la lucha contra la depresión.

No obstante, hay veces que, a pesar de lo que uno haga, la depresión persiste.

Persistir “hora a hora”

“He probado con todo, incluso con complementos en la nutrición y antidepresivos —comenta Eileen, madre de cuarenta y siete años de edad que ha luchado contra la depresión crónica por años—.

He aprendido a corregir pensamientos impropios, y esto me ha ayudado a ser una persona más razonable. Pero la depresión persiste.”

El hecho de que la depresión persista no significa que usted no la está combatiendo con destreza.

Los médicos no conocen todos los posibles remedios para este trastorno.

Hay ocasiones en que la depresión es el efecto secundario de una medicación administrada contra una enfermedad grave.

Por consiguiente, el empleo de esa medicación tiene un efecto compensatorio, pues puede beneficiar en el tratamiento de algún otro problema médico.

Naturalmente, el que uno confíe sus sentimientos a una persona comprensiva puede ayudar.

No obstante, no hay ningún humano capaz de llegar a conocer realmente la profundidad de su agonía.

Pero Dios sí la conoce y le ayudará. “Jehová me ha proporcionado fuerzas para seguir intentándolo —reconoció Eileen—. Él no ha dejado que me rinda y me ha dado esperanzas.”

Con la ayuda de Dios, el apoyo emocional de otras personas y sus propios esfuerzos, usted no será agobiado de tal modo que tenga que rendirse.

Con el tiempo, usted se podrá ajustar a la depresión como a cualquier otra enfermedad crónica.

Aguantar no es fácil, ¡pero es posible! Jean, cuya profunda depresión persistió, dijo:

“No se trataba siquiera de una lucha día a día. Más bien, era una lucha hora a hora”.

En el caso de ambas, Eileen y Jean, la esperanza prometida en la Biblia las ayudó a seguir adelante.

¿Cuál es esa esperanza?

Una valiosa esperanza

El Reino de Dios traerá entonces a todos sus súbditos terrestres una completa curación física y mental.

No solo se removerá el dolor físico, sino también desaparecerá el angustioso dolor del corazón y su aflicción.

El Soberano Jehová promete: “Las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear”. 

¡Qué alivio será para la humanidad verse libre de las cargas del pasado y poder levantarse cada día con la mente totalmente clara y despejada, deseosa de acometer las tareas de la jornada!

Nunca más será estorbada la humanidad por la espesa niebla de la depresión.

Al no haber ‘más muerte ni lamento ni clamor’, el sentimiento por las trágicas pérdidas de seres queridos y las tensiones emocionales diarias que ahora inducen a la depresión habrán desaparecido.

Como entonces la bondad amorosa, la veracidad y la paz predominarán en las relaciones entre unos y otros, también cesarán los enfrentamientos amargos. 

Al removerse los efectos del pecado, ¡qué gozo será el finalmente poder satisfacer a la perfección las normas divinas de la rectitud y disfrutar de plena paz interior!

Esta animadora perspectiva es un gran incentivo para persistir en la lucha sin importar cuán intensa llegue a ser la depresión.

Porque en el nuevo mundo de Dios, la humanidad perfeccionada habrá conquistado la victoria absoluta sobre la depresión.

¡Qué buenas nuevas son estas!

No apoyamos ni promovemos ningún tipo de tratamiento, pero proporcionamos información puntual que puede ser de ayuda, debe visitar al especialista médico para estos menesteres.

 Para sobreponerse a la melancolía —la cual difiere sensiblemente de la depresión crónica—

“¿Cómo puedo librarme de la melancolía?”

El confidente de una persona deprimida no solo debe evitar pronunciar juicios personales que podrían aumentar los sentimientos de culpa e inutilidad del deprimido, sino también evitará el optimismo infundado.

La depresión mental aflige a millones...

¿por qué?

QUIZÁS al principio los síntomas no parezcan muy graves. Tal vez la persona padezca de fatiga, retortijones estomacales o dolores del pecho. Puede que despierte antes del amanecer sin motivo alguno; o posiblemente tenga dificultad en dormirse.

Quizás un cambio en su apetito haya resultado en que pierda peso; o tal vez el problema sea el sobrepeso debido a un ansia repentina de comer.

¿Quién de nosotros no ha tenido algunos de estos síntomas? Pueden indicar varias indisposiciones físicas sencillas.

Pero, ¿qué hay si persisten y el examen del médico revela que nada anda mal físicamente? ¿Es simplemente imaginaria la indisposición? No necesariamente.

La fatiga, los dolores físicos y un cambio en los hábitos de comer o dormir pueden constituir lo que los médicos llaman “la máscara somática de la depresión.”

¿Qué es la depresión? ¿Por qué aflige a la gente?

Señales inequívocas de la depresión

Todos tenemos ocasiones en que nos sentimos tristes o de mal humor.

Esto no es causa para alarma, porque días malos de esta clase no son a lo que se refieren los médicos cuando hablan de la depresión.

Durante una entrevista que se registró en el U.S. News & World Report, un siquiatra prominente, el Dr. Bertram S. Brown, explicó el significado del término:

“Clínicamente, nos referimos a algo más grave cuando hablamos de depresión.

En la etapa intermedia, las víctimas sienten una falta de energía e interés en la vida que persiste por unos cuantos días o unas semanas y afecta sus funciones vitales.”

A la persona deprimida se le hace difícil ejecutar aun las tareas más rutinarias, como el vestirse, cepillarse los dientes, preparar el desayuno y tomar decisiones rutinarias.

“El tercer nivel, cuando nadie puede dudar de que está tratando con la depresión,” continúa el Dr. Brown, “es cuando alguien se sienta en un rincón —casi paralizado— mirando al espacio.”

Y la depresión por lo general tiene otro síntoma característico. Un artículo del Times Magazine de Nueva York, al comentar sobre los hallazgos del Dr. Aaron Beck, declaró:

“Beck sí halló, como informa en su libro:

‘Depresión: Causas y tratamiento,’ que en los sueños [de personas deprimidas] se repetían, noche tras noche, temas constantes de inferioridad, de ser inatractivos, de carencia, incompetencia. . . .

Beck notó que estas fantasías lóbregas del sueño fueron acompañadas por un modo de pensar igualmente negativo durante el día.

Por ejemplo, una señora deprimida cuya amistad no cumplió con puntualidad una cita quedó convencida de que su amistad ya no la quería, que nadie la quería, y que de hecho no se le podía querer.

“Beck expresó como postulado la idea de que casi todos los pensamientos de los pacientes deprimidos son regidos por lo que él llama ‘la tríada cognoscitiva de la depresión’... modos negativos de ver al mundo, a sí mismos y al futuro.

Halló que las personas que tienden a ser deprimidas exageran los obstáculos menores y hacen de ellos barreras imposibles, se consideran así mismas estúpidas o irremediablemente incompetentes y en cuanto al porvenir lo ven lleno de más fracasos dolorosos.”

A menudo los médicos se refieren a la depresión como o “aguda” o “crónica.”

La depresión aguda sobreviene debido a una causa externa, como la muerte de una persona amada, el divorcio u otra pérdida severa.

Según la gravedad de la causa, la depresión aguda puede durar semanas o aun meses; pero entonces desaparece. Por otra parte, en los casos crónicos los efectos paralizantes persisten mes tras mes.

Hay otros enfermos que son “maniacodepresivos.”

En el caso de estas personas el estado “maniaco” {de manikos, griego para “loco”} alterna con un estado de depresión.

Durante el estado maniaco, el individuo se hace excesivamente activo, impulsivo, y a menudo desordenado en su modo de hablar y pensar.

Luego sigue un período “normal,” después de lo cual se sume en la depresión.

Algunos permanecen en el estado maniaco la mayoría del tiempo, con solo breves períodos de abatimiento.

En el caso de otros, sucede precisamente lo contrario: permanecen deprimidos la mayoría del tiempo.

Y hay aquellos que permanecen estables salvo por breves períodos de altos y bajos.

¿Cuán común es la depresión grave?

Según el Dr. Nathan S. Kline del Departamento de Higiene Mental del Estado de Nueva York:

“Se ha calculado que en los Estados Unidos el 15 por ciento de la población adulta padece de un grado de depresión de gravedad suficiente para que necesite tratamiento.

Esto es equivalente a unos 20 millones de personas, lo cual no solo hace de la depresión el desorden sicológico más frecuente, sino también una de las condiciones médicas graves más comunes.”

La depresión es tan extensa que se le ha llamado
“el resfriado común de las alteraciones mentales.”

Los estudios revelan que la proporción de mujeres que padecen de la depresión supera a los hombres por 2 contra 1, pero algunos alegan que esto se debe a que las mujeres están más dispuestas a confesar su depresión.

La depresión aflige a todas las razas y a todo nivel social y económico.

Aunque la enfermedad les es más común a personas entre las edades de sesenta y setenta, azota a los de toda edad, y ha estado aumentando entre las personas que tienen de 20 a 30 años de edad.

¿Por qué hay tantos millones de personas que sufren de la depresión?

La sociedad humana es un factor

Se han realizado muchos estudios en un esfuerzo por descubrir las causas radicales de la depresión mental.

Los defectos en la sociedad humana constituyen una de las fuentes principales del problema.

Los siguientes comentarios del Dr. John Schwab, del Colegio de Medicina de la Universidad de Florida, ilustran bien este aspecto del asunto:

“Actualmente estamos en una época de cambios.

Se están rechazando los valores antiguos como, por ejemplo, la vieja ética del trabajo, y la gente está siendo atrapada en un vacío ideológico.

Los jóvenes ven que los frutos de cuatrocientos años de progreso científico quizás sean más amargos que dulces... pero no saben qué poner en su lugar, y por consiguiente hay un sentido de futilidad.”

A causa de esto, muchos jóvenes desilusionados emplean drogas y otros medios en su esfuerzo por hallar un “escape.” El Dr. Schwab comenta:

“La búsqueda de los jóvenes por un estado de alegría es seguida a menudo por un estado de abatimiento.”

Otra cosa que contribuye al aumento en la depresión es la “supermovilidad.”

Las familias que siguen cambiando su lugar de residencia, saltando de casa en casa y de ciudad en ciudad, no se quedan en un lugar suficiente tiempo para edificar relaciones sólidas con otras personas.

Un spiquiatra en el Centro de Salud Mental de Massachusetts escribió: “Hace algún tiempo que los spiquiatras en las cercanías de Boston se han dado cuenta de algo que se llama ‘el síndrome de la Ruta 128’ o en Florida ‘el síndrome del cabo Kennedy.’

Se halla en las familias jóvenes que se han mudado demasiado, y sus componentes son un esposo que se concentra demasiado en su carrera, una esposa deprimida e hijos angustiados.”

La depresión resulta a veces cuando una persona alcanza una condición de estabilidad en su vida después de haber trabajado muchos años con gran afán. Puede que el ejecutivo de un comercio se esfuerce año tras año con gran ímpetu y finalmente logre conseguir el puesto más encumbrado de su compañía, solo para darse cuenta de que ya no tiene una meta en la vida.

A menudo las amas de casa que tienen entre cuarenta y sesenta años de edad padecen de lo que los spiquiatras llaman el “síndrome del nido vacío.”

Generalmente para este tiempo sus hijos han crecido, sus esposos trabajan la mayor parte de cada día y ellas se ven obligadas a enfrentarse a horas solitarias.

Sin embargo, olvidan a Jehová Dios,
el Dios de la paz y todas las misericordias, olvidan orar, deben leer la Biblia en la mañana, medio dia y la noche, anotar en un cuaderno los registros que le dan tranquilidad y le lleguen al corazón y obviamente a su mente.

por ejemplo:

" Hombres y mujeres, no se afanen por cosa alguna, sino que en todo mediante oración y ruego junto con acción de gracias, denle a conocer sus peticiones, preocupaciones y emociones a Jehová el Dios de la Paz y todas las misericordias y Él Dios de la paz aliviará sus corazones y sus facultades mentales mediante nuestro Señor Jesucristo.
Filipenses capitulo 4 verso 4 

2o}No tengas miedo porque estoy contigo, yo soy Jehová tu Dios,  te tengo fuertemente asido con mi mano diestra de justicia. Lea Isaías capitulo 41 verso 10. y...

3o.) ““Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas” !Ayúdame por favor!. Apocalipsis capitulo 4 verso 11.

Y así sucesivamente va coleccionando pasajes de la Sagrada Palabra de Dios {La Biblia} que sin falta Dios aliviará su corazón y sus facultades mentales mediante nuestro Señor Jesuscristo.

Cada vez que usted siga repitiendo las promesas y palabras consoladoras del Dios de todas las Misericordias y todos los consuelos se van realizando sin falta alguna;

y asi encontrará la paz que tanto busca querido amigo navegante que nos visita.. 

¿Qué hay acerca de los sentimientos de inferioridad que a menudo acompañan a la depresión?

Aquí también la responsabilidad puede atribuirse a la sociedad humana. ¿Por qué?

Porque frecuentemente sucede que cuando los niños son de edad tierna se les hace sentir que no son atractivos.

Tal vez sus iguales se burlen de ellos cuando no pueden hacer lo que la mayoría considera necesario para ser “aceptos.”

Si un chico tiende a ser desmañado y falto de coordinación, los compañeros de escuela y juego pueden influir en ese niño y hacerlo creer que “no puede hacer nada correcto.”

Los niños de esta clase a menudo combinan la generalización: “Soy débil,” con el juicio de lo que vale:

“Es repugnante ser débil.”

Estos niños son buenos candidatos para la depresión.

Ayúdelos, leyendo con ellos, los pasajes bíblicos que analisamos anteriormente.

Factores biológicos

En años recientes se ha realizado mucha investigación para mostrar que en muchos casos la depresión puede deberse a defectuosa actividad química en el cerebro.

Por todo el cerebro se hallan esparcidas “aminas biógenas.”

Estos compuestos químicos están especialmente concentrados en el “sistema límbico,” una parte del cerebro que tiene mucho que ver con las emociones.

Los científicos han relacionado tres de estas aminas —dopamine, norepinephrine y serotonina— con la transmisión de impulsos de una célula cerebral a otra.

Es de interés que experimentos hechos tanto con animales como con criaturas humanas revelan que la depresión resulta de tomar drogas que reducen el nivel de aminas.

Por otra parte, los animales usados en experimentos mostraron una actividad notable cuando se aumentó el nivel de sus aminas. El Times Magazine de Nueva York hace notar:

“En 1968 un equipo internacional de investigación compuesto de científicos ingleses y estadounidenses añadió nueva prueba circunstancial para apoyar la teoría de las aminas cuando descubrió que los cerebros de pacientes que se habían suicidado parecían mostrar alguna evidencia de niveles reducidos de aminas.

Y un estudio reciente de maniacodepresivos agregó más apoyo:

La orina de los pacientes maniacodepresivos durante su fase maniaca mostró una excreción aumentada de norepinephrine, y exactamente lo contrario después que habían cambiado a su fase normal o a la fase deprimida.”

¿Tiene usted síntomas de depresión?

¿Cómo puede hacer frente con éxito a los sentimientos melancólicos?

¿
Es todo asunto mental?

EL MEDICO escuchó atentamente mientras la mujer deprimida describía sus síntomas...

constantes dolores de cabeza, irritbilidad, estreñimiento, pérdida de apetito, insomnio y cansancio continuo.

Se deshacía en lágrimas y, a veces, quería morir.

“Todo eso es mental,” dijo el médico.

“Hasta que usted no se encuentre a sí misma, no hay nada que yo pueda hacer.

Le recomiendo enérgicamente que consulte con un siquiatra.”

Aunque este médico tenía buenas intenciones, expresó un punto de vista común.

Sin embargo, al igual que esta mujer que estaba sufriendo de una depresión grave, muchos quedan sumamente desalentados cuando se les dice que su agonía solo es el resultado de su propio modo de pensar.

Cierto, nuestros pensamientos pueden afectar nuestro cuerpo... para bien o para mal.

No obstante, aumenta la evidencia de que las enfermedades
físicas pueden afectar a los procesos del pensar.

Pero es preciso que antes de considerar esta evidencia, reconozcamos que el término “depresión” abarca una gama amplia de emociones. 

 
¿Cómo se puede reconocer?

“En la clase de depresión que, digamos, ha sido provocada por la muerte de alguien en la familia, se consigue algún alivio de ella,” informó el Dr. Nathan S. Kline, director del Departamento de Higiene Mental del Instituto de Investigación Rockland del Estado de Nueva York, en una entrevista que hace poco se celebró:  

“Si hay una buena comida, una luna hermosa o alguna otra cosa, se consigue algún alivio.

En el caso de la depresión grave, no se consigue alivio.

Uno pudiera ganar dinero o ser elegido presidente; eso no produce ningún placer en particular.

El futuro parece desesperado.”

¿Qué síntomas tiene la sicosis maníacodepresiva? El Dr. Ronald Fieve, profesor de la siquiatría clínica en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, dijo esto: “Tiene que haber repetidos casos en que de repente ocurre una exaltación del estado de ánimo.

La persona está en un estado anormal de optimismo durante el cual está demasiado activa, habla demasiado, duerme menos y tiene una enorme cantidad de energía que nunca tuvo antes.

Este cambio repentino puede durar de dos semanas a, por lo general, uno o dos meses. Entonces la persona pasa a una depresión severa.”

Ahora hay muchos científicos que creen que cambios químicos específicos en el cerebro acompañan algunas formas de depresión severa y que en sí pueden ser lo que provoca la depresión.

El proceso es complejo y los científicos no concuerdan en cuanto a él. Pero, ¿qué puede causar semejante trastorno químico? Muchos factores diferentes contribuyen a ello.

La relación entre la enfermedad y la depresión

“La depresión puede derivarse de inequívocos...o, más exactamente, bien definidos...males orgánicos,” declara Lawrence Galton, escritor de temas médicos. “Incluye infecciones tales como la hepatitis, la mononucleosis y la influenza;

desórdenes hormonales {glandulares} como los del tiroides, de la paratiroides y de las glándulas adrenales; malignidades, estados de deficiencia, anemias y otros problemas relacionados con la sangre.”—You May Not Need a Psychiatrist {1979}.

Por ejemplo, una señora había estado recibiendo tratamientos por 15 años por una depresión grave, a veces suicidal. Recibió drogas para combatir la depresión y hasta terapia de electrochoque, pero nada le daba alivio duradero.

Por fin se descubrió que el problema se debía a una glándula paratiroides que no funcionaba bien. Cuando se trató este desarreglo con éxito, mejoró. Su problema elemental había sido físico.

Tensión

El agotamiento nervioso causado por la tensión también puede producir depresión.

Entre las situaciones que causan tensión los especialistas alistan las siguientes:

‘un matrimonio infeliz, el vivir en los barrios bajos sin esperanza de alivio, un patrón exigente, conflicto crónico,’ y el tratar de atenerse a una rutina diaria “que obviamente está más allá de las capacidades mentales, emocionales y físicas de uno.”

Un ambiente desprovisto de amor, en el que uno se siente solo, desanimado y desesperado, también puede producir la depresión. Muchas personas se hallan en situaciones como éstas.

Un suceso específico lleno de tensión, como una muerte o un divorcio, puede causar una depresión grave.

No obstante, una investigación reciente reveló que de 185 personas deprimidas, cuyo análisis de depresión se basó en observación clínica, solo en la cuarta parte de ellas se pudo discernir que hubo un suceso lleno de tensión antes de la depresión.

El siquiatra Dr. Fieve cree que el suceso lleno de tensión que se experimentó en la vida “no es más que una parte pequeñita de la causa del problema.”

El Dr. Kline dice lo siguiente al comparar una persona deprimida a un automóvil que se descompone al subir una colina empinada:

“Ahora bien, en cierto sentido el automóvil se descompuso debido a que usted subió una colina.

Por otra parte, si el motor hubiese estado en buenas condiciones, no hubiera surgido la dificultad.

De modo que la tensión ambiental puede precipitar la depresión nerviosa, pero, para que eso suceda, ya tiene que existir la deficiencia biológica, o sea, la debilidad del motor.”

Sin embargo, ¿es posible que la mente misma pueda crear este desequilibrio químico sin que haya existido de antemano algún defecto físico?

 
El papel de la mente

Hay evidencia sólida de que muchas personas han obtenido alivio aun de depresión grave por medio de acudir a consejeros adiestrados que les han ayudado a ajustar su modo de pensar.

Esto parece indicar que en algunos tipos de depresión grave el modo de pensar de la persona, o lo que ella pone en su mente, no algún defecto físico, desempeña el papel vital.

La investigación que se ha realizado últimamente revela que nuestro modo de pensar puede afectar a la química de nuestro cerebro.

Por ejemplo, en un estudio que se efectuó en 1979 se les pusieron inyecciones de una solución salina, un placebo, a unos pacientes a quienes se les acababa de extraer las muelas del juicio, y se les dijo que ésta aliviaría el dolor.

A pesar de que esta inyección carecía de virtud analgésica, se informa que la tercera parte de los pacientes “pronto hallaron que su dolor estaba mitigándose dramáticamente.”

Se opinó que los pensamientos de la persona activaron las sustancias químicas analgésicas (endorfinas) que ocurren naturalmente en el cerebro.

Esto quedó comprobado cuando se administró otra droga que obstruye los efectos de los analgésicos naturales del cerebro. Volvió el dolor.

En numerosos casos se ha visto el poder que la mente tiene para responder al amor.

También se ha hallado que, a la inversa, la cólera, el odio, la envidia o los celos y otras emociones negativas producen cambios bioquímicos en el cuerpo.

La Biblia reconoce el papel importante que desempeñan nuestros sentimientos y actitudes. Declara:

“El espíritu [los sentimientos y los pensamientos] del hombre puede aguantar su dolencia [enfermedad]; pero en cuanto al espíritu herido, ¿quién puede soportarlo?” (Proverbios 18:14)

Si el “espíritu del hombre” está “herido” por un modo de pensar incorrecto; si está quebrantado debido a celos, resentimiento o una mala conciencia, entonces la situación mala se hace insoportable.

Puede que la siga una depresión grave.

Además, si la persona alimenta su espíritu con pensamientos depresivos —tal vez por medio de la televisión, películas cinematográficas o literatura pornográfica— esto altera su genio y engendra la depresión.

Especialmente si la persona pasa mucho tiempo con regularidad ante un televisor, esto puede tener un efecto adverso en su punto de vista o concepto de la vida.

Pero en el caso de otras personas, puede que algo diferente sea la raíz del problema.

 
Puede haber otras causas

“El cerebro es mucho más sensible que los otros órganos a cambios en las concentraciones de ciertas sustancias nutritivas en el plasma [sanguíneo],” declararon dos investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts.

En su libro Nutrition and the Brain (tomo 3, 1979) estos médicos, Wortman y Wortman, publicaron información que muestra el efecto que tiene en nuestro genio lo que comemos, y cómo ciertas deficiencias nutritivas pueden alterar el equilibrio químico del cerebro y producir depresión.

Aunque uno coma comidas equilibradas con regularidad —y mantenga al mínimo las golosinas o lo que carezca de valor nutritivo— uno todavía puede tener deficiencias nutritivas que resulten en la depresión.

Algunos medicamentos, los anticonceptivos orales, el esfuerzo a que someten al cuerpo tales cosas como la preñez, la contaminación y la tensión excepcional... todos éstos pueden crear deficiencias nutritivas.

El ser alérgicos a ciertos alimentos o a emanaciones químicas y, en la mujer, sus cambios hormonales, han originado depresión.

Además, se descubrió por medio de un estudio que se hizo de 1.100 pacientes que estaban recibiendo tratamiento para hipoglucemia (cantidad de azúcar en la sangre inferior a lo normal) que el 77 por ciento de éstos se quejaban de depresión.

De modo que hay muchas cosas que causan la depresión aparte de simplemente abrigar una actitud incorrecta.

Una persona que se siente gravemente deprimida puede estar padeciendo de cualquiera de una combinación de factores.

Los factores hereditarios de la persona y las experiencias que tuvo en su niñez también pueden desempeñar un papel.

Todos estos factores ejercen influencia que puede afectar cómo se responde a un suceso o ambiente lleno de tensión.

Aunque es beneficioso tratar de entender las cosas que pueden causar la depresión, una pregunta que plantean con más persistencia los que padecen del mal es ésta: ¿Qué puedo hacer para vencerla?

Cómo se puede combatir la depresión

ARMAND DiMele del Centro DiMele de Sicoterapia dijo: “Si solo se pudiera lograr que las personas que padecen de depresión hicieran ejercicios, tres cuartas partes de ellas hallarían que su estado de ánimo mejoraría.”

Otros expertos concuerdan en que esto es cierto en el caso de personas que se sienten “melancólicas” pero que no aplica a casos de depresión grave.
Otros factores vitales son el descansar y dormir lo suficiente.

Algunas personas que padecen de depresión leve hallan que les proporciona alivio dedicar algún tiempo a actividades de que disfrutan.

Una señora a quien le encanta la costura dijo: “Es difícil sentirse deprimida cuando una está empleando sus facultades creadoras.”

A veces, es simplemente cuestión de salir de la rutina diaria... quizás se pueda cenar en un restaurante una noche o ir de vacaciones por unos días.

El desahogarse con un amigo íntimo ayuda mucho. Pero, se tiene que ejercer cuidado con quién uno se asocia... ya sea en persona o por medio de la televisión, redes sociales y el cine.

Evite como la peste a personas quejumbrosas de espíritu pesimista y evite programas que corrompen las normas morales o contaminan la conciencia.

No obstante, ¿qué hay si persiste el estado deprimido?

¿Podría deberse a su alimento?

Examine cuidadosamente su alimentación.

Barbara Reed, empleada en Cuyahoga Falls, Ohio, como agente principal de la libertad vigilada, explicó a un escritor del personal de ¡Despertad! que muchos de los delincuentes asignados a su oficina se quejan de depresión.

Ella se puso a examinar los hábitos de alimentación que ellos tenían.

Muchos vivían de golosinas y cosas de poco valor nutritivo, no desayunaban, y algunos pasaban semanas sin comer verduras.

Un mejor régimen de alimentación —comidas equilibradas a sus horas debidas— y un programa de ejercicio ayudó a muchos delincuentes a mejorar de disposición.

La señora Reed relató:

“Un delincuente deprimido de 20 años de edad que sufría de profunda falta de aprecio personal, que fue arrestado por un acto criminal que envolvía daños y perjuicios, se mantenía comiendo cosas de poco valor nutritivo.”

Pero, cuando mejoró su alimentación y se le proveyó consejo apropiado, su depresión se le disipó y su comportamiento mejoró.

Las autoridades no concuerdan en cuanto a si la alimentación causa depresión.

A pesar de tener una alimentación excelente, algunas personas todavía padecen de depresión.

Otras personas no muestran ninguna mejora al suministrarles mejor régimen de alimentación.

Cada persona es diferente, y algunas son más sensibles que otras a sustancias como el azúcar y la cafeína.

Pero el comer comidas equilibradas, junto con el ejercer moderación al ingerir tales cosas como pasteles, tortas, bizcochos, chocolate, dulces y bebidas gaseosas frecuentemente beneficia a las personas que padecen de depresión.

Debido a que un estado de depresión grave pudiera ser indicio de algún mal físico, también es importante someterse a un reconocimiento médico.

 
¿Piensa usted correctamente?

Aunque no todo caso de depresión se debe a que la persona tenga un punto de vista incorrecto, un estudio reciente que se efectuó por espacio de 10 años indica que a menudo las personas que padecen de depresión interpretan mal las situaciones.

El investigador y siquiatra A. T. Beck explica lo siguiente:

“La persona deprimida se siente triste y sola porque erradamente cree que está inadecuadamente capacitada y que se le ha abandonado.”

La Biblia también muestra que los sentimientos del cerebro y el corazón pueden afectar el pensar de uno tocante a asuntos externos.

Ella declara:

“Todos los días del afligido son malos; pero el que está bueno en el corazón {en un estado de mente alegre} tiene un banquete constantemente.”

El que ‘todos los días sean malos’ para una persona o el que ‘cada día sea un banquete’ depende en gran medida de su estado mental sin lugar para la duda.
Proverbios 15:15.

Así, las personas deprimidas tienen que esforzarse diligentemente por corregir su modo de pensar y vigilar las cosas sobre las cuales meditan.

¡Puede que sea más fácil decir esto que hacerlo!

Cuando ideas malas o negativas se le ocurran, debería despedirlas inmediatamente.

El que se detenga en tales pensamientos lo conducirá a tenerse en baja estima y a un estado más profundo de
depresión.

A menudo un sentimiento de culpabilidad exagerado acompaña el estado deprimido.

Pero reconozca que todos cometemos faltas.

El salmista dijo: “Si errores fuese lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?” ¡Nadie!

No obstante, Jehová Dios nos proporciona verdadero perdón de nuestros errores y pecados.—Salmo 130:3, 4.

El beneficio del logro

Una viuda, apenada por la muerte de su esposo y decepcionada porque otras personas faltaron a su palabra de repararle la casa, entró en un estado de profunda depresión.

Pero luego reflexionó: ‘No puede ser tan difícil hacer las reparaciones.’ Se puso a trabajar y dentro de poco había embaldosado el piso de la cocina.

Aunque no estaba hecho a la perfección, ella quedó contenta.
Cobró estimación de sí misma; desvaneció su depresión.

No todos podrían hacer eso, pero en un estudio se demostró que, a pesar de que algunos pacientes en estado de profunda depresión creían que no podían desempeñar con éxito ciertas tareas, de hecho las ejecutaron tan bien como los participantes que no padecían de depresión.

La persona deprimida pudiera interesarse en otros logros que no tengan que ver meramente con los quehaceres domésticos.

Por ejemplo, pudiera incluir el visitar o telefonear a alguien para animarlo, o el hacer algo especial para la familia de uno.

Una cristiana deprimida visitó a una joven que no hacía mucho había sido golpeada atrozmente, violada y apuñalada.

Aunque la cristiana misma se sentía deprimida, se esforzó por visitarla cada semana y consolarla. ¿Cuál fue el resultado? La cristiana informó: “Poco a poco se me alivió la depresión.

En el transcurso del tiempo el esforzarme por alentarla a ella hizo que me olvidara de mis propios problemas.”

Halló que lo que el Señor Cristo Jesús dijo era cierto, a saber: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.”

"No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia. 

Porque, como hierba, rápidamente se marchitarán, y como hierba verde nueva se desvanecerán. 

Confía en Jehová y haz el bien; reside en la tierra, y en todo trata con fidelidad. También deléitate exquisitamente en Jehová, y Él te dará las peticiones de tu corazón. 

Haz rodar sobre Jehová tu camino, echa sobre Él tu carga y plaga de pecados, y fíate de él, y él mismo obrará. 
“Enójense sin hacer el mal”

El sicólogo DiMele dice que otro factor que se tiene que tomar en cuenta con respecto a la depresión es el hacerle frente a la ira.

“Por lo general, lo que sucede es que la persona se siente enojada con alguien, tal vez por alguna razón aparentemente irracional. Sin embargo, a la persona le parece que no es correcto enojarse porque se le ha enseñado que ‘el enojo es malo.’

De modo que la persona comienza a culparse a sí misma por sentirse enojada y se enoja consigo misma. Esto, junto con el sentirse inútil, acarrea la depresión.”

Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno, y por lo tanto reside hasta tiempo indefinido.

Porque Jehová es amador de la justicia, y no dejará a los que le son leales.

Hasta tiempo indefinido ciertamente serán guardados; pero en cuanto a la prole de los inicuos, esta en verdad será cortada. 

Los justos mismos poseerán la tierra y residirán para siempre sobre ella. 
Pero, el dar rienda suelta a su enojo contra otra persona no solo es peligroso sino que tampoco alivia la depresión, como lo prueban las investigaciones.

La Biblia advierte: “Enójense sin hacer el mal; que no se ponga el Sol sobre su ira [o, “estando ustedes en estado provocado”.” Carta del apóstol Pablo a los Efesios capitulo 4:26, The Bible in Basic English; compare con Traducción del Nuevo Mundo. 

Al no estar temerosas
de expresar sus sentimientos, sino dispuestas a hacerlo de manera franca pero bondadosa, las personas deprimidas pueden dar a conocer sus sentimientos de tal modo que promueva la paz.

Esta comunicación franca es vital especialmente
entre los cónyuges.

!Depón la cólera y deja la furia, no te muestres acalorado sólo para causar mal."

Sin embargo, hay algo que supera a todas estas sugerencias.

Debido a que el índice de suicidio es 25 veces mayor entre las personas que padecen de depresión que entre la demás población, esto puede ser un factor determinante entre la vida y la muerte.

¿A qué nos referimos?

La oración y una relación con Dios

Una madre que padecía de depresión grave confesó: “Lo único que me detuvo de apretar el gatillo y así poner fin a todo fue la relación que tenía con Jehová Dios.

Tenía la pistola en la mano, y en ese momento Jehová Dios realmente me ayudó a guardarla.” Ciertamente esta mujer halló poder “más allá de lo normal” para poder aguantar hasta que su mal respondiera al tratamiento médico. Ella había desarrollado fe verdadera por medio de estudiar la Biblia y asistir a las reuniones cristianas donde halló amigos verdaderos. Esta fe le salvó la vida.—2a. A los Corintios capituolo 4:7, 8; Filipenses capitulo 4:13.

Uno de los medios que Dios utiliza para suministrar ayuda es su Palabra, la Biblia, que muestra cómo mejorar la vida de familia; cómo llevarse bien con otros; cómo evitar un proceder que haga surgir la ansiedad y un sentido de culpabilidad; y cómo escoger ocupaciones y metas que valgan la pena.

Textos bíblicos que te pueden ayudar

  • “Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu”Salmo 34:18.
  •  
  • “Arroja tu carga y plaga sobre Jehová, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo” Salmo 55:22.
  • “Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra, Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré’” Isaías 41:13.
  • “Nunca se inquieten acerca del día siguiente”
  • Mateo 6:34.
  •  
  • “Dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante el Señor Cristo Jesús”

a Si llegas a pensar en quitarte la vida, pídele ayuda de inmediato a un adulto en quien confíes.

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El seguir estos consejos e información puede ayudar a aliviar muchas situaciones difíciles que promueven la depresión.—Colosenses capitulo 3:5-14, 18-21; 1a. Carta del apóstol Pablo a Timoteo capitulo 6 versos 9, 10, 17-19.

A pesar de poseer una fe fuerte puede que la persona que padece de depresión tenga dudas, quizás le parezca que Dios la ha abandonado. Pero, ¡nunca debería dejar de orar!

Una madre, que estaba tan deprimida que por meses apenas podía salir de la cama, dijo:

“Oraba intensamente... cinco o seis veces al día. Rogué repetidas veces por auxilio.

Suplicaba a Jehová Dios que me dirigiera a un médico que pudiera diagnosticar mi mal y ayudarme.

En oración pedía las fuerzas para seguir adelante y para poder mantener suficiente orden en el hogar a fin de no causar más daño a mi familia.”

Dicha perseverancia valió la pena. Pudo aguantar hasta que el medicamento apropiado le alivió el estado de depresión grave.

“Evítela”

Una víctima de depresión dijo: “El consejo más importante que yo puedo dar es el siguiente: ‘Evítela.’
¿...?
Pero, ¿cómo? No hay respuestas fáciles ni seguras. Algunas autoridades sugieren:

1. No base su estima de usted mismo en el amor, el dinero, su posición social, el poder ni las drogas.

Si usted confía en estas cosas y le fallan o le hacen falta, el resultado puede
ser abrumador.

2. Fíjese expectativas prácticas. Tenga como meta el hacer lo mejor que pueda, pero no exija de sí mismo la perfección.

3. Reconozca los síntomas iniciales {la ansiedad, el pánico, el no poder concentrarse}. Revise su horario cotidiano para ver si es razonable. Si no lo es, haga ajustes en su horario. Aprenda a decir “No” cuando sea necesario.

Sin embargo, a pesar de muchas presiones personales, millones de personas han hallado que una de las ayudas principales para evitar la depresión es el adquirir conocimiento exacto acerca de la voluntad y los propósitos del “Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo.”
—2a. Carta del apóstol Pablo a los Corintios capitulo 1:3.


¿Qué es la depresión posparto?

“¿Qué me pasa?

Pero si acabo de tener un bebé sano y precioso. Debería sentirme feliz y orgullosa y, sin embargo, estoy muy deprimida e inquieta, hasta enojada.

¿Seré una mala madre?

¿Por qué estoy tan triste?”

SI USTED ha tenido un hijo recientemente, quizá se haya sentido como la madre mencionada arriba.

En ese caso, sepa que no es la única. Se calcula que entre un 70 y un 80% de las mujeres que acaban de dar a luz se ven asaltadas alguna que otra vez por sentimientos parecidos.

Ahora bien, ¿qué es la depresión posparto y a qué se debe? ¿Cómo se combate? ¿Cómo pueden ayudar los familiares y otras personas?

Síntomas

La expresión depresión posparto alude a los episodios depresivos que se producen después del alumbramiento.

Estos pueden presentarse tras el nacimiento de cualquier hijo —no solo del primero— e incluso después de un aborto espontáneo o de la interrupción voluntaria del embarazo.

Según el Consultorio para la Salud de la Mujer, del Departamento de Sanidad y Servicios Humanos de Estados Unidos, la gravedad de los síntomas varía mucho.

Un gran número de mujeres experimentan cierta melancolía, caracterizada por una leve tristeza, ansiedad, irritabilidad, cambios de humor y cansancio.

Dicha melancolía se considera normal y desaparece sin medicación unos diez días después de dar a luz.

Sin embargo, según cálculos del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, en 1 de cada 10 casos, estos sentimientos se agravan y persisten por más tiempo.

A veces hasta se presentan al cabo de varios meses. Este trastorno, en el que la tristeza, la ansiedad o la desesperación son tan intensas que impiden a la madre realizar las tareas diarias, es lo que se conoce
como depresión posparto.

Por otro lado, entre 1 y 3 madres de cada 1.000 sufren un tipo de depresión aún más grave llamada psicosis posparto, la cual va acompañada de alucinaciones o delirios en los que la madre se lesiona a sí misma o al bebé.

Este trastorno requiere atención médica inmediata.

Causas

La depresión posparto no obedece a una causa única; al parecer intervienen varios factores físicos y emocionales. Una causa física pudiera ser la disminución brusca del estrógeno y la progesterona —durante las veinticuatro o cuarenta y ocho horas posteriores al parto—, los cuales descienden a niveles inferiores a los que la madre tenía antes de la concepción.

Tal alteración hormonal da lugar a un cambio repentino del estado emocional que puede desencadenar la depresión, al igual que la alteración antes del período menstrual produce tensión y cambios de humor.

Es posible que el nivel de hormonas segregadas por la tiroides también descienda después del alumbramiento, lo que a veces 
ocasiona síntomas parecidos a los de la depresión.

Por tal razón, los investigadores han definido la depresión posparto como un “trastorno bioquímico y hormonal”.

Es interesante observar que, como señala un boletín médico, la depresión posparto también puede deberse a un desequilibrio alimenticio, posiblemente a la carencia de vitaminas del grupo B.

Otros factores implicados son el agotamiento y la falta de sueño.

El doctor Steven I. Altchuler, psiquiatra de la Clínica Mayo {Minnesota, EE.UU.}, señala:

“Poco después del parto, la falta de energía y la dificultad para dormir a menudo hacen que pequeños problemas parezcan mucho mayores.

Algunas mujeres quizá se frustren al descubrir que les cuesta realizar tareas que efectuaban sin dificultad antes del nacimiento de su hijo, cuando no estaban melancólicas y dormían toda la noche”.

Además, los factores emocionales, como un embarazo no planeado, un parto prematuro, la pérdida de la libertad, la preocupación por el atractivo físico y la falta de apoyo, también pueden ser desencadenantes de la depresión.

Por otro lado, hay varios mitos sobre la maternidad que a veces hacen que la mujer se sienta deprimida y fracasada.

Por ejemplo, hay quien piensa que la mujer sabe por instinto cómo ser una buena madre, que el vínculo afectivo entre ella y su hijo es inmediato, que la criatura será un bebé modelo y nunca se pondrá irritable y que la madre ha de ser perfecta.

En la vida real esto no sucede: la mujer tiene que aprender a desempeñar su nuevo rol materno; a menudo lleva tiempo entablar un vínculo afectivo con el niño; algunos bebés dan más trabajo que otros, y no existe la madre perfecta o la supermadre.

Obtiene reconocimiento

Hasta hace poco, la depresión posparto no se tomaba en serio. El doctor Laurence Kruckman señala:

“En el pasado, los trastornos emocionales de la mujer se pasaban por alto y se catalogaban de histeria, algo sin importancia. El manual de diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM IV) nunca ha reconocido directamente la existencia de la depresión posparto, y, por consiguiente, los médicos no la conocen ni se dispone de información fidedigna sobre ella.

Además, a diferencia de lo que sucedía hace treinta años, las madres suelen salir del hospital en un plazo de veinticuatro horas.

La mayoría de las psicosis posparto, melancolías y depresiones surgen de tres a catorce días después del alumbramiento, cuando la mujer está en casa, lejos de los profesionales que conocen los síntomas”.

Además, la doctora Carol E. Watkins, de la asociación estadounidense Northern County Psychiatric Associates {Baltimore, Maryland}, observa que si la depresión posparto no se diagnostica ni se trata a tiempo, puede terminar en una prolongada depresión que dificulte el establecimiento de lazos afectivos con el niño.

Las madres deprimidas a veces adoptan una actitud indiferente, de modo que hacen caso omiso de las necesidades de su hijo o, por el contrario, pierden el control y emplean el castigo físico para disciplinarlo, lo cual puede afectar el desarrollo cognitivo y emocional del pequeño.

Por ejemplo, un artículo de la revista American Family Physician indica que los hijos pequeños de madres deprimidas obtienen peores resultados en los tests cognitivos que los que tienen madres sanas.

Además, la depresión posparto también puede tener consecuencias negativas en los demás hijos y el esposo.

Tratamiento

¿Qué debe hacer? ¿Aguantar de cualquier manera hasta que desaparezca el problema? Es un consuelo saber que, según se ha descubierto, la depresión posparto es temporal y tiene tratamiento.

Si los síntomas son leves, es posible que le baste con el descanso adecuado y el apoyo de la familia.

Pero si la depresión le impide llevar una vida normal, el Consultorio para la Salud de la Mujer aconseja que busque asistencia médica.

Dependiendo de la gravedad del caso, esta afección suele combatirse con medicamentos antidepresivos, consultas con especialistas en salud mental, tratamientos hormonales o una combinación de todos ellos.

El que la madre mantenga al bebé en contacto con su piel mediante el método “canguro” a veces también ayuda. Existen además tratamientos alternativos como la acupuntura, las hierbas medicinales o la homeopatía.

Ahora bien, hay algunas cosas que usted puede hacer para vencer la depresión, a saber: tomar alimentos nutritivos, tales como frutas, verduras y cereales integrales; abstenerse de cafeína, alcohol y azúcar; practicar ejercicio con moderación, y tomar una siesta cuando su hijo esté durmiendo.

Zoraya, una madre cristiana que pasó días enteros llorando después de dar a luz a una niña sana, dice que lo que le ayudó a salir de la depresión fue empezar a participar lo antes posible en las actividades ministeriales que realiza normalmente como testigo de Jehová. 

¿Cómo pueden ayudar los demás?

  Dado que una de las principales causas de la depresión posparto es la falta de descanso, otras personas pueden ayudar realizando tareas de la casa o cuidando del niño.

Algunos estudios han revelado que cuando el clan familiar brinda su apoyo e instrucción a la madre, el número de mujeres con esta afección es mucho menor. Con frecuencia es una gran ayuda tan solo escuchar a la nueva madre con empatía y dirigirle unas palabras tranquilizadoras sin criticarla o juzgarla. Recuerde que este trastorno se debe a causas físicas, no es autoinducido.

Como indica la organización Postpartum Education for Parents, “pedirle a una mujer [con depresión posparto] que se controle es como decirle a alguien con gripe, diabetes o una dolencia cardíaca que se cure de una vez por todas”.

Como hemos visto, aunque el período posterior al nacimiento de un hijo es una etapa maravillosa para muchas mujeres, a veces resulta estresante. Comprender la depresión posparto nos permitirá brindar a las nuevas madres el apoyo que necesitan.

La depresión posparto no debe confundirse con el trastorno de estrés postraumático que padecen algunas madres después de un parto difícil, aunque ambas afecciones pueden presentarse simultáneamente.

Véase el artículo “Gané la batalla contra la depresión posparto”, publicado en la revista ¡Despertad! del 22 de julio de 2002, solicitela a un Testigo de Jehová que con frecuencia visita su barrio o consultela en  la página JW.ORG

Algunos medicamentos contaminan la leche materna, así que si piensa amamantar a su hijo, consulte con su médico a fin de optar por el más adecuado.

La raíz psicológica

“HE HECHO todo tipo de pruebas y no parece haber ningún trastorno físico —le dijo amablemente el doctor a Elizabeth—. Creo que usted está gravemente deprimida, y por alguna buena razón.”

Elizabeth, que suponía que tenía algún trastorno físico, comenzó a preguntarse si el doctor estaría en lo cierto.

Pensó en la lucha diaria que durante los últimos cinco años llevaba sosteniendo con su ingobernable y, a menudo, incontrolable hijito de seis años de edad, a quien más tarde se le diagnosticó una deficiencia en su capacidad de atención.

“La tensión y la ansiedad de cada día, que no cesaban, le pasaron a mi estado emocional una abultada factura —reconoció Elizabeth—. Llegué a un punto en que me sentía desesperada y dispuesta al suicidio.”

Como Elizabeth, muchas personas deprimidas, se han enfrentado a una gran cantidad de tensión emocional.

De hecho, en un destacado estudio realizado por George Brown y Tirril Harris, estos investigadores británicos hallaron que la mujer deprimida tiene una proporción de “grandes dificultades” —tales como la mala vivienda o relaciones familiares tensas— tres veces mayor que la no deprimida.

Estas dificultades han ocasionado una “considerable y, a menudo, incesante angustia” por un período de por lo menos dos años.

EXPERIENCIAS DURAS

Experiencias duras en la vida, como la muerte de un familiar cercano o un amigo, una enfermedad o un accidente grave, malas y desagradables noticias, o la pérdida del empleo, han sido cuatro veces
más comunes entre mujeres deprimidas.

Mucho depende de la reacción mental, así como de la vulnerabilidad emocional de la persona.
 

 

“Busque la paz y siga tras ella”

“Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.” 
 
“Pacíficos con todos los hombres” 

 ¿Cómo es posible ser pacíficos con quienes no tienen nuestras mismas creencias y quizá hasta se oponen a ellas? 

No obstante, podemos ser corteses, y hemos de tratar a todo el mundo con dignidad y bondad.

“Mantengan excelente su conducta entre las naciones —escribió Pedro—, para que, en la cosa de que hablan contra ustedes como de malhechores, ellos, como resultado de las obras excelentes de ustedes, de las cuales son testigos oculares, glorifiquen a Dios en el día para la inspección por él.” 

Pacíficos en el ministerio

 A los cristianos del siglo primero se les conocía por su valor. No atenuaban su mensaje, y cuando se enfrentaban a oposición, su resolución era obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.

Pese a ello, no confundieron valor con mala educación.

Veamos cómo actuó Pablo cuando defendió su fe ante el rey Herodes Agripa II.

Aunque este mantenía una relación incestuosa con su hermana Berenice, el apóstol no se proponía darle un sermón sobre la moralidad, sino que hizo hincapié en aquellos puntos en los que concordaban, e incluso reconoció que Agripa era experto en las costumbres de los judíos y que creía en los profetas.
 
 ¿Estaba Pablo halagando con hipocresía al hombre que tenía la llave de su libertad? No.

Seguía su propio consejo y hablaba la verdad. Nada de lo que dijo a Herodes Agripa era falso.

El hecho es que Pablo era pacificador y sabía cómo hacerse “toda cosa a gente de toda clase”

Su objetivo era defender su derecho a predicar la verdad sobre Jesús.

Como buen maestro que era, comenzó mencionando algo en lo que Agripa y él estuvieran de acuerdo, y de ese modo ayudó a aquel rey inmoral a tener una opinión más favorable del cristianismo. 
 ¿Cómo podemos ser pacificadores en el ministerio?

Al igual que Pablo, tenemos que huir de las discusiones.

Es verdad que a veces debemos “hablar sin temor la palabra de Dios”, defender con valor nuestra fe. 
Sin embargo, nuestro principal objetivo en la mayoría de los casos es predicar las buenas nuevas.

Si alguien capta la verdad sobre los propósitos de Dios, empezará a rechazar las ideas religiosas falsas y a librarse de las prácticas inmundas.

Por tanto, es conveniente que en la medida de lo posible pongamos de relieve aquello que atraiga a quienes nos escuchan y que comencemos por los puntos en los que concordemos.

Sería contraproducente suscitar el antagonismo de alguien que prestaría atención al mensaje si se le hablara con tacto. 

Pacificadores en la familia

 Pablo dijo que quienes se casan “tendrán tribulación en la carne” 
{risas}

Estos se enfrentarán a diversas dificultades, como por ejemplo, estar en desacuerdo de vez en cuando.

¿Cómo proceder en estos casos?

De manera pacífica. El pacificador tratará de que la disputa no pase a mayores.

¿De qué modo?

Primero, vigilando la lengua. Cuando se utiliza este miembro pequeño para hacer comentarios sarcásticos y ofensivos, es verdaderamente una “cosa ingobernable y perjudicial, [...] llena de veneno mortífero” 

El pacificador usa la lengua para confortar, no para derrumbar.
 
 Como somos imperfectos, todos decimos de vez en cuando algo de lo que después nos lamentamos. Cuando nos suceda, apresurémonos a arreglarlo, a hacer la paz. 

No nos enredemos en “debates acerca de palabras” ni en “disputas violentas acerca de insignificancias” 

Lo que tenemos que hacer es mirar más allá de lo aparente y tratar de entender los sentimientos de nuestro cónyuge.

Si se nos habla con dureza, no respondamos del mismo modo. Recordemos que “la respuesta, cuando es apacible, aparta la furia” 

ANTES QUE HAYA ESTALLADO LA RIÑA, !RETIRATE!
“Antes que haya estallado la riña, retírate”.

Distanciémonos un poco de estas situaciones explosivas, pues más tarde, cuando los ánimos estén calmados, es probable que logremos resolver el problema amigablemente.

¿Es normal tener ansiedad?
 
LA REALIDAD.

La ansiedad incluye sentimientos de angustia, nerviosismo y preocupación.

Como vivimos en un mundo inestable y difícil de manejar, a todos nos puede dar ansiedad.

 El rey David escribió: “¿Cuánto tiempo más seguiré angustiado? ¿Cuánto tiempo más sufriré esta pena?”. 

¿Qué le ayudó a seguir adelante?

Orar le permitió contarle a Dios toda su angustia, convencido de que él lo amaba .

Dios nos invita a desahogarnos con él cuando tenemos ansiedad, pues él se interesa por nosotros. 

Ahora bien, a veces podemos aprovechar esa ansiedad para hacer algo útil.


Por ejemplo, cuando el apóstol Pablo sintió “inquietud por todas las congregaciones”, hizo todo lo que pudo por animar a aquellos por quienes estaba preocupado.

En ese sentido, su ansiedad fue una ventaja, pues lo motivó a ayudar a otros.

Lo mismo podemos hacer nosotros, ya que no mostrar interés o ser indiferentes sería una señal de falta de amor por los demás.

¿Y si no puede controlar la ansiedad?

LA REALIDAD. Hay quienes se angustian por errores del pasado, por lo que deparará el futuro o por la situación económica.

 Angustia por errores del pasado: En el siglo primero, hubo quienes antes de hacerse cristianos habían sido borrachos, inmorales, ladrones y extorsionadores. 

En vez de estancarse en los errores del pasado,
cambiaron su estilo de vida y confiaron en la gran misericordia de Dios, que él extiende generosamente.

Salmo 130:4 dice respecto a Dios: “Porque hay el verdadero perdón contigo”.
Inquietud por el futuro:

“Nunca se inquieten acerca del día siguiente”, dijo Jesucristo.

Y añadió: “Suficiente para cada día es su propia maldad”

¿Qué quiso decir?

Que nos centremos en los problemas de hoy.

No nos compliquemos pensando en lo que podría suceder mañana, pues podría nublarnos el juicio y hacernos tomar decisiones precipitadas. }

Recuerde que muchas veces lo que uno teme no llega a suceder.

Inquietudes económicas:

Un sabio del pasado dijo:
“No me des ni pobreza ni riqueza” 

Aprendió a estar satisfecho, una actitud que agrada a Dios. 

“Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque [Dios] ha dicho:

‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé’”. A diferencia del dinero, que puede fallar, Dios nunca decepciona a quienes confían en él y llevan una vida sencilla.

“No he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan”

¿Viviremos alguna vez sin ansiedad?

LO QUE DICE LA GENTE.

“Estamos entrando en una nueva era de ansiedad”, comentó en el año 2008 Harriet Green en un artículo del periódico The Guardian. En el 2014, Patrick O’Connor, del periódico The Wall Street Journal, escribió que “los americanos están alcanzando niveles de ansiedad sin precedentes”.

LO QUE ENSEÑA LA BIBLIA. “La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima” 


Hallamos “una palabra de aliento” en las buenas nuevas del Reino de Dios.

Ese Reino, un gobierno de origen divino, pronto logrará lo que nosotros no podemos:

eliminar:

la ansiedad y sus causas,


incluidas la enfermedad y la muerte. La Biblia promete que Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor”

Apocalipsis 21:4.

“Que el Dios que da esperanza los llene de todo gozo y paz”


¿'TIENES CONCIENCIA'?

La conciencia es la voz de Jehova Dios
que habla a nuestro cerebro y corazón.

Y sabe si hiciste el bien o el mal con tu prójimo. 

La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma.

El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera:

“Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”.

Lea la Biblia: Romanos 9:1.


La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona.

Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo.

Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla.

La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender.

Y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo.

A menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.


El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio.

Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.
La Biblia: Géneis capitulo 3 verso 8.

En 
Romanos 2:14, 15 leemos:

“Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos.

Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones.

 Mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”.

Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes en Dios y Cristo obviamente.

Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad es decir: heredamos la imperfección

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias.

Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir.
2a. Carta a los Corintios 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad.

El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en el evangelio de 
Juan capitulo 16 verso 2,

donde Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio a Él.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba.


Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra.

Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida.

Para este fin hemos de tener normas rectas y estables:

las normas de Dios.

Buena conciencia. 

La persona debe acercarse a Jehová con una conciencia limpia.

El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas.

 Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres”

 Quiso decir que:

continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios;

y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia.

 No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora:

“Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”.

 El cristiano de cerebro y corazón sicero debe “tener una buena conciencia” frente a la oposición.


 Aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia.

El apóstol Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta.

Lea 
1a. Carta de Pedro 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. 

En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios para que pueda hacer evaluaciones correctas.

Una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta.

Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. No comas ni te vistas de tal manera que hagas tropezar a tu hermano.
¿...?
Romanos 14:1-23; 1a. Corintios 8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca.

 Aquel 
que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”.

Lea en la Biblia: 1a. Corintios 8:12.

Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano.

Y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás.


Mala conciencia. 

Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla...

...de modo que ya no provee advertencias ni guía segura.

En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia.

 Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo.

No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia.

El deseo de todo cristiano de cerebro y corazón sincero tiene que ser el que se manifiesta en la Biblia:

Hechos 23:1:

“Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

 

JW.ORG

Compasión. Sentimiento de pena  por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles en determinadas ocasiones.

 V
irtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. 

Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad o favoritismo sin  hipocrecía.



El nombre de Dios es Jehova, que significa en hebreo El hace que todo se realice-

Él, Jehová dice:

"vengan y arreglemos los asuntos entre ustedes y yo dice Jehová:

si sus pecados son rojos como el escarlata se harán blancos como la lana; si son rojos como tela de carmesi se harán blancos como  la nieve.

Dios es amor, sus otras cualidades son  poder, justicia, sabiduría.

Su nuevo Gobierno Celestial esta establecido bajo estos principios principales.

Y como si fuera poco el Rey del reino de Dios es Nuestro Señor Jesucristo el Rey  de reyes, el príncipe de paz, nuestro salvador.

Los desiertos floreserán, las enfermedades habran desaparecido; Jehová limpiará toda lágrima de sus ojos, ya no existira más lamento, clamor ni dolor, enfermedad, vejez ni muertes todas las cosas habrán pasado.

Lea en la Biblia: Apocalipsis capítulo 21 verso 3 a 4

La repetición es la madre de la  retención.


ACERQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES.

¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes?

¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual, poder, y amorios? que se hallan en conflicto en sus miembros? 

Ustedes desean, y sin embargo no tienen.

Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo, no pueden obtener.

Siguen peleando y guerreando.

No tienen, porque no piden.

Sí piden y sin embargo, no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastar[lo] en los deseos vehementes que tienen de placer sensual, poder y amorios.

Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose en enemigo de Dios. 

¿O se figuran ustedes que la escritura dice en balde: “Es con tendencia hacia la envidia con la ventaja y la avaricia lo que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando”?

Sin embargo, la bondad inmerecida que Dios da  es mayor. Por eso se dice: 
“Dios se opone a los altivos, arrogantes y perversos
pero da bondad inmerecida a los humildes”.

Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.  Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.

Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos.

Dense a la desdicha, y laméntense, y lloren. Que su risa se torne en lamento, y [su] gozo en desaliento
Humíllense a los ojos de Jehová, y Él los ensalzará.

Dejen de hablar unos contra otros, hermanos.

El que habla contra un hermano o juzga a su hermano habla contra ley y juzga ley.

Ahora bien, si juzgas ley, no eres hacedor de ley, sino juez.  Uno solo hay que es legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, 
¿quién eres, para que estés juzgando a [tu] prójimo y depojándolo de sus bienes?

Vamos, ahora, ustedes los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad y allí pasaremos un año, y negociaremos y haremos ganancias”.

Cuando el caso es que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece. 

En vez de eso, deberían decir: “Si Jehová quiere, viviremos y también haremos esto o aquello”.

Pero ahora ustedes se glorían en sus alardes llenos de presunción. Todo ese gloriarse es inicuo riquezas y saber malhabidos.

Por lo tanto, si uno sabe hacer lo que es correcto y, sin embargo, no lo hace, es para Él un pecado.

Qué significa ser un “buen samaritano”? 

 
EL BUEN SAMARITANO

Ilustración: JW.ORG Testigos de Jehová

La palabra hebrea ra‧jamím y la griega é‧le‧os (verbo, e‧le‧é‧ō) suelen traducirse “misericordia”.

Un examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. 

Esta bondad no estaba impulsada por piedad, sino por la generosidad amorosa de Dios.
 
Rehace tu mente para que el mundo no la molde, aceptemos la Biblia, al Señor Soberano Universal jehová Dios y a su Hijo Jesucristo, tu vida cambiará.

"Si los muertos no han de ser levantados, “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” {Epicuro}. 

No se extravíen.

Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles. 

Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios.

Los Testigos de Jehová les ayudarán a conocerlo y a saber el camino correcto a la vida que es vida 
junto al Señor Jesucristo que apaciguará la conciencia.

“Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”

!Santificado sea tu nombre Jehová por toda la eternidad!


Apocalipsis capitulo 4 verso 11


La
 voz de la conciencia en lo 
interior.

Señoras y señores; en lugar de irse a extremos buscando una salud mental perfecta, estará libre para seguir tras otras metas de la vida.

Y el saber que la solución definitiva a las emociones negativas está en las competentes manos de Jehová el Dios Todopoderoso.

 Él dará una paz mental y una felicidad mucho mayores mediante Cristo Jesús el primogénito de toda la creación.

Visite para mayor información JW.ORG

Lea al final: Masacres

Las ideas del mundo nos moldearán y nos obligarán a hacer lo que la gente hace.


Si alimentamos nuestra mente con las cosas del mundo !Cuidado! con lo que vemos, leemos, escuchamos y pensamos.

Debemos rehacer nuestra conciencia y nuestra mente.

Se avecinan tiempos críticos difíciles de manejar o mejor decir estamos en:

LA GRAN TRIBULACIÓN. 

Por inspiración Divina mediante el Espíritu Santo el apóstol Pablo escribió en su segunda carta a su amigo y discípulo Timoteo:

“Mas sabe esto Timoteo, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.

Porque los hombres {y las mujeres} serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural...

 No dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios.

Teniendo {estos hombres y mujeres} una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos APARTATE.

Porque de estos se levantan aquellos hombres que astutamente logran introducirse en las casas y se llevan como cautivas suyas a mujeres débiles cargadas de pecados...

...Llevadas de diversos deseos, que siempre están aprendiendo y, sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto de la verdad. 



Si desea mayor información visite
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HOY lo que sea “correcto” o “incorrecto” está en condición de cambio constante.

En un discurso sobre “Moralidad pública” el Dr. Emanuel Demby declaró:

“Una razón importante por la cual se nos hace tan difícil identificar con exactitud la naturaleza moral de nuestros tiempos es que es un período de gran transición.

Se Despoja de los bienes a los padres.
 
Pornografía, libertad sexual, femenicidios, robos, asesinatos, violación de niños y niñas, prostitución, adulterio, abuelos abandonados en asilos, hospitales, divorcios a gran  escala ”

Guerras, pestes y enfermedades, aumento del delito, escaces de alientos {millones se acuesan con el estómago vacio}

Los habitantes de la calle abundan por doquier en cualquier ciudad, y pare el registro, todo lo malo es de dominio público y la gente se volvió insensible.

Las normas que se seguían extensamente como normas aceptadas hace solo unos cuantos años han sido modificadas o reemplazadas.

Y ante el hecho de que la vida se hace cada vez más compleja, ¿quién ha de decir hasta qué punto son válidas las nuevas normas, o por cuánto tiempo durarán?

¿Qué guía tiene uno?

 

A esta situación nos encaramos en particular los que vivimos desde 1914 E.C.

¿Por qué especialmente desde entonces?

Porque desde ese año hasta nuestros días se han cumplido las profecias del Señor Jesucristo, sus discípulos y profetas.


¿Qué es el Reino de Dios?

¿CUÁL fue el tema principal de la predicación del Señor Jesús?

Según Él mismo enseñó, fue el Reino de Dios (Lucas 4:43). Quienes lo escucharon seguramente le oyeron referirse muchas veces a ese Reino.

¿Los dejó eso confundidos o perplejos?

¿Le preguntaron qué era ese Reino?

No. Los Evangelios no registran ninguna pregunta de ese tipo. Por consiguiente:

¿Sabían aquellas personas lo que era el Reino de Dios?

Lo cierto es que las antiguas Escrituras que los judíos consideraban santas, describían ese Reino.

De hecho, revelaban en términos muy claros y concretos
tanto lo que es como lo que lograráHoy podemos saber aún más sobre el Reino, y básicamente del mismo modo acudiendo a la Biblia.

Veamos siete verdades expuestas en ella.

Las primeras tres no fueron ningún secreto para los judíos de los días del Señor Jesús e incluso antes.

Las tres siguientes fueron reveladas por Cristo o por sus apóstoles durante el siglo primero.

Y la séptima y última se ha hecho evidente en nuestro propio tiempo.

1. El Reino de Dios es un gobierno real que durará para siempre.

La primera profecía que aparece en la Biblia revela que Dios enviaría a alguien para rescatar a los seres humanos fieles.

A ese redentor se le llamó “la descendencia”, y se predijo que eliminaría para siempre las terribles consecuencias de la rebelión de Satanás y de Adán y Eva.

Lea en la Biblia: Génesis 3:15.

Mucho tiempo después, al fiel rey David se le dijo algo emocionante acerca de esa
“descendencia”, o Mesías: gobernaría sobre un Reino, sobre un gobierno que sería distinto de todos los demás, pues duraría para siempre.

Lea en la Biblia; 2 Samuel 7:12-14.
Daniel capítulo 2 verso 44


2. El Reino de Dios acabará con todos los gobiernos humanos.

El profeta Daniel recibió una visión en la que contempló una sucesión de potencias mundiales que se ha extendido a lo largo de la historia y ha llegado incluso hasta nuestros días.

Observe el sorprendente desenlace de su visión: “En los días de aquellos {últimos} reyes {humanos,} el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas.

Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo.

Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”.

De modo que todos los reinos, o gobiernos, de este mundo —con sus guerras, su crueldad y su corrupción— serán destruidos para siempre.

Como señala esta profecía de Daniel, el Reino de Dios pronto gobernará sobre toda la Tierra Daniel 2:44, 45.

No solo es un gobierno real, sino que será el único que exista.


3. El Reino de Dios acabará con las guerras, las enfermedades, el hambre y hasta con la misma muerte.

La Biblia contiene emocionantes profecías que revelan lo que el Reino de Dios hará en este planeta.

Dicho gobierno logrará lo que ninguna organización humana ha logrado ni podrá lograr.

Imagínese: ¡todas las armas de guerra destruidas para siempre! La Biblia dice:

“[Dios] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra”

Lea en la Biblia: Salmo 46:9.

No se necesitarán médicos ni hospitales, pues ya no habrá enfermedades.

“Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” Isaías 33:24.

 Nadie padecerá desnutrición ni se morirá de hambre.

Llegará a haber abundancia de grano en la tierra.”

Salmo 72:16.

Ya no habrá funerales, velatorios, cementerios ni morgues, ni el sentimiento de vacío que los acompaña.

La muerte, nuestra implacable enemiga, será por fin derrotada.

El Creador “realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro”

4. El Rey del Reino de Dios es alguien escogido por Dios mismo.

El Mesías no se nombró a sí mismo, ni tampoco lo eligieron seres humanos imperfectos.


Más bien, Jehová Dios lo escogió personalmente.

Así lo indican los títulos Mesías y Cristo, que significan “Ungido”.

De modo que es Jehová quien ha ungido, o designado, al Señor Jesucristo para ocupar un puesto tan especial.

Dios mismo dice de él: “¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado!

He puesto mi espíritu en él.

Justicia para las naciones es lo que él sacará”  Mateo 12:17, 18.

¿Y quién sabe mejor que nuestro Creador la clase de gobernante que necesitamos?


5. El Rey del Reino de Dios ya ha demostrado ante toda la humanidad que es digno de ocupar ese puesto.

Jesús de Nazaret fue sin duda el Mesías prometido. Provino del linaje que Dios había determinado.

Mateo 1:1.

Cuando estuvo en la Tierra, cumplió decenas de profecías escritas siglos antes. Además, desde los cielos se le identificó como el Mesías.

¿De qué manera?

Pues bien, Dios mismo habló desde los cielos y lo reconoció como su propio Hijo, y los ángeles lo señalaron como el Mesías prometido.

Por otra parte, el Señor Jesús ejecutó milagros que eran una clara manifestación del poder divino, y a menudo lo hizo ante miles de testigos oculares.

Jesucristo demostró vez tras vez la clase de gobernante que sería.

No solo tenía el poder para ayudar a la gente, sino también el deseo de hacerlo.

Era generoso, compasivo, valiente y humilde.

El relato de su vida en la Tierra se halla al alcance de todos, en las páginas de la Biblia.


6. En el Reino de Dios, 144.000 escogidos gobernarán junto con Cristo.

El Señor Jesús dijo que otras personas, entre ellas sus apóstoles, gobernarían con él en el cielo.

Llamó a ese grupo “rebaño pequeño”

Más tarde, al apóstol Juan se le dijo que este rebaño pequeño se compondría de 144.000 siervos de Dios.

Estos tendrían la emocionante tarea de gobernar como reyes y servir como sacerdotes junto con Cristo..

Apocalipsis capitulo 5:9, 10;  14:1, 3.


7. El Reino de Dios, que ya gobierna en los cielos desde 1914 {cumplimiento de profesías} está listo para gobernar también sobre toda la Tierra.

Esta última verdad es una de las más impactantes.

La Biblia ofrece muchas pruebas de que Jesús ha recibido en los cielos su autoridad de Rey.

Allí reina ahora, y muy pronto extenderá su dominio a toda la Tierra y cumplirá las grandiosas profecías que ya hemos citado.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que el Reino de Dios ya está rigiendo?

¿Y cuándo comenzará a gobernar la Tierra?


Notas

Profecías como esta muestran que el Reino de Dios no es algo que esté en el corazón, como muchas veces se ha enseñado. 


El Dr. Archibald Chisholm comentó:

“Tan grande ha sido el trastorno en la manera de pensar y la moralidad, que algunos sugieren que debemos considerar que vivimos en el año [61] A.B. ({anno belli {el} año de la guerra},

...con lo cual indican su punto de vista de que con el estallido” de la I Guerra Mundial en 1914 empezó una nueva época.

El mismísimo hecho de que desde 1914 haya habido tal trastorno en la manera de pensar y la moralidad enfatiza que necesitamos ¡una voz orientadora! dirección apropiada.

 
Muchas personas que están al tanto de esta necesidad expresan el punto de vista de que al fin y al cabo cada persona debería confiar en su conciencia y su libre albedrío.


Dicen: “Que su conciencia sea su guía.”

Al decir “conciencia” piensan en que cada persona parece tener dentro una “voz,” un sentido interior que le dice lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Pero ¿es cierto eso en todos los casos?


¿Sabe usted de qué fuente vino la conciencia y precisamente hasta qué grado está esparcida?

También, ¿precisamente cuánto se puede confiar en este sentido interior? Aunque otros puedan depender de su conciencia, ¿puede usted?

 

LA CONCIENCIA... ¿DE DÓNDE?

 
Si usted fuese a acudir a intelectuales y filósofos para que le explicaran la fuente de su conciencia, probablemente le dirían que simplemente es un producto social de la evolución.

La opinión del evolucionista Carlos Darwin era “que cualquier animal, dotado de instintos sociales bien marcados,  inevitablemente adquiriría un sentido moral o conciencia, tan pronto como sus facultades intelectuales hubiesen llegado a estar bien, o casi tan bien desarrolladas, como en el hombre.”

Y Sigmund Freud pensó que podríamos “rechazar la sugerencia de una aptitud original —como uno pudiera decir, natural— para distinguir entre lo bueno y lo malo.”


 Pero ¿representan esos puntos de vista la explicación verdadera?

El registro más antiguo y consistentemente confiable de la historia y los tratos del hombre responde ¡Nooo!

En primer lugar, la Biblia declara correctamente lo que ha sido confirmado por observación científica honrada, que todas las cosas vivas se reproducen “según su género.”

De consiguiente el hombre no es simplemente un producto de la evolución, ni lo es su conciencia.

Génesis capítulo 1:21-26.

 
Además, la Biblia identifica con exactitud la fuente de esa voz en lo interior de usted, su conciencia.

Muestra por qué —a pesar de esfuerzos de hombres como Hitler, que, jactándose, dijo:

“Estoy liberando al hombre de la degradante quimera que se conoce como conciencia”— por toda la Tierra los hombres continúan teniendo conciencia.

Y la Biblia puede ayudarnos a usar la conciencia y beneficiarnos de ella.

 

 Las Escrituras nos dicen que el Creador hizo al hombre a Su propia imagen, con inteligencia y un sentido moral, tal como Dios mismo tiene estas cosas.

Génesis capítulo 1:27.

 

 Y desde el mismo principio el primer hombre poseyó una conciencia dada por Dios; no fue algo que simplemente se desarrollara a medida que la sociedad fue creciendo.

Esto se puede ver en el relato de las acciones y la actitud de Adán después de haber quebrantado el mandato de Dios concerniente al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.


El registro dice que Adán y Eva entonces “procedieron a esconderse . . . del rostro de Jehová Dios entre los árboles.”

Y cuando Jehová habló, no hubo una respuesta rápida de Adán.

¿Por qué no?

Porque Adán percibía su culpa; era como si hubiese una voz dentro de él que estuviera condenándolo, acusándolo, testificando de que había pecado.

—Génesis capítulo 3:7-10.

 
Así, el más antiguo registro histórico disponible indica que la conciencia del hombre se manifestó desde el principio.

Es interesante el hecho de que en el primer siglo E.C. el historiador judío Flavio Josefo, escribiendo en griego, señaló que el que Adán vacilara en contestar a Dios había sido evidencia de que tenía “mala conciencia.”

Para la palabra “conciencia” Josefo usó el término griego synéidesis, que significa literalmente “tener conocimiento de algo con uno mismo” o “con-ciencia.”

La conciencia de Adán había procedido de Dios; era su sentido moral interior, y estaba relacionado con su mente inteligente.

Puesto que Adán fue creado a la imagen de Dios, cuando obró en oposición a las cualidades o voluntad revelada de Dios sintió un conflicto interior.

Pero ¿qué relación tiene esto con nuestros sentimientos y acciones?

 

¿Fue transmitida la conciencia a los descendientes de Adán?

Sí, la evidencia, tanto bíblica como no bíblica, demuestra que lo fue, hasta a cada uno de nosotros hoy día.

 
Note el relato histórico de lo que sucedió en el caso de José más de dos mil años después del pecado de Adán.

José era esclavo en la casa de Potifar, un oficial de la corte egipcia.

Tentada quizás por la belleza masculina de José, la esposa de Potifar trató de seducirlo.

Puesto que solo era un esclavo, José fácilmente pudo haberse sentido obligado a obedecerla, posiblemente con la esperanza de mejorar su posición.

Sin embargo, José rechazó rotundamente los requerimientos amorosos inmorales de ella y dijo:

“¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”

Génesis capítulo 39:1-9

¿Qué movió a José a ver el adulterio como un pecado contra Dios?

 
Él no respondió de esa manera debido a una ley escrita de Dios que prohibiera el adulterio, como la que solo más tarde apareció en los Diez Mandamientos.

Éxodo capítulo 20:14.

 
Y aquí José estaba en Egipto, lejos de toda presión de familia o reglas patriarcales.

Claramente la conciencia de José estuvo envuelta en esto.

El adulterio violaba su sentido moral. Probablemente podía “sentir” que era incorrecto tomar lo que no le pertenecía, la esposa de otro hombre.

Y este sentimiento pudo haberse fortalecido por haber reflexionado él en el hecho de que un hombre y su esposa son “una sola carne,” un hecho con el cual Adán estaba bien familiarizado.

Génesis capítulo 2:24; Mateo capítulo 19:4, 5

También, habría oído de las experiencias de Abrahán e Isaac, que no mostraban aprobación del adulterio.  

Por consiguiente, aun sin una ley contra el adulterio la conciencia de José podía moverlo a rechazarlo.

 
Pero si Adán transmitió a sus descendientes un grado de conciencia, ¿no debería haber percibido la esposa de Potifar, también,

que el adulterio era incorrecto?


Sí, aunque obviamente ella dejó que la pasión la controlara.

Los egipcios, junto con la gente por toda la Tierra, comprendían que el adulterio era una grave ofensa moral.

Sus más antiguos textos religiosos asociaban el Juicio Final con poner el “corazón” en la balanza.


¿Y en cuanto a qué se juzgaba a uno?

El antiguo “Libro de los Muertos” egipcio representa a los difuntos declarando su inocencia, diciendo:

‘No he robado. No he matado hombres. No he mentido. No he contaminado a la esposa de ningún hombre.’

Por eso, la conciencia debe haberlos llevado a percibir lo incorrecto del adulterio.

 

Introduciendo la conciencia en el cuadro, el historiador Flavio Josefo escribió más tarde que José instó a la esposa de Potifar a evitar una concupiscencia que traería remordimiento y sufrimiento, y a más bien ser fiel a su esposo y disfrutar de “una buena conciencia.”

 Además, encontramos descripciones, tanto bíblicas como no bíblicas, que son ilustración de una conciencia en funcionamiento.

 

En una ocasión el rey David de Israel hizo que se tomara un censo de la nación.

La Biblia describe cómo afectó a David el comprender que había pecado.

Mostrando la conciencia en operación, la Biblia dice que el “corazón de David empezó a darle golpes.”


Un efecto similar de una conciencia herida se menciona en una tablilla cuneiforme antigua que da la oración de un babilonio que había pecado.

Imploraba a su dios que escuchara “a causa de su pecho, que se queja como una flauta resonante.”


 Todo esto muestra que tenemos una conciencia debido a haber heredado de Adán inteligencia y un sentido moral.

 

Así, hasta naciones que no sabían nada de la ley mosaica, dada por Dios, prohibían cosas como hurtar, mentir y cometer incesto, asesinato y adulterio.

Sí, aunque “no tienen ley,” ellas “hacen por naturaleza las cosas de la ley.”

El apóstol Pablo puso de relieve la base que había para las normas morales de ellas, diciendo: “su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.”

Carta del apóstol Pablo a los Romanos capítulo 2:14, 15.

 

 Tan universal es la facultad de la conciencia dada por Dios que una enciclopedia declara:

“Todavía no se ha encontrado una cultura en la cual no se reconozca la conciencia como realidad.”

Y concerniente a los individuos que aparentemente “no tienen conciencia,” el Dr. Geoffrey Stephenson escribió:

“Eso era y todavía es considerado por algunos como una forma genuina de locura o psicosis.”—

Compare en la Biblia con Tito capítulo 1:15.

 

LA CONCIENCIA... SU OPERACIÓN Y ENTRENAMIENTO

 Por consiguiente, ¿podemos simplemente ‘hacer por naturaleza las cosas de la ley’?


Nooo, se necesita más.


El simplemente entender la fuente verdadera de la conciencia y por qué tenemos esa facultad no nos asegura que nos estamos beneficiando plenamente de ella.

Recuerde que los egipcios de la antigüedad tenían ciertas normas morales que manifestaban los efectos de la conciencia.

Pero ¿fue suficiente aquello en sí?

¿Los protegió solo aquello de toda cosa impropia?

Su repugnante adoración de animales, en la cual se rendía “servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó,”

Demuestra que no bastaba con simplemente tener un grado de conciencia.

Carta a los Romanos capítulo 1:20-25


Por consiguiente, es necesario que sepamos más que solo que tenemos una conciencia.

Debemos saber cómo funciona, cómo puede ser entrenada y lo que Dios dice acerca de usarla en la vida cotidiana.


 Los ejemplos bíblicos que hemos considerado ilustran dos maneras esenciales en las cuales su conciencia puede y debe funcionar.

Es probable que el dirigir la atención al pasado de uno y juzgar lo moral que hayan sido sus actos en el pasado sea la operación de la conciencia en que más comúnmente se piense.

Notamos esta función en el caso del pecado de Adán y en la experiencia de David después que éste hubo obrado incorrectamente. La conciencia de éstos los hirió.

¿No ha sentido usted que su conciencia funciona de este modo?

Esta voz interior de la conciencia que aflige a los que han hecho lo malo puede ser tan insistente que éstos tomen acción drástica para limpiar su conciencia o quizás se vean afligidos por su conciencia por años.

 
Sin embargo, un efecto mucho más importante de esta operación de la conciencia es que puede mover a uno al arrepentimiento piadoso. David escribió:

“Cuando me quedé callado se gastaron mis huesos debido a mi gemir todo el día. Por fin te confesé mi pecado, y no encubrí mi error.

Dije: ‘Haré confesión acerca de mis transgresiones a Jehová.’ Y tú mismo perdonaste el error de mis pecados.” (Sal. 32:3, 5)

Por consiguiente, la conciencia de usted en funcionamiento puede hacer que regrese a Dios, pues le ayuda a reconocer que es necesario tener el perdón de él y seguir Sus caminos en el futuro.

—Sal. 51:1-4, 9, 13-15.

 
La otra función de la conciencia es la de funcionar por anticipado para guiar y aconsejar al que tiene que hacer una selección moral o tomar una decisión moral.

El conferenciante Eric D’Arcy comentó: “En los escritores paganos la conciencia no aparecía en la escena sino hasta después que se ejecutaba la acción, y su papel era meramente judicial; pero en [la Biblia], a la conciencia se le atribuye una función legislativa.”

Fue este aspecto de la conciencia lo que hizo que José pudiera percibir de antemano que no debía cometer adulterio.

Siguió su conciencia al rechazar un derrotero que estaba contra su sentido moral.

¿Ha funcionado la conciencia de usted de este modo?

¿Le está ayudando como debería ayudarle?


Para que la conciencia nos guíe y beneficie, es necesario dar atención y entrenamiento a esas dos funciones de ella.

El hecho de que ninguno de los dos aspectos puede ser pasado por alto o reprimido se ve claramente por lo que sucede cuando se ha hecho eso.

Normalmente, como resultado de que la persona ha heredado de Adán la conciencia, ésta pudiera remorderle o indicarle que es incorrecto mentir o hurtar.

Esto es similar a la señal que uno recibe cuando su mano se acerca a una llama; sus receptores sensorios intraconstruidos lo ponen a uno sobre aviso en cuanto al peligro y uno puede alejar del fuego la mano.

Pero ¿qué hay si ya hubiera desarrollado un fuerte callo en esa parte de su mano, o quizás su mano tuviera una gran porción cicatrizada debido a una quemada previa?

En ese caso sus sentidos pudieran estar bloqueados; debido al tejido encallecido o cicatrizado la zona sería insensible, no podría responder.

De igual manera la conciencia pudiera ser amortiguada si se le pasara por alto o reprimiera repetidas veces.

El apóstol Pablo escribió acerca de hombres “cuya conciencia ya no siente nada, como si se la hubieran quemado con un hierro caliente.” (1 Tim. 4:2, Versión Popular)

Esos hombres, sin remordimiento de conciencia, podrían mentir, obrar con hipocresía o extraviar intencionalmente a los cristianos, como dijo el apóstol Pablo.


 En consecuencia, una conciencia que ha sido pasada por alto o reprimida no solo ya no causa dolor a la persona después que ha cometido lo malo, sino que no suministra guía confiable de antemano.

Una descripción de personas en esa situación se da en Efesios capítulo 4:19:

“Los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas.” (Biblia de Jerusalén)

Es fácil entender por qué Hitler quería poner a la gente en esa condición.

Su conciencia no los restringiría en absoluto, sino que podrían hacer cualquier cosa que se les pidiera, sin importar lo baja o vil que fuera.

Ciertamente queremos evitar llegar a ser así; más bien, queremos que nuestra conciencia siga funcionando y respondiendo.

 
La Biblia es una ayuda inestimable en esto. Puesto que presenta las mayores indicaciones que tenemos en cuanto a las cualidades y caminos de Dios, puede ayudarnos a llegar a estar en armonía o sintonía con su imagen. Así, pues, el salmista cantó:

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios.

Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de rectitud.”

Mientras más aprendamos y comprendamos Sus tratos y voluntad, más fortaleceremos la influencia de la conciencia piadosa en nuestra vida.

La voz interior se hace más fuerte y más clara, así como por medio de cultivo y entrenamiento el solista consigue voz y oído más exactos y el relojero aguza su vista.

 
La Biblia contiene leyes o mandamientos claros de Dios contra ciertas graves ofensas morales, como el hurtar, mentir, cometer adulterio y asesinar.

Esos agravios se prohibían en la Ley que él dio a Israel, y las prohibiciones se repiten en el consejo de Dios para los cristianos.

Por consiguiente, hasta si por la crianza o experiencia de una persona en la vida su conciencia hubiera sido amortiguada a cualquiera de estos pecados, por la Biblia le sería fácil ver que son incorrectos.

No habría base para decir: ‘Pero mi conciencia no me molestó; no me pareció que fuera incorrecto.’

Además, esas leyes darían lugar a que los responsables de la congregación cristiana procedieran a fin de proteger de todo practicante de pecado a los miembros de ésta.

Sería expulsado o cortado del compañerismo.—1 Cor. 5:11-13.

 Pero además de leyes contra agravios crasos, las Escrituras contienen muchos principios de conducta que reflejan la personalidad, caminos y normas de Dios.

Estas son indicaciones amplias de cómo podemos ser a su imagen.

Aunque se pudieran citar numerosos ejemplos de principios bíblicos, note las indicaciones claras de que Dios es justo e imparcial.

Ante todo, se nos dice eso directamente.
Confronte en su ejemplar bíblico con: Deuteronomio 32:4; Job 34:10, 12; Hechos 10:34 y 35

Y esto se respalda con ejemplos que muestran que Dios desplegó esas cualidades.

Por ejemplo, cuando un rey ungido de Israel pecaba y obraba injustamente para con algunos de sus súbditos, Jehová claramente mostraba lo incorrecto del derrotero de éste.

Y, en armonía con la propia justicia de Dios, no eximía de castigo ni siquiera al rey.

 Al impresionar en nuestro corazón y mente esos principios de conducta e indicaciones de la personalidad de Dios, fortificamos nuestra conciencia para que obre de manera confiable.

Por consiguiente leemos: “En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.”
—Proverbios. 3:6; Sal. 16:8.

 
Habiendo aprendido que Dios es justo e imparcial...

¿no tendría usted una conciencia más sensible al despliegue de injusticia o parcialidad para con otros?

Quizás a usted se le hubiera criado con prejuicio contra individuos de ciertos antecedentes, y por eso no le molestara el discriminar contra ellos.

Si usted solía atender clientes en una tienda, probablemente tendía a pasar por alto a éstos o tratarlos con menos atención o bondad.

Pero entonces usted aprendió por la Biblia la justicia de Dios y que él insta a los que quieren tener su aprobación a desplegar justicia e imparcialidad.
Miquas 6:8; Proverbios. 24:23

Y llegó a comprender que todas las criaturas humanas son de los mismos padres humanos originales, Adán y Eva.
Hechoos 17:26; Génesis 3:20

Ante una situación similar a otra del pasado en la cual usted habría obrado injustamente, la “voz” de su conciencia le insta ahora a obrar con justicia e imparcialidad.

Además, si usted prosiguiera y obrara con su prejuicio anterior, probablemente su conciencia lo afligiría después de eso.

Sería como si oyera desde lo interior una voz que lo condenara por haber seguido un derrotero que usted sabía que era incorrecto.

De modo que usted puede ver que su conciencia ha recibido entrenamiento, ha sido aguzada, se ha hecho más sensible.

Ahora suministra mejor guía para usted; lo acerca más a la imagen de Dios.


 Como se ha mencionado, hoy nos enfrentamos a extenso cambio y derrumbe en lo moral.

Esto hace cada vez más difícil la tarea para los que quieren cooperar con la voz de su conciencia.

Además, ¿no parece que la vida se está haciendo cada vez más complicada?

¡Parecen tantos los factores que hay que considerar al tomar una decisión!

El juez Felix Frankfurter, del Tribunal Supremo de los EE. UU., hizo el siguiente comentario en cierta ocasión:

“Difícilmente hay una cuestión de verdadera dificultad delante del Tribunal que no envuelva más de un llamado principio.

Cualquiera puede decidir una cuestión si solo hay un principio individual en controversia.”


 Sin embargo, mientras más amplio sea nuestro conocimiento de los principios divinos que se hallan en la Biblia, mejor podremos pesar los asuntos y decidir.

Al enfrentarnos a una cuestión o decisión, podemos meditar en los principios bíblicos que parecen aplicar.

Dependiendo de la naturaleza del asunto, pudiera tratarse de principios como los siguientes:

Respete la jefatura Colosenses 3:18, 20

Sea honrado en todas las cosas Hebreos 13:18

Odie lo que es malo (Sal. 97:10

Siga tras lo que contribuye a la paz Romanos 14:19

Obedezca a las autoridades gubernamentales (Rom. 13:1; Mat. 22:21)

Rinda devoción exclusiva a Dios (Mat. 4:10);

Evite las malas asociaciones 1a. Carta a los Corintios 15:33

No haga tropezar a otros Fili. 1:9, 10.

Aunque los principios mismos nos ayudan, si aumentamos nuestro conocimiento y aprecio de los principios y caminos de Dios la voz de nuestra conciencia será más confiable.

El apóstol Pablo dijo que la conciencia de él era ‘dadora de testimonio.’ Romanos 9:1

La nuestra también lo será.


Los aguijonazos de nuestra conciencia que ha sido entrenada por la Palabra de Dios nos ayudarán a reflejar la personalidad y cualidades de Dios en nuestras decisiones.

 Así, pues, todos tenemos disponible para nuestra guía un grado de conciencia, que suministró Dios.

Pero si aumentamos nuestro conocimiento de las cualidades y principios de Dios, nuestra conciencia puede hacérsenos aun más valiosa en lo que se refiere a guiar nuestros pasos y tomar decisiones.

Beneficiándose de la conciencia que Dios le ha dado

“La ley de su Dios está en su corazón; sus pasos no titubearán.”—Salmo 37:31.


AUNQUE Dios no ha dado a los cristianos un extenso código de leyes, nos ha provisto algunas leyes, o reglas directas, y muchos principios para que los apliquemos de acuerdo con nuestra fe y nuestra conciencia.

Pero una cosa es tener conciencia, y otra es beneficiarnos plenamente de ella.

Muchas personas opinan: ‘Si algo no le causa perturbación a mi conciencia, está bien.’

¿Es correcta esta forma de pensar?

 
La Biblia muestra que, debido a nuestra carne pecaminosa, nuestra conciencia puede darnos mala dirección, causarnos extravío; puede que sea débil, que haya recibido guía equivocada, o que esté contaminada.

Podemos comprender mejor lo peligroso que es el punto de vista:

“Deje que su conciencia sea su guía” si consideramos a los habitantes de Creta del primer siglo, a quienes se conocía como “mentirosos, bestias salvajes perjudiciales, glotones desocupados.”

Tito capítulo 1 versos 10-12.

Al igual que todos los pueblos, los cretenses tenían conciencia innata.

Pero no estaban beneficiándose de ésta.

Al escribir a Tito, quien se hallaba en Creta, el apóstol Pablo dijo:

“Todas las cosas les son limpias a los limpios.

Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia.”

Tito 1:15; Romanos 2:14, 15

La mayoría de los cretenses tenían una conciencia insensible que no les ayudaba a hacer lo que era moral o limpio.

1a. Carta a Timoteo capítulo 4 verso 2

‘Nada era limpio’ para muchos cretenses.

¿A qué se debía eso?

Con conciencia contaminada, ellos veían cada situación como una oportunidad para hacer lo que era inicuo.

Quizás hayan dicho:

‘Mi conciencia no se siente perturbada por eso.’ ¡Pero debería haberse perturbado! Sin embargo, algunos judíos o prosélitos cretenses habían estado en Jerusalén para la celebración del Pentecostés de 33 E.C.

El conocimiento espiritual de ellos les habría ayudado a no ser mentirosos, injuriadores ni glotones.

Y a los que aceptaron al Señor Jesús se les ayudó adicionalmente, mediante la enseñanza que provino de él, a tener una buena conciencia, una que funcionara bien.—

Lea en su ejemplar bíblico:

Hechos 2:5, 11; Tito 1:5; 2:2-5; 3:3-7.

 
No obstante, la conciencia puede hacer que hasta alguien que esté en contacto con la Palabra de Dios y desee hacer lo correcto se extravíe.

Saulo, o Pablo, estaba familiarizado con las Escrituras y rendía adoración celosa de acuerdo con la Ley.

Sin embargo, no se mantuvo al paso con el desarrollo progresivo de la voluntad de Dios.

Después que el Mesías llegó, predicó y murió en cumplimiento de las profecías, Pablo continuó practicando el judaísmo farisaico.

Su conciencia no le impidió que ‘persiguiera a la congregación’ y ‘estuviera respirando amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor.’

—Filipenses 3:4-6; Hechos 9:1, 2.

 
Estos ejemplos muestran que nuestra conciencia puede darnos mala guía.

Puesto que nos encaramos a muchas decisiones que no están abarcadas por leyes bíblicas específicas, sino que son asuntos de conciencia, es necesario que sepamos cómo podemos entrenar nuestra conciencia y beneficiarnos de ella al grado más pleno.

Consideremos tres áreas al respecto.

¿Qué indica la Palabra de Dios?

 La Palabra de Dios, que es perfecta, contiene mucha información que puede comunicarnos esclarecimiento en cuanto a la manera de pensar de Dios, o sus principios, y educar nuestra conciencia.

Como ya se ha dicho, José {hijo de Jacob y Raquel} no tenía una ley de Dios en forma escrita en contra del adulterio.

Pero la conciencia de José había sido educada correctamente.

Sin duda él había razonado sobre el hecho de que el propósito de Dios era que el esposo y la esposa {"los dos”} fueran una sola carne, sin la intrusión de una tercera persona con intenciones adulterinas.

Y José ciertamente estaba enterado de la experiencia en que estuvo envuelto el amigo de Dios, Abrahán, la cual indicó la posición que toma Dios en cuanto al adulterio.

—Mateo 19:5; Génesis 2:24; 20:1-18.

 Nosotros podemos beneficiarnos de manera similar.

Por ejemplo, quizás nos encaremos a la decisión de aceptar una invitación para comer o hablar sobre negocios con alguien de nacionalidad, raza o antecedentes diferentes a los nuestros.

Esto es algo que requiere una decisión personal.

Pero si hemos absorbido de la Biblia la actitud de imparcialidad y ecuanimidad de Dios, nuestra conciencia educada contrarrestará cualquier prejuicio en medio del cual se nos haya criado.

Obraremos en armonía con este entendimiento.

Hechos 10:34, 35; Santiago 2:1-4

Así, los principios bíblicos pueden ser una ayuda para nosotros también.

 Cuando tenemos que decidir algún asunto a fin de ‘tener una buena conciencia,’ debemos enterarnos de lo que Jehová dice respecto al asunto, puesto que esto puede tener efecto en nuestra conciencia y en la decisión que tomemos, y debe tenerlo.

1 Pedro 3:16

Además de buscar leyes específicas, debemos interesarnos en saber si hay principios bíblicos relacionados con el asunto.

¿Hizo o dijo algo el Señor Jesús que indicara el modo de pensar de él tocante a una decisión de esa índole?

Podemos buscar información en las ayudas para el estudio de la Biblia que consideren el asunto.

Y podemos consultar con compañeros cristianos que puedan ayudarnos a hallar principios bíblicos relacionados con el asunto.

Por supuesto, no debemos dar este paso con la idea de que ellos lleven nuestra responsabilidad, ni debemos preguntar: ‘Si a usted le correspondiera decidirlo, ¿qué haría?’

—Gálatas 6:5.


En situaciones en que hay que tomar una decisión personal, los cristianos de cerebro y corazón sinceros deben seguir un proceder que los deje con una conciencia limpia y tranquila delante de Dios.

Debe ser su intenso anhelo poder decir: “Da testimonio nuestra conciencia ... que con santidad y sinceridad piadosa ... nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.”

2 Corintios 1:12

La profundidad del amor del cristiano a Jehová y Sus principios se puede evidenciar por las decisiones que toma en asuntos de conciencia.

¿Cómo afectará a otras personas?

Puesto que los cristianos quieren que su conciencia los mueva a imitar a Dios, el interés amoroso en otras personas debe ser influencia importante en las decisiones que envuelvan la conciencia.

Se sacó a relucir este aspecto cuando Pablo escribió acerca de diversos asuntos relacionados con el alimento.

 En la congregación corintia surgió preocupación tocante a carne que había sido sacrificada a ídolos.

Hubiera sido idolatría el que un cristiano comiera carne de un sacrificio durante una ceremonia idolátrica.

Pero el apóstol Pablo explicó que no era pecado comer el sobrante de la carne que se hubiera comprado en una tienda similar a un restaurante y que estuviera conectada con algún templo, o en carnicerías públicas.
1a. Carta a los  Corintios 8:10; 10:25; Hechos 15:29

No obstante, algunos cristianos que anteriormente habían sido adoradores de ídolos eran sensibles {tenían conciencias débiles} tocante a comer aquella carne hasta cuando se vendía públicamente sin conexión con lo religioso.

Aunque sin expresar aprobación de las conciencias débiles, Pablo animó a otros cristianos a que desplegaran consideración para con aquellos hermanos.

Habría sido falto de amor el hacer algo que pudiera haberlos llevado al tropiezo, o que los hubiera llevado a sentirse libres, con conciencia tranquila, para participar de nuevo en la idolatría.

 Pablo desplegó la actitud que todos necesitamos:

“Si el alimento {o cualquier otra cosa} hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.”

Si en algún asunto que dependiera de nuestra propia conciencia, y en el que, por lo tanto, tuviéramos libertad para obrar, pasáramos por alto la conciencia de otras personas y así ‘arruináramos a nuestros hermanos por cuya causa Cristo murió,’ pudiéramos perder nuestra posición de favor delante de Dios.

Pablo preguntó: “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?”

1 Corintios 8:3, 11-13; 10:29

Aunque uno piense que algo es ‘asunto personal de conciencia,’ si tal proceder perjudica a otras personas puede resultar en que uno reciba el juicio adverso de Jehová.

Eso demuestra lo engañoso que puede ser el pensar:
‘Si es asunto que se deja a mi conciencia, está bien.’

 

 Por lo tanto, cuando nos encaramos a una decisión que es ‘asunto de conciencia’ tenemos que reflexionar en;

(1) lo que la Palabra de Dios dice al respecto,

y (2) cómo la decisión que tomemos pudiera afectar o envolver en el asunto a otras personas.

Sin embargo, hay un tercer aspecto que es importante.


¿Cómo nos afectará a nosotros mismos?

 La revista Natural History de agosto de 1981 contenía un artículo sobre mensajeros de la ciudad de Nueva York que van en bicicleta y llevan paquetes y cartas urgentes a negocios de toda la ciudad.

Entre los ejemplos de hombres que han emprendido esta forma de trabajo estaba el siguiente:

“Donald, mensajero de 41 años de edad, puede mantener a su esposa y su hijo de 15 años de edad con lo que gana.

Donald trabajaba revelando películas, pero abandonó su profesión porque, como testigo de Jehová, no podía hacer la vista gorda ante el papel que él desempeñaba en la producción de material pornográfico.

Como mensajero, no solo siente que su conciencia está limpia, sino que puede terminar su trabajo a su discreción para dedicar más tiempo a hacer prosélitos.”

 Hay varios factores que tienen que considerarse al tomar decisiones relacionadas con el empleo.

Parecido a lo que sucedió en el caso de Donald, puede que un cristiano esté trabajando para una compañía que revele películas... fotografías, películas domésticas, películas de anuncios y películas cinematográficas comerciales.

Gradualmente, la compañía acepta algún material pornográfico. En cierto punto la conciencia del cristiano comienza a molestarle.

Quizás se dé cuenta de que se le está obligando a involucrarse en la pornografía u otra actividad ilegal...

 Es digno de encomio el que tanto la fe de alguien como su deseo de tener una buena conciencia lo muevan a efectuar ajustes para que ‘sus pasos no titubeen’ y pueda dedicar más tiempo y atención a difundir “todo el consejo de Dios.” (Hechos 20:26, 27)

Sin embargo, ¿cómo debemos considerar a otras personas cuyas circunstancias parecen permitirles dedicar más tiempo a la predicación, pero que no lo hacen?

Quizás reciban un buen salario de sus empleos o negocios, y quizás parezca que ya tienen suficiente dinero como para vivir cómodamente en este sistema.

Pero en vez de regocijarse como precursores en la obra de tiempo completo de hacer discípulos, continúan dando expansión a sus negocios, casas y comodidades.

Compare con Marcos 10:17-22; Lucas 12:16-21.

No nos toca a nosotros juzgar a otras personas respecto a dichos asuntos, porque “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.”

Más bien, que nuestra fe nos mueva, sin hipocresía, a servir plenamente a Dios para que podamos disfrutar de una buena conciencia.

—Romanos 14:1-4, 10-12.

Guiados por una buena conciencia

 La conciencia cristiana que sea sensible y haya sido educada apropiadamente nos guiará a hacer lo que es bueno.

Lo hizo en el caso del apóstol Pablo.

El estaba tan interesado en ‘sus hermanos,’ judíos como él, que escribió:

“Mi conciencia da testimonio conmigo en Espíritu Santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón.”

Romanos 9:1-3.

Sí, él hizo todo lo posible por compartir las buenas nuevas del cristianismo con ellos.

Así debe ser en nuestro caso.

Si comprendemos con aprecio lo valiosa que es la conciencia que Dios nos ha dado, no nos inclinaremos a pensar solo en términos de reglas.

Las reglas pueden establecer requisitos mínimos, o metas.

Pero una conciencia estimulada por amor y fe probablemente exija aún más de nosotros, y nos mueva a hacer mayores sacrificios y a ser más altruistas.

De ese modo ciertamente nos beneficiaremos de nuestra conciencia.

Esta nos mantendrá alejados de las cosas que pueden resultar en la desaprobación divina, y nos ayudará a hacer las cosas que El claramente aprueba.

Esto es especialmente cierto a medida que nuestra conciencia nos guía a participar a mayor grado en la proclamación de las buenas nuevas. {predicar}

¿Qué beneficio pudiera ser mayor que el que Pablo le mencionó a Timoteo?

Dijo él: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.”

1a. Carta a Timoteo 4:16

En los Estados Unidos las películas clasificadas R se consideran poco apropiadas para personas menores de diecisiete años de edad {a menos que las acompañe un padre o tutor}

debido al tema o al grado de contenido sexual, de violencia o de vocabulario obsceno.

La congregación local se beneficiaría de tener más precursores.

Sin embargo, muchas personas que tienen interés en la verdad y 'hambrean' en sentido espiritual viven en zonas a las que pocos hermanos pueden mudarse por no haber allí oportunidades de empleo. 

¡Qué bendición es el que cristianos que están en buena posición financiera respondan favorablemente a estas llamadas por ayuda!—Hechos 16:9, 10.

¿Lo guía una conciencia cristiana sensitva?

¡QUÉ enormes cambios han hecho muchos que han llegado a ser cristianos!

Individuos de la Corinto de la antigüedad que se convirtieron al cristianismo habían sido fornicadores, idólatras, homosexuales, ladrones y borrachos.

Pero al oír y aplicar la verdad de la Palabra de Dios, cambiaron y fueron “lavados.”

1a. Carta de Pablo a los  Corintios capítuo 6:9-11 

¿Sabe usted de personas que hayan efectuado cambios similares?
 

Quizás, con ayuda de Dios, usted mismo haya hecho eso.

 ¡Qué excelente es el que personas a quienes conmueve el mensaje cristiano se alejen de cuadrar con la descripción de Tito 1:15:

“A los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia”!

Sin embargo, más que solo evitar agravios morales flagrantes, a medida que una persona aprende de las leyes y principios de Dios desarrolla una conciencia más sensitiva.

¿No se ha hecho más sensible su propia conciencia a medida que usted ha aumentado en conocimiento y aprecio de la voluntad y la personalidad de Dios?

Esto es algo sumamente deseable.

El tener una conciencia cristiana apropiadamente sensitiva y responder a ella puede ayudarle a conseguir el favor de Dios, puede hacerle más tranquila la vida, evitándole el dolor que a menudo reciben los que tienen una conciencia contaminada, y puede ayudarle a vivir una vida que sea ejemplo del cristianismo verdadero.—Compare con 1 Pedro 3:21.

LA CONCIENCIA... ¿CUÁN SENSITIVA?

 Sin duda, como cristianos no queremos una conciencia “contaminada” o “cauterizada,” porque una conciencia de esa clase no sería de ningún valor en ayudarnos a reflejar la imagen de Dios. (Efe. 4:19) Por otra parte, nuestra conciencia no debe hacerse sensitiva de manera exagerada o desequilibrada; en vista de que somos humanos imperfectos, eso pudiera suceder si no tenemos cuidado.

 Por ejemplo, una persona pudiera reconocer que Jehová no está respaldando las guerras de las naciones, sino que insta a su pueblo a aprender los caminos de la paz. (Isa. 2:4) Sabiendo que por lo general las naciones sostienen a sus ejércitos con el dinero de los impuestos,

¿sería equilibrado y bíblico que la conciencia de esa persona la llevara a negarse a pagar impuestos?

¿O que la llevara a pagar sus impuestos menos un porcentaje que correspondiera con lo que el gobierno gasta en su presupuesto de defensa?

Aunque hay quienes han adoptado esa posición, la evidencia bíblica pesa contra una conciencia que conduzca a tal derrotero.

A los cristianos se les dice claramente que paguen sus impuestos, y esto se puso en la Biblia a pesar del hecho de que el gobierno romano entonces existente sostenía un ejército enorme.

Mateo 22:17-21; Romanos 13:1, 7

Por consiguiente el cristiano puede, con una conciencia limpia equilibrada por la Palabra de Dios, pagar sus impuestos, dejando a los gobiernos la responsabilidad de cómo se usa el dinero.

 Por la misma razón, este consejo bíblico debe plasmar la conciencia de la persona de modo que pague todos sus impuestos.

¿Es a eso que lo mueve la conciencia suya, o ha influido en su conciencia el predominio común de la evasión del pago de impuestos?

Como ilustración, si sus circunstancias han cambiado —quizás los hijos se hayan casado y ya no vivan con usted en su casa, lo cual significa impuestos más altos para usted—

¿lo ha movido su conciencia a informar esa realidad y pagar el impuesto completo? Es verdad que pudiera haber muy poca probabilidad de que la declaración de impuestos de uno fuera revisada cuidadosamente y se detectara la realidad.

Pero para el cristiano que tiene una conciencia apropiadamente sensitiva, el deseo de evitar el castigo no es la única razón para obrar apropiadamente; la conciencia también es un factor.

¿Ve usted que sea así en su caso?


 Con relación a esto Pablo escribió: “Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [contra los infractores], sino también por causa de la conciencia de ustedes.” (Rom. 13:5)

Por consiguiente su conciencia sensitiva y apropiadamente equilibrada debe ser una fuerza restringente y orientadora que lleve a lo bueno.

¿Lo es?

¿Exactamente cuán sensitiva y útil es su conciencia? Consideremos unas cuantas ilustraciones que pueden ayudarnos a decidir.

CONCIENCIA Y EMPLEO

 El empleo es una zona de actividad que hace surgir muchos problemas que requieren el ejercicio de la conciencia cristiana.

Algunas formas de empleo, como el de hacer ídolos, trabajar en un establecimiento de juego de azar o estar empleado por una organización religiosa de la religión falsa, violan claramente las Escrituras.

De modo que los cristianos las evitan. (1 Juan 5:21; Col. 3:5; Rev. 18:2, 4, 5)

Sin embargo, no todos los asuntos de empleo están tan claramente definidos.

Cierto empleo pudiera estar en una “zona gris,” por decirlo así.

Y a veces, aunque no haya razón para objetar al trabajo fundamental de uno, quizás de vez en cuando se le pida que haga algo de índole sospechosa.

De modo que la conciencia puede verse envuelta en la situación.


 Por ejemplo, hay problemas de empleo que tienen que ver con la sangre.
 Por consiguiente, los testigos cristianos de Jehová no comen alimento que contenga sangre, como la morcilla, ni aceptan transfusiones de sangre.

Pero ¿qué hay si, en su trabajo, se le pidiera que manejara sangre o productos de sangre de vez en cuando?

¿Le permitiría eso su conciencia?

Un Testigo que vivía en Colorado trabajaba en un hospital de técnico médico principal haciendo análisis de diversas clases en tejido y fluido corporales.

Entre las muchas cosas que se esperaba que él analizara había muestras de sangre.

A veces simplemente se trataba de examinar la sangre de un paciente para determinar el nivel de azúcar o colesterol.

Pero en otras ocasiones era para ver la compatibilidad con propósitos de transfusión. 

¿Podía hacer eso?

 Este cristiano consideró cuidadosamente el asunto.

Se podía ver que no sería correcto que un cristiano trabajara exclusivamente para un banco de sangre, donde todo estaba dedicado a un fin que era en violación de la ley de Dios.

Pero ésa no era su situación; él hacía análisis de muchas clases.

También, si uno fuera un doctor que fuera responsable de tomar la decisión, no podría pedir una transfusión de sangre para un paciente, así como el dueño cristiano de una tienda no podría pedir y tener en existencia ídolos o cigarrillos.

Sin embargo, este técnico se dio cuenta de que con relación a la sangre simplemente estaba haciendo un análisis, tal como una enfermera pudiera haber tomado la muestra, un mensajero pudiera haberla entregado al laboratorio y otra persona pudiera administrar una transfusión u otra medicación por órdenes de un doctor.

Según ese texto el judío que hallaba el cuerpo muerto de un animal que moría de por sí podía removerlo vendiéndoselo a un extranjero que no estaba bajo las restricciones de la Ley en cuanto a carne animal no desangrada.

De modo que la conciencia del técnico en aquel tiempo le permitió hacer análisis de sangre, incluso los de sangre para transfusiones a pacientes a quienes no les importaba la ley de Dios sobre la sangre.


 ¿Es así como habría respondido la conciencia de usted? 

Si no, por vía de consideración, pregúntese si su conciencia le permitiría como empleado traer la muestra de sangre al laboratorio para análisis.

O, alejándose un paso más de la transfusión misma,

¿podría usted como conductor de un camión entregar el equipo de análisis al hospital?

¿O le permitiría su conciencia fabricar vidrio del cual quizás se produjera tal equipo?

Es evidente que, razonablemente, no se puede considerar que todas estas cosas sean contribuciones directas a la violación de la ley de Dios acerca de la sangre.

Pero ¿dónde “marca uno la raya”? Aquí es donde la conciencia entra en juego. 

Aunque el cristiano tiene que evitar cosas que inequívocamente están en pugna con la ley de Dios, se le pide que use su conciencia para resolver muchos asuntos. ¿Le serviría bien la conciencia suya en situaciones de ese tipo?

¿Es sensitiva?

 En este caso en particular, después que por muchos años el técnico efectuó análisis, su conciencia empezó a molestarle.

No era como si otra persona debería decirle o pudiera decirle que lo que estaba haciendo era incorrecto. Tampoco estaba buscando que otro decidiera por él.

Pero empezó a pensar: “¿Hay consistencia en hablar de amor al prójimo, y, no obstante, contribuir, en parte, a que mi prójimo quebrante la ley de Dios?” Mateo 22:39; Hech. 21:25)

Comprendiendo su deber cristiano de sostener a su familia, consideró el asunto con su esposa. (1 Tim. 5:8)

Juntos concordaron en que, si la conciencia de él le molestaba, sería mejor que él efectuara un cambio.

Dejó su trabajo de 15.000 dólares al año y se puso a hacer trabajo de limpieza, aunque empezó ganando solo 3.600 dólares al año.

 No perdamos el punto de este ejemplo.

No se relata aquí para sugerir que el cristiano no puede ser técnico médico; hay cristianos que continúan trabajando como técnicos médicos, enfermeros o enfermeras, conductores de camiones, etcétera.

Se da este ejemplo para ilustrar que la conciencia puede entrar en juego en asuntos de empleo.

En el caso suyo la clase de trabajo y lo que se le pide que haga quizás sean bastante diferentes.

Pero todos los cristianos deben pensar en si están viviendo en tan estrecho acuerdo como sea posible con los caminos y principios de Dios.

Si a su conciencia entrenada por la Palabra de Dios le causa dolor lo que se le pide, ¿la pasará usted por alto?

¿Cuánta importancia tiene para usted, realmente, tener una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres?

—1 Tim. 1:5, 19.

 Por supuesto, no podemos evitar del todo los problemas de empleo, porque todavía estamos en este sistema de cosas.

(1 Cor. 5:9, 10)

Así, pues, usted probablemente comprenda que quizás no podrá hacer que su jefe cultive una conciencia cristiana.

Es posible que él opte por hacer caso omiso de ciertas leyes, quizás exagere los méritos de sus productos o tenga en existencia ciertos artículos que usted no tendría si fuera dueño del negocio.

O pudiera ser que sus compañeros de trabajo mientan en sus informes de producción o haraganeen cuando el jefe no está cerca.

No obstante, usted puede y debe responder a la conciencia de usted.

De modo que si ésta no le permite hacer ciertas cosas o si otros lo ridiculizan por su trabajo duro, acepte eso.

El apóstol Pedro escribió: “Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada.”

—1 Ped. 2:18, 19.


LAS CONCIENCIAS SENSITIVAS DIFIEREN

 Otra esfera en que pudiera verse envuelta su conciencia tiene que ver con asuntos patrióticos, como los ejercicios patrióticos en lugares públicos.

¿De qué manera hace su conciencia que reaccione usted?

Esta es una pregunta apropiada, porque en este campo y otros las conciencias difieren.


 Los testigos cristianos de Jehová comprenden que muchas personas abrigan sentimientos profundos en cuanto a actos patrióticos, el más común de los cuales, probablemente, es el de saludar o prestar juramento a la bandera nacional.

Como señala el libro Essays on Nationalism por Carlton Hayes: “El principal símbolo de fe y objeto central de adoración del nacionalismo es la bandera, y se han ideado curiosas formas litúrgicas para ‘saludar’ la bandera . . .”

Aunque reconocen plenamente la libertad que otros tienen en estos asuntos, los testigos cristianos de Jehová, movidos por su entendimiento de la Biblia, se abstienen de estos actos.

—Juan 17:16; 1 Cor. 10:14.

 
Pero ¿qué derrotero le moverá a seguir su conciencia cuando se conduce un ejercicio patriótico?

Por ejemplo, quizás al auditorio del que usted forme parte se le pida que se ponga de pie y salude la bandera nacional.

Como cristiano usted definitivamente evitaría ejecutar todo acto de idolatría.

Sin embargo, ¿le permitirá su conciencia ponerse de pie?

Un cristiano en esta situación podría concluir que debería permanecer sentado, porque de ese modo personalmente se siente seguro de que no está envuelto en la ceremonia.

¿Sería a eso que lo movería la conciencia de usted?

Otro cristiano en la misma circunstancia pudiera decidir ponerse de pie.

Comprende que no es como si todo lo que se hubiese pedido de uno para mostrar participación plena fuera ponerse de pie.

Al auditorio se le pide que se ponga de pie y salude.

Quizás él recuerde que los tres hebreos evidentemente se pusieron de pie delante de la imagen erigida por Nabucodonosor, pero rehusaron inclinarse ante ella.

En consecuencia, pudiera concluir que en este caso la participación plena envuelve tanto el ponerse de pie como el saludar, de modo que su propia conciencia le permite el simplemente ponerse de pie respetuosamente sin saludar.—Dan. 3:1-18.

 
Como se puede ver, en el caso de dos cristianos en la misma clase de situación, la conciencia pudiera moverlos a conclusiones levemente diferentes, aunque ambos se abstienen de lo que la Biblia demuestra que es impropio.
(Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21)

Esa variación permitida por el funcionamiento de la conciencia no es una evidencia de confusión o falta de unidad entre cristianos.

Tampoco es prueba de que definitivamente uno de los dos esté equivocado. En vez de eso, esa variación se puede considerar como un efecto esperado de conseguir y usar la conciencia cristiana.

 ¿Es esto para beneficio de uno?

¿Es el seguir uno su conciencia superior a seguir una “regla”?

Sí, el estar uno anuente a entrenar su conciencia y responder a ella, en contraste con seguir un “talmud” de reglas sobre toda cuestión y variación posible que surgiera, sí lo beneficia a uno.

Lo ayuda a estar más meditativamente consciente de los principios bíblicos. Y sin duda uno llega a estar mejor capacitado para pensar claramente, pues la mente recibe estímulo y es fortalecida.

Un resultado provechoso de esa clase fue puesto de relieve en un estudio australiano de “creatividad” entre niños de doce años. El informe sobre esto declaró:


“En particular, un número desproporcionadamente grande de niños sumamente creativos eran Testigos de Jehová.

Cuatro niños de la muestra total de 394 eran miembros de esta secta, y los cuatro mostraron elevada habilidad creativa.

Tanto la muchacha que obtuvo el más elevado total de tantos en las pruebas de Torrance como la muchacha que fue el único menor, varón o hembra, incluido en el 20 por ciento superior de las cinco medidas de ejecución, eran Testigos de Jehová.”—Journal of Personality, marzo de 1973.

¿Qué explicación se ofreció por la sobresaliente creatividad de estos niños Testigos?

El estudio llamó específicamente la atención al hecho de que ellos no se amoldan simplemente con pasividad a lo esperado en los ejercicios patrióticos de la escuela.

Más bien, pesan los principios de la Palabra de Dios y cultivan obediencia a una conciencia cristiana sensitiva.

SENSITIVA, PERO NO SIEMPRE MÁS RESTRICTIVA

 Hemos visto que a medida que la conciencia de uno es entrenada y puesta en más estrecha armonía con los caminos y voluntad revelados de Dios, por lo general se hace más restrictiva.

Ya no le permite a uno hacer ciertas cosas que hacía anteriormente, porque ahora uno las considera contrarias a los principios piadosos.

Sin embargo, el entrenar uno su conciencia en armonía con la Palabra de Dios no necesariamente significa que llega a ser más restrictiva en todo.

Puede ser que la conciencia apropiadamente entrenada de uno en realidad le llegue a permitir hacer algunas cosas que, antes de conocer la voluntad de Dios, le parecían inapropiadas.

 Lo que establece la diferencia en esos casos es el conocimiento exacto. Esto se ilustra en los comentarios de Pablo en cuanto a carne que se había ofrecido a un ídolo pero que más tarde se vendía en una carnicería o en una clase de restaurante relacionado con un templo de ídolos.

El individuo que recientemente había abandonado la adoración pagana y se había hecho cristiano quizás evitaba aquella carne, porque deseaba evitar absolutamente todo lo que estuviera relacionado con un ídolo.

Sin embargo con el tiempo podría aumentar en conocimiento y entendimiento. Pablo escribió: “Sabemos que un ídolo nada es . . . y que no hay más que un solo Dios.”
(1 Cor. 8:4)

Llegando a comprender esto, el cristiano pudiera discernir que la carne que se vendía públicamente no estaba contaminada o envenenada solo porque en una ocasión hubiera sido ofrecida a un no-dios.

Con este conocimiento su conciencia fortalecida pudiera permitirle comprar aquella carne en una carnicería o en un restaurante público.—1 Cor. 8:10; 10:25.

 La conciencia puede tener el mismo efecto hoy día.

Por ejemplo, en Ohio un joven creció con la convicción de que los cristianos no deberían tomar bebidas alcohólicas.

Hasta se había memorizado las advertencias contra la borrachera y la descripción del borracho registradas en el capítulo 23 de Proverbios. }

En años posteriores, cuando llegó a ser siervo dedicado de Dios, su conciencia todavía no le permitía aceptar vino ni cerveza.

Después oyó y consideró cuidadosamente un discurso en el cual se reseñó con exactitud lo que las Escrituras dicen en cuanto al alcohol. 

El discurso mostró que la Biblia indiscutiblemente condena la borrachera. (Pro. 23:20, 21; Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3)

No obstante, la Biblia no prohíbe el consumo moderado de bebidas alcohólicas, así como el Señor Jesús en una ocasión hizo vino y lo bebió en ocasiones. 

Aunque aquellos textos le eran conocidos al joven, ahora vio la conclusión equilibrada a la cual llevaban.

Por eso, cuando más tarde un italiano le ofreció hospitalariamente una copita de vino, la conciencia de este cristiano le permitió aceptarla.

 ¿Ha experimentado usted un fortalecimiento y equilibrio de su conciencia como ése a medida que ha ido aumentando su conocimiento de los caminos y la Palabra de Dios?

Si así es, usted probablemente también aprecia la importancia de tomar en consideración los sentimientos de la persona cuya conciencia difiera de la de usted.

Este era el punto que Pablo estaba explicando al considerar la carne que había sido ofrecida a un ídolo que en realidad era “nada.” Escribió:

“No obstante, no hay este conocimiento en todos.” 1a. Corintios 8:4, 7.

Algunos cristianos, debido a su devoción pasada a ídolos, no podían comer aquella carne con una conciencia limpia aunque se vendiera públicamente.

Si un cristiano que tenía “conocimiento” y una conciencia fuerte proseguía y comía “todo,” podía arruinar a un hermano “por cuya causa Cristo murió.”

De modo que Pablo declaró: “Si [esa carne] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.”—1 Cor. 8:10-13; 10:27-29.

 ¿Es así que piensa y siente usted?

Por ejemplo, quizás haya algo que, según parece, está permitido por lo que usted sabe de la voluntad revelada de Dios y que su conciencia le permitiría.

Pudiera ser algún aspecto de su indumentaria o acicaladura, las decoraciones que ponga en su casa o lo que haga para divertirse.

Pero ¿qué hay si la conciencia de muchos otros a su alrededor los lleva a creer que esto no es apropiado para el cristiano?

¿Lo mueve su cristianismo a concluir felizmente: ‘Si esto hace tropezar a mi hermano, jamás lo haré, para no causar tropiezo a mi hermano’?

 Y es necesario considerar la conciencia de otros en otro respecto.

Quizás usted se haya aficionado a cierta moda o estilo de acicaladura.

Su conciencia no se perturba por ello.

Pero como menor de edad o mujer casada tiene que pedir permiso a su padre o a su esposo.

¿Ha considerado usted la conciencia de éste?

O si usted se interesa en un privilegio especial de servicio en la congregación cristiana, la conciencia del cuerpo de ancianos entra en el cuadro 1a. Carta a Timoteo 3:9

Es verdad que ellos comprenden que la acicaladura envuelve el gusto personal de cada uno.

Pero si se les pide que lo recomienden a usted para servicio especial, la conciencia de ellos tiene que estar tranquila.

Tienen una fuerte responsabilidad en lo que toca al buen nombre del cristianismo en la comunidad, y comprenden que los que son asignados a privilegios especiales deben ser dechados. 

Por eso, si algo que la conciencia de usted le permite está en pugna con la conciencia de los que tienen autoridad o jefatura sobre usted, sean sus padres, su esposo o superintendentes cristianos, esté anuente a hacer los ajustes para que le puedan dar permiso o hagan una recomendación con una “buena conciencia.”

CULTIVE UNA CONCIENCIA SENSITIVA

 El desarrollar y seguir una conciencia apropiadamente sensitiva requiere atención constante.

¡Es tan fácil que influyan indebidamente en nosotros los del mundo que nos rodea, cuya conciencia es demasiado indulgente, o está embotada o hasta contaminada! (Tito 1:15)

Surgirán muchos asuntos que usted tendrá que resolver en armonía con su propia conciencia.

Si ha trabajado para cultivar una conciencia cristiana sensitiva, eso le ayudará. Esté dispuesto a escuchar cuidadosamente la voz de su conciencia, sin creer que si “es asunto de su conciencia” no importa lo que usted haga.

Sí importa.

La decisión que tome puede afectar su entero punto de vista en cuanto a la vida, su reputación de cristiano, su espiritualidad y, lo que es más importante, su relación con Jehová Dios.

 En un asunto de seria importancia, pero que todavía sea asunto de su conciencia, no titubee en hablar con cristianos maduros, como los ancianos de la congregación. Por supuesto, ellos no pueden decidir por usted. (Un cristiano sincero, cuando inquirió acerca de cierto asunto de familia, preguntó: “

¿Está esto en contra de la conciencia cristiana?”

No, un anciano no podrá decirle cómo debe responder su conciencia, pero quizás pueda compartir con usted consejo bíblico equilibrado que usted pueda evaluar.

Y si la conciencia de usted ha sido plasmada por los caminos y personalidad de Jehová y responde a Sus principios, esto le ayudará a enderezar su camino. (Sal. 25:
4, 5)

Su conciencia sensitiva ayudará a guiarlo.

 Verdaderamente hay satisfacción en tener y poder usar la facultad de conciencia que Dios nos ha dado.

Es una bendición.

Cuando se le mantiene apropiadamente sensitiva, equilibrada por la Palabra de Dios, puede ayudar a uno a andar sabiamente delante de Dios y de los hombres. 2a. Carta de Pablo a los Corintios 4:2.

Puede servir de dadora de testimonio de que uno se está comportando de una manera que probablemente tenga la aprobación eterna de Jehová.—2 Cor. 1:12.

Recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios”

EL QUE uno tenga la facultad de conciencia no basta. Esta no es en sí una guía segura en la vida.

Esto se debe a que forma parte de nosotros, estando estrechamente enlazada a nuestro corazón y es afectada por la acción recíproca tanto del corazón como de la mente.

De modo que en armonía con lo que nosotros mismos somos, lo que tenemos en nuestro corazón y mente, la voz de este “dador de testimonio” será apagada o clara, su testimonio será sólido, confiable y verdadero, o defectuoso, engañoso, hasta absolutamente falso.

El Señor Cristo Jesús, por ejemplo, advirtió a sus discípulos que “viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.”
Juan 16:2

Saulo de Tarso fue uno de éstos. En su celo por lo que creía a conciencia que estaba bien, Saulo ‘cometió muchos actos de oposición contra el nombre del Sñor Jesús,’ persiguiendo a los discípulos y ‘cuando habían de ser ejecutados, él echaba su voto contra ellos.’

Hechos de los apóstoles capítulo 26 versos 9, 10; compare con Gálatas 1:13, 14.

Sin embargo más tarde, cuando él mismo sufrió persecución como el apóstol cristiano Pablo, pudo decir en el tribunal:

“Me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día.” Hechos capítulo 23:1

Aunque procedió con conciencia “limpia” al tiempo de pelear contra el cristianismo, el testimonio de su conciencia había sido defectuoso, desastrosamente falso y lo había llevado a pelear contra Dios.

¿Qué había pasado?


NECESIDAD DE CONOCIMIENTO Y ESPÍRITU SANTO DE DIOS

 “Era ignorante y obré con falta de fe,” contesta Pablo.

1a Carta a Timoteo capítulo 1:13.

Si nuestra conciencia habrá de ayudarnos en el camino a la vida eterna, es preciso que estudiemos diligentemente la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. 

¿Por qué? Porque por medio del conocimiento de la Biblia y por la aplicación de él en nuestra vida podemos llegar a conocer a Jehová Dios, conocer su personalidad, caminos y propósitos.

Sin una visión clara de Él no es posible que reflejamos sus cualidades y normas, y la voz de nuestra conciencia será borrosa, indistinta y confusa.

También es preciso que busquemos continuamente el espíritu de Jehová Dios, orando incesantemente por él.

El apóstol dijo que su conciencia ‘daba testimonio con él en espíritu santo,’ y es por el espíritu de Dios que funciona en nuestra mente y corazón esclarecidos y entrenados en las Escrituras que podemos estar seguros de que es correcto el testimonio que da el dador de testimonio dentro de nosotros. (Rom. 9:1)

Podemos ilustrar esto con un niño que ha sido criado por un padre amoroso, un padre que cuidadosamente ha inculcado en su hijo ciertos principios y normas, no solo por palabra, sino también por ejemplo.

Ahora supongamos que, en una ocasión cuando el niño esté ausente de su padre, alguien trate de hacer que el niño participe en un acto contrario a los principios de su padre.

Quizás el mismísimo acto que se sugiere nunca fue mencionado por el padre del niño.

La persona que tienta al niño a ejecutar el acto quizás hasta diga: “¿Te dijo tu padre específicamente alguna vez que no podías hacer esto?”

Quizás la respuesta sea: “No, no me lo dijo.”

Y sin embargo puede que el niño rechace la proposición, diciendo: “Aunque mi padre nunca lo haya mencionado, sé de seguro que él no querría que yo lo hiciera... ¡sé que no le gustaría!”

Hasta sin mandato específico, el niño sabe qué hacer. ¿Por qué? Porque tiene el espíritu de su padre, conoce la actitud de su padre en el asunto.

De maneras similares podemos llegar a conocer la actitud de Jehová con la ayuda de su Palabra y la de su Hijo y por el Espíritu Santo.—Compare con 1 Corintios 2:16.

También con el ejemplo del “espíritu” de Pablo que guió a la congregación de Corinto, como se registra en 1 Corintios 5:3-5.

 De la persona conducida por el espíritu de Dios, dice el apóstol:

“Si están siendo conducidos por espíritu, no están bajo ley . . .

El fruto del Espíritu Santo es:

Amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.”

Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 5 versos 18, 22, 23)

¿De qué manera es que “no están bajo ley”?

Cristo Jesús mostró que el entero código de la Ley dado a Israel dependía de dos mandatos básicos: 

Amor a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas de uno y amor al prójimo como a uno mismo. Mateo 22 versos 36-40

El apóstol Pablo también dice que las leyes contra el adulterio, asesinato, hurto, codicia, “y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber:

‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’

El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.” 

¿Estamos gobernados por ese amor a Dios y al prójimo, y tenemos conocimiento exacto de la Palabra de Dios y fe fuerte?

Entonces hasta sin un extenso código de reglamentos, reglas y restricciones, podemos permanecer en la senda de la justicia, porque tenemos la ley de Dios ‘escrita en nuestros corazones.’ Hebreos 10:16

“Ley” significa, básicamente, una ‘regla de conducta.’

Todo lo que aprendemos acerca de Dios, tanto por estudio como por sus tratos con nosotros, llega a ser nuestra regla de conducta o “ley.” 

Cuando esto es así, entonces nuestra conciencia da testimonio bueno y confiable para guiarnos.


CONCIENCIAS DÉBILES Y FUERTES

 Pero aun en el caso de cristianos bautizados, no siempre sucede así.

 Algunos tienen conciencias ‘fuertes,’ otros tienen conciencias ‘débiles,’ como se ve en la primera carta de Pablo a la congregación de Corinto.

En esa ciudad, la carne que los corintios paganos habían ofrecido a un ídolo comúnmente se vendía en las carnicerías de la ciudad.

La conciencia de algunos cristianos no les permitía comer esta carne sin sentir culpa.

¿Era correcto este testimonio de su conciencia?

Si no, ¿por qué no?

 A esos cristianos les faltaba conocimiento exacto y discernimiento de los principios justos.

Pablo explicó que los ídolos paganos realmente no eran “nada” puesto que “no hay más que un solo Dios,” el Creador. 

Por lo tanto la carne realmente no podía llegar a pertenecerle al ídolo puesto que éste no tenía ninguna genuina existencia viviente y por consiguiente ningún poder para recibir o poseer esa carne.

La carne permanecía bajo la tenencia de Aquel que legítimamente ‘posee la tierra y todo lo que hay en ella,’ Jehová Dios.—1 Cor. 8:1-6; compare con 10:25, 26.

 Pero otra cosa estaba haciendo que sus conciencias dieran testimonio incorrecto.

Después de decir, “No obstante, no hay este conocimiento en todos,” Pablo añade, “sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, siendo débil, se contamina.” (1 Cor. 8:7)

Esto muestra que nuestros antecedentes, ambiente, las costumbres, creencias y actitudes de la gente entre quienes crecimos... todos éstos también pueden afectar el testimonio de nuestra conciencia.

Muchos corintios habían practicado la adoración de ídolos antes de llegar a ser cristianos.

Evidentemente por la fuerza del hábito todavía sentían cierta conciencia de adoración asociada con la carne que había sido ofrecida en sacrificio idolátrico.

Por eso, el que ellos comieran, como dijo Pablo, ‘contaminaría su conciencia.’

Con el tiempo, el conocimiento podría tener un efecto saludable, esclarecedor sobre su conciencia, ‘reajustando’ su punto de vista, ayudándoles a vencer sus anteriores prejuicios, temores, creencias y puntos de vista.—2 Cor. 13:11.

‘NO DEBEMOS ESTAR AGRADÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS’

 Pero en el ínterin, ¿qué debían hacer los cristianos cuyas conciencias no eran débiles, que tenían conocimiento de los principios correctos y el punto de vista correcto del asunto?

¿Deberían dar poca importancia a las dudas de los que tenían una conciencia débil?

¿Deberían seguir adelante y hacer cuanto les permitiera su conciencia sin preocuparse por las conciencias débiles de otros, asumiendo que su propia intrepidez en el asunto serviría para fortalecer las conciencias débiles de los otros? Pablo dice que el amor debe dictarnos, pues “el conocimiento hincha, pero el amor edifica” a los que lo muestran. (1 Cor. 8:1)

Deben tener cuidado, no sea que el ejercer su “autoridad” o derecho (de comer esa carne por no tener ya una conexión con adoración) “venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.”

Sí, si comían carne que sabían que había sido sacrificada esto podría tener el efecto de ‘edificar’ la conciencia de los débiles, edificándolos, no de una manera sana, sino haciendo que su conciencia oscilara al extremo contrario.

¿Cuál? El de realmente comer carne en ceremonia religiosa conectada con idolatría, o por lo menos comiéndola a pesar de estar conscientes de la adoración.

El cuerpo gobernante de la congregación cristiana había condenado esto, por guía del espíritu santo.—1 Cor. 8:9, 10; Hech. 15:28, 29.

 Aunque la conciencia de una persona sea sumamente restrictiva, nadie debe atreverse a pasar por encima de esa conciencia o tratar de convencer a la persona con argumentos a que vaya en contra de ella.

Como muestra la discusión correspondiente del apóstol en su carta a los romanos, si una persona comiera carne mientras tiene dudas en cuanto a lo correcto del acto, “ya es condenado . . . porque no come por fe.”

El cristiano que obra de acuerdo con su fe tiene una conciencia limpia;

pero si obra sin fe de que lo que está haciendo es correcto, entonces su conciencia no está limpia, pues, aunque le parece que el acto es contrario a la voluntad de Dios, lo hace de todas maneras.—Rom. 14:5, 14, 23.

 Una fe fuerte contribuye a una buena conciencia, a una conciencia que habla denodadamente, correctamente, no dejando de dar testimonio necesario en tiempos críticos.

La fe no solo da confianza; produce lealtad a la verdad y la justicia.

El cristiano que ha edificado fe fuerte por conocimiento y aplicación sincera de él, por aprecio y confianza genuinos, será leal.

Aunque su conciencia le permita hacer cosas que los que tienen fe débil no hacen por tener escrúpulos contra ello, no se excusará en cuanto a hacer cosas malas.—Gál. 5:13.

 Pero el amor siempre tiene que controlar. Pablo recalca este principio regulador cuando dice: “Nosotros, pues, que somos fuertes debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos.

Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.” (Rom. 15:1, 2)

Mostrando cuán serio asunto es el que la persona con fe fuerte no muestre consideración a los que son débiles en asuntos de conciencia, Pablo advierte:

“Si por causa de alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con el amor.

No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.” “Cuando ustedes pecan así contra sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, están pecando contra Cristo.” (Rom. 14:15; 1 Cor. 8:11, 12)

Lo que se dice acerca del comer y el beber puede decirse acerca de asuntos de vestir, diversión, empleo y toda otra faceta del vivir humano.—Rom. 14:21.

 Tal como es incorrecto que el que tiene fe fuerte menosprecie a los que son excesivamente escrupulosos o trate de sobreimponer su conciencia a la de ellos, así también es incorrecto que el escrupuloso juzgue o censure a los que ejercen libertad cristiana.

“Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios,” dice Pablo, y entonces “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (Rom. 14:3-12; 1 Cor. 10:29, 30)

Sin embargo, aunque está convencido de ciertos ‘derechos’ o “autoridad” sobre la base de la Palabra de Dios, el cristiano guiado por amor no ‘busca sus propios intereses,’ insistiendo en sus derechos y agradándose a sí mismo a la vez que perjudica a otros, sino que imita a Cristo, que “no se agradó a sí mismo” de manera egoísta, inconsiderada.—1 Cor. 8:9; 13:4, 5; Rom. 15:3.


CONCIENCIAS CONTAMINADAS

 Una cosa es tener una conciencia débil debido a falta de conocimiento. Otra cosa muy diferente es tener una conciencia contaminada debido a rechazar la verdad o proceder de una manera contraria a la conciencia de uno.

 Pablo instó a que se les mostrara consideración amorosa a los cristianos excesivamente escrupulosos de Roma y Corinto, los que manifestaban ‘debilidad de fe.’ Pero instruyó a Tito a que ‘censurara con severidad’ a hombres en Creta que no eran ‘saludables en la fe.’

¿Por qué? Porque no eran excesivamente escrupulosos meramente por falta de conocimiento.

Estos hombres estaban estableciéndose como maestros de sus puntos de vista, contradiciendo la decisión dirigida por espíritu del cuerpo gobernante sobre la circuncisión. Tanto sus mentes como sus conciencias estaban contaminadas. Sus obras manifestaban esto.—Rom. 14:1; Tito 1:9-15.

 El seguir un derrotero deliberado de error puede resultar en que la conciencia de uno llegue a estar marcada o cauterizada “como si fuera con hierro de marcar.” (1 Tim. 4:2) Algunos de éstos en el día de Pablo habían “echado a un lado” la fe y una buena conciencia y habían experimentado “naufragio” de su fe, convirtiéndose en blasfemadores de los siervos fieles de Dios y Su verdad. 1a. Carta a  Timoteo 1:19, 20 Un cristiano podría volver a ser como la gente del mundo, que están “mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios.” Debido a su ignorancia y la insensibilidad de sus corazones llegan a “estar más allá de todo sentido moral,” su conciencia los excusa en toda clase de conducta relajada, inmundicia y avaricia pero después con los años la conciencia los atormentará. Pero, como añade Pablo, “ustedes no aprendieron que el Cristo sea así.” (Efe. 4:17-20) El Hijo de Dios nos proveyó un Modelo y Dechado por el cual nuestras conciencias pueden ser entrenadas a dar testimonio correcto.

HACIENDO LLAMAMIENTO A LAS CONCIENCIAS DE OTROS

 Ciertamente debemos querer evitar el contaminar nuestras conciencias, lo cual resultaría en perjudicarnos a nosotros mismos y a otros.

Debemos poder decir como el apóstol Pablo: “Da testimonio nuestra conciencia: que con santidad y sinceridad piadosa, no con sabiduría carnal, sino con la bondad inmerecida de Dios, nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.”—2 Cor. 1:12.

 Repase algunas de las maneras en que Pablo hizo llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes servía.

No buscó ni prominencia, ni alabanza, ni poder sobre ellos.

Ninguno de los apóstoles trabajó más duro que él, sin embargo estuvo lejos de asignarse privilegios especiales o buscar lo óptimo en comodidades materiales como si eso fuera ‘lo que le correspondía.’

Hasta de muchas maneras se abstuvo de usar sus derechos debidos.—1 Cor. 9:3-18; 15:10.

 Su actitud no fue, ‘Soy el apóstol a los gentiles nombrado por el mismo Hijo de Dios de modo que no me interesa lo que piense cualquiera.

Lo que yo hago es entre mí y Dios. Sé que estoy en lo correcto; por eso que los otros lo acepten y no lo pongan en tela de juicio.’ Teniendo autoridad, no era autoritario.

En vez de sacar a luz una poderosa personalidad para persuadir, hizo llamamiento a las conciencias de la gente con amor. Él recuerda a los de Tesalónica que él y sus compañeros fueron ‘amables como una madre que cría,’ impartiendo con tierno cariño “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.”

Él y sus asociados laboraron voluntariamente en trabajo seglar noche y día para no imponer una carga costosa a otros.

Así, dice él, los tesalonicenses llegaron a ser “testigos, Dios también lo es, de cuán leales y justos e intachables demostramos ser.” (1 Tes. 2:5-10)

Aunque confiaba en que su corazón estaba manifiesto ante Dios, Pablo dijo a los de Corinto: “Espero que también hayamos sido puestos de manifiesto a las conciencias de ustedes.”—
2a. a los Corintios 5:10-12.

 En esta misma carta a ls corintios, Pablo expresa que él y sus compañeros habían “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por medio de poner de manifiesto la verdad recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios.” Junto con una conciencia limpia para con Dios y nuestros hermanos, como cristianos también debemos tratar de tener una conciencia limpia para con “toda conciencia humana,” incluso los del mundo de la humanidad. (2 Cor. 4:2) ¿Estamos haciendo esto?

 Nunca debemos dudar de que el progreso y éxito de la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios dependen mucho de que nos ‘recomendemos a toda conciencia humana’ manteniendo una buena conciencia nosotros mismos, tanto en la congregación como individualmente. No basta con predicar y enseñar verdades bíblicas a otros. Junto con esto —de hecho, como parte de nuestra predicación y enseñanza— tenemos que hacer llamamiento a sus conciencias. No pueden ver nuestros corazones como Dios puede verlos, pero podemos esforzarnos por manifestar lo que está en nuestro corazón... nuestra sinceridad, nuestra honradez, nuestro motivo puro, nuestro amor altruista. Sin embargo, ¿podemos hacer esto si nosotros mismos no practicamos lo que predicamos?

 ¿Cuán interesados estamos en el bienestar eterno de los que nos rodean, no solo nuestras familias y nuestros hermanos espirituales, sino también nuestro prójimo, nuestros vecinos y conciudadanos? Pablo escribió: “Digo la verdad en Cristo; no miento, puesto que mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón . . . a favor de mis hermanos, mis parientes según la carne, que, como tales, son israelitas.” (Rom. 9:1-4) Él mostró su interés esforzándose por mantener una conducta que hiciera llamamiento a la conciencia de ellos, esforzándose para nunca ser innecesariamente repugnante a la conciencia de los judíos. (Compare con Romanos 10:1; 1 Corintios 9:20.) ¿Cuán profundo es nuestro deseo de ayudar a los de nuestra nación a conseguir la vida? ¿Cuánto esfuerzo estamos dispuestos a hacer para evitar el ser ‘causas de tropiezo a otros’?—1 Cor. 10:32, 33.

El interés de mantener una buena conciencia ante Dios y todos los hombres ha hecho que muchos siervos de Dios de tiempos modernos efectúen grandes cambios en su vida... en su conducta y habla cotidianas, sus actitudes y trato de otros, su empleo y prácticas comerciales. Están ‘ejercitándose continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) ¿Está usted haciendo esto? ¿Cuáles son algunas de las cosas que hacen surgir cuestiones de conciencia para los siervos de Dios hoy día? Cuando un llamamiento a las conciencias de otros requiere ciertos cambios, ¿necesitan alguna ley o mandato o reglamento específico que los haga efectuar estos cambios? 

Entrenando nuestra conciencia para que haga más por nosotros

“Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.”—1 Ped. 3:16.

EN LOS últimos años nuestro entendimiento de la conciencia entrenada en la Biblia, lo que es y cómo funciona, ha aumentado. Hemos llegado a comprender que, mucho más que simplemente una actividad mental, es un sentido moral interior que da testimonio a favor o en contra de nuestro pensar y conducta. Nuestra conciencia es un reflejo de la naturaleza moral básica que tenemos debido a haber sido creados a la imagen moral de nuestro Dios Jehová. (Gén. 1:26, 27) Una buena conciencia resulta de la cooperación de una mente inteligente con un corazón que tiene capacidad moral.

 Al estudiar la Palabra de Dios, podemos nutrir apropiadamente nuestro corazón y nuestra mente, debido principalmente a lo que la Biblia puede hacer y la potencialidad que encierra como estímulo a una moralidad superior. La Biblia es singular en el poder que tiene para despertar y estimular lo bueno, porque familiariza al hombre con la personalidad de su Creador, Jehová, en reflejo de cuya personalidad el hombre fue diseñado. Por lo tanto, el objetivo de una buena conciencia debe ser una relación afectuosa, personal, con Dios, teniendo en mira la santidad y la vida eterna. A esto fue a lo que estimuló el apóstol cristiano Pedro, diciendo: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:15, 16; Lev. 11:44) El hombre que cultiva una relación santa de esa índole es remunerado con verdadera paz y felicidad.

 El corazón está vitalmente relacionado con esta concepción superior del deber moral, a saber, la conciencia.
 
De ahí, pues, la necesidad de lo que la Biblia llama “un corazón puro,” o ‘un corazón limpio.’ (Sals. 51:10; 73:1; Mat. 5:8) Este es un corazón cuyo único motivo y deseo es servir exclusivamente a Jehová y santificar su nombre. Los razonamientos del corazón afectan profundamente la conciencia de uno para bien o para mal. Por eso, si examinamos nuestra conciencia y la manera en que funciona, es posible que también discernamos los deseos y motivos del corazón. Veremos si tenemos un corazón bueno o un corazón malo. También, a medida que nos vayamos dando cuenta de nuestras obligaciones morales, podremos examinar cómo funcionan nuestro corazón y nuestra mente, y ver la clase de persona que verdaderamente somos en lo interior, como Dios nos ve.—1 Sam. 16:7.

 Tenemos que saber lo que está en nuestro corazón si queremos educar o entrenar apropiadamente la conciencia. Esto puede ser sumamente revelador, pues Jesucristo declaró: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre.” (Mat. 15:18-20) No solo razonamientos inicuos que contaminan brotan del corazón, sino también virtudes que purifican. Pues Jesús dijo: “El hombre bueno del buen tesoro de su corazón produce lo bueno, pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Luc. 6:45) Para mejorar nuestra conciencia tenemos que conocer y entender nuestro corazón.

 Un examen de la conciencia puede revelar si nuestro servicio a Dios y al hombre brota de motivos superiores a los que se originan de simple obediencia a un código de leyes detallado. En otras palabras, revelará si lo que nos mueve a un derrotero o proceder de moralidad es solo el que ciertas leyes requieran que seamos morales, o si nos esforzamos por ser morales porque verdaderamente queremos agradar a Dios, al llegar a comprender más cabalmente lo que a él le agrada como resultado de nuestra relación con él. (Rom. 12:2) Un examen nos obligará a plantear y contestar la pregunta: ¿Seríamos personas morales aun si no hubiera mandamientos bíblicos que dijeran que tenemos que ser morales?


 La moralidad es el camino de Dios. Indisputablemente, es el mejor derrotero porque promueve verdadera paz y felicidad. Jesús enseñó que la fuente de la moralidad tiene que buscarse en Dios, al decir: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo.’ Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:43-48) Por lo tanto, una buena conciencia tiene que buscar su ejemplo primario en Jehová, el Padre celestial. Como Jesús dijo: ‘Ustedes tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.’

 Jesús, que fue un maestro en sensibilizar la conciencia, reveló que el amor a Dios, reflejado en hechos cotidianos de la vida, es el mejor espejo de una buena conciencia. Todos los deberes que el hombre desempeñe deben ser hechos de amor. “El amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:10) La moralidad no nace de la fuerza. Tiene que ser voluntaria, impelida por amor. Pues “Dios es amor.” (1 Juan 4:8) Y puesto que los cristianos ya no están bajo un código detallado, sino bajo la ‘ley real del amor,’ hoy nos hacemos moralmente responsables por todo lo que sabemos acerca de Jehová... su personalidad, normas y propósitos. (Sant. 2:8) El amor debe movernos a usar el más profundo entendimiento que hemos adquirido de la naturaleza y el funcionamiento de la conciencia, no solo para mejorar la eficacia de ésta en nosotros mismos, sino también para ayudar a otros en este sentido también. Necesitamos una conciencia sensitiva y eficaz para guiar a salvo nuestra vida en estos tiempos cada vez más complejos y peligrosos, a fin de permanecer agradables a Jehová.

POR QUÉ NO BASTA CON CONOCIMIENTO POR SÍ SOLO

 Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra conciencia? No basta con solo conocer la personalidad de Jehová, y las normas y propósitos de él. El aumento de conocimiento bíblico por sí mismo no mejora el funcionamiento de nuestra conciencia, aunque puede tener un efecto profundo en la mente y el corazón. El salmista escribió: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos. . . . También, tu propio siervo ha sido advertido por ellas; en guardarlas hay grande galardón.” (Sal. 19:7-11) Sin embargo, a pesar del galardonador bien que fluye de la Palabra de Dios, hay que recordar que la conciencia no es simplemente una actividad mental, sino un reflejo de la naturaleza moral de la persona entera. La conciencia tiene que hacer más que decirnos lo que debemos ser; tiene que identificar lo que somos en la vida real.

 Por lo tanto, con fuerte razón la Biblia asocia una buena conciencia con la fe y la cualidad del amor, no solo con el conocimiento. En 1 Timoteo 1:5 leemos: “Realmente el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.” Así vemos que la fe, el amor y una buena conciencia conciertan. Rechazar cualquiera de estas cosas es rechazar las otras dos. Rechazar la conciencia es naufragio para la fe. También, el decir que el amor no se necesita es negar la cualidad principalísima de Dios, porque Dios es amor. Así, la personalidad de Dios, revelada en su Palabra y en sus tratos con sus siervos, es realzada como el punto central en torno del cual ha de desarrollarse una buena conciencia.

 El joven Saulo de Tarso, conocido más tarde como el apóstol Pablo, tuvo que aprender este hecho. Él estaba bien versado en la ley de Moisés, y había sido entrenado en las escuelas judías y en sus métodos. Pero después de hacerse cristiano expresó esta conclusión: “Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, he venido a ser un pedazo de bronce sonante o un címbalo estruendoso. Y si tengo el don de profetizar y estoy enterado de todos los secretos sagrados y de todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” 1a Corintios capítulo 13:1, 2.
De estas palabras de Pablo se hace patente que el solo añadir un hecho a otro hecho, o aun el simplemente aprender más leyes y principios bíblicos, pudiera no llegar a mejorar la eficacia de la conciencia. Uno podría terminar con la cabeza llena de información acumulada, sin que jamás hubiera sido tocado el corazón.

 Se pudiera producir un verdadero peligro. Las observancias externas podrían ganar dominio sobre la espiritualidad verdadera. Podrían ejecutarse actos externos con o sin un espíritu sincero que suministrara la fuerza movedora. Consideraciones egoístas podrían llevar a uno a cumplir con apariencias externas de aceptabilidad religiosa. Hasta actos que aparentemente fueran de amor y abnegación fácilmente podrían hacerse simples actos externos sin ninguna realidad o sustancia interior en el que los ejecutara. Uno pudiera deslizarse a una complacencia presumida, creyéndose con una buena conciencia cristiana por cumplir con un modelo fijo de reglas y disposiciones reglamentarias. La vida, hasta la adoración, pudiera hacerse rutinaria, gobernada por conocimiento teórico, un calendario de acontecimientos, seguido impasiblemente. Las responsabilidades principales pudieran ser sustituidas por observancias de menor cuantía. Jesús les señaló este hecho a los fariseos, diciendo: “Hipócritas . . . dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad.” Mateo capítulo 23:23. 

 Estos deberes pequeños pueden calmar la conciencia que disimula la falta de amor. Acciones pequeñas pueden excusar el fallar en todos los asuntos de más peso de la justicia y la comprensión humana.

 Es por eso por lo cual un más extenso conocimiento de Jehová tiene que ir más allá de mejorar la mente. La mente informada tiene que obrar junto con un corazón que tenga sensibilidad moral. Tiene que hacer que usted, una persona, responda con mayor sensibilidad a las normas y propósitos de otra Persona, a saber, Jehová, cuya personalidad debemos tratar de reflejar.

ENTRE EN MAYOR ARMONÍA CON JEHOVÁ COMO PERSONA

 ¿Cómo puede el hombre en la Tierra entrar en mayor armonía con la persona de Jehová que está en el cielo? De esta manera: La Biblia es la revelación que de sí Dios ha dado al hombre. Revela su personalidad, sus normas y sus propósitos. Por lo tanto, para mejorar la conciencia es necesidad apremiante estudiar la Biblia. El conocimiento que se ha acumulado por medio del estudio de la Biblia debe edificar la base para una familiaridad y relación íntimas con su Autor, Jehová. Debería familiarizarnos con su pensar, su personalidad, de la misma manera que pudiera hacerlo el visitar con regularidad a un amigo. Puesto que Dios es el Personaje más sabio y más amoroso del universo, lo que aprendemos de él debe tocar nuestra mente y corazón de manera real y vital.—Col. 1:9, 10; Isa. 54:13.

 Por ejemplo, en el relato de Génesis leemos de las provisiones amorosas de Jehová para la humanidad y que éstas no cesaron ni siquiera después de haberse presentado el pecado. Esto debería incitar a nuestro corazón a mostrarle amor a nuestro Creador. (Génesis. 1:29, 30; 8:22)

Más tarde, obtenemos un vistazo de la omnipotencia de Dios expresada en el hecho de que le dio milagrosamente un hijo a Abrahán. ¡La amistad de Abrahán con Jehová hizo que Abrahán creyera que Dios podía levantar hasta a los muertos a la vida! (Heb. 11:17-19) Los israelitas oprimidos que fueron salvados del cautiverio en Egipto vieron a Jehová como “Aquel que hace maravillas.” (Éxo. 15:11) Josué vio a Jehová como un Dios que cumple Su palabra y promesa, de modo que pudo decirle al pueblo de Israel: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado.” (Jos. 23:14) El apóstol Pedro, cuando fue enviado al gentil Cornelio, percibió que “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) Jesucristo declaró: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera que tú aprobaste.” (Mat. 11:25, 26) ¡Cuán bellamente nos revela la Biblia la personalidad y majestad de Jehová! El mensaje inspirado de ésta debe llegar a nuestro corazón, para despertar y amoldar nuestra conciencia.

 En nuestro estudio de las Escrituras debemos esforzarnos por captar un sentido de la justicia, el amor y la rectitud de Dios e implantarlos profundamente en nuestro corazón para que lleguen a formar tanta parte de nosotros como el comer y el respirar. Debemos tratar de despertar más cabalmente a un sentido de responsabilidad moral por medio de cultivar una condición de agudeza de percepción de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Más que esto, debemos hacer que nuestra conciencia sienta vigorosamente la responsabilidad que tiene para con el Legislador y Juez perfecto. Isaás 33:22.

De modo que, mientras aprendemos cosas acerca de Dios, debemos estar tratando de imitarlo en todo aspecto de la vida.

 Aprendemos que Dios se inclina a perdonar. Pero ¿tenemos nosotros la misma inclinación? Dios no oprime ni defrauda. Pero ¿lo hacemos nosotros? Dios es bondadoso para con las viudas, los huérfanos y los extranjeros. ¿Lo somos nosotros también? Dios es fiel y recto en todo. ¿Estamos tratando de ser como él en nuestra vida cotidiana? Podemos serlo. Una conciencia entrenada no se satisfará con nada que sea menos que desarrollar una personalidad que refleje en todas las cosas la imagen de Dios.

 Al seguir nuestro estudio de las Escrituras, debemos pensar en captar el espíritu y sustancia de la verdad, más bien que solo la letra o estructura técnica.

Los líderes religiosos judíos del primer siglo tenían conocimiento detallado, pero no comprendieron el verdadero sentido o intención de toda la Ley. No reconocieron al Señor Cristo Jesús, que personificaba la verdad. Juan capítulo 4:6

¡Con cuánta frecuencia veían únicamente la paja en el ojo de su hermano pero no veían la viga en su propio ojo!
Mateo capítulo 7:1-5

Cuando los discípulos de Jesús no se lavaron las manos antes de una comida, esto perturbó mucho a los fariseos. Pero estaban totalmente ciegos e insensibles al hecho de que ellos quebrantaban los mandamientos de Dios por sus tradiciones. (Mat. 15:1-20) En otra ocasión vieron que los discípulos de Jesús, con hambre, arrancaron grano y se lo comieron en sábado.

Esto hizo que se indignaran. Pero no vieron nada malo en el asesinato, y por eso entraron en consejo contra Cristo Jesús “para poder destruirlo.” Mateo capítulo 12:1-14.

Estos hipócritas no sintieron ningún remordimiento de conciencia al pagarle a Judas con dinero del tesoro del templo para que traicionara a su Maestro Jesús, pero después que éste hubo perpetrado su detestable acción, no quisieron devolverlo al tesoro.

Evidentemente ahora consideraban que aquel dinero era inmundo. (Compare con Deuteronomio 23:18.) Pero ¿podían ellos, los asesinos, tener una conciencia limpia?

OBTENIENDO LA MENTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

 Puesto que el Señor Jesucristo siempre refleja la personalidad perfecta de Jehová, debemos hacer todo esfuerzo por obtener “la mente de Cristo.” 1a. Carta a los Corintios 2:16.

Esto significa que debemos adquirir la disposición mental de Cristo que asegure que nuestra personalidad llegue a ser en todo respecto semejante a la de Jesús más bien que solo el que nos amoldemos de mala gana.

La relación ejemplar que existía entre el Señor Jesús y su Padre celestial se refleja en estas palabras de Jesús: “Muy verdaderamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera.” Evangelio de Juan capítulo 5 versos 19, 20.

Vemos la bondad de Dios espejada en el entero modelo de vida de Jesús. Como Eñ Señor Jesús le dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también.”
Juan capítulo14 verso 9.

Es el ejemplo del Señor Jesús el que se nos insta a seguir como cristianos.—1a. Carta del apóstol Pedro capítulo 2 verso 21; vea también Salmo 40:8.

 ¡Qué excelente ejemplo de moralidad puso él! Pedro, que anduvo con él, dijo: “Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia, su Padre Jehová Dios. 

Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabásemos con los pecados y viviésemos a la justicia.”
1a. Carta del apóstol Pedro capítuo 2:22-24.

El ejemplo del Señor Jesús tiene poder limpiador y un efecto que lleva a lo bueno. Sígalo cuidadosamente.

 A medida que llegamos a conocer mejor la sustancia de la verdad de Dios según se revela en el Señor Jesús, personalmente y como Cabeza de la congregación cristiana, la entera inclinación de nuestra mente y corazón debería mejorar progresivamente. Esto resultará en una conciencia cada vez más eficaz. Con una conciencia eficaz funcionando dentro de nosotros podremos evitar la mala conciencia de la gente del mundo, gente con mente sumamente oscurecida y corazón insensible. Pablo subraya este punto para nosotros en Efesios capítulo 4:17-24, diciendo: “Digo y de ello doy testimonio en el Señor, que ya no sigan ustedes andando así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avaricia.” Pero note ahora lo que Pablo dice: “Ustedes no aprendieron que el Cristo sea así, si es que, realmente, le oyeron y fueron enseñados por medio de él, así como la verdad está en Jesús, que desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y se vistan de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.”

Nuestra vida entera tiene que ser transformada por la fuerza que impulsa nuestra mente, y esto es el resultado de adquirir 
“la mente de Cristo.”

 Nuestro discernimiento de la personalidad de Jehová, según se ejemplifica en la vida de Cristo, aumentará a medida que estudiemos más profundamente la Biblia.

Así podremos obrar cada vez más a la imagen de nuestro Creador. Pablo insto a hacer esto, diciendo: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efesios capítulo 5:1, 2.

 Como “imitadores de Dios,” llegaremos a estar cada vez más estrechamente unidos como un pueblo especial para Jehová. Se nos podrá identificar claramente como portadores de luz en este mundo sumamente oscurecido. Por lo tanto, como Pedro amonestó: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen [los del mundo inmoral] contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.” (1 Ped. 3:16) Con conciencias limpias y rectas se verá al pueblo de Jehová presentando celosamente el testimonio del Reino mientras aguarda pacientemente la revelación del Señor Jesucristo al principio del gran día de venganza de Jehová.

CONCIENCIA

Esta palabra se traduce del griego sy‧néi‧dē‧sis, de syn (con) y éi‧dē‧sis (conocimiento), de modo que significa co-conocimiento, o conocimiento con uno mismo. La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma. El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”. (Ro 9:1.)

La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona. Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo. Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla. La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo, a menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.

El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio. Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.

En Romanos capítulo 2:14, 15
leemos: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”. Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes. Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad.

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias. Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir. 2a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad. El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en Juan capítulo 16:2, donde el Señor Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hechos de los apóstoles capítulo 9:1; Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 1:13-16.

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra. Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida. 2a. Carta de Pablo a Timoteo capítulo 3:16; Hebreos capítulo 4
12. Para este fin hemos de tener normas rectas y estables: las normas de Dios.

Buena conciencia.

La persona debe acercarse a Jehová Dios con una conciencia limpia. Hebreos capítulo 10:22. El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas. Hebreos capítulo 13:18.Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres” (Hch 24:16), quiso decir que continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia. (1Co 4:4.)

No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora: “Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”. 1a. de Pedro capítulo 2:19.

 El cristiano de cerebro y corazón sincero debe “[tener] una buena conciencia” frente a la oposición. 1a. de Pedro capítulo 3:16.


La Ley y sus sacrificios de animales no podían perfeccionar a una persona de tal modo que su conciencia la considerase libre de culpa. No obstante, aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia. Pablo a los Hebreos capítulo 9:9, 14.

Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta. 1a de Pedro capítulo 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios {La Biblia} para que pueda hacer evaluaciones correctas, una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta. Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. Romanos capítulo 14:1-23; 1a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo  8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca. (Ro 15:1.) Aquel que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”. (1Co 8:12.) Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás. 1a. Carta del apóstol Pablo a los Corintios capítulo 10:29, 30; Pablo a los Romanos capítulo 14:10.

Mala conciencia. Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni guía segura. Tito capítulo 1:15. En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia. Romanos capitulo  13 verso 5. Cuando el apóstol Pablo habla de una conciencia que está marcada como por hierro de marcar, da a entender que sería como la carne cauterizada de una cicatriz, que carece de terminaciones nerviosas y por lo tanto es insensible. 1a. a Ti moteo capítulo 4 verso 2.

Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo. No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia. El deseo de todo cristiano tiene que ser el que se manifiesta en Hechos capítulo 23 verso 1: “Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

¿Qué nos dice el proverbio sobre 
la conciencia?

 “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre.  Átalos sobre tu corazón constantemente; enlázalos a tu garganta. Cuando andes, ello te guiará; cuando te acuestes, vigilará sobre ti; y cuando hayas despertado, hará de ti el objeto de su intenso interés. Porque el mandamiento es una lámpara, y una luz es la ley, y las censuras de la disciplina son el camino de la vida, para guardarte de la mujer mala, de la melosidad de la lengua de la extranjera. No desees en tu corazón su belleza, y no vaya ella a atraparte con sus ojos lustrosos,  porque a favor de una prostituta {uno se rebaja} a un pan redondo; pero en cuanto a la esposa de otro hombre, ella caza hasta un alma preciosa. ¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir?  ¿O puede un hombre andar sobre las brasas sin que se le chamusquen los mismos pies? Así mismo ocurre con cualquiera que tenga relaciones con la esposa de su semejante; nadie que la toque quedará exento de castigo. La gente no desprecia al ladrón simplemente porque comete robo para llenarse el alma cuando tiene hambre. Pero, cuando sea halla ido, lo resarcirá con siete veces la cantidad; todas las cosas valiosas de su casa dará. Cualquiera que comete adulterio con una mujer es falto de corazón; el que lo hace está arruinando su propia alma. Una plaga y deshonra hallará, y su oprobio mismo no será borrado. Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza. No dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, no importa cuán grande hagas el presente.

Hijo mío, guarda mis dichos, y quieras atesorar contigo mis propios mandamientos. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo, y mi ley como la niña de tus ojos. Átalos sobre tus dedos, y escríbelos sobre la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana”; y al entendimiento mismo quieras llamar “Pariente”,  para que te guarden de la mujer extraña, de la extranjera que ha hecho melosos sus propios dichos. Porque estando yo a la ventana de mi casa, miré hacia abajo por mi celosía, para poder atisbar a los inexpertos. Estaba interesado en discernir entre los hijos a un joven falto de corazón, que iba pasando por la calle cerca de la esquina de ella; y en el camino a la casa de ella marcha él,  en el crepúsculo, al atardecer del día, al acercarse la noche y las tinieblas. Y, ¡mira!, allí estaba una mujer que salía a su encuentro, con la prenda de vestir de una prostituta, y astuta de corazón.  Alborotadora es, y terca. En su casa no siguen residiendo sus pies. Ahora está fuera, ahora está en las plazas públicas, y cerca de todas las esquinas se pone al acecho. Y se ha asido de él y le ha dado un beso. Ha adoptado un rostro descarado, y empieza a decirle:

“Tenía que ofrecer sacrificios de comunión. Hoy he pagado mis votos. Por eso he salido a tu encuentro, para buscar tu rostro, a fin de hallarte. He adornado mi diván con colchas, con cosas de muchos colores, lino de Egipto.  He rociado mi cama con mirra, áloes y canela. De veras ven, saciémonos bebiendo del amor hasta la mañana; sí, gocemos el uno del otro con expresiones de amor. Porque el esposo no está en casa; se ha ido viajando por un camino de bastante distancia. Una bolsa de dinero ha llevado en la mano. El día de la luna llena vendrá a su casa”.

MASACRES

R U A N D A
Oraciones por la paz entre recuerdos de guerra

EN NOVIEMBRE de 1994, el papa Juan Pablo II abrió las puertas del Vaticano a una asamblea multirreligiosa. Un rasgo característico de la ocasión fueron las oraciones en pro de la paz del mundo. “Cualesquiera que hayan sido los conflictos del pasado, y los actuales —dijo el Papa en su discurso de apertura—, nuestra misión y deber común consiste en hacer que se conozca mejor el vínculo entre religión y paz.”

Lo irónico es que las religiones de este mundo no tienen muy buena reputación en lo que a paz se refiere. William Vendley, secretario general de la conferencia, reconoció que “las religiones están muy involucradas en los conflictos de diversas partes del mundo”. Considere, por ejemplo, las masacres de Ruanda, país predominantemente católico romano.

En mayo de 1994, el papa Juan Pablo II admitió que la tragedia ruandesa era “un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también estaban implicados algunos católicos”. ¿Ha mermado la confianza de la gente en la Iglesia esta participación católica en los conflictos? “Las masacres han hecho tambalear la fe de muchas personas”, dijo André Bouillot, jesuita belga. Y con razón.

Según un informe de la agencia Reuter publicado en el rotativo The Herald de Miami (Florida, E.U.A.), “entre los 40.000 prisioneros hutus que están a la espera de ser juzgados por actos de genocidio hay sacerdotes, pastores y monjas”. El periódico The New York Times informó: “Muchos ruandeses dicen que sus obispos y arzobispos no condenaron las masacres con la suficiente prontitud y firmeza, y que estaban demasiado ligados al gobierno de Habyarimana, promotor de los escuadrones de la muerte. El nuevo gobierno de dominación tutsi ha arrestado a por lo menos un sacerdote acusado de colaborar en las masacres”. No sorprende que “el nuevo gobierno —añade el mismo periódico— diga que no desea que la Iglesia Católica adquiera el mismo poder que antes, ni que los soldados hayan hostigado y hasta amenazado con arrestar a los sacerdotes que son demasiado abiertos e independientes”.

¿Cómo ve Jehová Dios las oraciones en pro de la paz pronunciadas por religiosos culpables de derramamiento de sangre? Isaías 1:15 responde: “Cuando ustedes extienden las palmas de las manos, escondo de ustedes los ojos. Aunque hagan muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre”.

 

Entretanto, los verdaderos siervos de Jehová demuestran que “no son parte del mundo” ni de sus conflictos. Durante las masacres de Ruanda, los testigos de Jehová de ambas tribus dieron asilo en sus hogares a Testigos de la tribu contraria que se encontraban en peligro, arriesgando su vida por protegerlos. La “gran muchedumbre” de Testigos, procedentes del mundo entero y de todo origen étnico, oran y abogan por el Reino de Dios como la única esperanza para conseguir verdadera paz y seguridad. (Juan 17:14; Revelación [Apocalipsis] 7:9; Mateo 6:9, 10; 24:14.)

Tregedia en Ruanda

¿Quién tiene la culpa de la tragedia de Ruanda?. Justo antes de romperle el cráneo a Hitiyise, mecánico de 23 años, uno de los agresores le dijo: ‘Vas a morir porque eres tutsi’.” (U.S.News & World Report.)

ESCENAS como esta se repitieron con espantosa frecuencia durante los meses de abril y mayo en el pequeño país centroafricano de Ruanda. En aquellas fechas había quince congregaciones de testigos de Jehová en Kigali, la capital ruandesa, y la periferia. El superintendente de ciudad, Ntabana Eugène, de la etnia tutsi, su esposa, su hijo y Shami, su niña de 9 años, estuvieron entre las primeras víctimas mortales al producirse la escalada de violencia.

A diario mueren asesinados miles de ruandeses, y la situación persiste semana tras semana. La revista supracitada señala en un número de mediados de mayo: “La cifra de fallecidos durante las últimas seis semanas en la campaña de genocidio y venganza se ha elevado hasta 250.000, situándose al nivel de la depuración sangrienta que realizaron los jemeres rojos en Camboya a mediados de los años setenta”.

La revista Time comenta: “En una escena propia de la Alemania nazi, se entresacó a unos cuantos muchachos de un grupo de 500 sencillamente porque parecían tutsis. [...] Al alcalde de la población meridional de Butare, cuya esposa es tutsi, los campesinos hutus lo pusieron ante [un terrible] dilema: podía salvar a su mujer e hijos si entregaba a su familia política —los suegros y la cuñada— para que fueran asesinados. Accedió al trato”.

En las oficinas de traducción de los testigos de Jehová, situadas en Kigali, había seis trabajadores: cuatro hutus y dos tutsis. Estos se llamaban Ananie Mbanda y Mukagisagara Denise. Cuando la milicia y los saqueadores se presentaron en la casa, los enfureció ver que convivían hutus y tutsis. Querían matar al hermano Mbanda y a la hermana Denise.

“Se dispusieron a quitar los seguros a las granadas —comenta Emmanuel Ngirente, uno de los hermanos hutus— y nos amenazaron con matarnos por haber acogido a sus enemigos. [...] Querían mucho dinero. Les dimos lo que teníamos encima, pero no se quedaron contentos. Decidieron llevarse en compensación todo lo que les valiera para algo, como una computadora portátil que empleábamos para traducir, la fotocopiadora, las radios, los zapatos, etcétera. Se fueron súbitamente sin matar a nadie, pero dijeron que volverían.”

En los días siguientes, los saqueadores regresaron varias veces, y los Testigos hutus intercedieron siempre por sus hermanos tutsis. Finalmente, como Mbanda y Denise corrían un gran peligro quedándose, los Testigos hutus hicieron las gestiones para que se fueran con otros refugiados tutsis a una escuela de las cercanías. Se produjo un ataque contra la escuela, pero Mbanda y Denise lograron escapar y atravesar varios controles de carreteras, aunque finalmente llegaron a uno donde se puso aparte a todos los tutsis y ambos Testigos fueron asesinados.

Cuando los soldados regresaron a las oficinas de traducción y vieron que los Testigos tutsis habían huido, propinaron una terrible paliza a los hermanos hutus. Sin embargo, una bomba de mortero explotó en las cercanías, brindando a los hermanos la oportunidad de huir y ponerse a salvo.

Como la matanza ha proseguido por todo el país, se calcula que han muerto medio millón de personas. Con el tiempo abandonaron sus hogares entre dos y tres millones, si no más, de los ocho millones que residen en Ruanda. Muchos se refugiaron en Zaire y Tanzania, países limítrofes. La cifra de testigos de Jehová asesinados es de varios centenares, y hay muchos otros internados en campos extranjeros.

¿Cuál fue el detonante de la carnicería y el éxodo sin precedentes? ¿Pudo haberse evitado? ¿Cuál era la situación antes de estallar la violencia?

Hutus y tutsis

En Ruanda, al igual que en el país fronterizo de Burundi, viven los hutus, un pueblo bantú cuyos miembros suelen ser de baja estatura y fornidos, y los tutsis, también llamados batutsis, que normalmente son altos y de piel más clara. En estas dos naciones, los hutus constituyen el 85% de la población, y los tutsis, el 14%. Hay constancia de que ya en el siglo XV hubo enfrentamientos entre estos grupos étnicos. No obstante, lo habitual ha sido la coexistencia pacífica.

“Convivíamos en paz”, dijo una señora de 29 años con respecto a los 3.000 vecinos hutus y tutsis que tenía el pueblo de Ruganda, situado tan solo unos cuantos kilómetros al oriente de Zaire. Pero en abril se produjeron ataques de pandillas hutus, que mataron a casi toda la población tutsi del pueblo. El periódico The New York Times comentó:

“La historia del pueblo refleja la de toda Ruanda: los hutus y los tutsis cohabitaban, formaban matrimonios mixtos y no se preocupaban por quién era hutu y quién tutsi, pues a veces ni lo sabían.

”Pero algo cambió bruscamente. En abril se formaron turbas de hutus que marcharon por todo el país matando a cuanto tutsi veían. Al iniciarse las masacres, los tutsis se refugiaron en las iglesias. Las chusmas fueron tras ellos, trocando los santuarios en cementerios donde aún sigue regada la sangre.”

¿Qué desencadenó la carnicería? El 6 de abril fallecieron en un accidente de aviación los presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de la etnia hutu. De algún modo este percance desató la matanza de los tutsis y de todos los hutus que parecían congeniar con ellos.

Al mismo tiempo se recrudeció la lucha entre las fuerzas rebeldes del FPR (Frente Patriótico Ruandés), dominado por los tutsis, y las tropas gubernamentales, controladas por los hutus. En julio, el FPR ya había derrotado a las fuerzas del gobierno y tenía en sus manos Kigali y gran parte del país. Por miedo a las represalias, cientos de miles de hutus se expatriaron a principios de julio.

¿De quién es la culpa?

Cuando le pidieron a un granjero tutsi que explicara por qué se había desatado la violencia en abril, dijo: “Todo es culpa de los malos dirigentes”.

Y es innegable que en el transcurso de los siglos los líderes políticos han difundido mentiras respecto a sus enemigos. Los políticos mundanos, guiados por “el gobernante de este mundo”, Satanás el Diablo, han convencido al pueblo de que debe luchar a muerte contra la gente de otras razas, tribus y naciones. (Juan 12:31; 2 Corintios 4:4; 1 Juan 5:19.) La situación no es distinta en Ruanda. The New York Times comenta: “Los políticos han tratado vez tras vez de fomentar los temores a la otra etnia y la lealtad a la propia; en el caso de los hutus, para conservar las riendas del gobierno; en el de los tutsis, para conseguir la adhesión al frente rebelde”.

Dado que los ruandeses son semejantes en gran número de aspectos, no era de esperar que se odiaran y mataran entre sí. “Los hutus y los tutsis hablan el mismo idioma y a menudo comparten las mismas tradiciones —escribió el periodista Raymond Bonner—. Tras varias generaciones de matrimonios interraciales, las diferencias físicas —los tutsi son esbeltos, y los hutus, más bajos y gruesos— han desaparecido a tal grado que los ruandeses ya no suelen estar seguros de si alguien es hutu o tutsi.”

Pese a todo, el reciente aluvión de propaganda ha conseguido resultados inauditos. Los comentarios de Alex de Waal, director de la agrupación Derechos Africanos, ilustran este punto: “Nos informan de que los labradores de las zonas controladas por el FPR se pasman al ver que, a diferencia de lo que cuenta la radio, los militares tutsis no tienen cuernos ni rabo ni ojos fosforescentes”.

Pero, además de los políticos, la religión también manipula la actitud de la gente. ¿Cuáles son las principales confesiones de Ruanda? ¿Comparten también la culpa por esta tragedia?

El papel de la religión

The World Book Encyclopedia (1994) comenta sobre Ruanda: “La mayor parte de la población es católica. [...] La Iglesia Católica y otras confesiones cristianas dirigen la mayoría de las escuelas primarias y secundarias”. De hecho, el diario español El País dijo que “Ruanda es uno de los países de África más masivamente católico[,] con un 80% de fieles creyentes”.

El periódico británico The Observer analiza el trasfondo de la situación religiosa en Ruanda: “Durante los años treinta, período en el que las iglesias combatían por controlar el sistema educativo, los católicos favorecieron a la aristocracia tutsi, mientras que los protestantes se aliaron con la oprimida mayoría hutu. En 1959 los hutus se hicieron con el poder, y no tardaron en gozar del apoyo de católicos y protestantes por igual. Los protestantes siguen dando un gran respaldo a la mayoría hutu”.

Pues bien, ¿ha condenado las masacres la jerarquía protestante? The Observer da la respuesta: “Se preguntó a dos eclesiásticos [anglicanos] si condenaban a los asesinos que habían llenado de niños decapitados los pasillos de las iglesias de Ruanda.

”Se negaron a responder. Evadían las preguntas, se agitaban y la voz se les volvía más aguda, a la par que iba quedando al descubierto la raíz más profunda de la crisis ruandesa: las altas jerarquías de la Iglesia Anglicana habían servido de recaderos de sus señores políticos, que habían predicado la matanza y ensangrentado los ríos.”

No obstante, las iglesias de la cristiandad que actúan en Ruanda no difieren de las confesiones de otros lugares. Por ejemplo, Frank P. Crozier, general de brigada británico, dijo tocante al apoyo eclesiástico que recibieron los políticos durante la I Guerra Mundial: “Las iglesias cristianas son las mejores creadoras de actitudes sanguinarias que tenemos, y nos hemos servido bien de ellas”.

Es indiscutible que los guías religiosos tienen un alto grado de culpabilidad por lo ocurrido. El Papa comentó en los siguientes términos la lucha en este país africano: “Se trata de un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también están implicados algunos católicos”. (L’Osservatore Romano, edición en español, 20 de mayo de 1994.)

Es obvio que las iglesias no han enseñado los verdaderos principios del cristianismo, que se fundamentan en textos como Isaías capitulo 2 verso 4 y Mateo capitulo 26 verso 52. Según el periódico francés Le Monde, un sacerdote pronunció este lamento: “Se están masacrando, olvidándose de que son hermanos”. Otro sacerdote ruandés confesó: “Los cristianos han muerto a manos de otros cristianos después de un siglo de sermones sobre el amor y el perdón. Es un fracaso”. Le Monde planteó esta pregunta: “¿Cómo puede uno dejar de pensar, por ejemplo, que los tutsis y los hutus que combaten en Burundi y Ruanda recibieron su formación de los mismos misioneros cristianos y frecuentaron las mismas iglesias?”.

Los auténticos cristianos son distintos

Los verdaderos seguidores del Señor Jesucristo guardan su mandamiento de ‘amarse los unos a los otros’. Juan capitulo 13 versos 34.

¿Cabe imaginarse al Señor Jesús o a alguno de sus apóstoles agarrando un machete y matando a alguien a cuchilladas? Estas matanzas desaforadas caracterizan a “los hijos del Diablo, demonios satanicos”.
1a. Carta del apóstol Juan capitulo 3 versos 10-12.

Los testigos de Jehová no participan de modo alguno en las guerras, revoluciones y otros conflictos fomentados por los políticos del mundo, que yacen bajo el poder de Satanás el Diablo. Juan capituo 17 verso 14, 16; capitulo 18 verso 36; Revelación...Apocalipsis capitulo 12 verso 9.) Por el contrario, se aman de corazón. Por este motivo, al producirse las masacres, los Testigos hutus estuvieron dispuestos a arriesgar su vida para proteger a sus hermanos tutsis.

No obstante, estas tragedias no deben tomarnos por sorpresa. El Señor Jesús dio una profecía sobre “la conclusión del sistema de cosas” en la que dijo: “Entonces los matarán”. Mateo capitulo capitulo 24 verso 3, .Afortunadamente, Jesús promete que se recordará a los fieles en la resurrección de los muertos. Juan capitulo 5 versos 28, 29.

Entretanto, los testigos de Jehová que viven en Ruanda, al igual que los de todo el mundo, están decididos a seguir demostrando con su amor mutuo que son discípulos de Cristo. Juan capitulo 13 verso 35. Su amor sirve de testimonio aun en medio de la cruel realidad actual, tal como se verifica en el informe adjunto “Los Testigos y los campos de refugiados”. Todos debemos recordar lo que Jesús dijo en su profecía: “El que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo”. Mateo capítulo 24 verso 13.

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y LOS CAMPOS DE REFUGIADOS

  Contando desde julio de este año, más de 4.700 Testigos y simpatizantes se han alojado en campos de refugiados. En Zaire, ha habido 2.376 en Goma, 454 en Bukavu y 1.592 en Uvira. Por otro lado, en Benaco {Tanzania} han vivido unos 230.

  El simple hecho de acceder a los campos no fue nada fácil. Los 60 Testigos de una congregación trataron de cruzar el puente de Rusumo, una de las principales rutas de huida a los campos de refugiados de Tanzania.

Al negárseles el paso, se quedaron durante una semana deambulando a la orilla del río. Acabaron decidiéndose a atravesarlo en canoas.

Una vez franqueado, caminaron durante varios días hasta que llegaron al campo de Tanzania sin mayores percances.

  Los testigos de Jehová del extranjero organizaron grandes misiones humanitarias.

Los Testigos franceses recolectaron y enviaron a las zonas necesitadas más de 100 toneladas de ropa y 9 de calzado y artículos similares, además de suplementos nutritivos y medicinas.

Sin embargo, lo primero que pedían muchos hermanos de los campos era la Biblia o las revistas La Atalaya y ¡Despertad!

  A muchos observadores les impresionó el amor de los Testigos zaireños y tanzanos, quienes visitaron a sus hermanos desplazados a fin de ayudarlos.

Los otros refugiados decían: “A ustedes los visitan los de su religión, pero a nosotros no nos ha venido a ver ni un solo sacerdote de la nuestra”.

  Los Testigos se han hecho famosos en los campos, en gran parte por su unidad, orden y afectuosidad.
Juan capítulo 13 veerso 35.

Es digno de mención que los Testigos solo tardaron quince minutos en localizar a sus compañeros de creencia del campo de Benaco
{(Tanzania} , que cuenta con unos doscientos cincuenta mil refugiados.

 


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Bienvenidos al conocimiento de Dios y de su Hijo el Señor Jesucristo...

Cristo dijo a la comunidad que le escuchaba:

"Esto significa vida eterna el que esten adquiriendo conocimiento del Dios verdadero Jehová y de su hijo nuestro Señor Jesucristo a quien envió"

Juan capítulo 17 verso 3.

¿'TIENES CONCIENCIA'?

La conciencia es la voz de Jehova Dios
que habla a nuestro cerebro y corazón.

Y sabe si hiciste el bien o el mal con tu prójimo. 

La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma.

El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera:

“Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”.

Lea la Biblia: Romanos 9:1.


La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona.

Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo.

Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla.

La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender.

Y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo.

A menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.


El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio.

Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.
La Biblia: Géneis capitulo 3 verso 8.

En 
Romanos 2:14, 15 leemos:

“Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos.

Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones.

 Mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”.

Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes en Dios y Cristo obviamente.

Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad es decir: heredamos la imperfección

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias.

Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir.
2a. Carta a los Corintios 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad.

El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en el evangelio de 
Juan capitulo 16 verso 2,

donde Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio a Él.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hchos 9 verso 1; Gálatas 1:13-16.)

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra.

La Biblia dice en: 

Romanos 10:2, 3; 
Oseas  4:1-3;
 Hechos 5:39, 40.

Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida.

Lea por favor:
2a. Carta del apóstol Pablo a su amigo y discipulo Timoteo capitulo 3:16; Hebreos 4:12.

Para este fin hemos de tener normas rectas y estables:

las normas de Dios.

Buena conciencia. 

La persona debe acercarse a Jehová con una conciencia limpia.

El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas.

 Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres”

 Quiso decir que:

continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios;

y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia.

 No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora:

“Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”.

 El cristiano de cerebro y corazón sicero debe “tener una buena conciencia” frente a la oposición.


 Aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia.

El apóstol Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta.

Lea 
1a. Carta de Pedro 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. 

En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios para que pueda hacer evaluaciones correctas.

Una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta.

Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. No comas ni te vistas de tal manera que hagas tropezar a tu hermano.
¿...?
Romanos 14:1-23; 1a. Corintios 8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca.

 Aquel 
que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”.

Lea en la Biblia: 1a. Corintios 8:12.

Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano.

Y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás.


Mala conciencia. 

Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla...

...de modo que ya no provee advertencias ni guía segura.

En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia.

 Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo.

No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia.

El deseo de todo cristiano de cerebro y corazón sincero tiene que ser el que se manifiesta en la Biblia:

Hechos 23:1:

“Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

 

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Compasión. Sentimiento de pena  por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles en determinadas ocasiones.

 V
irtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. 

Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad o favoritismo sin  hipocrecía.



El nombre de Dios es Jehova, que significa en hebreo El hace que todo se realice-

Él, Jehová dice:

"vengan y arreglemos los asuntos entre ustedes y yo dice Jehová:

si sus pecados son rojos como el escarlata se harán blancos como la lana; si son rojos como tela de carmesi se harán blancos como  la nieve.

Dios es amor, sus otras cualidades son  poder, justicia, sabiduría.

Su nuevo Gobierno Celestial esta establecido bajo estos principios principales.

Y como si fuera poco el Rey del reino de Dios es Nuestro Señor Jesucristo el Rey  de reyes, el príncipe de paz, nuestro salvador.

Los desiertos floreserán, las enfermedades habran desaparecido; Jehová limpiará toda lágrima de sus ojos, ya no existira más lamento, clamor ni dolor, enfermedad, vejez ni muertes todas las cosas habrán pasado.

Lea en la Biblia: Apocalipsis capítulo 21 verso 3 a 4

La repetición es la madre de la  retención.


ACERQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES.

¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes?

¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual, poder, y amorios? que se hallan en conflicto en sus miembros? 

Ustedes desean, y sin embargo no tienen.

Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo, no pueden obtener.

Siguen peleando y guerreando.

No tienen, porque no piden.

Sí piden y sin embargo, no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastar[lo] en los deseos vehementes que tienen de placer sensual, poder y amorios.

Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose en enemigo de Dios. 

¿O se figuran ustedes que la escritura dice en balde: “Es con tendencia hacia la envidia con la ventaja y la avaricia lo que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando”?

Sin embargo, la bondad inmerecida que Dios da  es mayor. Por eso se dice: 
“Dios se opone a los altivos, arrogantes y perversos
pero da bondad inmerecida a los humildes”.

Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.  Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.

Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos.

Dense a la desdicha, y laméntense, y lloren. Que su risa se torne en lamento, y [su] gozo en desaliento
Humíllense a los ojos de Jehová, y Él los ensalzará.

Dejen de hablar unos contra otros, hermanos.

El que habla contra un hermano o juzga a su hermano habla contra ley y juzga ley.

Ahora bien, si juzgas ley, no eres hacedor de ley, sino juez.  Uno solo hay que es legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, 
¿quién eres, para que estés juzgando a [tu] prójimo y depojándolo de sus bienes?

Vamos, ahora, ustedes los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad y allí pasaremos un año, y negociaremos y haremos ganancias”.

Cuando el caso es que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece. 

En vez de eso, deberían decir: “Si Jehová quiere, viviremos y también haremos esto o aquello”.

Pero ahora ustedes se glorían en sus alardes llenos de presunción. Todo ese gloriarse es inicuo riquezas y saber malhabidos.

Por lo tanto, si uno sabe hacer lo que es correcto y, sin embargo, no lo hace, es para Él un pecado.

Qué significa ser un “buen samaritano”? 

 
EL BUEN SAMARITANO

Ilustración: JW.ORG Testigos de Jehová

La palabra hebrea ra‧jamím y la griega é‧le‧os (verbo, e‧le‧é‧ō) suelen traducirse “misericordia”.

Un examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. 

Esta bondad no estaba impulsada por piedad, sino por la generosidad amorosa de Dios.
 
Rehace tu mente para que el mundo no la molde, aceptemos la Biblia, al Señor Soberano Universal jehová Dios y a su Hijo Jesucristo, tu vida cambiará.

"Si los muertos no han de ser levantados, “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” {Epicuro}. 

No se extravíen.

Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles. 

Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios.

Los Testigos de Jehová les ayudarán a conocerlo y a saber el camino correcto a la vida que es vida 
junto al Señor Jesucristo que apaciguará la conciencia.

“Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”

!Santificado sea tu nombre Jehová por toda la eternidad!


Apocalipsis capitulo 4 verso 11


La
 voz de la conciencia en lo 
interior.

Señoras y señores; en lugar de irse a extremos buscando una salud mental perfecta, estará libre para seguir tras otras metas de la vida.

Y el saber que la solución definitiva a las emociones negativas está en las competentes manos de Jehová el Dios Todopoderoso.

 Él dará una paz mental y una felicidad mucho mayores mediante Cristo Jesús el primogénito de toda la creación.

Visite para mayor información JW.ORG

Lea al final: Masacres

Las ideas del mundo nos moldearán y nos obligarán a hacer lo que la gente hace.


Si alimentamos nuestra mente con las cosas del mundo !Cuidado! con lo que vemos, leemos, escuchamos y pensamos.

Debemos rehacer nuestra conciencia y nuestra mente.

Se avecinan tiempos críticos difíciles de manejar o mejor decir estamos en:
LA GRAN TRIBULACIÓN. 

Por inspiración Divina mediante el Espíritu Santo el apóstol Pablo escribió en su segunda carta a su amigo y discípulo Timoteo:

“Mas sabe esto Timoteo, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.

Porque los hombres {y las mujeres} serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural...

 No dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios.

Teniendo {estos hombres y mujeres} una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos APARTATE.

Porque de estos se levantan aquellos hombres que astutamente logran introducirse en las casas y se llevan como cautivas suyas a mujeres débiles cargadas de pecados...

...Llevadas de diversos deseos, que siempre están aprendiendo y, sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto de la verdad. 



Si desea mayor información visite
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HOY lo que sea “correcto” o “incorrecto” está en condición de cambio constante.

En un discurso sobre “Moralidad pública” el Dr. Emanuel Demby declaró:

“Una razón importante por la cual se nos hace tan difícil identificar con exactitud la naturaleza moral de nuestros tiempos es que es un período de gran transición.

Se Despoja de los bienes a sus padres, casa y ahorros y siguen tan campantes.

Pornografía, libertad sexual, femenicidios, robos, asesinatos, violación de niños y niñas, prostitución, adulterio, abuelos abandonados en asilos, hospitales, divorcios a gran  escala ”

Guerras, pestes y enfermedades, aumento del delito, escaces de alientos {millones se acuesan con el estómago vacio}

Los habitantes de la calle abundan por doquier en cualquier ciudad, y pare el registro, todo lo malo es de dominio público y la gente se volvió insensible.

Las normas que se seguían extensamente como normas aceptadas hace solo unos cuantos años han sido modificadas o reemplazadas.

Y ante el hecho de que la vida se hace cada vez más compleja, ¿quién ha de decir hasta qué punto son válidas las nuevas normas, o por cuánto tiempo durarán?

¿Qué guía tiene uno?

 

A esta situación nos encaramos en particular los que vivimos desde 1914 E.C.

¿Por qué especialmente desde entonces?

Porque desde ese año hasta nuestros días se han cumplido las profecias del Señor Jesucristo, sus discípulos y profetas.


¿Qué es el Reino de Dios?

¿CUÁL fue el tema principal de la predicación del Señor Jesús?

Según Él mismo enseñó, fue el Reino de Dios (Lucas 4:43). Quienes lo escucharon seguramente le oyeron referirse muchas veces a ese Reino.

¿Los dejó eso confundidos o perplejos?

¿Le preguntaron qué era ese Reino?

No. Los Evangelios no registran ninguna pregunta de ese tipo. Por consiguiente:

¿Sabían aquellas personas lo que era el Reino de Dios?

Lo cierto es que las antiguas Escrituras que los judíos consideraban santas, describían ese Reino.

De hecho, revelaban en términos muy claros y concretos
tanto lo que es como lo que lograráHoy podemos saber aún más sobre el Reino, y básicamente del mismo modo acudiendo a la Biblia.

Veamos siete verdades expuestas en ella.

Las primeras tres no fueron ningún secreto para los judíos de los días del Señor Jesús e incluso antes.

Las tres siguientes fueron reveladas por Cristo o por sus apóstoles durante el siglo primero.

Y la séptima y última se ha hecho evidente en nuestro propio tiempo.

1. El Reino de Dios es un gobierno real que durará para siempre.

La primera profecía que aparece en la Biblia revela que Dios enviaría a alguien para rescatar a los seres humanos fieles.

A ese redentor se le llamó “la descendencia”, y se predijo que eliminaría para siempre las terribles consecuencias de la rebelión de Satanás y de Adán y Eva.

Lea en la Biblia: Génesis 3:15.

Mucho tiempo después, al fiel rey David se le dijo algo emocionante acerca de esa
“descendencia”, o Mesías: gobernaría sobre un Reino, sobre un gobierno que sería distinto de todos los demás, pues duraría para siempre.

Lea en la Biblia; 2 Samuel 7:12-14.
Daniel capítulo 2 verso 44


2. El Reino de Dios acabará con todos los gobiernos humanos.

El profeta Daniel recibió una visión en la que contempló una sucesión de potencias mundiales que se ha extendido a lo largo de la historia y ha llegado incluso hasta nuestros días.

Observe el sorprendente desenlace de su visión: “En los días de aquellos {últimos} reyes {humanos,} el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas.

Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo.

Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”.

De modo que todos los reinos, o gobiernos, de este mundo —con sus guerras, su crueldad y su corrupción— serán destruidos para siempre.

Como señala esta profecía de Daniel, el Reino de Dios pronto gobernará sobre toda la Tierra Daniel 2:44, 45.

No solo es un gobierno real, sino que será el único que exista.


3. El Reino de Dios acabará con las guerras, las enfermedades, el hambre y hasta con la misma muerte.

La Biblia contiene emocionantes profecías que revelan lo que el Reino de Dios hará en este planeta.

Dicho gobierno logrará lo que ninguna organización humana ha logrado ni podrá lograr.

Imagínese: ¡todas las armas de guerra destruidas para siempre! La Biblia dice:

“[Dios] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra”

Lea en la Biblia: Salmo 46:9.

No se necesitarán médicos ni hospitales, pues ya no habrá enfermedades.

“Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” Isaías 33:24.

 Nadie padecerá desnutrición ni se morirá de hambre.

Llegará a haber abundancia de grano en la tierra.”

Salmo 72:16.

Ya no habrá funerales, velatorios, cementerios ni morgues, ni el sentimiento de vacío que los acompaña.

La muerte, nuestra implacable enemiga, será por fin derrotada.

El Creador “realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro”

4. El Rey del Reino de Dios es alguien escogido por Dios mismo.

El Mesías no se nombró a sí mismo, ni tampoco lo eligieron seres humanos imperfectos.


Más bien, Jehová Dios lo escogió personalmente.

Así lo indican los títulos Mesías y Cristo, que significan “Ungido”.

De modo que es Jehová quien ha ungido, o designado, al Señor Jesucristo para ocupar un puesto tan especial.

Dios mismo dice de él: “¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado!

He puesto mi espíritu en él.

Justicia para las naciones es lo que él sacará”  Mateo 12:17, 18.

¿Y quién sabe mejor que nuestro Creador la clase de gobernante que necesitamos?


5. El Rey del Reino de Dios ya ha demostrado ante toda la humanidad que es digno de ocupar ese puesto.

Jesús de Nazaret fue sin duda el Mesías prometido. Provino del linaje que Dios había determinado.

Mateo 1:1.

Cuando estuvo en la Tierra, cumplió decenas de profecías escritas siglos antes. Además, desde los cielos se le identificó como el Mesías.

¿De qué manera?

Pues bien, Dios mismo habló desde los cielos y lo reconoció como su propio Hijo, y los ángeles lo señalaron como el Mesías prometido.

Por otra parte, el Señor Jesús ejecutó milagros que eran una clara manifestación del poder divino, y a menudo lo hizo ante miles de testigos oculares.

Jesucristo demostró vez tras vez la clase de gobernante que sería.

No solo tenía el poder para ayudar a la gente, sino también el deseo de hacerlo.

Era generoso, compasivo, valiente y humilde.

El relato de su vida en la Tierra se halla al alcance de todos, en las páginas de la Biblia.


6. En el Reino de Dios, 144.000 escogidos gobernarán junto con Cristo.

El Señor Jesús dijo que otras personas, entre ellas sus apóstoles, gobernarían con él en el cielo.

Llamó a ese grupo “rebaño pequeño”

Más tarde, al apóstol Juan se le dijo que este rebaño pequeño se compondría de 144.000 siervos de Dios.

Estos tendrían la emocionante tarea de gobernar como reyes y servir como sacerdotes junto con Cristo..

Apocalipsis capitulo 5:9, 10;  14:1, 3.


7. El Reino de Dios, que ya gobierna en los cielos desde 1914 {cumplimiento de profesías} está listo para gobernar también sobre toda la Tierra.

Esta última verdad es una de las más impactantes.

La Biblia ofrece muchas pruebas de que Jesús ha recibido en los cielos su autoridad de Rey.

Allí reina ahora, y muy pronto extenderá su dominio a toda la Tierra y cumplirá las grandiosas profecías que ya hemos citado.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que el Reino de Dios ya está rigiendo?

¿Y cuándo comenzará a gobernar la Tierra?


Notas

Profecías como esta muestran que el Reino de Dios no es algo que esté en el corazón, como muchas veces se ha enseñado. 


El Dr. Archibald Chisholm comentó:

“Tan grande ha sido el trastorno en la manera de pensar y la moralidad, que algunos sugieren que debemos considerar que vivimos en el año [61] A.B. ({anno belli {el} año de la guerra},

...con lo cual indican su punto de vista de que con el estallido” de la I Guerra Mundial en 1914 empezó una nueva época.

El mismísimo hecho de que desde 1914 haya habido tal trastorno en la manera de pensar y la moralidad enfatiza que necesitamos ¡una voz orientadora! dirección apropiada.

 
Muchas personas que están al tanto de esta necesidad expresan el punto de vista de que al fin y al cabo cada persona debería confiar en su conciencia y su libre albedrío.


Dicen: “Que su conciencia sea su guía.”

Al decir “conciencia” piensan en que cada persona parece tener dentro una “voz,” un sentido interior que le dice lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Pero ¿es cierto eso en todos los casos?


¿Sabe usted de qué fuente vino la conciencia y precisamente hasta qué grado está esparcida?

También, ¿precisamente cuánto se puede confiar en este sentido interior? Aunque otros puedan depender de su conciencia, ¿puede usted?

 

LA CONCIENCIA... ¿DE DÓNDE?

 
Si usted fuese a acudir a intelectuales y filósofos para que le explicaran la fuente de su conciencia, probablemente le dirían que simplemente es un producto social de la evolución.

La opinión del evolucionista Carlos Darwin era “que cualquier animal, dotado de instintos sociales bien marcados, . . . inevitablemente adquiriría un sentido moral o conciencia, tan pronto como sus facultades intelectuales hubiesen llegado a estar bien, o casi tan bien desarrolladas, como en el hombre.”

Y Sigmund Freud pensó que podríamos “rechazar la sugerencia de una aptitud original —como uno pudiera decir, natural— para distinguir entre lo bueno y lo malo.”


 Pero ¿representan esos puntos de vista la explicación verdadera?

El registro más antiguo y consistentemente confiable de la historia y los tratos del hombre responde: ¡Nooo!

En primer lugar, la Biblia declara correctamente lo que ha sido confirmado por observación científica honrada, que todas las cosas vivas se reproducen “según su género.”

De consiguiente el hombre no es simplemente un producto de la evolución, ni lo es su conciencia.

Génesis capítulo 1:21-26.

 
Además, la Biblia identifica con exactitud la fuente de esa voz en lo interior de usted, su conciencia.

Muestra por qué —a pesar de esfuerzos de hombres como Hitler, que, jactándose, dijo:

“Estoy liberando al hombre de la degradante
 quimera que se conoce como conciencia”— por toda la Tierra los hombres continúan teniendo conciencia.

Y la Biblia puede ayudarnos a usar la conciencia y beneficiarnos de ella.

 

 Las Escrituras nos dicen que el Creador hizo al hombre a Su propia imagen, con inteligencia y un sentido moral, tal como Dios mismo tiene estas cosas.

Génesis capítulo 1:27.

 

 Y desde el mismo principio el primer hombre poseyó una conciencia dada por Dios; no fue algo que simplemente se desarrollara a medida que la sociedad fue creciendo.

Esto se puede ver en el relato de las acciones y la actitud de Adán después de haber quebrantado el mandato de Dios concerniente al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.


El registro dice que Adán y Eva entonces “procedieron a esconderse . . . del rostro de Jehová Dios entre los árboles.”

Y cuando Jehová habló, no hubo una respuesta rápida de Adán.

¿Por qué no?

Porque Adán percibía su culpa; era como si hubiese una voz dentro de él que estuviera condenándolo, acusándolo, testificando de que había pecado.

—Génesis capítulo 3:7-10.

 
Así, el más antiguo registro histórico disponible indica que la conciencia del hombre se manifestó desde el principio.

Es interesante el hecho de que en el primer siglo E.C. el historiador judío Flavio Josefo, escribiendo en griego, señaló que el que Adán vacilara en contestar a Dios había sido evidencia de que tenía “mala conciencia.”

Para la palabra “conciencia” Josefo usó el término griego synéidesis, que significa literalmente “tener conocimiento de algo con uno mismo” o “con-ciencia.”

La conciencia de Adán había procedido de Dios; era su sentido moral interior, y estaba relacionado con su mente inteligente.

Puesto que Adán fue creado a la imagen de Dios, cuando obró en oposición a las cualidades o voluntad revelada de Dios sintió un conflicto interior.

Pero ¿qué relación tiene esto con nuestros sentimientos y acciones?

 

¿Fue transmitida la conciencia a los descendientes de Adán?

Sí, la evidencia, tanto bíblica como no bíblica, demuestra que lo fue, hasta a cada uno de nosotros hoy día.

 
Note el relato histórico de lo que sucedió en el caso de José más de dos mil años después del pecado de Adán.

José era esclavo en la casa de Potifar, un oficial de la corte egipcia.

Tentada quizás por la belleza masculina de José, la esposa de Potifar trató de seducirlo.

Puesto que solo era un esclavo, José fácilmente pudo haberse sentido obligado a obedecerla, posiblemente con la esperanza de mejorar su posición.

Sin embargo, José rechazó rotundamente los requerimientos amorosos inmorales de ella y dijo:

“¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”

Génesis capítulo 39:1-9

¿Qué movió a José a ver el adulterio como un pecado contra Dios?

 
Él no respondió de esa manera debido a una ley escrita de Dios que prohibiera el adulterio, como la que solo más tarde apareció en los Diez Mandamientos.

Éxodo capítulo 20:14.

 
Y aquí José estaba en Egipto, lejos de toda presión de familia o reglas patriarcales.

Claramente la conciencia de José estuvo envuelta en esto.

El adulterio violaba su sentido moral. Probablemente podía “sentir” que era incorrecto tomar lo que no le pertenecía, la esposa de otro hombre.

Y este sentimiento pudo haberse fortalecido por haber reflexionado él en el hecho de que un hombre y su esposa son “una sola carne,” un hecho con el cual Adán estaba bien familiarizado.

Génesis capítulo 2:24; Mateo capítulo 19:4, 5

También, habría oído de las experiencias de Abrahán e Isaac, que no mostraban aprobación del adulterio.  

Por consiguiente, aun sin una ley contra el adulterio la conciencia de José podía moverlo a rechazarlo.

 
Pero si Adán transmitió a sus descendientes un grado de conciencia, ¿no debería haber percibido la esposa de Potifar, también,

que el adulterio era incorrecto?


Sí, aunque obviamente ella dejó que la pasión la controlara.

Los egipcios, junto con la gente por toda la Tierra, comprendían que el adulterio era una grave ofensa moral.

Sus más antiguos textos religiosos asociaban el Juicio Final con poner el “corazón” en la balanza.


¿Y en cuanto a qué se juzgaba a uno?

El antiguo “Libro de los Muertos” egipcio representa a los difuntos declarando su inocencia, diciendo:

‘No he robado. No he matado hombres. No he mentido. No he contaminado a la esposa de ningún hombre.’

Por eso, la conciencia debe haberlos llevado a percibir lo incorrecto del adulterio.

 

Introduciendo la conciencia en el cuadro, el historiador Flavio Josefo escribió más tarde que José instó a la esposa de Potifar a evitar una concupiscencia que traería remordimiento y sufrimiento, y a más bien ser fiel a su esposo y disfrutar de “una buena conciencia.”

 Además, encontramos descripciones, tanto bíblicas como no bíblicas, que son ilustración de una conciencia en funcionamiento.

 

En una ocasión el rey David de Israel hizo que se tomara un censo de la nación.

La Biblia describe cómo afectó a David el comprender que había pecado.

Mostrando la conciencia en operación, la Biblia dice que el “corazón de David empezó a darle golpes.”


Un efecto similar de una conciencia herida se menciona en una tablilla cuneiforme antigua que da la oración de un babilonio que había pecado.

Imploraba a su dios que escuchara “a causa de su pecho, que se queja como una flauta resonante.”


 Todo esto muestra que tenemos una conciencia debido a haber heredado de Adán inteligencia y un sentido moral.

 

Así, hasta naciones que no sabían nada de la ley mosaica, dada por Dios, prohibían cosas como hurtar, mentir y cometer incesto, asesinato y adulterio.

Sí, aunque “no tienen ley,” ellas “hacen por naturaleza las cosas de la ley.”

El apóstol Pablo puso de relieve la base que había para las normas morales de ellas, diciendo: “su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.”

Carta del apóstol Pablo a los Romanos capítulo 2:14, 15.

 

 Tan universal es la facultad de la conciencia dada por Dios que una enciclopedia declara:

“Todavía no se ha encontrado una cultura en la cual no se reconozca la conciencia como realidad.”

Y concerniente a los individuos que aparentemente “no tienen conciencia,” el Dr. Geoffrey Stephenson escribió:

“Eso era y todavía es considerado por algunos como una forma genuina de locura o psicosis.”—

Compare en la Biblia con Tito capítulo 1:15.

 

LA CONCIENCIA... SU OPERACIÓN Y ENTRENAMIENTO

 Por consiguiente, ¿podemos simplemente ‘hacer por naturaleza las cosas de la ley’?


Nooo, se necesita más.


El simplemente entender la fuente verdadera de la conciencia y por qué tenemos esa facultad no nos asegura que nos estamos beneficiando plenamente de ella.

Recuerde que los egipcios de la antigüedad tenían ciertas normas morales que manifestaban los efectos de la conciencia.

Pero ¿fue suficiente aquello en sí?

¿Los protegió solo aquello de toda cosa impropia?

Su repugnante adoración de animales, en la cual se rendía “servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó,”

Demuestra que no bastaba con simplemente tener un grado de conciencia.

Carta a los Romanos capítulo 1:20-25


Por consiguiente, es necesario que sepamos más que solo que tenemos una conciencia.

Debemos saber cómo funciona, cómo puede ser entrenada y lo que Dios dice acerca de usarla en la vida cotidiana.


 Los ejemplos bíblicos que hemos considerado ilustran dos maneras esenciales en las cuales su conciencia puede y debe funcionar.

Es probable que el dirigir la atención al pasado de uno y juzgar lo moral que hayan sido sus actos en el pasado sea la operación de la conciencia en que más comúnmente se piense.

Notamos esta función en el caso del pecado de Adán y en la experiencia de David después que éste hubo obrado incorrectamente. La conciencia de éstos los hirió.

¿No ha sentido usted que su conciencia funciona de este modo?

Esta voz interior de la conciencia que aflige a los que han hecho lo malo puede ser tan insistente que éstos tomen acción drástica para limpiar su conciencia o quizás se vean afligidos por su conciencia por años.

 

Sin embargo, un efecto mucho más importante de esta operación de la conciencia es que puede mover a uno al arrepentimiento piadoso. David escribió:

“Cuando me quedé callado se gastaron mis huesos debido a mi gemir todo el día. Por fin te confesé mi pecado, y no encubrí mi error.

Dije: ‘Haré confesión acerca de mis transgresiones a Jehová.’ Y tú mismo perdonaste el error de mis pecados.” (Sal. 32:3, 5)

Por consiguiente, la conciencia de usted en funcionamiento puede hacer que regrese a Dios, pues le ayuda a reconocer que es necesario tener el perdón de él y seguir Sus caminos en el futuro.

—Sal. 51:1-4, 9, 13-15.

 
La otra función de la conciencia es la de funcionar por anticipado para guiar y aconsejar al que tiene que hacer una selección moral o tomar una decisión moral.

El conferenciante Eric D’Arcy comentó: “En los escritores paganos la conciencia no aparecía en la escena sino hasta después que se ejecutaba la acción, y su papel era meramente judicial; pero en [la Biblia], a la conciencia se le atribuye una función legislativa.”

Fue este aspecto de la conciencia lo que hizo que José pudiera percibir de antemano que no debía cometer adulterio.

Siguió su conciencia al rechazar un derrotero que estaba contra su sentido moral.

¿Ha funcionado la conciencia de usted de este modo?

¿Le está ayudando como debería ayudarle?


Para que la conciencia nos guíe y beneficie, es necesario dar atención y entrenamiento a esas dos funciones de ella.

El hecho de que ninguno de los dos aspectos puede ser pasado por alto o reprimido se ve claramente por lo que sucede cuando se ha hecho eso.

Normalmente, como resultado de que la persona ha heredado de Adán la conciencia, ésta pudiera remorderle o indicarle que es incorrecto mentir o hurtar.

Esto es similar a la señal que uno recibe cuando su mano se acerca a una llama; sus receptores sensorios intraconstruidos lo ponen a uno sobre aviso en cuanto al peligro y uno puede alejar del fuego la mano.

Pero ¿qué hay si ya hubiera desarrollado un fuerte callo en esa parte de su mano, o quizás su mano tuviera una gran porción cicatrizada debido a una quemada previa?

En ese caso sus sentidos pudieran estar bloqueados; debido al tejido encallecido o cicatrizado la zona sería insensible, no podría responder.

De igual manera la conciencia pudiera ser amortiguada si se le pasara por alto o reprimiera repetidas veces.

El apóstol Pablo escribió acerca de hombres “cuya conciencia ya no siente nada, como si se la hubieran quemado con un hierro caliente.” (1 Tim. 4:2, Versión Popular)

Esos hombres, sin remordimiento de conciencia, podrían mentir, obrar con hipocresía o extraviar intencionalmente a los cristianos, como dijo Pablo.

 En consecuencia, una conciencia que ha sido pasada por alto o reprimida no solo ya no causa dolor a la persona después que ha cometido lo malo, sino que no suministra guía confiable de antemano.

Una descripción de personas en esa situación se da en Efesios 4:19:

“Los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas.” (Biblia de Jerusalén)

Es fácil entender por qué Hitler quería poner a la gente en esa condición.

Su conciencia no los restringiría en absoluto, sino que podrían hacer cualquier cosa que se les pidiera, sin importar lo baja o vil que fuera. Ciertamente queremos evitar llegar a ser así; más bien, queremos que nuestra conciencia siga funcionando y respondiendo.

 
La Biblia es una ayuda inestimable en esto. Puesto que presenta las mayores indicaciones que tenemos en cuanto a las cualidades y caminos de Dios, puede ayudarnos a llegar a estar en armonía o sintonía con su imagen. Así, pues, el salmista cantó:

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios.

Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de rectitud.”

Mientras más aprendamos y comprendamos Sus tratos y voluntad, más fortaleceremos la influencia de la conciencia piadosa en nuestra vida.

La voz interior se hace más fuerte y más clara, así como por medio de cultivo y entrenamiento el solista consigue voz y oído más exactos y el relojero aguza su vista.

 
La Biblia contiene leyes o mandamientos claros de Dios contra ciertas graves ofensas morales, como el hurtar, mentir, cometer adulterio y asesinar.

Esos agravios se prohibían en la Ley que él dio a Israel, y las prohibiciones se repiten en el consejo de Dios para los cristianos.

Por consiguiente, hasta si por la crianza o experiencia de una persona en la vida su conciencia hubiera sido amortiguada a cualquiera de estos pecados, por la Biblia le sería fácil ver que son incorrectos.

No habría base para decir: ‘Pero mi conciencia no me molestó; no me pareció que fuera incorrecto.’ Además, esas leyes darían lugar a que los responsables de la congregación cristiana procedieran a fin de proteger de todo practicante de pecado a los miembros de ésta. Sería expulsado o cortado del compañerismo.—1 Cor. 5:11-13.

 Pero además de leyes contra agravios crasos, las Escrituras contienen muchos principios de conducta que reflejan la personalidad, caminos y normas de Dios. Estas son indicaciones amplias de cómo podemos ser a su imagen. Aunque se pudieran citar numerosos ejemplos de principios bíblicos, note las indicaciones claras de que Dios es justo e imparcial. Ante todo, se nos dice eso directamente. (Deu. 32:4; Job 34:10, 12; Hech. 10:34, 35) Y esto se respalda con ejemplos que muestran que Dios desplegó esas cualidades. Por ejemplo, cuando un rey ungido de Israel pecaba y obraba injustamente para con algunos de sus súbditos, Jehová claramente mostraba lo incorrecto del derrotero de éste. Y, en armonía con la propia justicia de Dios, no eximía de castigo ni siquiera al rey. (2 Sam., caps. 11, 12) Al impresionar en nuestro corazón y mente esos principios de conducta e indicaciones de la personalidad de Dios, fortificamos nuestra conciencia para que obre de manera confiable. Por consiguiente leemos: “En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.”—Pro. 3:6; Sal. 16:8.

 Habiendo aprendido que Dios es justo e imparcial, ¿no tendría usted una conciencia más sensible al despliegue de injusticia o parcialidad para con otros? Quizás a usted se le hubiera criado con prejuicio contra individuos de ciertos antecedentes, y por eso no le molestara el discriminar contra ellos. Si usted solía atender clientes en una tienda, probablemente tendía a pasar por alto a éstos o tratarlos con menos atención o bondad. Pero entonces usted aprendió por la Biblia la justicia de Dios y que él insta a los que quieren tener su aprobación a desplegar justicia e imparcialidad. (Miq. 6:8; Pro. 24:23) Y llegó a comprender que todas las criaturas humanas son de los mismos padres humanos originales, Adán y Eva. (Hech. 17:26; Gén. 3:20) Ante una situación similar a otra del pasado en la cual usted habría obrado injustamente, la “voz” de su conciencia le insta ahora a obrar con justicia e imparcialidad. Además, si usted prosiguiera y obrara con su prejuicio anterior, probablemente su conciencia lo afligiría después de eso. Sería como si oyera desde lo interior una voz que lo condenara por haber seguido un derrotero que usted sabía que era incorrecto. De modo que usted puede ver que su conciencia ha recibido entrenamiento, ha sido aguzada, se ha hecho más sensible. Ahora suministra mejor guía para usted; lo acerca más a la imagen de Dios.

 Como se ha mencionado, hoy nos enfrentamos a extenso cambio y derrumbe en lo moral. Esto hace cada vez más difícil la tarea para los que quieren cooperar con la voz de su conciencia. Además, ¿no parece que la vida se está haciendo cada vez más complicada? ¡Parecen tantos los factores que hay que considerar al tomar una decisión! El juez Felix Frankfurter, del Tribunal Supremo de los EE. UU., hizo el siguiente comentario en cierta ocasión: “Difícilmente hay una cuestión de verdadera dificultad delante del Tribunal que no envuelva más de un llamado principio. Cualquiera puede decidir una cuestión si solo hay un principio individual en controversia.”

 Sin embargo, mientras más amplio sea nuestro conocimiento de los principios divinos que se hallan en la Biblia, mejor podremos pesar los asuntos y decidir. Al enfrentarnos a una cuestión o decisión, podemos meditar en los principios bíblicos que parecen aplicar. Dependiendo de la naturaleza del asunto, pudiera tratarse de principios como los siguientes: respete la jefatura (Col. 3:18, 20); sea honrado en todas las cosas (Heb. 13:18); odie lo que es malo (Sal. 97:10); siga tras lo que contribuye a la paz (Rom. 14:19); obedezca a las autoridades gubernamentales (Rom. 13:1; Mat. 22:21); rinda devoción exclusiva a Dios (Mat. 4:10); evite las malas asociaciones (1 Cor. 15:33); no haga tropezar a otros (Fili. 1:9, 10). Aunque los principios mismos nos ayudan, si aumentamos nuestro conocimiento y aprecio de los principios y caminos de Dios la voz de nuestra conciencia será más confiable. Pablo dijo que la conciencia de él era ‘dadora de testimonio.’ (Rom. 9:1) La nuestra también lo será. Los aguijonazos de nuestra conciencia que ha sido entrenada por la Palabra de Dios nos ayudarán a reflejar la personalidad y cualidades de Dios en nuestras decisiones.

 Así, pues, todos tenemos disponible para nuestra guía un grado de conciencia, que suministró Dios. Pero si aumentamos nuestro conocimiento de las cualidades y principios de Dios, nuestra conciencia puede hacérsenos aun más valiosa en lo que se refiere a guiar nuestros pasos y tomar decisiones.

Beneficiándose de la conciencia que Dios le ha dado


“La ley de su Dios está en su corazón; sus pasos no titubearán.”—Salmo 37:31.


AUNQUE Dios no ha dado a los cristianos un extenso código de leyes, nos ha provisto algunas leyes, o reglas directas, y muchos principios para que los apliquemos de acuerdo con nuestra fe y nuestra conciencia. Pero una cosa es tener conciencia, y otra es beneficiarnos plenamente de ella. Muchas personas opinan: ‘Si algo no le causa perturbación a mi conciencia, está bien.’ ¿Es correcta esta forma de pensar?

 La Biblia muestra que, debido a nuestra carne pecaminosa, nuestra conciencia puede darnos mala dirección, causarnos extravío; puede que sea débil, que haya recibido guía equivocada, o que esté contaminada. Podemos comprender mejor lo peligroso que es el punto de vista: “Deje que su conciencia sea su guía” si consideramos a los habitantes de Creta del primer siglo, a quienes se conocía como “mentirosos, bestias salvajes perjudiciales, glotones desocupados.”—Tito 1:10-12.

Al igual que todos los pueblos, los cretenses tenían conciencia innata. Pero no estaban beneficiándose de ésta. Al escribir a Tito, quien se hallaba en Creta, el apóstol Pablo dijo: “Todas las cosas les son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia.” (Tito 1:15; Romanos 2:14, 15) La mayoría de los cretenses tenían una conciencia insensible que no les ayudaba a hacer lo que era moral o limpio. (1 Timoteo 4:2) ‘Nada era limpio’ para muchos cretenses. ¿A qué se debía eso? Con conciencia contaminada, ellos veían cada situación como una oportunidad para hacer lo que era inicuo. Quizás hayan dicho: ‘Mi conciencia no se siente perturbada por eso.’ ¡Pero debería haberse perturbado! Sin embargo, algunos judíos o prosélitos cretenses habían estado en Jerusalén para la celebración del Pentecostés de 33 E.C. El conocimiento espiritual de ellos les habría ayudado a no ser mentirosos, injuriadores ni glotones. Y a los que aceptaron a Jesús se les ayudó adicionalmente, mediante la enseñanza que provino de él, a tener una buena conciencia, una que funcionara bien.—Hechos 2:5, 11; Tito 1:5; 2:2-5; 3:3-7.

 No obstante, la conciencia puede hacer que hasta alguien que esté en contacto con la Palabra de Dios y desee hacer lo correcto se extravíe. Saulo, o Pablo, estaba familiarizado con las Escrituras y rendía adoración celosa de acuerdo con la Ley. Sin embargo, no se mantuvo al paso con el desarrollo progresivo de la voluntad de Dios. Después que el Mesías llegó, predicó y murió en cumplimiento de las profecías, Pablo continuó practicando el judaísmo farisaico. Su conciencia no le impidió que ‘persiguiera a la congregación’ y ‘estuviera respirando amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor.’—Filipenses 3:4-6; Hechos 9:1, 2.

 Estos ejemplos muestran que nuestra conciencia puede darnos mala guía. Puesto que nos encaramos a muchas decisiones que no están abarcadas por leyes bíblicas específicas, sino que son asuntos de conciencia, es necesario que sepamos cómo podemos entrenar nuestra conciencia y beneficiarnos de ella al grado más pleno. Consideremos tres áreas al respecto.

¿Qué indica la Palabra de Dios?

 La Palabra de Dios, que es perfecta, contiene mucha información que puede comunicarnos esclarecimiento en cuanto a la manera de pensar de Dios, o sus principios, y educar nuestra conciencia. Como ya se ha dicho, José no tenía una ley de Dios en forma escrita en contra del adulterio. Pero la conciencia de José había sido educada correctamente. Sin duda él había razonado sobre el hecho de que el propósito de Dios era que el esposo y la esposa (”los dos”) fueran una sola carne, sin la intrusión de una tercera persona con intenciones adulterinas. Y José ciertamente estaba enterado de la experiencia en que estuvo envuelto el amigo de Dios, Abrahán, la cual indicó la posición que toma Dios en cuanto al adulterio.—Mateo 19:5; Génesis 2:24; 20:1-18.

 Nosotros podemos beneficiarnos de manera similar. Por ejemplo, quizás nos encaremos a la decisión de aceptar una invitación para comer o hablar sobre negocios con alguien de nacionalidad, raza o antecedentes diferentes a los nuestros. Esto es algo que requiere una decisión personal. Pero si hemos absorbido de la Biblia la actitud de imparcialidad y ecuanimidad de Dios, nuestra conciencia educada contrarrestará cualquier prejuicio en medio del cual se nos haya criado. Obraremos en armonía con este entendimiento. (Hechos 10:34, 35; Santiago 2:1-4) Así, los principios bíblicos pueden ser una ayuda para nosotros también.

 Cuando tenemos que decidir algún asunto a fin de ‘tener una buena conciencia,’ debemos enterarnos de lo que Jehová dice respecto al asunto, puesto que esto puede tener efecto en nuestra conciencia y en la decisión que tomemos, y debe tenerlo. (1 Pedro 3:16) Además de buscar leyes específicas, debemos interesarnos en saber si hay principios bíblicos relacionados con el asunto. ¿Hizo o dijo algo Jesús que indicara el modo de pensar de él tocante a una decisión de esa índole? Podemos buscar información en las ayudas para el estudio de la Biblia que consideren el asunto. Y podemos consultar con compañeros cristianos que puedan ayudarnos a hallar principios bíblicos relacionados con el asunto. Por supuesto, no debemos dar este paso con la idea de que ellos lleven nuestra responsabilidad, ni debemos preguntar: ‘Si a usted le correspondiera decidirlo, ¿qué haría?’—Gálatas 6:5.

 En situaciones en que hay que tomar una decisión personal, los cristianos sinceros deben seguir un proceder que los deje con una conciencia limpia y tranquila delante de Dios. Debe ser su intenso anhelo poder decir: “Da testimonio nuestra conciencia ... que con santidad y sinceridad piadosa ... nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.” (2 Corintios 1:12) La profundidad del amor del cristiano a Jehová y Sus principios se puede evidenciar por las decisiones que toma en asuntos de conciencia.

¿Cómo afectará a otras personas?

Puesto que los cristianos quieren que su conciencia los mueva a imitar a Dios, el interés amoroso en otras personas debe ser influencia importante en las decisiones que envuelvan la conciencia. Se sacó a relucir este aspecto cuando Pablo escribió acerca de diversos asuntos relacionados con el alimento.

 En la congregación corintia surgió preocupación tocante a carne que había sido sacrificada a ídolos. Hubiera sido idolatría el que un cristiano comiera carne de un sacrificio durante una ceremonia idolátrica. Pero Pablo explicó que no era pecado comer el sobrante de la carne que se hubiera comprado en una tienda similar a un restaurante y que estuviera conectada con algún templo, o en carnicerías públicas. (1 Corintios 8:10; 10:25; Hechos 15:29) No obstante, algunos cristianos que anteriormente habían sido adoradores de ídolos eran sensibles (tenían conciencias débiles) tocante a comer aquella carne hasta cuando se vendía públicamente sin conexión con lo religioso. Aunque sin expresar aprobación de las conciencias débiles, Pablo animó a otros cristianos a que desplegaran consideración para con aquellos hermanos. Habría sido falto de amor el hacer algo que pudiera haberlos llevado al tropiezo, o que los hubiera llevado a sentirse libres, con conciencia tranquila, para participar de nuevo en la idolatría.

 Pablo desplegó la actitud que todos necesitamos: “Si el alimento [o cualquier otra cosa] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.” Si en algún asunto que dependiera de nuestra propia conciencia, y en el que, por lo tanto, tuviéramos libertad para obrar, pasáramos por alto la conciencia de otras personas y así ‘arruináramos a nuestros hermanos por cuya causa Cristo murió,’ pudiéramos perder nuestra posición de favor delante de Dios. Pablo preguntó: “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (1 Corintios 8:3, 11-13; 10:29) Aunque uno piense que algo es ‘asunto personal de conciencia,’ si tal proceder perjudica a otras personas puede resultar en que uno reciba el juicio adverso de Jehová. Eso demuestra lo engañoso que puede ser el pensar: ‘Si es asunto que se deja a mi conciencia, está bien.’

 Considere la experiencia de un matrimonio: ellos estudiaban la Biblia, asistían a las reuniones y pensaban bautizarse. Un anciano de la congregación dijo al esposo que él había disfrutado de cierta película cinematográfica. El hombre contestó: ‘¡Qué! ¿Usted va a ver películas clasificadas R?’ El anciano trató de excusar su proceder y dijo que algunas de esas películas (que hasta el mundo considera de reputación dudosa) tienen valor si se pasan por alto los aspectos objetables. Pero parece que tal acción afectó al hombre. Después de aquello su progreso no fue tan rápido como el de su esposa. Si el anciano hubiera reflexionado en textos bíblicos tales como Colosenses 3:2-8, Efesios 5:3-5 y Mateo 7:12, éstos pudieran haber afectado su conciencia y conducta.—1 Corintios 9:22, 25-27.

 El considerar a otras personas también incluye no pedirles que aprueben algo que vaya en contra de la conciencia de ellas. Por ejemplo, los ancianos de la congregación tienen la responsabilidad respecto a permitir ceremonias nupciales en el Salón del Reino, el modo como hayan de conducirse éstas, la decoración que haya de darse al salón, y así por el estilo. Los ancianos de cierta congregación escribieron: “En una boda, todas las damas de honor caminaron por el pasillo abanicándose. La siguiente boda tenía que ser mejor que la primera, de modo que las damas, mientras caminaban por el pasillo, hacían girar unas sombrillas. La boda que siguió a aquélla tenía que ser más grande y mejor; querían tener veinte damas y veinte caballeros de honor. El salón estaba comenzando a usarse como si fuera un circo.”

 ¿Era éste ‘un asunto de conciencia,’ de decisión privada? No. Aunque las conciencias de una pareja comprometida les permitieran algo que fuera exagerado o extravagante, no se pudiera pasar por alto la conciencia de los ancianos en conjunto. Aunque los ancianos no quieren imponer sus gustos personales, se interesan sinceramente en la paz, la armonía y la espiritualidad de toda la congregación. Y con la conciencia en función deben ayudar a las personas ‘a saber comportarse en la casa de Dios, que es columna y apoyo de la verdad.’—1 Timoteo 3:15; 1 Corintios 10:31.

 Por lo tanto, cuando nos encaramos a una decisión que es ‘asunto de conciencia’ tenemos que reflexionar en (1) lo que la Palabra de Dios dice al respecto, y (2) cómo la decisión que tomemos pudiera afectar o envolver en el asunto a otras personas. Sin embargo, hay un tercer aspecto que es importante.


¿Cómo nos afectará a nosotros mismos?

 La revista Natural History de agosto de 1981 contenía un artículo sobre mensajeros de la ciudad de Nueva York que van en bicicleta y llevan paquetes y cartas urgentes a negocios de toda la ciudad. Entre los ejemplos de hombres que han emprendido esta forma de trabajo estaba el siguiente: “Donald, mensajero de 41 años de edad, puede mantener a su esposa y su hijo de 15 años de edad con lo que gana. Donald trabajaba revelando películas, pero abandonó su profesión porque, como testigo de Jehová, no podía hacer la vista gorda ante el papel que él desempeñaba en la producción de material pornográfico. Como mensajero, no solo siente que su conciencia está limpia, sino que puede terminar su trabajo a su discreción para dedicar más tiempo a hacer prosélitos.”

 Hay varios factores que tienen que considerarse al tomar decisiones relacionadas con el empleo (vea el recuadro de la página 26). Parecido a lo que sucedió en el caso de Donald, puede que un cristiano esté trabajando para una compañía que revele películas... fotografías, películas domésticas, películas de anuncios y películas cinematográficas comerciales. Gradualmente, la compañía acepta algún material pornográfico. En cierto punto la conciencia del cristiano comienza a molestarle. Quizás se dé cuenta de que se le está obligando a involucrarse en la pornografía u otra actividad ilegal. Sea porque se le identifica con una empresa que maneja material pornográfico o debido a lo que se le pide que haga, quizás comprenda que es necesario que él deje tal empleo para mantenerse “irreprensible,” lo cual es de interés especial para las personas que tienen o procuran privilegios en la congregación. Al buscar otro empleo, puede esperar con confianza que Jehová le bendecirá. (1 Timoteo 3:2, 8-10; Romanos 13:5) Sin duda hay muchos cristianos que han abandonado empleos de esa índole para no dejar que la impureza los socave. (Compare con Mateo 5:28.) Por eso, cuando nos encaremos a una decisión que envuelva nuestra conciencia, debemos preguntarnos: ‘Si hago esto, o rehúso hacerlo, ¿qué efecto tendrá ello en mí?’ Ciertamente no debemos pasar por alto nuestra conciencia y cauterizarla, lo que nos facilitaría a mayor grado el hacer lo malo en el futuro.—1 Timoteo 4:2; Judas 10; Efesios 4:18, 19.

 Al reflexionar sobre la decisión que Donald tomó según los dictados de su conciencia, debemos notar que, además de interesarse en tener una relación aprobada con Jehová, él quería proclamar su fe a mayor grado. Esto está de acuerdo con la relación que Pablo establece entre la conciencia y la fe: “El objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.”—1 Timoteo 1:5.

 Es digno de encomio el que tanto la fe de alguien como su deseo de tener una buena conciencia lo muevan a efectuar ajustes para que ‘sus pasos no titubeen’ y pueda dedicar más tiempo y atención a difundir “todo el consejo de Dios.” (Hechos 20:26, 27) Sin embargo, ¿cómo debemos considerar a otras personas cuyas circunstancias parecen permitirles dedicar más tiempo a la predicación, pero que no lo hacen? Quizás reciban un buen salario de sus empleos o negocios, y quizás parezca que ya tienen suficiente dinero como para vivir cómodamente en este sistema. Pero en vez de regocijarse como precursores en la obra de tiempo completo de hacer discípulos, continúan dando expansión a sus negocios, casas y comodidades. (Compare con Marcos 10:17-22; Lucas 12:16-21.) No nos toca a nosotros juzgar a otras personas respecto a dichos asuntos, porque “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” Más bien, que nuestra fe nos mueva, sin hipocresía, a servir plenamente a Dios para que podamos disfrutar de una buena conciencia.—Romanos 14:1-4, 10-12.

Guiados por una buena conciencia

 La conciencia cristiana que sea sensible y haya sido educada apropiadamente nos guiará a hacer lo que es bueno. Lo hizo en el caso de Pablo. El estaba tan interesado en ‘sus hermanos,’ judíos como él, que escribió: “Mi conciencia da testimonio conmigo en Espíritu Santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón.” Romanos 9:1-3.
Sí, él hizo todo lo posible por compartir las buenas nuevas del cristianismo con ellos.

Así debe ser en nuestro caso. Si comprendemos con aprecio lo valiosa que es la conciencia que Dios nos ha dado, no nos inclinaremos a pensar solo en términos de reglas.

Las reglas pueden establecer requisitos mínimos, o metas. Pero una conciencia estimulada por amor y fe probablemente exija aún más de nosotros, y nos mueva a hacer mayores sacrificios y a ser más altruistas.

De ese modo ciertamente nos beneficiaremos de nuestra conciencia. Esta nos mantendrá alejados de las cosas que pueden resultar en la desaprobación divina, y nos ayudará a hacer las cosas que El claramente aprueba. Esto es especialmente cierto a medida que nuestra conciencia nos guía a participar a mayor grado en la proclamación de las buenas nuevas. ¿Qué beneficio pudiera ser mayor que el que Pablo le mencionó a Timoteo? Dijo él: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.”—1 Timoteo 4:16

En los Estados Unidos las películas clasificadas R se consideran poco apropiadas para personas menores de diecisiete años de edad (a menos que las acompañe un padre o tutor) debido al tema o al grado de contenido sexual, de violencia o de vocabulario obsceno.

La congregación local se beneficiaría de tener más precursores. Sin embargo, muchas personas que tienen interés en la verdad y 'hambrean' en sentido espiritual viven en zonas a las que pocos hermanos pueden mudarse por no haber allí oportunidades de empleo. ¡Qué bendición es el que cristianos que están en buena posición financiera respondan favorablemente a estas llamadas por ayuda!—Hechos 16:9, 10.

¿Lo guía una conciencia cristiana sensitva?

¡QUÉ enormes cambios han hecho muchos que han llegado a ser cristianos!

Individuos de la Corinto de la antigüedad que se convirtieron al cristianismo habían sido fornicadores, idólatras, homosexuales, ladrones y borrachos. Pero al oír y aplicar la verdad de la Palabra de Dios, cambiaron y fueron “lavados.” 1a. Carta de Pablo a los  Corintios capítuo 6:9-11 

¿Sabe usted de personas que hayan efectuado cambios similares?
 Quizás, con ayuda de Dios, usted mismo haya hecho eso.

 ¡Qué excelente es el que personas a quienes conmueve el mensaje cristiano se alejen de cuadrar con la descripción de Tito 1:15: “A los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia”! Sin embargo, más que solo evitar agravios morales flagrantes, a medida que una persona aprende de las leyes y principios de Dios desarrolla una conciencia más sensitiva. ¿No se ha hecho más sensible su propia conciencia a medida que usted ha aumentado en conocimiento y aprecio de la voluntad y la personalidad de Dios? Esto es algo sumamente deseable. El tener una conciencia cristiana apropiadamente sensitiva y responder a ella puede ayudarle a conseguir el favor de Dios, puede hacerle más tranquila la vida, evitándole el dolor que a menudo reciben los que tienen una conciencia contaminada, y puede ayudarle a vivir una vida que sea ejemplo del cristianismo verdadero.—Compare con 1 Pedro 3:21.

LA CONCIENCIA... ¿CUÁN SENSITIVA?

 Sin duda, como cristianos no queremos una conciencia “contaminada” o “cauterizada,” porque una conciencia de esa clase no sería de ningún valor en ayudarnos a reflejar la imagen de Dios. (Efe. 4:19) Por otra parte, nuestra conciencia no debe hacerse sensitiva de manera exagerada o desequilibrada; en vista de que somos humanos imperfectos, eso pudiera suceder si no tenemos cuidado.

 Por ejemplo, una persona pudiera reconocer que Jehová no está respaldando las guerras de las naciones, sino que insta a su pueblo a aprender los caminos de la paz. (Isa. 2:4) Sabiendo que por lo general las naciones sostienen a sus ejércitos con el dinero de los impuestos, ¿sería equilibrado y bíblico que la conciencia de esa persona la llevara a negarse a pagar impuestos? ¿O que la llevara a pagar sus impuestos menos un porcentaje que correspondiera con lo que el gobierno gasta en su presupuesto de defensa? Aunque hay quienes han adoptado esa posición, la evidencia bíblica pesa contra una conciencia que conduzca a tal derrotero. A los cristianos se les dice claramente que paguen sus impuestos, y esto se puso en la Biblia a pesar del hecho de que el gobierno romano entonces existente sostenía un ejército enorme. Mateo 22:17-21; Romanos 13:1, 7) Por consiguiente el cristiano puede, con una conciencia limpia equilibrada por la Palabra de Dios, pagar sus impuestos, dejando a los gobiernos la responsabilidad de cómo se usa el dinero.

 Por la misma razón, este consejo bíblico debe plasmar la conciencia de la persona de modo que pague todos sus impuestos. ¿Es a eso que lo mueve la conciencia suya, o ha influido en su conciencia el predominio común de la evasión del pago de impuestos? Como ilustración, si sus circunstancias han cambiado —quizás los hijos se hayan casado y ya no vivan con usted en su casa, lo cual significa impuestos más altos para usted— ¿lo ha movido su conciencia a informar esa realidad y pagar el impuesto completo? Es verdad que pudiera haber muy poca probabilidad de que la declaración de impuestos de uno fuera revisada cuidadosamente y se detectara la realidad. Pero para el cristiano que tiene una conciencia apropiadamente sensitiva, el deseo de evitar el castigo no es la única razón para obrar apropiadamente; la conciencia también es un factor. ¿Ve usted que sea así en su caso?

 Con relación a esto Pablo escribió: “Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [contra los infractores], sino también por causa de la conciencia de ustedes.” (Rom. 13:5) Por consiguiente su conciencia sensitiva y apropiadamente equilibrada debe ser una fuerza restringente y orientadora que lleve a lo bueno. ¿Lo es? ¿Exactamente cuán sensitiva y útil es su conciencia? Consideremos unas cuantas ilustraciones que pueden ayudarnos a decidir.

CONCIENCIA Y EMPLEO

 El empleo es una zona de actividad que hace surgir muchos problemas que requieren el ejercicio de la conciencia cristiana. Algunas formas de empleo, como el de hacer ídolos, trabajar en un establecimiento de juego de azar o estar empleado por una organización religiosa de la religión falsa, violan claramente las Escrituras. De modo que los cristianos las evitan. (1 Juan 5:21; Col. 3:5; Rev. 18:2, 4, 5) Sin embargo, no todos los asuntos de empleo están tan claramente definidos. Cierto empleo pudiera estar en una “zona gris,” por decirlo así. Y a veces, aunque no haya razón para objetar al trabajo fundamental de uno, quizás de vez en cuando se le pida que haga algo de índole sospechosa. De modo que la conciencia puede verse envuelta en la situación.


 Por ejemplo, hay problemas de empleo que tienen que ver con la sangre. La Biblia declara llanamente que los siervos de Dios no deben alimentarse de sangre. (Gén. 9:3, 4; Hech. 15:19, 20) Por consiguiente, los testigos cristianos de Jehová no comen alimento que contenga sangre, como la morcilla, ni aceptan transfusiones de sangre. Pero ¿qué hay si, en su trabajo, se le pidiera que manejara sangre o productos de sangre de vez en cuando? ¿Le permitiría eso su conciencia? Un Testigo que vivía en Colorado trabajaba en un hospital de técnico médico principal haciendo análisis de diversas clases en tejido y fluido corporales. Entre las muchas cosas que se esperaba que él analizara había muestras de sangre. A veces simplemente se trataba de examinar la sangre de un paciente para determinar el nivel de azúcar o colesterol. Pero en otras ocasiones era para ver la compatibilidad con propósitos de transfusión. ¿Podía hacer eso?

 Este cristiano consideró cuidadosamente el asunto. Se podía ver que no sería correcto que un cristiano trabajara exclusivamente para un banco de sangre, donde todo estaba dedicado a un fin que era en violación de la ley de Dios. Pero ésa no era su situación; él hacía análisis de muchas clases. También, si uno fuera un doctor que fuera responsable de tomar la decisión, no podría pedir una transfusión de sangre para un paciente, así como el dueño cristiano de una tienda no podría pedir y tener en existencia ídolos o cigarrillos. Sin embargo, este técnico se dio cuenta de que con relación a la sangre simplemente estaba haciendo un análisis, tal como una enfermera pudiera haber tomado la muestra, un mensajero pudiera haberla entregado al laboratorio y otra persona pudiera administrar una transfusión u otra medicación por órdenes de un doctor. Meditó en el principio de Deuteronomio 14:21. Según ese texto el judío que hallaba el cuerpo muerto de un animal que moría de por sí podía removerlo vendiéndoselo a un extranjero que no estaba bajo las restricciones de la Ley en cuanto a carne animal no desangrada. De modo que la conciencia del técnico en aquel tiempo le permitió hacer análisis de sangre, incluso los de sangre para transfusiones a pacientes a quienes no les importaba la ley de Dios sobre la sangre.

 ¿Es así como habría respondido la conciencia de usted? Si no, por vía de consideración, pregúntese si su conciencia le permitiría como empleado traer la muestra de sangre al laboratorio para análisis. O, alejándose un paso más de la transfusión misma, ¿podría usted como conductor de un camión entregar el equipo de análisis al hospital? ¿O le permitiría su conciencia fabricar vidrio del cual quizás se produjera tal equipo? Es evidente que, razonablemente, no se puede considerar que todas estas cosas sean contribuciones directas a la violación de la ley de Dios acerca de la sangre. Pero ¿dónde “marca uno la raya”? Aquí es donde la conciencia entra en juego. Aunque el cristiano tiene que evitar cosas que inequívocamente están en pugna con la ley de Dios, se le pide que use su conciencia para resolver muchos asuntos. ¿Le serviría bien la conciencia suya en situaciones de ese tipo? ¿Es sensitiva?

 En este caso en particular, después que por muchos años el técnico efectuó análisis, su conciencia empezó a molestarle. No era como si otra persona debería decirle o pudiera decirle que lo que estaba haciendo era incorrecto. Tampoco estaba buscando que otro decidiera por él. Pero empezó a pensar: “¿Hay consistencia en hablar de amor al prójimo, y, no obstante, contribuir, en parte, a que mi prójimo quebrante la ley de Dios?” Mateo 22:39; Hech. 21:25) Comprendiendo su deber cristiano de sostener a su familia, consideró el asunto con su esposa. (1 Tim. 5:8) Juntos concordaron en que, si la conciencia de él le molestaba, sería mejor que él efectuara un cambio. Dejó su trabajo de 15.000 dólares al año y se puso a hacer trabajo de limpieza, aunque empezó ganando solo 3.600 dólares al año.

 No perdamos el punto de este ejemplo. No se relata aquí para sugerir que el cristiano no puede ser técnico médico; hay cristianos que continúan trabajando como técnicos médicos, enfermeros o enfermeras, conductores de camiones, etcétera. Se da este ejemplo para ilustrar que la conciencia puede entrar en juego en asuntos de empleo. En el caso suyo la clase de trabajo y lo que se le pide que haga quizás sean bastante diferentes. Pero todos los cristianos deben pensar en si están viviendo en tan estrecho acuerdo como sea posible con los caminos y principios de Dios. Si a su conciencia entrenada por la Palabra de Dios le causa dolor lo que se le pide, ¿la pasará usted por alto? ¿Cuánta importancia tiene para usted, realmente, tener una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres?—1 Tim. 1:5, 19.

 Por supuesto, no podemos evitar del todo los problemas de empleo, porque todavía estamos en este sistema de cosas. (1 Cor. 5:9, 10) Así, pues, usted probablemente comprenda que quizás no podrá hacer que su jefe cultive una conciencia cristiana. Es posible que él opte por hacer caso omiso de ciertas leyes, quizás exagere los méritos de sus productos o tenga en existencia ciertos artículos que usted no tendría si fuera dueño del negocio. O pudiera ser que sus compañeros de trabajo mientan en sus informes de producción o haraganeen cuando el jefe no está cerca. No obstante, usted puede y debe responder a la conciencia de usted. De modo que si ésta no le permite hacer ciertas cosas o si otros lo ridiculizan por su trabajo duro, acepte eso. El apóstol Pedro escribió: “Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada.”—1 Ped. 2:18, 19.

LAS CONCIENCIAS SENSITIVAS DIFIEREN

 Otra esfera en que pudiera verse envuelta su conciencia tiene que ver con asuntos patrióticos, como los ejercicios patrióticos en lugares públicos. ¿De qué manera hace su conciencia que reaccione usted? Esta es una pregunta apropiada, porque en este campo y otros las conciencias difieren.


 Los testigos cristianos de Jehová comprenden que muchas personas abrigan sentimientos profundos en cuanto a actos patrióticos, el más común de los cuales, probablemente, es el de saludar o prestar juramento a la bandera nacional. Como señala el libro Essays on Nationalism por Carlton Hayes: “El principal símbolo de fe y objeto central de adoración del nacionalismo es la bandera, y se han ideado curiosas formas litúrgicas para ‘saludar’ la bandera . . .” Aunque reconocen plenamente la libertad que otros tienen en estos asuntos, los testigos cristianos de Jehová, movidos por su entendimiento de la Biblia, se abstienen de estos actos.—Juan 17:16; 1 Cor. 10:14.

 Pero ¿qué derrotero le moverá a seguir su conciencia cuando se conduce un ejercicio patriótico? Por ejemplo, quizás al auditorio del que usted forme parte se le pida que se ponga de pie y salude la bandera nacional. Como cristiano usted definitivamente evitaría ejecutar todo acto de idolatría. Sin embargo, ¿le permitirá su conciencia ponerse de pie? Un cristiano en esta situación podría concluir que debería permanecer sentado, porque de ese modo personalmente se siente seguro de que no está envuelto en la ceremonia. ¿Sería a eso que lo movería la conciencia de usted? Otro cristiano en la misma circunstancia pudiera decidir ponerse de pie. Comprende que no es como si todo lo que se hubiese pedido de uno para mostrar participación plena fuera ponerse de pie. Al auditorio se le pide que se ponga de pie y salude. Quizás él recuerde que los tres hebreos evidentemente se pusieron de pie delante de la imagen erigida por Nabucodonosor, pero rehusaron inclinarse ante ella. En consecuencia, pudiera concluir que en este caso la participación plena envuelve tanto el ponerse de pie como el saludar, de modo que su propia conciencia le permite el simplemente ponerse de pie respetuosamente sin saludar.—Dan. 3:1-18.

 Como se puede ver, en el caso de dos cristianos en la misma clase de situación, la conciencia pudiera moverlos a conclusiones levemente diferentes, aunque ambos se abstienen de lo que la Biblia demuestra que es impropio. (Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21) Esa variación permitida por el funcionamiento de la conciencia no es una evidencia de confusión o falta de unidad entre cristianos. Tampoco es prueba de que definitivamente uno de los dos esté equivocado. En vez de eso, esa variación se puede considerar como un efecto esperado de conseguir y usar la conciencia cristiana.

 ¿Es esto para beneficio de uno? ¿Es el seguir uno su conciencia superior a seguir una “regla”? Sí, el estar uno anuente a entrenar su conciencia y responder a ella, en contraste con seguir un “talmud” de reglas sobre toda cuestión y variación posible que surgiera, sí lo beneficia a uno. Lo ayuda a estar más meditativamente consciente de los principios bíblicos. Y sin duda uno llega a estar mejor capacitado para pensar claramente, pues la mente recibe estímulo y es fortalecida. Un resultado provechoso de esa clase fue puesto de relieve en un estudio australiano de “creatividad” entre niños de doce años. El informe sobre esto declaró:

“En particular, un número desproporcionadamente grande de niños sumamente creativos eran Testigos de Jehová. Cuatro niños de la muestra total de 394 eran miembros de esta secta, y los cuatro mostraron elevada habilidad creativa. Tanto la muchacha que obtuvo el más elevado total de tantos en las pruebas de Torrance como la muchacha que fue el único menor, varón o hembra, incluido en el 20 por ciento superior de las cinco medidas de ejecución, eran Testigos de Jehová.”—Journal of Personality, marzo de 1973.

¿Qué explicación se ofreció por la sobresaliente creatividad de estos niños Testigos? El estudio llamó específicamente la atención al hecho de que ellos no se amoldan simplemente con pasividad a lo esperado en los ejercicios patrióticos de la escuela. Más bien, pesan los principios de la Palabra de Dios y cultivan obediencia a una conciencia cristiana sensitiva.

SENSITIVA, PERO NO SIEMPRE MÁS RESTRICTIVA

 Hemos visto que a medida que la conciencia de uno es entrenada y puesta en más estrecha armonía con los caminos y voluntad revelados de Dios, por lo general se hace más restrictiva. Ya no le permite a uno hacer ciertas cosas que hacía anteriormente, porque ahora uno las considera contrarias a los principios piadosos. Sin embargo, el entrenar uno su conciencia en armonía con la Palabra de Dios no necesariamente significa que llega a ser más restrictiva en todo. Puede ser que la conciencia apropiadamente entrenada de uno en realidad le llegue a permitir hacer algunas cosas que, antes de conocer la voluntad de Dios, le parecían inapropiadas.

 Lo que establece la diferencia en esos casos es el conocimiento exacto. Esto se ilustra en los comentarios de Pablo en cuanto a carne que se había ofrecido a un ídolo pero que más tarde se vendía en una carnicería o en una clase de restaurante relacionado con un templo de ídolos. El individuo que recientemente había abandonado la adoración pagana y se había hecho cristiano quizás evitaba aquella carne, porque deseaba evitar absolutamente todo lo que estuviera relacionado con un ídolo. Sin embargo con el tiempo podría aumentar en conocimiento y entendimiento. Pablo escribió: “Sabemos que un ídolo nada es . . . y que no hay más que un solo Dios.” (1 Cor. 8:4) Llegando a comprender esto, el cristiano pudiera discernir que la carne que se vendía públicamente no estaba contaminada o envenenada solo porque en una ocasión hubiera sido ofrecida a un no-dios. Con este conocimiento su conciencia fortalecida pudiera permitirle comprar aquella carne en una carnicería o en un restaurante público.—1 Cor. 8:10; 10:25.

 La conciencia puede tener el mismo efecto hoy día. Por ejemplo, en Ohio un joven creció con la convicción de que los cristianos no deberían tomar bebidas alcohólicas. Hasta se había memorizado las advertencias contra la borrachera y la descripción del borracho registradas en el capítulo 23 de Proverbios. En años posteriores, cuando llegó a ser siervo dedicado de Dios, su conciencia todavía no le permitía aceptar vino ni cerveza. Después oyó y consideró cuidadosamente un discurso en el cual se reseñó con exactitud lo que las Escrituras dicen en cuanto al alcohol. El discurso mostró que la Biblia indiscutiblemente condena la borrachera. (Pro. 23:20, 21; Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3) No obstante, la Biblia no prohíbe el consumo moderado de bebidas alcohólicas, así como Jesús en una ocasión hizo vino y lo bebió en ocasiones. (Gén. 14:18; Sal. 104:15; Ecl. 9:7; Juan 2:3-11; Luc. 22:17, 18) Aunque aquellos textos le eran conocidos al joven, ahora vio la conclusión equilibrada a la cual llevaban. Por eso, cuando más tarde un italiano le ofreció hospitalariamente una copita de vino, la conciencia de este cristiano le permitió aceptarla.

 ¿Ha experimentado usted un fortalecimiento y equilibrio de su conciencia como ése a medida que ha ido aumentando su conocimiento de los caminos y la Palabra de Dios? Si así es, usted probablemente también aprecia la importancia de tomar en consideración los sentimientos de la persona cuya conciencia difiera de la de usted. Este era el punto que Pablo estaba explicando al considerar la carne que había sido ofrecida a un ídolo que en realidad era “nada.” Escribió: “No obstante, no hay este conocimiento en todos.” (1 Cor. 8:4, 7) Algunos cristianos, debido a su devoción pasada a ídolos, no podían comer aquella carne con una conciencia limpia aunque se vendiera públicamente. Si un cristiano que tenía “conocimiento” y una conciencia fuerte proseguía y comía “todo,” podía arruinar a un hermano “por cuya causa Cristo murió.” De modo que Pablo declaró: “Si [esa carne] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.”—1 Cor. 8:10-13; 10:27-29.

 ¿Es así que piensa y siente usted? Por ejemplo, quizás haya algo que, según parece, está permitido por lo que usted sabe de la voluntad revelada de Dios y que su conciencia le permitiría. Pudiera ser algún aspecto de su indumentaria o acicaladura, las decoraciones que ponga en su casa o lo que haga para divertirse. Pero ¿qué hay si la conciencia de muchos otros a su alrededor los lleva a creer que esto no es apropiado para el cristiano? ¿Lo mueve su cristianismo a concluir felizmente: ‘Si esto hace tropezar a mi hermano, jamás lo haré, para no causar tropiezo a mi hermano’?

 Y es necesario considerar la conciencia de otros en otro respecto. Quizás usted se haya aficionado a cierta moda o estilo de acicaladura. Su conciencia no se perturba por ello. Pero como menor de edad o mujer casada tiene que pedir permiso a su padre o a su esposo. ¿Ha considerado usted la conciencia de éste? O si usted se interesa en un privilegio especial de servicio en la congregación cristiana, la conciencia del cuerpo de ancianos entra en el cuadro (1 Tim. 3:9) Es verdad que ellos comprenden que la acicaladura envuelve el gusto personal de cada uno. Pero si se les pide que lo recomienden a usted para servicio especial, la conciencia de ellos tiene que estar tranquila. Tienen una fuerte responsabilidad en lo que toca al buen nombre del cristianismo en la comunidad, y comprenden que los que son asignados a privilegios especiales deben ser dechados. (1 Tim. 3:2, 7, 10; 5:22) Por eso, si algo que la conciencia de usted le permite está en pugna con la conciencia de los que tienen autoridad o jefatura sobre usted, sean sus padres, su esposo o superintendentes cristianos, esté anuente a hacer los ajustes para que le puedan dar permiso o hagan una recomendación con una “buena conciencia.”

CULTIVE UNA CONCIENCIA SENSITIVA

 El desarrollar y seguir una conciencia apropiadamente sensitiva requiere atención constante. ¡Es tan fácil que influyan indebidamente en nosotros los del mundo que nos rodea, cuya conciencia es demasiado indulgente, o está embotada o hasta contaminada! (Tito 1:15) Surgirán muchos asuntos que usted tendrá que resolver en armonía con su propia conciencia. Si ha trabajado para cultivar una conciencia cristiana sensitiva, eso le ayudará. Esté dispuesto a escuchar cuidadosamente la voz de su conciencia, sin creer que si “es asunto de su conciencia” no importa lo que usted haga. Sí importa. La decisión que tome puede afectar su entero punto de vista en cuanto a la vida, su reputación de cristiano, su espiritualidad y, lo que es más importante, su relación con Jehová Dios.

 En un asunto de seria importancia, pero que todavía sea asunto de su conciencia, no titubee en hablar con cristianos maduros, como los ancianos de la congregación. Por supuesto, ellos no pueden decidir por usted. (Un cristiano sincero, cuando inquirió acerca de cierto asunto de familia, preguntó: “¿Está esto en contra de la conciencia cristiana?”) No, un anciano no podrá decirle cómo debe responder su conciencia, pero quizás pueda compartir con usted consejo bíblico equilibrado que usted pueda evaluar. Y si la conciencia de usted ha sido plasmada por los caminos y personalidad de Jehová y responde a Sus principios, esto le ayudará a enderezar su camino. (Sal. 25:4, 5) Su conciencia sensitiva ayudará a guiarlo.

 Verdaderamente hay satisfacción en tener y poder usar la facultad de conciencia que Dios nos ha dado. Es una bendición. Cuando se le mantiene apropiadamente sensitiva, equilibrada por la Palabra de Dios, puede ayudar a uno a andar sabiamente delante de Dios y de los hombres. 2a. Carta de Pablo a los Corintios 4:2.

Puede servir de dadora de testimonio de que uno se está comportando de una manera que probablemente tenga la aprobación eterna de Jehová.—2 Cor. 1:12.

Recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios”

EL QUE uno tenga la facultad de conciencia no basta. Esta no es en sí una guía segura en la vida. Esto se debe a que forma parte de nosotros, estando estrechamente enlazada a nuestro corazón y es afectada por la acción recíproca tanto del corazón como de la mente. De modo que en armonía con lo que nosotros mismos somos, lo que tenemos en nuestro corazón y mente, la voz de este “dador de testimonio” será apagada o clara, su testimonio será sólido, confiable y verdadero, o defectuoso, engañoso, hasta absolutamente falso.

El Señor Cristo Jesús, por ejemplo, advirtió a sus discípulos que “viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.”
Juan 16:2

Saulo de Tarso fue uno de éstos. En su celo por lo que creía a conciencia que estaba bien, Saulo ‘cometió muchos actos de oposición contra el nombre del Sñor Jesús,’ persiguiendo a los discípulos y ‘cuando habían de ser ejecutados, él echaba su voto contra ellos.’ Hechos de los apóstoles capítulo 26 versos 9, 10; compare con Gálatas 1:13, 14.
Sin embargo más tarde, cuando él mismo sufrió persecución como el apóstol cristiano Pablo, pudo decir en el tribunal: “Me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día.” Hechos capítulo 23:1 Aunque procedió con conciencia “limpia” al tiempo de pelear contra el cristianismo, el testimonio de su conciencia había sido defectuoso, desastrosamente falso y lo había llevado a pelear contra Dios. ¿Qué había pasado?


NECESIDAD DE CONOCIMIENTO Y ESPÍRITU SANTO DE DIOS

 “Era ignorante y obré con falta de fe,” contesta Pablo. 1a Carta a Timoteo capítulo 1:13.

Si nuestra conciencia habrá de ayudarnos en el camino a la vida eterna, es preciso que estudiemos diligentemente la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. ¿Por qué? Porque por medio del conocimiento de la Biblia y por la aplicación de él en nuestra vida podemos llegar a conocer a Jehová Dios, conocer su personalidad, caminos y propósitos.

Sin una visión clara de Él no es posible que reflejamos sus cualidades y normas, y la voz de nuestra conciencia será borrosa, indistinta y confusa.

También es preciso que busquemos continuamente el espíritu de Jehová Dios, orando incesantemente por él. El apóstol dijo que su conciencia ‘daba testimonio con él en espíritu santo,’ y es por el espíritu de Dios que funciona en nuestra mente y corazón esclarecidos y entrenados en las Escrituras que podemos estar seguros de que es correcto el testimonio que da el dador de testimonio dentro de nosotros. (Rom. 9:1) Podemos ilustrar esto con un niño que ha sido criado por un padre amoroso, un padre que cuidadosamente ha inculcado en su hijo ciertos principios y normas, no solo por palabra, sino también por ejemplo. Ahora supongamos que, en una ocasión cuando el niño esté ausente de su padre, alguien trate de hacer que el niño participe en un acto contrario a los principios de su padre. Quizás el mismísimo acto que se sugiere nunca fue mencionado por el padre del niño. La persona que tienta al niño a ejecutar el acto quizás hasta diga: “¿Te dijo tu padre específicamente alguna vez que no podías hacer esto?” Quizás la respuesta sea: “No, no me lo dijo.” Y sin embargo puede que el niño rechace la proposición, diciendo: “Aunque mi padre nunca lo haya mencionado, sé de seguro que él no querría que yo lo hiciera... ¡sé que no le gustaría!” Hasta sin mandato específico, el niño sabe qué hacer. ¿Por qué? Porque tiene el espíritu de su padre, conoce la actitud de su padre en el asunto. De maneras similares podemos llegar a conocer la actitud de Jehová con la ayuda de su Palabra y la de su Hijo y por el Espíritu Santo.—Compare con 1 Corintios 2:16; también con el ejemplo del “espíritu” de Pablo que guió a la congregación de Corinto, como se registra en 1 Corintios 5:3-5.

 De la persona conducida por el espíritu de Dios, dice el apóstol: “Si están siendo conducidos por espíritu, no están bajo ley . . . el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.” Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 5 versos 18, 22, 23) ¿De qué manera es que “no están bajo ley”?

Cristo Jesús mostró que el entero código de la Ley dado a Israel dependía de dos mandatos básicos: Amor a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas de uno y amor al prójimo como a uno mismo. Mateo 22 versos 36-40

El apóstol Pablo también dice que las leyes contra el adulterio, asesinato, hurto, codicia, “y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:9, 10) ¿Estamos gobernados por ese amor a Dios y al prójimo, y tenemos conocimiento exacto de la Palabra de Dios y fe fuerte? Entonces hasta sin un extenso código de reglamentos, reglas y restricciones, podemos permanecer en la senda de la justicia, porque tenemos la ley de Dios ‘escrita en nuestros corazones.’ Hebreos 10:16

“Ley” significa, básicamente, una ‘regla de conducta.’

Todo lo que aprendemos acerca de Dios, tanto por estudio como por sus tratos con nosotros, llega a ser nuestra regla de conducta o “ley.” Cuando esto es así, entonces nuestra conciencia da testimonio bueno y confiable para guiarnos.

CONCIENCIAS DÉBILES Y FUERTES

 Pero aun en el caso de cristianos bautizados, no siempre sucede así. Algunos tienen conciencias ‘fuertes,’ otros tienen conciencias ‘débiles,’ como se ve en la primera carta de Pablo a la congregación de Corinto. En esa ciudad, la carne que los corintios paganos habían ofrecido a un ídolo comúnmente se vendía en las carnicerías de la ciudad. La conciencia de algunos cristianos no les permitía comer esta carne sin sentir culpa. ¿Era correcto este testimonio de su conciencia? Si no, ¿por qué no?

 A esos cristianos les faltaba conocimiento exacto y discernimiento de los principios justos. Pablo explicó que los ídolos paganos realmente no eran “nada” puesto que “no hay más que un solo Dios,” el Creador. Por lo tanto la carne realmente no podía llegar a pertenecerle al ídolo puesto que éste no tenía ninguna genuina existencia viviente y por consiguiente ningún poder para recibir o poseer esa carne. La carne permanecía bajo la tenencia de Aquel que legítimamente ‘posee la tierra y todo lo que hay en ella,’ Jehová Dios.—1 Cor. 8:1-6; compare con 10:25, 26.

 Pero otra cosa estaba haciendo que sus conciencias dieran testimonio incorrecto. Después de decir, “No obstante, no hay este conocimiento en todos,” Pablo añade, “sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, siendo débil, se contamina.” (1 Cor. 8:7) Esto muestra que nuestros antecedentes, ambiente, las costumbres, creencias y actitudes de la gente entre quienes crecimos... todos éstos también pueden afectar el testimonio de nuestra conciencia. Muchos corintios habían practicado la adoración de ídolos antes de llegar a ser cristianos. Evidentemente por la fuerza del hábito todavía sentían cierta conciencia de adoración asociada con la carne que había sido ofrecida en sacrificio idolátrico. Por eso, el que ellos comieran, como dijo Pablo, ‘contaminaría su conciencia.’ Con el tiempo, el conocimiento podría tener un efecto saludable, esclarecedor sobre su conciencia, ‘reajustando’ su punto de vista, ayudándoles a vencer sus anteriores prejuicios, temores, creencias y puntos de vista.—2 Cor. 13:11.

‘NO DEBEMOS ESTAR AGRADÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS’

 Pero en el ínterin, ¿qué debían hacer los cristianos cuyas conciencias no eran débiles, que tenían conocimiento de los principios correctos y el punto de vista correcto del asunto? ¿Deberían dar poca importancia a las dudas de los que tenían una conciencia débil? ¿Deberían seguir adelante y hacer cuanto les permitiera su conciencia sin preocuparse por las conciencias débiles de otros, asumiendo que su propia intrepidez en el asunto serviría para fortalecer las conciencias débiles de los otros? Pablo dice que el amor debe dictarnos, pues “el conocimiento hincha, pero el amor edifica” a los que lo muestran. (1 Cor. 8:1) Deben tener cuidado, no sea que el ejercer su “autoridad” o derecho (de comer esa carne por no tener ya una conexión con adoración) “venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.” Sí, si comían carne que sabían que había sido sacrificada esto podría tener el efecto de ‘edificar’ la conciencia de los débiles, edificándolos, no de una manera sana, sino haciendo que su conciencia oscilara al extremo contrario. ¿Cuál? El de realmente comer carne en ceremonia religiosa conectada con idolatría, o por lo menos comiéndola a pesar de estar conscientes de la adoración. El cuerpo gobernante de la congregación cristiana había condenado esto, por guía del espíritu santo.—1 Cor. 8:9, 10; Hech. 15:28, 29.
 Aunque la conciencia de una persona sea sumamente restrictiva, nadie debe atreverse a pasar por encima de esa conciencia o tratar de convencer a la persona con argumentos a que vaya en contra de ella. Como muestra la discusión correspondiente del apóstol en su carta a los romanos, si una persona comiera carne mientras tiene dudas en cuanto a lo correcto del acto, “ya es condenado . . . porque no come por fe.” El cristiano que obra de acuerdo con su fe tiene una conciencia limpia; pero si obra sin fe de que lo que está haciendo es correcto, entonces su conciencia no está limpia, pues, aunque le parece que el acto es contrario a la voluntad de Dios, lo hace de todas maneras.—Rom. 14:5, 14, 23.

 Una fe fuerte contribuye a una buena conciencia, a una conciencia que habla denodadamente, correctamente, no dejando de dar testimonio necesario en tiempos críticos. La fe no solo da confianza; produce lealtad a la verdad y la justicia. El cristiano que ha edificado fe fuerte por conocimiento y aplicación sincera de él, por aprecio y confianza genuinos, será leal. Aunque su conciencia le permita hacer cosas que los que tienen fe débil no hacen por tener escrúpulos contra ello, no se excusará en cuanto a hacer cosas malas.—Gál. 5:13.

 Pero el amor siempre tiene que controlar. Pablo recalca este principio regulador cuando dice: “Nosotros, pues, que somos fuertes debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.” (Rom. 15:1, 2) Mostrando cuán serio asunto es el que la persona con fe fuerte no muestre consideración a los que son débiles en asuntos de conciencia, Pablo advierte: “Si por causa de alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con el amor. No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.” “Cuando ustedes pecan así contra sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, están pecando contra Cristo.” (Rom. 14:15; 1 Cor. 8:11, 12) Lo que se dice acerca del comer y el beber puede decirse acerca de asuntos de vestir, diversión, empleo y toda otra faceta del vivir humano.—Rom. 14:21.

 Tal como es incorrecto que el que tiene fe fuerte menosprecie a los que son excesivamente escrupulosos o trate de sobreimponer su conciencia a la de ellos, así también es incorrecto que el escrupuloso juzgue o censure a los que ejercen libertad cristiana. “Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios,” dice Pablo, y entonces “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (Rom. 14:3-12; 1 Cor. 10:29, 30) Sin embargo, aunque está convencido de ciertos ‘derechos’ o “autoridad” sobre la base de la Palabra de Dios, el cristiano guiado por amor no ‘busca sus propios intereses,’ insistiendo en sus derechos y agradándose a sí mismo a la vez que perjudica a otros, sino que imita a Cristo, que “no se agradó a sí mismo” de manera egoísta, inconsiderada.—1 Cor. 8:9; 13:4, 5; Rom. 15:3.


CONCIENCIAS CONTAMINADAS

 Una cosa es tener una conciencia débil debido a falta de conocimiento. Otra cosa muy diferente es tener una conciencia contaminada debido a rechazar la verdad o proceder de una manera contraria a la conciencia de uno.

 Pablo instó a que se les mostrara consideración amorosa a los cristianos excesivamente escrupulosos de Roma y Corinto, los que manifestaban ‘debilidad de fe.’ Pero instruyó a Tito a que ‘censurara con severidad’ a hombres en Creta que no eran ‘saludables en la fe.’ ¿Por qué? Porque no eran excesivamente escrupulosos meramente por falta de conocimiento. Estos hombres estaban estableciéndose como maestros de sus puntos de vista, contradiciendo la decisión dirigida por espíritu del cuerpo gobernante sobre la circuncisión. Tanto sus mentes como sus conciencias estaban contaminadas. Sus obras manifestaban esto.—Rom. 14:1; Tito 1:9-15.

 El seguir un derrotero deliberado de error puede resultar en que la conciencia de uno llegue a estar marcada o cauterizada “como si fuera con hierro de marcar.” (1 Tim. 4:2) Algunos de éstos en el día de Pablo habían “echado a un lado” la fe y una buena conciencia y habían experimentado “naufragio” de su fe, convirtiéndose en blasfemadores de los siervos fieles de Dios y Su verdad. 1a. Carta a  Timoteo 1:19, 20 Un cristiano podría volver a ser como la gente del mundo, que están “mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios.” Debido a su ignorancia y la insensibilidad de sus corazones llegan a “estar más allá de todo sentido moral,” su conciencia los excusa en toda clase de conducta relajada, inmundicia y avaricia pero después con los años la conciencia los atormentará. Pero, como añade Pablo, “ustedes no aprendieron que el Cristo sea así.” (Efe. 4:17-20) El Hijo de Dios nos proveyó un Modelo y Dechado por el cual nuestras conciencias pueden ser entrenadas a dar testimonio correcto.

HACIENDO LLAMAMIENTO A LAS CONCIENCIAS DE OTROS

 Ciertamente debemos querer evitar el contaminar nuestras conciencias, lo cual resultaría en perjudicarnos a nosotros mismos y a otros. Debemos poder decir como el apóstol Pablo: “Da testimonio nuestra conciencia: que con santidad y sinceridad piadosa, no con sabiduría carnal, sino con la bondad inmerecida de Dios, nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.”—2 Cor. 1:12.

 Repase algunas de las maneras en que Pablo hizo llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes servía. No buscó ni prominencia, ni alabanza, ni poder sobre ellos. Ninguno de los apóstoles trabajó más duro que él, sin embargo estuvo lejos de asignarse privilegios especiales o buscar lo óptimo en comodidades materiales como si eso fuera ‘lo que le correspondía.’ Hasta de muchas maneras se abstuvo de usar sus derechos debidos.—1 Cor. 9:3-18; 15:10.

 Su actitud no fue, ‘Soy el apóstol a los gentiles nombrado por el mismo Hijo de Dios de modo que no me interesa lo que piense cualquiera. Lo que yo hago es entre mí y Dios. Sé que estoy en lo correcto; por eso que los otros lo acepten y no lo pongan en tela de juicio.’ Teniendo autoridad, no era autoritario. En vez de sacar a luz una poderosa personalidad para persuadir, hizo llamamiento a las conciencias de la gente con amor. Él recuerda a los de Tesalónica que él y sus compañeros fueron ‘amables como una madre que cría,’ impartiendo con tierno cariño “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.” Él y sus asociados laboraron voluntariamente en trabajo seglar noche y día para no imponer una carga costosa a otros. Así, dice él, los tesalonicenses llegaron a ser “testigos, Dios también lo es, de cuán leales y justos e intachables demostramos ser.” (1 Tes. 2:5-10)

Aunque confiaba en que su corazón estaba manifiesto ante Dios, Pablo dijo a los de Corinto: “Espero que también hayamos sido puestos de manifiesto a las conciencias de ustedes.”—
2a. a los Corintios 5:10-12.

 En esta misma carta a ls corintios, Pablo expresa que él y sus compañeros habían “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por medio de poner de manifiesto la verdad recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios.” Junto con una conciencia limpia para con Dios y nuestros hermanos, como cristianos también debemos tratar de tener una conciencia limpia para con “toda conciencia humana,” incluso los del mundo de la humanidad. (2 Cor. 4:2) ¿Estamos haciendo esto?

 Nunca debemos dudar de que el progreso y éxito de la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios dependen mucho de que nos ‘recomendemos a toda conciencia humana’ manteniendo una buena conciencia nosotros mismos, tanto en la congregación como individualmente. No basta con predicar y enseñar verdades bíblicas a otros. Junto con esto —de hecho, como parte de nuestra predicación y enseñanza— tenemos que hacer llamamiento a sus conciencias. No pueden ver nuestros corazones como Dios puede verlos, pero podemos esforzarnos por manifestar lo que está en nuestro corazón... nuestra sinceridad, nuestra honradez, nuestro motivo puro, nuestro amor altruista. Sin embargo, ¿podemos hacer esto si nosotros mismos no practicamos lo que predicamos?

 ¿Cuán interesados estamos en el bienestar eterno de los que nos rodean, no solo nuestras familias y nuestros hermanos espirituales, sino también nuestro prójimo, nuestros vecinos y conciudadanos? Pablo escribió: “Digo la verdad en Cristo; no miento, puesto que mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón . . . a favor de mis hermanos, mis parientes según la carne, que, como tales, son israelitas.” (Rom. 9:1-4) Él mostró su interés esforzándose por mantener una conducta que hiciera llamamiento a la conciencia de ellos, esforzándose para nunca ser innecesariamente repugnante a la conciencia de los judíos. (Compare con Romanos 10:1; 1 Corintios 9:20.) ¿Cuán profundo es nuestro deseo de ayudar a los de nuestra nación a conseguir la vida? ¿Cuánto esfuerzo estamos dispuestos a hacer para evitar el ser ‘causas de tropiezo a otros’?—1 Cor. 10:32, 33.

El interés de mantener una buena conciencia ante Dios y todos los hombres ha hecho que muchos siervos de Dios de tiempos modernos efectúen grandes cambios en su vida... en su conducta y habla cotidianas, sus actitudes y trato de otros, su empleo y prácticas comerciales. Están ‘ejercitándose continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) ¿Está usted haciendo esto? ¿Cuáles son algunas de las cosas que hacen surgir cuestiones de conciencia para los siervos de Dios hoy día? Cuando un llamamiento a las conciencias de otros requiere ciertos cambios, ¿necesitan alguna ley o mandato o reglamento específico que los haga efectuar estos cambios? 

Entrenando nuestra conciencia para que haga más por nosotros

“Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.”—1 Ped. 3:16.

EN LOS últimos años nuestro entendimiento de la conciencia entrenada en la Biblia, lo que es y cómo funciona, ha aumentado. Hemos llegado a comprender que, mucho más que simplemente una actividad mental, es un sentido moral interior que da testimonio a favor o en contra de nuestro pensar y conducta. Nuestra conciencia es un reflejo de la naturaleza moral básica que tenemos debido a haber sido creados a la imagen moral de nuestro Dios Jehová. (Gén. 1:26, 27) Una buena conciencia resulta de la cooperación de una mente inteligente con un corazón que tiene capacidad moral.

 Al estudiar la Palabra de Dios, podemos nutrir apropiadamente nuestro corazón y nuestra mente, debido principalmente a lo que la Biblia puede hacer y la potencialidad que encierra como estímulo a una moralidad superior. La Biblia es singular en el poder que tiene para despertar y estimular lo bueno, porque familiariza al hombre con la personalidad de su Creador, Jehová, en reflejo de cuya personalidad el hombre fue diseñado. Por lo tanto, el objetivo de una buena conciencia debe ser una relación afectuosa, personal, con Dios, teniendo en mira la santidad y la vida eterna. A esto fue a lo que estimuló el apóstol cristiano Pedro, diciendo: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:15, 16; Lev. 11:44) El hombre que cultiva una relación santa de esa índole es remunerado con verdadera paz y felicidad.

 El corazón está vitalmente relacionado con esta concepción superior del deber moral, a saber, la conciencia.
 
De ahí, pues, la necesidad de lo que la Biblia llama “un corazón puro,” o ‘un corazón limpio.’ (Sals. 51:10; 73:1; Mat. 5:8) Este es un corazón cuyo único motivo y deseo es servir exclusivamente a Jehová y santificar su nombre. Los razonamientos del corazón afectan profundamente la conciencia de uno para bien o para mal. Por eso, si examinamos nuestra conciencia y la manera en que funciona, es posible que también discernamos los deseos y motivos del corazón. Veremos si tenemos un corazón bueno o un corazón malo. También, a medida que nos vayamos dando cuenta de nuestras obligaciones morales, podremos examinar cómo funcionan nuestro corazón y nuestra mente, y ver la clase de persona que verdaderamente somos en lo interior, como Dios nos ve.—1 Sam. 16:7.

 Tenemos que saber lo que está en nuestro corazón si queremos educar o entrenar apropiadamente la conciencia. Esto puede ser sumamente revelador, pues Jesucristo declaró: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre.” (Mat. 15:18-20) No solo razonamientos inicuos que contaminan brotan del corazón, sino también virtudes que purifican. Pues Jesús dijo: “El hombre bueno del buen tesoro de su corazón produce lo bueno, pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Luc. 6:45) Para mejorar nuestra conciencia tenemos que conocer y entender nuestro corazón.

 Un examen de la conciencia puede revelar si nuestro servicio a Dios y al hombre brota de motivos superiores a los que se originan de simple obediencia a un código de leyes detallado. En otras palabras, revelará si lo que nos mueve a un derrotero o proceder de moralidad es solo el que ciertas leyes requieran que seamos morales, o si nos esforzamos por ser morales porque verdaderamente queremos agradar a Dios, al llegar a comprender más cabalmente lo que a él le agrada como resultado de nuestra relación con él. (Rom. 12:2) Un examen nos obligará a plantear y contestar la pregunta: ¿Seríamos personas morales aun si no hubiera mandamientos bíblicos que dijeran que tenemos que ser morales?


 La moralidad es el camino de Dios. Indisputablemente, es el mejor derrotero porque promueve verdadera paz y felicidad. Jesús enseñó que la fuente de la moralidad tiene que buscarse en Dios, al decir: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo.’ Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:43-48) Por lo tanto, una buena conciencia tiene que buscar su ejemplo primario en Jehová, el Padre celestial. Como Jesús dijo: ‘Ustedes tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.’

 Jesús, que fue un maestro en sensibilizar la conciencia, reveló que el amor a Dios, reflejado en hechos cotidianos de la vida, es el mejor espejo de una buena conciencia. Todos los deberes que el hombre desempeñe deben ser hechos de amor. “El amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:10) La moralidad no nace de la fuerza. Tiene que ser voluntaria, impelida por amor. Pues “Dios es amor.” (1 Juan 4:8) Y puesto que los cristianos ya no están bajo un código detallado, sino bajo la ‘ley real del amor,’ hoy nos hacemos moralmente responsables por todo lo que sabemos acerca de Jehová... su personalidad, normas y propósitos. (Sant. 2:8) El amor debe movernos a usar el más profundo entendimiento que hemos adquirido de la naturaleza y el funcionamiento de la conciencia, no solo para mejorar la eficacia de ésta en nosotros mismos, sino también para ayudar a otros en este sentido también. Necesitamos una conciencia sensitiva y eficaz para guiar a salvo nuestra vida en estos tiempos cada vez más complejos y peligrosos, a fin de permanecer agradables a Jehová.

POR QUÉ NO BASTA CON CONOCIMIENTO POR SÍ SOLO

 Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra conciencia? No basta con solo conocer la personalidad de Jehová, y las normas y propósitos de él. El aumento de conocimiento bíblico por sí mismo no mejora el funcionamiento de nuestra conciencia, aunque puede tener un efecto profundo en la mente y el corazón. El salmista escribió: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos. . . . También, tu propio siervo ha sido advertido por ellas; en guardarlas hay grande galardón.” (Sal. 19:7-11) Sin embargo, a pesar del galardonador bien que fluye de la Palabra de Dios, hay que recordar que la conciencia no es simplemente una actividad mental, sino un reflejo de la naturaleza moral de la persona entera. La conciencia tiene que hacer más que decirnos lo que debemos ser; tiene que identificar lo que somos en la vida real.

 Por lo tanto, con fuerte razón la Biblia asocia una buena conciencia con la fe y la cualidad del amor, no solo con el conocimiento. En 1 Timoteo 1:5 leemos: “Realmente el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.” Así vemos que la fe, el amor y una buena conciencia conciertan. Rechazar cualquiera de estas cosas es rechazar las otras dos. Rechazar la conciencia es naufragio para la fe. También, el decir que el amor no se necesita es negar la cualidad principalísima de Dios, porque Dios es amor. Así, la personalidad de Dios, revelada en su Palabra y en sus tratos con sus siervos, es realzada como el punto central en torno del cual ha de desarrollarse una buena conciencia.

 El joven Saulo de Tarso, conocido más tarde como el apóstol Pablo, tuvo que aprender este hecho. Él estaba bien versado en la ley de Moisés, y había sido entrenado en las escuelas judías y en sus métodos. Pero después de hacerse cristiano expresó esta conclusión: “Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, he venido a ser un pedazo de bronce sonante o un címbalo estruendoso. Y si tengo el don de profetizar y estoy enterado de todos los secretos sagrados y de todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” 1a Corintios capítulo 13:1, 2.
De estas palabras de Pablo se hace patente que el solo añadir un hecho a otro hecho, o aun el simplemente aprender más leyes y principios bíblicos, pudiera no llegar a mejorar la eficacia de la conciencia. Uno podría terminar con la cabeza llena de información acumulada, sin que jamás hubiera sido tocado el corazón.

 Se pudiera producir un verdadero peligro. Las observancias externas podrían ganar dominio sobre la espiritualidad verdadera. Podrían ejecutarse actos externos con o sin un espíritu sincero que suministrara la fuerza movedora. Consideraciones egoístas podrían llevar a uno a cumplir con apariencias externas de aceptabilidad religiosa. Hasta actos que aparentemente fueran de amor y abnegación fácilmente podrían hacerse simples actos externos sin ninguna realidad o sustancia interior en el que los ejecutara. Uno pudiera deslizarse a una complacencia presumida, creyéndose con una buena conciencia cristiana por cumplir con un modelo fijo de reglas y disposiciones reglamentarias. La vida, hasta la adoración, pudiera hacerse rutinaria, gobernada por conocimiento teórico, un calendario de acontecimientos, seguido impasiblemente. Las responsabilidades principales pudieran ser sustituidas por observancias de menor cuantía. Jesús les señaló este hecho a los fariseos, diciendo: “Hipócritas . . . dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad.” Mateo capítulo 23:23. 

 Estos deberes pequeños pueden calmar la conciencia que disimula la falta de amor. Acciones pequeñas pueden excusar el fallar en todos los asuntos de más peso de la justicia y la comprensión humana.

 Es por eso por lo cual un más extenso conocimiento de Jehová tiene que ir más allá de mejorar la mente. La mente informada tiene que obrar junto con un corazón que tenga sensibilidad moral. Tiene que hacer que usted, una persona, responda con mayor sensibilidad a las normas y propósitos de otra Persona, a saber, Jehová, cuya personalidad debemos tratar de reflejar.

ENTRE EN MAYOR ARMONÍA CON JEHOVÁ COMO PERSONA

 ¿Cómo puede el hombre en la Tierra entrar en mayor armonía con la persona de Jehová que está en el cielo? De esta manera: La Biblia es la revelación que de sí Dios ha dado al hombre. Revela su personalidad, sus normas y sus propósitos. Por lo tanto, para mejorar la conciencia es necesidad apremiante estudiar la Biblia. El conocimiento que se ha acumulado por medio del estudio de la Biblia debe edificar la base para una familiaridad y relación íntimas con su Autor, Jehová. Debería familiarizarnos con su pensar, su personalidad, de la misma manera que pudiera hacerlo el visitar con regularidad a un amigo. Puesto que Dios es el Personaje más sabio y más amoroso del universo, lo que aprendemos de él debe tocar nuestra mente y corazón de manera real y vital.—Col. 1:9, 10; Isa. 54:13.

 Por ejemplo, en el relato de Génesis leemos de las provisiones amorosas de Jehová para la humanidad y que éstas no cesaron ni siquiera después de haberse presentado el pecado. Esto debería incitar a nuestro corazón a mostrarle amor a nuestro Creador. (Génesis. 1:29, 30; 8:22)

Más tarde, obtenemos un vistazo de la omnipotencia de Dios expresada en el hecho de que le dio milagrosamente un hijo a Abrahán. ¡La amistad de Abrahán con Jehová hizo que Abrahán creyera que Dios podía levantar hasta a los muertos a la vida! (Heb. 11:17-19) Los israelitas oprimidos que fueron salvados del cautiverio en Egipto vieron a Jehová como “Aquel que hace maravillas.” (Éxo. 15:11) Josué vio a Jehová como un Dios que cumple Su palabra y promesa, de modo que pudo decirle al pueblo de Israel: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado.” (Jos. 23:14) El apóstol Pedro, cuando fue enviado al gentil Cornelio, percibió que “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) Jesucristo declaró: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera que tú aprobaste.” (Mat. 11:25, 26) ¡Cuán bellamente nos revela la Biblia la personalidad y majestad de Jehová! El mensaje inspirado de ésta debe llegar a nuestro corazón, para despertar y amoldar nuestra conciencia.

 En nuestro estudio de las Escrituras debemos esforzarnos por captar un sentido de la justicia, el amor y la rectitud de Dios e implantarlos profundamente en nuestro corazón para que lleguen a formar tanta parte de nosotros como el comer y el respirar. Debemos tratar de despertar más cabalmente a un sentido de responsabilidad moral por medio de cultivar una condición de agudeza de percepción de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Más que esto, debemos hacer que nuestra conciencia sienta vigorosamente la responsabilidad que tiene para con el Legislador y Juez perfecto. Isaás 33:22.

De modo que, mientras aprendemos cosas acerca de Dios, debemos estar tratando de imitarlo en todo aspecto de la vida.

 Aprendemos que Dios se inclina a perdonar. Pero ¿tenemos nosotros la misma inclinación? Dios no oprime ni defrauda. Pero ¿lo hacemos nosotros? Dios es bondadoso para con las viudas, los huérfanos y los extranjeros. ¿Lo somos nosotros también? Dios es fiel y recto en todo. ¿Estamos tratando de ser como él en nuestra vida cotidiana? Podemos serlo. Una conciencia entrenada no se satisfará con nada que sea menos que desarrollar una personalidad que refleje en todas las cosas la imagen de Dios.

 Al seguir nuestro estudio de las Escrituras, debemos pensar en captar el espíritu y sustancia de la verdad, más bien que solo la letra o estructura técnica.

Los líderes religiosos judíos del primer siglo tenían conocimiento detallado, pero no comprendieron el verdadero sentido o intención de toda la Ley. No reconocieron al Señor Cristo Jesús, que personificaba la verdad. Juan capítulo 4:6

¡Con cuánta frecuencia veían únicamente la paja en el ojo de su hermano pero no veían la viga en su propio ojo!
Mateo capítulo 7:1-5

Cuando los discípulos de Jesús no se lavaron las manos antes de una comida, esto perturbó mucho a los fariseos. Pero estaban totalmente ciegos e insensibles al hecho de que ellos quebrantaban los mandamientos de Dios por sus tradiciones. (Mat. 15:1-20) En otra ocasión vieron que los discípulos de Jesús, con hambre, arrancaron grano y se lo comieron en sábado.

Esto hizo que se indignaran. Pero no vieron nada malo en el asesinato, y por eso entraron en consejo contra Cristo Jesús “para poder destruirlo.” Mateo capítulo 12:1-14.

Estos hipócritas no sintieron ningún remordimiento de conciencia al pagarle a Judas con dinero del tesoro del templo para que traicionara a su Maestro Jesús, pero después que éste hubo perpetrado su detestable acción, no quisieron devolverlo al tesoro.

Evidentemente ahora consideraban que aquel dinero era inmundo. (Compare con Deuteronomio 23:18.) Pero ¿podían ellos, los asesinos, tener una conciencia limpia?

OBTENIENDO LA MENTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

 Puesto que el Señor Jesucristo siempre refleja la personalidad perfecta de Jehová, debemos hacer todo esfuerzo por obtener “la mente de Cristo.” 1a. Carta a los Corintios 2:16.

Esto significa que debemos adquirir la disposición mental de Cristo que asegure que nuestra personalidad llegue a ser en todo respecto semejante a la de Jesús más bien que solo el que nos amoldemos de mala gana.

La relación ejemplar que existía entre el Señor Jesús y su Padre celestial se refleja en estas palabras de Jesús: “Muy verdaderamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera.” Evangelio de Juan capítulo 5 versos 19, 20.

Vemos la bondad de Dios espejada en el entero modelo de vida de Jesús. Como Eñ Señor Jesús le dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también.”
Juan capítulo14 verso 9.

Es el ejemplo del Señor Jesús el que se nos insta a seguir como cristianos.—1a. Carta del apóstol Pedro capítulo 2 verso 21; vea también Salmo 40:8.

 ¡Qué excelente ejemplo de moralidad puso él! Pedro, que anduvo con él, dijo: “Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia, su Padre Jehová Dios. 

Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabásemos con los pecados y viviésemos a la justicia.”
1a. Carta del apóstol Pedro capítuo 2:22-24.

El ejemplo del Señor Jesús tiene poder limpiador y un efecto que lleva a lo bueno. Sígalo cuidadosamente.

 A medida que llegamos a conocer mejor la sustancia de la verdad de Dios según se revela en el Señor Jesús, personalmente y como Cabeza de la congregación cristiana, la entera inclinación de nuestra mente y corazón debería mejorar progresivamente. Esto resultará en una conciencia cada vez más eficaz. Con una conciencia eficaz funcionando dentro de nosotros podremos evitar la mala conciencia de la gente del mundo, gente con mente sumamente oscurecida y corazón insensible. Pablo subraya este punto para nosotros en Efesios capítulo 4:17-24, diciendo: “Digo y de ello doy testimonio en el Señor, que ya no sigan ustedes andando así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avaricia.” Pero note ahora lo que Pablo dice: “Ustedes no aprendieron que el Cristo sea así, si es que, realmente, le oyeron y fueron enseñados por medio de él, así como la verdad está en Jesús, que desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y se vistan de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.”

Nuestra vida entera tiene que ser transformada por la fuerza que impulsa nuestra mente, y esto es el resultado de adquirir 
“la mente de Cristo.”

 Nuestro discernimiento de la personalidad de Jehová, según se ejemplifica en la vida de Cristo, aumentará a medida que estudiemos más profundamente la Biblia.

Así podremos obrar cada vez más a la imagen de nuestro Creador. Pablo insto a hacer esto, diciendo: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efesios capítulo 5:1, 2.

 Como “imitadores de Dios,” llegaremos a estar cada vez más estrechamente unidos como un pueblo especial para Jehová. Se nos podrá identificar claramente como portadores de luz en este mundo sumamente oscurecido. Por lo tanto, como Pedro amonestó: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen [los del mundo inmoral] contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.” (1 Ped. 3:16) Con conciencias limpias y rectas se verá al pueblo de Jehová presentando celosamente el testimonio del Reino mientras aguarda pacientemente la revelación del Señor Jesucristo al principio del gran día de venganza de Jehová.

CONCIENCIA

Esta palabra se traduce del griego sy‧néi‧dē‧sis, de syn (con) y éi‧dē‧sis (conocimiento), de modo que significa co-conocimiento, o conocimiento con uno mismo. La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma. El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”. (Ro 9:1.)

La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona. Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo. Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla. La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo, a menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.

El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio. Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.

En Romanos capítulo 2:14, 15
leemos: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”. Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes. Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad.

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias. Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir. 2a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad. El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en Juan capítulo 16:2, donde el Señor Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hechos de los apóstoles capítulo 9:1; Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 1:13-16.

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra. Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida. 2a. Carta de Pablo a Timoteo capítulo 3:16; Hebreos capítulo 4
12. Para este fin hemos de tener normas rectas y estables: las normas de Dios.

Buena conciencia.

La persona debe acercarse a Jehová Dios con una conciencia limpia. Hebreos capítulo 10:22. El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas. Hebreos capítulo 13:18.Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres” (Hch 24:16), quiso decir que continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia. (1Co 4:4.)

No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora: “Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”. 1a. de Pedro capítulo 2:19.

 El cristiano de cerebro y corazón sincero debe “[tener] una buena conciencia” frente a la oposición. 1a. de Pedro capítulo 3:16.


La Ley y sus sacrificios de animales no podían perfeccionar a una persona de tal modo que su conciencia la considerase libre de culpa. No obstante, aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia. Pablo a los Hebreos capítulo 9:9, 14.

Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta. 1a de Pedro capítulo 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios {La Biblia} para que pueda hacer evaluaciones correctas, una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta. Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. Romanos capítulo 14:1-23; 1a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo  8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca. (Ro 15:1.) Aquel que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”. (1Co 8:12.) Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás. 1a. Carta del apóstol Pablo a los Corintios capítulo 10:29, 30; Pablo a los Romanos capítulo 14:10.

Mala conciencia. Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni guía segura. Tito capítulo 1:15. En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia. Romanos capitulo  13 verso 5. Cuando el apóstol Pablo habla de una conciencia que está marcada como por hierro de marcar, da a entender que sería como la carne cauterizada de una cicatriz, que carece de terminaciones nerviosas y por lo tanto es insensible. 1a. a Ti moteo capítulo 4 verso 2.

Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo. No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia. El deseo de todo cristiano tiene que ser el que se manifiesta en Hechos capítulo 23 verso 1: “Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

¿Qué nos dice el proverbio sobre 
la conciencia?

 “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre.  Átalos sobre tu corazón constantemente; enlázalos a tu garganta. Cuando andes, ello te guiará; cuando te acuestes, vigilará sobre ti; y cuando hayas despertado, hará de ti el objeto de su intenso interés. Porque el mandamiento es una lámpara, y una luz es la ley, y las censuras de la disciplina son el camino de la vida, para guardarte de la mujer mala, de la melosidad de la lengua de la extranjera. No desees en tu corazón su belleza, y no vaya ella a atraparte con sus ojos lustrosos,  porque a favor de una prostituta {uno se rebaja} a un pan redondo; pero en cuanto a la esposa de otro hombre, ella caza hasta un alma preciosa. ¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir?  ¿O puede un hombre andar sobre las brasas sin que se le chamusquen los mismos pies? Así mismo ocurre con cualquiera que tenga relaciones con la esposa de su semejante; nadie que la toque quedará exento de castigo. La gente no desprecia al ladrón simplemente porque comete robo para llenarse el alma cuando tiene hambre. Pero, cuando sea halla ido, lo resarcirá con siete veces la cantidad; todas las cosas valiosas de su casa dará. Cualquiera que comete adulterio con una mujer es falto de corazón; el que lo hace está arruinando su propia alma. Una plaga y deshonra hallará, y su oprobio mismo no será borrado. Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza. No dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, no importa cuán grande hagas el presente.

Hijo mío, guarda mis dichos, y quieras atesorar contigo mis propios mandamientos. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo, y mi ley como la niña de tus ojos. Átalos sobre tus dedos, y escríbelos sobre la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana”; y al entendimiento mismo quieras llamar “Pariente”,  para que te guarden de la mujer extraña, de la extranjera que ha hecho melosos sus propios dichos. Porque estando yo a la ventana de mi casa, miré hacia abajo por mi celosía, para poder atisbar a los inexpertos. Estaba interesado en discernir entre los hijos a un joven falto de corazón, que iba pasando por la calle cerca de la esquina de ella; y en el camino a la casa de ella marcha él,  en el crepúsculo, al atardecer del día, al acercarse la noche y las tinieblas. Y, ¡mira!, allí estaba una mujer que salía a su encuentro, con la prenda de vestir de una prostituta, y astuta de corazón.  Alborotadora es, y terca. En su casa no siguen residiendo sus pies. Ahora está fuera, ahora está en las plazas públicas, y cerca de todas las esquinas se pone al acecho. Y se ha asido de él y le ha dado un beso. Ha adoptado un rostro descarado, y empieza a decirle:

“Tenía que ofrecer sacrificios de comunión. Hoy he pagado mis votos. Por eso he salido a tu encuentro, para buscar tu rostro, a fin de hallarte. He adornado mi diván con colchas, con cosas de muchos colores, lino de Egipto.  He rociado mi cama con mirra, áloes y canela. De veras ven, saciémonos bebiendo del amor hasta la mañana; sí, gocemos el uno del otro con expresiones de amor. Porque el esposo no está en casa; se ha ido viajando por un camino de bastante distancia. Una bolsa de dinero ha llevado en la mano. El día de la luna llena vendrá a su casa”.

MASACRES

R U A N D A
Oraciones por la paz entre recuerdos de guerra

EN NOVIEMBRE de 1994, el papa Juan Pablo II abrió las puertas del Vaticano a una asamblea multirreligiosa. Un rasgo característico de la ocasión fueron las oraciones en pro de la paz del mundo. “Cualesquiera que hayan sido los conflictos del pasado, y los actuales —dijo el Papa en su discurso de apertura—, nuestra misión y deber común consiste en hacer que se conozca mejor el vínculo entre religión y paz.”

Lo irónico es que las religiones de este mundo no tienen muy buena reputación en lo que a paz se refiere. William Vendley, secretario general de la conferencia, reconoció que “las religiones están muy involucradas en los conflictos de diversas partes del mundo”. Considere, por ejemplo, las masacres de Ruanda, país predominantemente católico romano.

En mayo de 1994, el papa Juan Pablo II admitió que la tragedia ruandesa era “un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también estaban implicados algunos católicos”. ¿Ha mermado la confianza de la gente en la Iglesia esta participación católica en los conflictos? “Las masacres han hecho tambalear la fe de muchas personas”, dijo André Bouillot, jesuita belga. Y con razón.

Según un informe de la agencia Reuter publicado en el rotativo The Herald de Miami (Florida, E.U.A.), “entre los 40.000 prisioneros hutus que están a la espera de ser juzgados por actos de genocidio hay sacerdotes, pastores y monjas”. El periódico The New York Times informó: “Muchos ruandeses dicen que sus obispos y arzobispos no condenaron las masacres con la suficiente prontitud y firmeza, y que estaban demasiado ligados al gobierno de Habyarimana, promotor de los escuadrones de la muerte. El nuevo gobierno de dominación tutsi ha arrestado a por lo menos un sacerdote acusado de colaborar en las masacres”. No sorprende que “el nuevo gobierno —añade el mismo periódico— diga que no desea que la Iglesia Católica adquiera el mismo poder que antes, ni que los soldados hayan hostigado y hasta amenazado con arrestar a los sacerdotes que son demasiado abiertos e independientes”.

¿Cómo ve Jehová Dios las oraciones en pro de la paz pronunciadas por religiosos culpables de derramamiento de sangre? Isaías 1:15 responde: “Cuando ustedes extienden las palmas de las manos, escondo de ustedes los ojos. Aunque hagan muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre”.

 

Entretanto, los verdaderos siervos de Jehová demuestran que “no son parte del mundo” ni de sus conflictos. Durante las masacres de Ruanda, los testigos de Jehová de ambas tribus dieron asilo en sus hogares a Testigos de la tribu contraria que se encontraban en peligro, arriesgando su vida por protegerlos. La “gran muchedumbre” de Testigos, procedentes del mundo entero y de todo origen étnico, oran y abogan por el Reino de Dios como la única esperanza para conseguir verdadera paz y seguridad. (Juan 17:14; Revelación [Apocalipsis] 7:9; Mateo 6:9, 10; 24:14.)

Tregedia en Ruanda

¿Quién tiene la culpa de la tragedia de Ruanda?. Justo antes de romperle el cráneo a Hitiyise, mecánico de 23 años, uno de los agresores le dijo: ‘Vas a morir porque eres tutsi’.” (U.S.News & World Report.)

ESCENAS como esta se repitieron con espantosa frecuencia durante los meses de abril y mayo en el pequeño país centroafricano de Ruanda. En aquellas fechas había quince congregaciones de testigos de Jehová en Kigali, la capital ruandesa, y la periferia. El superintendente de ciudad, Ntabana Eugène, de la etnia tutsi, su esposa, su hijo y Shami, su niña de 9 años, estuvieron entre las primeras víctimas mortales al producirse la escalada de violencia.

A diario mueren asesinados miles de ruandeses, y la situación persiste semana tras semana. La revista supracitada señala en un número de mediados de mayo: “La cifra de fallecidos durante las últimas seis semanas en la campaña de genocidio y venganza se ha elevado hasta 250.000, situándose al nivel de la depuración sangrienta que realizaron los jemeres rojos en Camboya a mediados de los años setenta”.

La revista Time comenta: “En una escena propia de la Alemania nazi, se entresacó a unos cuantos muchachos de un grupo de 500 sencillamente porque parecían tutsis. [...] Al alcalde de la población meridional de Butare, cuya esposa es tutsi, los campesinos hutus lo pusieron ante [un terrible] dilema: podía salvar a su mujer e hijos si entregaba a su familia política —los suegros y la cuñada— para que fueran asesinados. Accedió al trato”.

En las oficinas de traducción de los testigos de Jehová, situadas en Kigali, había seis trabajadores: cuatro hutus y dos tutsis. Estos se llamaban Ananie Mbanda y Mukagisagara Denise. Cuando la milicia y los saqueadores se presentaron en la casa, los enfureció ver que convivían hutus y tutsis. Querían matar al hermano Mbanda y a la hermana Denise.

“Se dispusieron a quitar los seguros a las granadas —comenta Emmanuel Ngirente, uno de los hermanos hutus— y nos amenazaron con matarnos por haber acogido a sus enemigos. [...] Querían mucho dinero. Les dimos lo que teníamos encima, pero no se quedaron contentos. Decidieron llevarse en compensación todo lo que les valiera para algo, como una computadora portátil que empleábamos para traducir, la fotocopiadora, las radios, los zapatos, etcétera. Se fueron súbitamente sin matar a nadie, pero dijeron que volverían.”

En los días siguientes, los saqueadores regresaron varias veces, y los Testigos hutus intercedieron siempre por sus hermanos tutsis. Finalmente, como Mbanda y Denise corrían un gran peligro quedándose, los Testigos hutus hicieron las gestiones para que se fueran con otros refugiados tutsis a una escuela de las cercanías. Se produjo un ataque contra la escuela, pero Mbanda y Denise lograron escapar y atravesar varios controles de carreteras, aunque finalmente llegaron a uno donde se puso aparte a todos los tutsis y ambos Testigos fueron asesinados.

Cuando los soldados regresaron a las oficinas de traducción y vieron que los Testigos tutsis habían huido, propinaron una terrible paliza a los hermanos hutus. Sin embargo, una bomba de mortero explotó en las cercanías, brindando a los hermanos la oportunidad de huir y ponerse a salvo.

Como la matanza ha proseguido por todo el país, se calcula que han muerto medio millón de personas. Con el tiempo abandonaron sus hogares entre dos y tres millones, si no más, de los ocho millones que residen en Ruanda. Muchos se refugiaron en Zaire y Tanzania, países limítrofes. La cifra de testigos de Jehová asesinados es de varios centenares, y hay muchos otros internados en campos extranjeros.

¿Cuál fue el detonante de la carnicería y el éxodo sin precedentes? ¿Pudo haberse evitado? ¿Cuál era la situación antes de estallar la violencia?

Hutus y tutsis

En Ruanda, al igual que en el país fronterizo de Burundi, viven los hutus, un pueblo bantú cuyos miembros suelen ser de baja estatura y fornidos, y los tutsis, también llamados batutsis, que normalmente son altos y de piel más clara. En estas dos naciones, los hutus constituyen el 85% de la población, y los tutsis, el 14%. Hay constancia de que ya en el siglo XV hubo enfrentamientos entre estos grupos étnicos. No obstante, lo habitual ha sido la coexistencia pacífica.

“Convivíamos en paz”, dijo una señora de 29 años con respecto a los 3.000 vecinos hutus y tutsis que tenía el pueblo de Ruganda, situado tan solo unos cuantos kilómetros al oriente de Zaire. Pero en abril se produjeron ataques de pandillas hutus, que mataron a casi toda la población tutsi del pueblo. El periódico The New York Times comentó:

“La historia del pueblo refleja la de toda Ruanda: los hutus y los tutsis cohabitaban, formaban matrimonios mixtos y no se preocupaban por quién era hutu y quién tutsi, pues a veces ni lo sabían.

”Pero algo cambió bruscamente. En abril se formaron turbas de hutus que marcharon por todo el país matando a cuanto tutsi veían. Al iniciarse las masacres, los tutsis se refugiaron en las iglesias. Las chusmas fueron tras ellos, trocando los santuarios en cementerios donde aún sigue regada la sangre.”

¿Qué desencadenó la carnicería? El 6 de abril fallecieron en un accidente de aviación los presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de la etnia hutu. De algún modo este percance desató la matanza de los tutsis y de todos los hutus que parecían congeniar con ellos.

Al mismo tiempo se recrudeció la lucha entre las fuerzas rebeldes del FPR (Frente Patriótico Ruandés), dominado por los tutsis, y las tropas gubernamentales, controladas por los hutus. En julio, el FPR ya había derrotado a las fuerzas del gobierno y tenía en sus manos Kigali y gran parte del país. Por miedo a las represalias, cientos de miles de hutus se expatriaron a principios de julio.

¿De quién es la culpa?

Cuando le pidieron a un granjero tutsi que explicara por qué se había desatado la violencia en abril, dijo: “Todo es culpa de los malos dirigentes”.

Y es innegable que en el transcurso de los siglos los líderes políticos han difundido mentiras respecto a sus enemigos. Los políticos mundanos, guiados por “el gobernante de este mundo”, Satanás el Diablo, han convencido al pueblo de que debe luchar a muerte contra la gente de otras razas, tribus y naciones. (Juan 12:31; 2 Corintios 4:4; 1 Juan 5:19.) La situación no es distinta en Ruanda. The New York Times comenta: “Los políticos han tratado vez tras vez de fomentar los temores a la otra etnia y la lealtad a la propia; en el caso de los hutus, para conservar las riendas del gobierno; en el de los tutsis, para conseguir la adhesión al frente rebelde”.

Dado que los ruandeses son semejantes en gran número de aspectos, no era de esperar que se odiaran y mataran entre sí. “Los hutus y los tutsis hablan el mismo idioma y a menudo comparten las mismas tradiciones —escribió el periodista Raymond Bonner—. Tras varias generaciones de matrimonios interraciales, las diferencias físicas —los tutsi son esbeltos, y los hutus, más bajos y gruesos— han desaparecido a tal grado que los ruandeses ya no suelen estar seguros de si alguien es hutu o tutsi.”

Pese a todo, el reciente aluvión de propaganda ha conseguido resultados inauditos. Los comentarios de Alex de Waal, director de la agrupación Derechos Africanos, ilustran este punto: “Nos informan de que los labradores de las zonas controladas por el FPR se pasman al ver que, a diferencia de lo que cuenta la radio, los militares tutsis no tienen cuernos ni rabo ni ojos fosforescentes”.

Pero, además de los políticos, la religión también manipula la actitud de la gente. ¿Cuáles son las principales confesiones de Ruanda? ¿Comparten también la culpa por esta tragedia?

El papel de la religión

The World Book Encyclopedia (1994) comenta sobre Ruanda: “La mayor parte de la población es católica. [...] La Iglesia Católica y otras confesiones cristianas dirigen la mayoría de las escuelas primarias y secundarias”. De hecho, el diario español El País dijo que “Ruanda es uno de los países de África más masivamente católico[,] con un 80% de fieles creyentes”.

El periódico británico The Observer analiza el trasfondo de la situación religiosa en Ruanda: “Durante los años treinta, período en el que las iglesias combatían por controlar el sistema educativo, los católicos favorecieron a la aristocracia tutsi, mientras que los protestantes se aliaron con la oprimida mayoría hutu. En 1959 los hutus se hicieron con el poder, y no tardaron en gozar del apoyo de católicos y protestantes por igual. Los protestantes siguen dando un gran respaldo a la mayoría hutu”.

Pues bien, ¿ha condenado las masacres la jerarquía protestante? The Observer da la respuesta: “Se preguntó a dos eclesiásticos [anglicanos] si condenaban a los asesinos que habían llenado de niños decapitados los pasillos de las iglesias de Ruanda.

”Se negaron a responder. Evadían las preguntas, se agitaban y la voz se les volvía más aguda, a la par que iba quedando al descubierto la raíz más profunda de la crisis ruandesa: las altas jerarquías de la Iglesia Anglicana habían servido de recaderos de sus señores políticos, que habían predicado la matanza y ensangrentado los ríos.”

No obstante, las iglesias de la cristiandad que actúan en Ruanda no difieren de las confesiones de otros lugares. Por ejemplo, Frank P. Crozier, general de brigada británico, dijo tocante al apoyo eclesiástico que recibieron los políticos durante la I Guerra Mundial: “Las iglesias cristianas son las mejores creadoras de actitudes sanguinarias que tenemos, y nos hemos servido bien de ellas”.

Es indiscutible que los guías religiosos tienen un alto grado de culpabilidad por lo ocurrido. El Papa comentó en los siguientes términos la lucha en este país africano: “Se trata de un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también están implicados algunos católicos”. (L’Osservatore Romano, edición en español, 20 de mayo de 1994.)

Es obvio que las iglesias no han enseñado los verdaderos principios del cristianismo, que se fundamentan en textos como Isaías capitulo 2 verso 4 y Mateo capitulo 26 verso 52. Según el periódico francés Le Monde, un sacerdote pronunció este lamento: “Se están masacrando, olvidándose de que son hermanos”. Otro sacerdote ruandés confesó: “Los cristianos han muerto a manos de otros cristianos después de un siglo de sermones sobre el amor y el perdón. Es un fracaso”. Le Monde planteó esta pregunta: “¿Cómo puede uno dejar de pensar, por ejemplo, que los tutsis y los hutus que combaten en Burundi y Ruanda recibieron su formación de los mismos misioneros cristianos y frecuentaron las mismas iglesias?”.

Los auténticos cristianos son distintos

Los verdaderos seguidores del Señor Jesucristo guardan su mandamiento de ‘amarse los unos a los otros’. Juan capitulo 13 versos 34.

¿Cabe imaginarse al Señor Jesús o a alguno de sus apóstoles agarrando un machete y matando a alguien a cuchilladas? Estas matanzas desaforadas caracterizan a “los hijos del Diablo, demonios satanicos”.
1a. Carta del apóstol Juan capitulo 3 versos 10-12.

Los testigos de Jehová no participan de modo alguno en las guerras, revoluciones y otros conflictos fomentados por los políticos del mundo, que yacen bajo el poder de Satanás el Diablo. Juan capituo 17 verso 14, 16; capitulo 18 verso 36; Revelación...Apocalipsis capitulo 12 verso 9.) Por el contrario, se aman de corazón. Por este motivo, al producirse las masacres, los Testigos hutus estuvieron dispuestos a arriesgar su vida para proteger a sus hermanos tutsis.

No obstante, estas tragedias no deben tomarnos por sorpresa. El Señor Jesús dio una profecía sobre “la conclusión del sistema de cosas” en la que dijo: “Entonces los matarán”. Mateo capitulo capitulo 24 verso 3, .Afortunadamente, Jesús promete que se recordará a los fieles en la resurrección de los muertos. Juan capitulo 5 versos 28, 29.

Entretanto, los testigos de Jehová que viven en Ruanda, al igual que los de todo el mundo, están decididos a seguir demostrando con su amor mutuo que son discípulos de Cristo. Juan capitulo 13 verso 35. Su amor sirve de testimonio aun en medio de la cruel realidad actual, tal como se verifica en el informe adjunto “Los Testigos y los campos de refugiados”. Todos debemos recordar lo que Jesús dijo en su profecía: “El que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo”. Mateo capítulo 24 verso 13.

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y LOS CAMPOS DE REFUGIADOS

  Contando desde julio de este año, más de 4.700 Testigos y simpatizantes se han alojado en campos de refugiados. En Zaire, ha habido 2.376 en Goma, 454 en Bukavu y 1.592 en Uvira. Por otro lado, en Benaco {Tanzania} han vivido unos 230.

  El simple hecho de acceder a los campos no fue nada fácil. Los 60 Testigos de una congregación trataron de cruzar el puente de Rusumo, una de las principales rutas de huida a los campos de refugiados de Tanzania.

Al negárseles el paso, se quedaron durante una semana deambulando a la orilla del río. Acabaron decidiéndose a atravesarlo en canoas.

Una vez franqueado, caminaron durante varios días hasta que llegaron al campo de Tanzania sin mayores percances.

  Los testigos de Jehová del extranjero organizaron grandes misiones humanitarias.

Los Testigos franceses recolectaron y enviaron a las zonas necesitadas más de 100 toneladas de ropa y 9 de calzado y artículos similares, además de suplementos nutritivos y medicinas.

Sin embargo, lo primero que pedían muchos hermanos de los campos era la Biblia o las revistas La Atalaya y ¡Despertad!

  A muchos observadores les impresionó el amor de los Testigos zaireños y tanzanos, quienes visitaron a sus hermanos desplazados a fin de ayudarlos.

Los otros refugiados decían: “A ustedes los visitan los de su religión, pero a nosotros no nos ha venido a ver ni un solo sacerdote de la nuestra”.

  Los Testigos se han hecho famosos en los campos, en gran parte por su unidad, orden y afectuosidad.
Juan capítulo 13 veerso 35.

Es digno de mención que los Testigos solo tardaron quince minutos en localizar a sus compañeros de creencia del campo de Benaco
{(Tanzania} , que cuenta con unos doscientos cincuenta mil refugiados.

 


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Le daremos la Sagrada Biblila, revistas La Atalaya y Despertad, igualmente folletos y tratados.

Bienvenidos al conocimiento de Dios y de su Hijo el Señor Jesucristo...

Cristo dijo a la comunidad que le escuchaba:

"Esto significa vida eterna el que esten adquiriendo conocimiento del Dios verdadero Jehová y de su hijo nuestro Señor Jesucristo a quien envió"

Juan capítulo 17 verso 3.

¿'TIENES CONCIENCIA'?

La conciencia es la voz de Jehova Dios
que habla a nuestro cerebro y corazón.

Y sabe si hiciste el bien o el mal con tu prójimo. 

La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma.

El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera:

“Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”.

Lea la Biblia: Romanos 9:1.


La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona.

Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo.

Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla.

La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender.

Y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo.

A menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.


El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio.

Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.
La Biblia: Géneis capitulo 3 verso 8.

En 
Romanos 2:14, 15 leemos:

“Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos.

Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones.

 Mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”.

Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes en Dios y Cristo obviamente.

Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad es decir: heredamos la imperfección

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias.

Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir.
2a. Carta a los Corintios 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad.

El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en el evangelio de 
Juan capitulo 16 verso 2,

donde Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio a Él.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hchos 9 verso 1; Gálatas 1:13-16.)

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra.

La Biblia dice en: 

Romanos 10:2, 3; 
Oseas  4:1-3;
 Hechos 5:39, 40.

Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida.

Lea por favor:
2a. Carta del apóstol Pablo a su amigo y discipulo Timoteo capitulo 3:16; Hebreos 4:12.

Para este fin hemos de tener normas rectas y estables:

las normas de Dios.

Buena conciencia. 

La persona debe acercarse a Jehová con una conciencia limpia.

El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas.

 Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres”

 Quiso decir que:

continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios;

y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia.

 No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora:

“Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”.

 El cristiano de cerebro y corazón sicero debe “tener una buena conciencia” frente a la oposición.


 Aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia.

El apóstol Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta.

Lea 
1a. Carta de Pedro 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. 

En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios para que pueda hacer evaluaciones correctas.

Una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta.

Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. No comas ni te vistas de tal manera que hagas tropezar a tu hermano.
¿...?
Romanos 14:1-23; 1a. Corintios 8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca.

 Aquel 
que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”.

Lea en la Biblia: 1a. Corintios 8:12.

Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano.

Y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás.


Mala conciencia. 

Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla...

...de modo que ya no provee advertencias ni guía segura.

En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia.

 Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo.

No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia.

El deseo de todo cristiano de cerebro y corazón sincero tiene que ser el que se manifiesta en la Biblia:

Hechos 23:1:

“Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

 

JW.ORG

Compasión. Sentimiento de pena  por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles en determinadas ocasiones.

 V
irtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. 

Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad o favoritismo sin  hipocrecía.



El nombre de Dios es Jehova, que significa en hebreo El hace que todo se realice-

Él, Jehová dice:

"vengan y arreglemos los asuntos entre ustedes y yo dice Jehová:

si sus pecados son rojos como el escarlata se harán blancos como la lana; si son rojos como tela de carmesi se harán blancos como  la nieve.

Dios es amor, sus otras cualidades son  poder, justicia, sabiduría.

Su nuevo Gobierno Celestial esta establecido bajo estos principios principales.

Y como si fuera poco el Rey del reino de Dios es Nuestro Señor Jesucristo el Rey  de reyes, el príncipe de paz, nuestro salvador.

Los desiertos floreserán, las enfermedades habran desaparecido; Jehová limpiará toda lágrima de sus ojos, ya no existira más lamento, clamor ni dolor, enfermedad, vejez ni muertes todas las cosas habrán pasado.

Lea en la Biblia: Apocalipsis capítulo 21 verso 3 a 4

La repetición es la madre de la  retención.


ACERQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES.

¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes?

¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual, poder, y amorios? que se hallan en conflicto en sus miembros? 

Ustedes desean, y sin embargo no tienen.

Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo, no pueden obtener.

Siguen peleando y guerreando.

No tienen, porque no piden.

Sí piden y sin embargo, no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastar[lo] en los deseos vehementes que tienen de placer sensual, poder y amorios.

Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose en enemigo de Dios. 

¿O se figuran ustedes que la escritura dice en balde: “Es con tendencia hacia la envidia con la ventaja y la avaricia lo que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando”?

Sin embargo, la bondad inmerecida que Dios da  es mayor. Por eso se dice: 
“Dios se opone a los altivos, arrogantes y perversos
pero da bondad inmerecida a los humildes”.

Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.  Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.

Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos.

Dense a la desdicha, y laméntense, y lloren. Que su risa se torne en lamento, y [su] gozo en desaliento
Humíllense a los ojos de Jehová, y Él los ensalzará.

Dejen de hablar unos contra otros, hermanos.

El que habla contra un hermano o juzga a su hermano habla contra ley y juzga ley.

Ahora bien, si juzgas ley, no eres hacedor de ley, sino juez.  Uno solo hay que es legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, 
¿quién eres, para que estés juzgando a [tu] prójimo y depojándolo de sus bienes?

Vamos, ahora, ustedes los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad y allí pasaremos un año, y negociaremos y haremos ganancias”.

Cuando el caso es que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece. 

En vez de eso, deberían decir: “Si Jehová quiere, viviremos y también haremos esto o aquello”.

Pero ahora ustedes se glorían en sus alardes llenos de presunción. Todo ese gloriarse es inicuo riquezas y saber malhabidos.

Por lo tanto, si uno sabe hacer lo que es correcto y, sin embargo, no lo hace, es para Él un pecado.

Qué significa ser un “buen samaritano”? 

 
EL BUEN SAMARITANO

Ilustración: JW.ORG Testigos de Jehová

La palabra hebrea ra‧jamím y la griega é‧le‧os (verbo, e‧le‧é‧ō) suelen traducirse “misericordia”.

Un examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. 

Esta bondad no estaba impulsada por piedad, sino por la generosidad amorosa de Dios.
 
Rehace tu mente para que el mundo no la molde, aceptemos la Biblia, al Señor Soberano Universal jehová Dios y a su Hijo Jesucristo, tu vida cambiará.

"Si los muertos no han de ser levantados, “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” {Epicuro}. 

No se extravíen.

Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles. 

Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios.

Los Testigos de Jehová les ayudarán a conocerlo y a saber el camino correcto a la vida que es vida 
junto al Señor Jesucristo que apaciguará la conciencia.

“Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”

!Santificado sea tu nombre Jehová por toda la eternidad!


Apocalipsis capitulo 4 verso 11


La
 voz de la conciencia en lo 
interior.

Señoras y señores; en lugar de irse a extremos buscando una salud mental perfecta, estará libre para seguir tras otras metas de la vida.

Y el saber que la solución definitiva a las emociones negativas está en las competentes manos de Jehová el Dios Todopoderoso.

 Él dará una paz mental y una felicidad mucho mayores mediante Cristo Jesús el primogénito de toda la creación.

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Lea al final: Masacres

Las ideas del mundo nos moldearán y nos obligarán a hacer lo que la gente hace.


Si alimentamos nuestra mente con las cosas del mundo !Cuidado! con lo que vemos, leemos, escuchamos y pensamos.

Debemos rehacer nuestra conciencia y nuestra mente.

Se avecinan tiempos críticos difíciles de manejar o mejor decir estamos en:
LA GRAN TRIBULACIÓN. 

Por inspiración Divina mediante el Espíritu Santo el apóstol Pablo escribió en su segunda carta a su amigo y discípulo Timoteo:

“Mas sabe esto Timoteo, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.

Porque los hombres {y las mujeres} serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural...

 No dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios.

Teniendo {estos hombres y mujeres} una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos APARTATE.

Porque de estos se levantan aquellos hombres que astutamente logran introducirse en las casas y se llevan como cautivas suyas a mujeres débiles cargadas de pecados...

...Llevadas de diversos deseos, que siempre están aprendiendo y, sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto de la verdad. 



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HOY lo que sea “correcto” o “incorrecto” está en condición de cambio constante.

En un discurso sobre “Moralidad pública” el Dr. Emanuel Demby declaró:

“Una razón importante por la cual se nos hace tan difícil identificar con exactitud la naturaleza moral de nuestros tiempos es que es un período de gran transición.

Se Despoja de los bienes a sus padres, casa y ahorros y siguen tan campantes.

Pornografía, libertad sexual, femenicidios, robos, asesinatos, violación de niños y niñas, prostitución, adulterio, abuelos abandonados en asilos, hospitales, divorcios a gran  escala ”

Guerras, pestes y enfermedades, aumento del delito, escaces de alientos {millones se acuesan con el estómago vacio}

Los habitantes de la calle abundan por doquier en cualquier ciudad, y pare el registro, todo lo malo es de dominio público y la gente se volvió insensible.

Las normas que se seguían extensamente como normas aceptadas hace solo unos cuantos años han sido modificadas o reemplazadas.

Y ante el hecho de que la vida se hace cada vez más compleja, ¿quién ha de decir hasta qué punto son válidas las nuevas normas, o por cuánto tiempo durarán?

¿Qué guía tiene uno?

 

A esta situación nos encaramos en particular los que vivimos desde 1914 E.C.

¿Por qué especialmente desde entonces?

Porque desde ese año hasta nuestros días se han cumplido las profecias del Señor Jesucristo, sus discípulos y profetas.


¿Qué es el Reino de Dios?

¿CUÁL fue el tema principal de la predicación del Señor Jesús?

Según Él mismo enseñó, fue el Reino de Dios (Lucas 4:43). Quienes lo escucharon seguramente le oyeron referirse muchas veces a ese Reino.

¿Los dejó eso confundidos o perplejos?

¿Le preguntaron qué era ese Reino?

No. Los Evangelios no registran ninguna pregunta de ese tipo. Por consiguiente:

¿Sabían aquellas personas lo que era el Reino de Dios?

Lo cierto es que las antiguas Escrituras que los judíos consideraban santas, describían ese Reino.

De hecho, revelaban en términos muy claros y concretos
tanto lo que es como lo que lograráHoy podemos saber aún más sobre el Reino, y básicamente del mismo modo acudiendo a la Biblia.

Veamos siete verdades expuestas en ella.

Las primeras tres no fueron ningún secreto para los judíos de los días del Señor Jesús e incluso antes.

Las tres siguientes fueron reveladas por Cristo o por sus apóstoles durante el siglo primero.

Y la séptima y última se ha hecho evidente en nuestro propio tiempo.

1. El Reino de Dios es un gobierno real que durará para siempre.

La primera profecía que aparece en la Biblia revela que Dios enviaría a alguien para rescatar a los seres humanos fieles.

A ese redentor se le llamó “la descendencia”, y se predijo que eliminaría para siempre las terribles consecuencias de la rebelión de Satanás y de Adán y Eva.

Lea en la Biblia: Génesis 3:15.

Mucho tiempo después, al fiel rey David se le dijo algo emocionante acerca de esa
“descendencia”, o Mesías: gobernaría sobre un Reino, sobre un gobierno que sería distinto de todos los demás, pues duraría para siempre.

Lea en la Biblia; 2 Samuel 7:12-14.
Daniel capítulo 2 verso 44


2. El Reino de Dios acabará con todos los gobiernos humanos.

El profeta Daniel recibió una visión en la que contempló una sucesión de potencias mundiales que se ha extendido a lo largo de la historia y ha llegado incluso hasta nuestros días.

Observe el sorprendente desenlace de su visión: “En los días de aquellos {últimos} reyes {humanos,} el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas.

Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo.

Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”.

De modo que todos los reinos, o gobiernos, de este mundo —con sus guerras, su crueldad y su corrupción— serán destruidos para siempre.

Como señala esta profecía de Daniel, el Reino de Dios pronto gobernará sobre toda la Tierra Daniel 2:44, 45.

No solo es un gobierno real, sino que será el único que exista.


3. El Reino de Dios acabará con las guerras, las enfermedades, el hambre y hasta con la misma muerte.

La Biblia contiene emocionantes profecías que revelan lo que el Reino de Dios hará en este planeta.

Dicho gobierno logrará lo que ninguna organización humana ha logrado ni podrá lograr.

Imagínese: ¡todas las armas de guerra destruidas para siempre! La Biblia dice:

“[Dios] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra”

Lea en la Biblia: Salmo 46:9.

No se necesitarán médicos ni hospitales, pues ya no habrá enfermedades.

“Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” Isaías 33:24.

 Nadie padecerá desnutrición ni se morirá de hambre.

Llegará a haber abundancia de grano en la tierra.”

Salmo 72:16.

Ya no habrá funerales, velatorios, cementerios ni morgues, ni el sentimiento de vacío que los acompaña.

La muerte, nuestra implacable enemiga, será por fin derrotada.

El Creador “realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro”

4. El Rey del Reino de Dios es alguien escogido por Dios mismo.

El Mesías no se nombró a sí mismo, ni tampoco lo eligieron seres humanos imperfectos.


Más bien, Jehová Dios lo escogió personalmente.

Así lo indican los títulos Mesías y Cristo, que significan “Ungido”.

De modo que es Jehová quien ha ungido, o designado, al Señor Jesucristo para ocupar un puesto tan especial.

Dios mismo dice de él: “¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado!

He puesto mi espíritu en él.

Justicia para las naciones es lo que él sacará”  Mateo 12:17, 18.

¿Y quién sabe mejor que nuestro Creador la clase de gobernante que necesitamos?


5. El Rey del Reino de Dios ya ha demostrado ante toda la humanidad que es digno de ocupar ese puesto.

Jesús de Nazaret fue sin duda el Mesías prometido. Provino del linaje que Dios había determinado.

Mateo 1:1.

Cuando estuvo en la Tierra, cumplió decenas de profecías escritas siglos antes. Además, desde los cielos se le identificó como el Mesías.

¿De qué manera?

Pues bien, Dios mismo habló desde los cielos y lo reconoció como su propio Hijo, y los ángeles lo señalaron como el Mesías prometido.

Por otra parte, el Señor Jesús ejecutó milagros que eran una clara manifestación del poder divino, y a menudo lo hizo ante miles de testigos oculares.

Jesucristo demostró vez tras vez la clase de gobernante que sería.

No solo tenía el poder para ayudar a la gente, sino también el deseo de hacerlo.

Era generoso, compasivo, valiente y humilde.

El relato de su vida en la Tierra se halla al alcance de todos, en las páginas de la Biblia.


6. En el Reino de Dios, 144.000 escogidos gobernarán junto con Cristo.

El Señor Jesús dijo que otras personas, entre ellas sus apóstoles, gobernarían con él en el cielo.

Llamó a ese grupo “rebaño pequeño”

Más tarde, al apóstol Juan se le dijo que este rebaño pequeño se compondría de 144.000 siervos de Dios.

Estos tendrían la emocionante tarea de gobernar como reyes y servir como sacerdotes junto con Cristo..

Apocalipsis capitulo 5:9, 10;  14:1, 3.


7. El Reino de Dios, que ya gobierna en los cielos desde 1914 {cumplimiento de profesías} está listo para gobernar también sobre toda la Tierra.

Esta última verdad es una de las más impactantes.

La Biblia ofrece muchas pruebas de que Jesús ha recibido en los cielos su autoridad de Rey.

Allí reina ahora, y muy pronto extenderá su dominio a toda la Tierra y cumplirá las grandiosas profecías que ya hemos citado.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que el Reino de Dios ya está rigiendo?

¿Y cuándo comenzará a gobernar la Tierra?


Notas

Profecías como esta muestran que el Reino de Dios no es algo que esté en el corazón, como muchas veces se ha enseñado. 


El Dr. Archibald Chisholm comentó:

“Tan grande ha sido el trastorno en la manera de pensar y la moralidad, que algunos sugieren que debemos considerar que vivimos en el año [61] A.B. ({anno belli {el} año de la guerra},

...con lo cual indican su punto de vista de que con el estallido” de la I Guerra Mundial en 1914 empezó una nueva época.

El mismísimo hecho de que desde 1914 haya habido tal trastorno en la manera de pensar y la moralidad enfatiza que necesitamos ¡una voz orientadora! dirección apropiada.

 
Muchas personas que están al tanto de esta necesidad expresan el punto de vista de que al fin y al cabo cada persona debería confiar en su conciencia y su libre albedrío.


Dicen: “Que su conciencia sea su guía.”

Al decir “conciencia” piensan en que cada persona parece tener dentro una “voz,” un sentido interior que le dice lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Pero ¿es cierto eso en todos los casos?


¿Sabe usted de qué fuente vino la conciencia y precisamente hasta qué grado está esparcida?

También, ¿precisamente cuánto se puede confiar en este sentido interior? Aunque otros puedan depender de su conciencia, ¿puede usted?

 

LA CONCIENCIA... ¿DE DÓNDE?

 
Si usted fuese a acudir a intelectuales y filósofos para que le explicaran la fuente de su conciencia, probablemente le dirían que simplemente es un producto social de la evolución.

La opinión del evolucionista Carlos Darwin era “que cualquier animal, dotado de instintos sociales bien marcados, . . . inevitablemente adquiriría un sentido moral o conciencia, tan pronto como sus facultades intelectuales hubiesen llegado a estar bien, o casi tan bien desarrolladas, como en el hombre.”

Y Sigmund Freud pensó que podríamos “rechazar la sugerencia de una aptitud original —como uno pudiera decir, natural— para distinguir entre lo bueno y lo malo.”


 Pero ¿representan esos puntos de vista la explicación verdadera?

El registro más antiguo y consistentemente confiable de la historia y los tratos del hombre responde: ¡Nooo!

En primer lugar, la Biblia declara correctamente lo que ha sido confirmado por observación científica honrada, que todas las cosas vivas se reproducen “según su género.”

De consiguiente el hombre no es simplemente un producto de la evolución, ni lo es su conciencia.

Génesis capítulo 1:21-26.

 
Además, la Biblia identifica con exactitud la fuente de esa voz en lo interior de usted, su conciencia.

Muestra por qué —a pesar de esfuerzos de hombres como Hitler, que, jactándose, dijo:

“Estoy liberando al hombre de la degradante
 quimera que se conoce como conciencia”— por toda la Tierra los hombres continúan teniendo conciencia.

Y la Biblia puede ayudarnos a usar la conciencia y beneficiarnos de ella.

 

 Las Escrituras nos dicen que el Creador hizo al hombre a Su propia imagen, con inteligencia y un sentido moral, tal como Dios mismo tiene estas cosas.

Génesis capítulo 1:27.

 

 Y desde el mismo principio el primer hombre poseyó una conciencia dada por Dios; no fue algo que simplemente se desarrollara a medida que la sociedad fue creciendo.

Esto se puede ver en el relato de las acciones y la actitud de Adán después de haber quebrantado el mandato de Dios concerniente al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.


El registro dice que Adán y Eva entonces “procedieron a esconderse . . . del rostro de Jehová Dios entre los árboles.”

Y cuando Jehová habló, no hubo una respuesta rápida de Adán.

¿Por qué no?

Porque Adán percibía su culpa; era como si hubiese una voz dentro de él que estuviera condenándolo, acusándolo, testificando de que había pecado.

—Génesis capítulo 3:7-10.

 
Así, el más antiguo registro histórico disponible indica que la conciencia del hombre se manifestó desde el principio.

Es interesante el hecho de que en el primer siglo E.C. el historiador judío Flavio Josefo, escribiendo en griego, señaló que el que Adán vacilara en contestar a Dios había sido evidencia de que tenía “mala conciencia.”

Para la palabra “conciencia” Josefo usó el término griego synéidesis, que significa literalmente “tener conocimiento de algo con uno mismo” o “con-ciencia.”

La conciencia de Adán había procedido de Dios; era su sentido moral interior, y estaba relacionado con su mente inteligente.

Puesto que Adán fue creado a la imagen de Dios, cuando obró en oposición a las cualidades o voluntad revelada de Dios sintió un conflicto interior.

Pero ¿qué relación tiene esto con nuestros sentimientos y acciones?

 

¿Fue transmitida la conciencia a los descendientes de Adán?

Sí, la evidencia, tanto bíblica como no bíblica, demuestra que lo fue, hasta a cada uno de nosotros hoy día.

 
Note el relato histórico de lo que sucedió en el caso de José más de dos mil años después del pecado de Adán.

José era esclavo en la casa de Potifar, un oficial de la corte egipcia.

Tentada quizás por la belleza masculina de José, la esposa de Potifar trató de seducirlo.

Puesto que solo era un esclavo, José fácilmente pudo haberse sentido obligado a obedecerla, posiblemente con la esperanza de mejorar su posición.

Sin embargo, José rechazó rotundamente los requerimientos amorosos inmorales de ella y dijo:

“¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”

Génesis capítulo 39:1-9

¿Qué movió a José a ver el adulterio como un pecado contra Dios?

 
Él no respondió de esa manera debido a una ley escrita de Dios que prohibiera el adulterio, como la que solo más tarde apareció en los Diez Mandamientos.

Éxodo capítulo 20:14.

 
Y aquí José estaba en Egipto, lejos de toda presión de familia o reglas patriarcales.

Claramente la conciencia de José estuvo envuelta en esto.

El adulterio violaba su sentido moral. Probablemente podía “sentir” que era incorrecto tomar lo que no le pertenecía, la esposa de otro hombre.

Y este sentimiento pudo haberse fortalecido por haber reflexionado él en el hecho de que un hombre y su esposa son “una sola carne,” un hecho con el cual Adán estaba bien familiarizado.

Génesis capítulo 2:24; Mateo capítulo 19:4, 5

También, habría oído de las experiencias de Abrahán e Isaac, que no mostraban aprobación del adulterio.  

Por consiguiente, aun sin una ley contra el adulterio la conciencia de José podía moverlo a rechazarlo.

 
Pero si Adán transmitió a sus descendientes un grado de conciencia, ¿no debería haber percibido la esposa de Potifar, también,

que el adulterio era incorrecto?


Sí, aunque obviamente ella dejó que la pasión la controlara.

Los egipcios, junto con la gente por toda la Tierra, comprendían que el adulterio era una grave ofensa moral.

Sus más antiguos textos religiosos asociaban el Juicio Final con poner el “corazón” en la balanza.


¿Y en cuanto a qué se juzgaba a uno?

El antiguo “Libro de los Muertos” egipcio representa a los difuntos declarando su inocencia, diciendo:

‘No he robado. No he matado hombres. No he mentido. No he contaminado a la esposa de ningún hombre.’

Por eso, la conciencia debe haberlos llevado a percibir lo incorrecto del adulterio.

 

Introduciendo la conciencia en el cuadro, el historiador Flavio Josefo escribió más tarde que José instó a la esposa de Potifar a evitar una concupiscencia que traería remordimiento y sufrimiento, y a más bien ser fiel a su esposo y disfrutar de “una buena conciencia.”

 Además, encontramos descripciones, tanto bíblicas como no bíblicas, que son ilustración de una conciencia en funcionamiento.

 

En una ocasión el rey David de Israel hizo que se tomara un censo de la nación.

La Biblia describe cómo afectó a David el comprender que había pecado.

Mostrando la conciencia en operación, la Biblia dice que el “corazón de David empezó a darle golpes.”


Un efecto similar de una conciencia herida se menciona en una tablilla cuneiforme antigua que da la oración de un babilonio que había pecado.

Imploraba a su dios que escuchara “a causa de su pecho, que se queja como una flauta resonante.”


 Todo esto muestra que tenemos una conciencia debido a haber heredado de Adán inteligencia y un sentido moral.

 

Así, hasta naciones que no sabían nada de la ley mosaica, dada por Dios, prohibían cosas como hurtar, mentir y cometer incesto, asesinato y adulterio.

Sí, aunque “no tienen ley,” ellas “hacen por naturaleza las cosas de la ley.”

El apóstol Pablo puso de relieve la base que había para las normas morales de ellas, diciendo: “su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.”

Carta del apóstol Pablo a los Romanos capítulo 2:14, 15.

 

 Tan universal es la facultad de la conciencia dada por Dios que una enciclopedia declara:

“Todavía no se ha encontrado una cultura en la cual no se reconozca la conciencia como realidad.”

Y concerniente a los individuos que aparentemente “no tienen conciencia,” el Dr. Geoffrey Stephenson escribió:

“Eso era y todavía es considerado por algunos como una forma genuina de locura o psicosis.”—

Compare en la Biblia con Tito capítulo 1:15.

 

LA CONCIENCIA... SU OPERACIÓN Y ENTRENAMIENTO

 Por consiguiente, ¿podemos simplemente ‘hacer por naturaleza las cosas de la ley’?


Nooo, se necesita más.


El simplemente entender la fuente verdadera de la conciencia y por qué tenemos esa facultad no nos asegura que nos estamos beneficiando plenamente de ella.

Recuerde que los egipcios de la antigüedad tenían ciertas normas morales que manifestaban los efectos de la conciencia.

Pero ¿fue suficiente aquello en sí?

¿Los protegió solo aquello de toda cosa impropia?

Su repugnante adoración de animales, en la cual se rendía “servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó,”

Demuestra que no bastaba con simplemente tener un grado de conciencia.

Carta a los Romanos capítulo 1:20-25


Por consiguiente, es necesario que sepamos más que solo que tenemos una conciencia.

Debemos saber cómo funciona, cómo puede ser entrenada y lo que Dios dice acerca de usarla en la vida cotidiana.


 Los ejemplos bíblicos que hemos considerado ilustran dos maneras esenciales en las cuales su conciencia puede y debe funcionar.

Es probable que el dirigir la atención al pasado de uno y juzgar lo moral que hayan sido sus actos en el pasado sea la operación de la conciencia en que más comúnmente se piense.

Notamos esta función en el caso del pecado de Adán y en la experiencia de David después que éste hubo obrado incorrectamente. La conciencia de éstos los hirió.

¿No ha sentido usted que su conciencia funciona de este modo?

Esta voz interior de la conciencia que aflige a los que han hecho lo malo puede ser tan insistente que éstos tomen acción drástica para limpiar su conciencia o quizás se vean afligidos por su conciencia por años.

 

Sin embargo, un efecto mucho más importante de esta operación de la conciencia es que puede mover a uno al arrepentimiento piadoso. David escribió:

“Cuando me quedé callado se gastaron mis huesos debido a mi gemir todo el día. Por fin te confesé mi pecado, y no encubrí mi error.

Dije: ‘Haré confesión acerca de mis transgresiones a Jehová.’ Y tú mismo perdonaste el error de mis pecados.” (Sal. 32:3, 5)

Por consiguiente, la conciencia de usted en funcionamiento puede hacer que regrese a Dios, pues le ayuda a reconocer que es necesario tener el perdón de él y seguir Sus caminos en el futuro.

—Sal. 51:1-4, 9, 13-15.

 
La otra función de la conciencia es la de funcionar por anticipado para guiar y aconsejar al que tiene que hacer una selección moral o tomar una decisión moral.

El conferenciante Eric D’Arcy comentó: “En los escritores paganos la conciencia no aparecía en la escena sino hasta después que se ejecutaba la acción, y su papel era meramente judicial; pero en [la Biblia], a la conciencia se le atribuye una función legislativa.”

Fue este aspecto de la conciencia lo que hizo que José pudiera percibir de antemano que no debía cometer adulterio.

Siguió su conciencia al rechazar un derrotero que estaba contra su sentido moral.

¿Ha funcionado la conciencia de usted de este modo?

¿Le está ayudando como debería ayudarle?


Para que la conciencia nos guíe y beneficie, es necesario dar atención y entrenamiento a esas dos funciones de ella.

El hecho de que ninguno de los dos aspectos puede ser pasado por alto o reprimido se ve claramente por lo que sucede cuando se ha hecho eso.

Normalmente, como resultado de que la persona ha heredado de Adán la conciencia, ésta pudiera remorderle o indicarle que es incorrecto mentir o hurtar.

Esto es similar a la señal que uno recibe cuando su mano se acerca a una llama; sus receptores sensorios intraconstruidos lo ponen a uno sobre aviso en cuanto al peligro y uno puede alejar del fuego la mano.

Pero ¿qué hay si ya hubiera desarrollado un fuerte callo en esa parte de su mano, o quizás su mano tuviera una gran porción cicatrizada debido a una quemada previa?

En ese caso sus sentidos pudieran estar bloqueados; debido al tejido encallecido o cicatrizado la zona sería insensible, no podría responder.

De igual manera la conciencia pudiera ser amortiguada si se le pasara por alto o reprimiera repetidas veces.

El apóstol Pablo escribió acerca de hombres “cuya conciencia ya no siente nada, como si se la hubieran quemado con un hierro caliente.” (1 Tim. 4:2, Versión Popular)

Esos hombres, sin remordimiento de conciencia, podrían mentir, obrar con hipocresía o extraviar intencionalmente a los cristianos, como dijo Pablo.

 En consecuencia, una conciencia que ha sido pasada por alto o reprimida no solo ya no causa dolor a la persona después que ha cometido lo malo, sino que no suministra guía confiable de antemano.

Una descripción de personas en esa situación se da en Efesios 4:19:

“Los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas.” (Biblia de Jerusalén)

Es fácil entender por qué Hitler quería poner a la gente en esa condición.

Su conciencia no los restringiría en absoluto, sino que podrían hacer cualquier cosa que se les pidiera, sin importar lo baja o vil que fuera. Ciertamente queremos evitar llegar a ser así; más bien, queremos que nuestra conciencia siga funcionando y respondiendo.

 
La Biblia es una ayuda inestimable en esto. Puesto que presenta las mayores indicaciones que tenemos en cuanto a las cualidades y caminos de Dios, puede ayudarnos a llegar a estar en armonía o sintonía con su imagen. Así, pues, el salmista cantó:

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios.

Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de rectitud.”

Mientras más aprendamos y comprendamos Sus tratos y voluntad, más fortaleceremos la influencia de la conciencia piadosa en nuestra vida.

La voz interior se hace más fuerte y más clara, así como por medio de cultivo y entrenamiento el solista consigue voz y oído más exactos y el relojero aguza su vista.

 
La Biblia contiene leyes o mandamientos claros de Dios contra ciertas graves ofensas morales, como el hurtar, mentir, cometer adulterio y asesinar.

Esos agravios se prohibían en la Ley que él dio a Israel, y las prohibiciones se repiten en el consejo de Dios para los cristianos.

Por consiguiente, hasta si por la crianza o experiencia de una persona en la vida su conciencia hubiera sido amortiguada a cualquiera de estos pecados, por la Biblia le sería fácil ver que son incorrectos.

No habría base para decir: ‘Pero mi conciencia no me molestó; no me pareció que fuera incorrecto.’ Además, esas leyes darían lugar a que los responsables de la congregación cristiana procedieran a fin de proteger de todo practicante de pecado a los miembros de ésta. Sería expulsado o cortado del compañerismo.—1 Cor. 5:11-13.

 Pero además de leyes contra agravios crasos, las Escrituras contienen muchos principios de conducta que reflejan la personalidad, caminos y normas de Dios. Estas son indicaciones amplias de cómo podemos ser a su imagen. Aunque se pudieran citar numerosos ejemplos de principios bíblicos, note las indicaciones claras de que Dios es justo e imparcial. Ante todo, se nos dice eso directamente. (Deu. 32:4; Job 34:10, 12; Hech. 10:34, 35) Y esto se respalda con ejemplos que muestran que Dios desplegó esas cualidades. Por ejemplo, cuando un rey ungido de Israel pecaba y obraba injustamente para con algunos de sus súbditos, Jehová claramente mostraba lo incorrecto del derrotero de éste. Y, en armonía con la propia justicia de Dios, no eximía de castigo ni siquiera al rey. (2 Sam., caps. 11, 12) Al impresionar en nuestro corazón y mente esos principios de conducta e indicaciones de la personalidad de Dios, fortificamos nuestra conciencia para que obre de manera confiable. Por consiguiente leemos: “En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.”—Pro. 3:6; Sal. 16:8.

 Habiendo aprendido que Dios es justo e imparcial, ¿no tendría usted una conciencia más sensible al despliegue de injusticia o parcialidad para con otros? Quizás a usted se le hubiera criado con prejuicio contra individuos de ciertos antecedentes, y por eso no le molestara el discriminar contra ellos. Si usted solía atender clientes en una tienda, probablemente tendía a pasar por alto a éstos o tratarlos con menos atención o bondad. Pero entonces usted aprendió por la Biblia la justicia de Dios y que él insta a los que quieren tener su aprobación a desplegar justicia e imparcialidad. (Miq. 6:8; Pro. 24:23) Y llegó a comprender que todas las criaturas humanas son de los mismos padres humanos originales, Adán y Eva. (Hech. 17:26; Gén. 3:20) Ante una situación similar a otra del pasado en la cual usted habría obrado injustamente, la “voz” de su conciencia le insta ahora a obrar con justicia e imparcialidad. Además, si usted prosiguiera y obrara con su prejuicio anterior, probablemente su conciencia lo afligiría después de eso. Sería como si oyera desde lo interior una voz que lo condenara por haber seguido un derrotero que usted sabía que era incorrecto. De modo que usted puede ver que su conciencia ha recibido entrenamiento, ha sido aguzada, se ha hecho más sensible. Ahora suministra mejor guía para usted; lo acerca más a la imagen de Dios.

 Como se ha mencionado, hoy nos enfrentamos a extenso cambio y derrumbe en lo moral. Esto hace cada vez más difícil la tarea para los que quieren cooperar con la voz de su conciencia. Además, ¿no parece que la vida se está haciendo cada vez más complicada? ¡Parecen tantos los factores que hay que considerar al tomar una decisión! El juez Felix Frankfurter, del Tribunal Supremo de los EE. UU., hizo el siguiente comentario en cierta ocasión: “Difícilmente hay una cuestión de verdadera dificultad delante del Tribunal que no envuelva más de un llamado principio. Cualquiera puede decidir una cuestión si solo hay un principio individual en controversia.”

 Sin embargo, mientras más amplio sea nuestro conocimiento de los principios divinos que se hallan en la Biblia, mejor podremos pesar los asuntos y decidir. Al enfrentarnos a una cuestión o decisión, podemos meditar en los principios bíblicos que parecen aplicar. Dependiendo de la naturaleza del asunto, pudiera tratarse de principios como los siguientes: respete la jefatura (Col. 3:18, 20); sea honrado en todas las cosas (Heb. 13:18); odie lo que es malo (Sal. 97:10); siga tras lo que contribuye a la paz (Rom. 14:19); obedezca a las autoridades gubernamentales (Rom. 13:1; Mat. 22:21); rinda devoción exclusiva a Dios (Mat. 4:10); evite las malas asociaciones (1 Cor. 15:33); no haga tropezar a otros (Fili. 1:9, 10). Aunque los principios mismos nos ayudan, si aumentamos nuestro conocimiento y aprecio de los principios y caminos de Dios la voz de nuestra conciencia será más confiable. Pablo dijo que la conciencia de él era ‘dadora de testimonio.’ (Rom. 9:1) La nuestra también lo será. Los aguijonazos de nuestra conciencia que ha sido entrenada por la Palabra de Dios nos ayudarán a reflejar la personalidad y cualidades de Dios en nuestras decisiones.

 Así, pues, todos tenemos disponible para nuestra guía un grado de conciencia, que suministró Dios. Pero si aumentamos nuestro conocimiento de las cualidades y principios de Dios, nuestra conciencia puede hacérsenos aun más valiosa en lo que se refiere a guiar nuestros pasos y tomar decisiones.

Beneficiándose de la conciencia que Dios le ha dado


“La ley de su Dios está en su corazón; sus pasos no titubearán.”—Salmo 37:31.


AUNQUE Dios no ha dado a los cristianos un extenso código de leyes, nos ha provisto algunas leyes, o reglas directas, y muchos principios para que los apliquemos de acuerdo con nuestra fe y nuestra conciencia. Pero una cosa es tener conciencia, y otra es beneficiarnos plenamente de ella. Muchas personas opinan: ‘Si algo no le causa perturbación a mi conciencia, está bien.’ ¿Es correcta esta forma de pensar?

 La Biblia muestra que, debido a nuestra carne pecaminosa, nuestra conciencia puede darnos mala dirección, causarnos extravío; puede que sea débil, que haya recibido guía equivocada, o que esté contaminada. Podemos comprender mejor lo peligroso que es el punto de vista: “Deje que su conciencia sea su guía” si consideramos a los habitantes de Creta del primer siglo, a quienes se conocía como “mentirosos, bestias salvajes perjudiciales, glotones desocupados.”—Tito 1:10-12.

Al igual que todos los pueblos, los cretenses tenían conciencia innata. Pero no estaban beneficiándose de ésta. Al escribir a Tito, quien se hallaba en Creta, el apóstol Pablo dijo: “Todas las cosas les son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia.” (Tito 1:15; Romanos 2:14, 15) La mayoría de los cretenses tenían una conciencia insensible que no les ayudaba a hacer lo que era moral o limpio. (1 Timoteo 4:2) ‘Nada era limpio’ para muchos cretenses. ¿A qué se debía eso? Con conciencia contaminada, ellos veían cada situación como una oportunidad para hacer lo que era inicuo. Quizás hayan dicho: ‘Mi conciencia no se siente perturbada por eso.’ ¡Pero debería haberse perturbado! Sin embargo, algunos judíos o prosélitos cretenses habían estado en Jerusalén para la celebración del Pentecostés de 33 E.C. El conocimiento espiritual de ellos les habría ayudado a no ser mentirosos, injuriadores ni glotones. Y a los que aceptaron a Jesús se les ayudó adicionalmente, mediante la enseñanza que provino de él, a tener una buena conciencia, una que funcionara bien.—Hechos 2:5, 11; Tito 1:5; 2:2-5; 3:3-7.

 No obstante, la conciencia puede hacer que hasta alguien que esté en contacto con la Palabra de Dios y desee hacer lo correcto se extravíe. Saulo, o Pablo, estaba familiarizado con las Escrituras y rendía adoración celosa de acuerdo con la Ley. Sin embargo, no se mantuvo al paso con el desarrollo progresivo de la voluntad de Dios. Después que el Mesías llegó, predicó y murió en cumplimiento de las profecías, Pablo continuó practicando el judaísmo farisaico. Su conciencia no le impidió que ‘persiguiera a la congregación’ y ‘estuviera respirando amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor.’—Filipenses 3:4-6; Hechos 9:1, 2.

 Estos ejemplos muestran que nuestra conciencia puede darnos mala guía. Puesto que nos encaramos a muchas decisiones que no están abarcadas por leyes bíblicas específicas, sino que son asuntos de conciencia, es necesario que sepamos cómo podemos entrenar nuestra conciencia y beneficiarnos de ella al grado más pleno. Consideremos tres áreas al respecto.

¿Qué indica la Palabra de Dios?

 La Palabra de Dios, que es perfecta, contiene mucha información que puede comunicarnos esclarecimiento en cuanto a la manera de pensar de Dios, o sus principios, y educar nuestra conciencia. Como ya se ha dicho, José no tenía una ley de Dios en forma escrita en contra del adulterio. Pero la conciencia de José había sido educada correctamente. Sin duda él había razonado sobre el hecho de que el propósito de Dios era que el esposo y la esposa (”los dos”) fueran una sola carne, sin la intrusión de una tercera persona con intenciones adulterinas. Y José ciertamente estaba enterado de la experiencia en que estuvo envuelto el amigo de Dios, Abrahán, la cual indicó la posición que toma Dios en cuanto al adulterio.—Mateo 19:5; Génesis 2:24; 20:1-18.

 Nosotros podemos beneficiarnos de manera similar. Por ejemplo, quizás nos encaremos a la decisión de aceptar una invitación para comer o hablar sobre negocios con alguien de nacionalidad, raza o antecedentes diferentes a los nuestros. Esto es algo que requiere una decisión personal. Pero si hemos absorbido de la Biblia la actitud de imparcialidad y ecuanimidad de Dios, nuestra conciencia educada contrarrestará cualquier prejuicio en medio del cual se nos haya criado. Obraremos en armonía con este entendimiento. (Hechos 10:34, 35; Santiago 2:1-4) Así, los principios bíblicos pueden ser una ayuda para nosotros también.

 Cuando tenemos que decidir algún asunto a fin de ‘tener una buena conciencia,’ debemos enterarnos de lo que Jehová dice respecto al asunto, puesto que esto puede tener efecto en nuestra conciencia y en la decisión que tomemos, y debe tenerlo. (1 Pedro 3:16) Además de buscar leyes específicas, debemos interesarnos en saber si hay principios bíblicos relacionados con el asunto. ¿Hizo o dijo algo Jesús que indicara el modo de pensar de él tocante a una decisión de esa índole? Podemos buscar información en las ayudas para el estudio de la Biblia que consideren el asunto. Y podemos consultar con compañeros cristianos que puedan ayudarnos a hallar principios bíblicos relacionados con el asunto. Por supuesto, no debemos dar este paso con la idea de que ellos lleven nuestra responsabilidad, ni debemos preguntar: ‘Si a usted le correspondiera decidirlo, ¿qué haría?’—Gálatas 6:5.

 En situaciones en que hay que tomar una decisión personal, los cristianos sinceros deben seguir un proceder que los deje con una conciencia limpia y tranquila delante de Dios. Debe ser su intenso anhelo poder decir: “Da testimonio nuestra conciencia ... que con santidad y sinceridad piadosa ... nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.” (2 Corintios 1:12) La profundidad del amor del cristiano a Jehová y Sus principios se puede evidenciar por las decisiones que toma en asuntos de conciencia.

¿Cómo afectará a otras personas?

Puesto que los cristianos quieren que su conciencia los mueva a imitar a Dios, el interés amoroso en otras personas debe ser influencia importante en las decisiones que envuelvan la conciencia. Se sacó a relucir este aspecto cuando Pablo escribió acerca de diversos asuntos relacionados con el alimento.

 En la congregación corintia surgió preocupación tocante a carne que había sido sacrificada a ídolos. Hubiera sido idolatría el que un cristiano comiera carne de un sacrificio durante una ceremonia idolátrica. Pero Pablo explicó que no era pecado comer el sobrante de la carne que se hubiera comprado en una tienda similar a un restaurante y que estuviera conectada con algún templo, o en carnicerías públicas. (1 Corintios 8:10; 10:25; Hechos 15:29) No obstante, algunos cristianos que anteriormente habían sido adoradores de ídolos eran sensibles (tenían conciencias débiles) tocante a comer aquella carne hasta cuando se vendía públicamente sin conexión con lo religioso. Aunque sin expresar aprobación de las conciencias débiles, Pablo animó a otros cristianos a que desplegaran consideración para con aquellos hermanos. Habría sido falto de amor el hacer algo que pudiera haberlos llevado al tropiezo, o que los hubiera llevado a sentirse libres, con conciencia tranquila, para participar de nuevo en la idolatría.

 Pablo desplegó la actitud que todos necesitamos: “Si el alimento [o cualquier otra cosa] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.” Si en algún asunto que dependiera de nuestra propia conciencia, y en el que, por lo tanto, tuviéramos libertad para obrar, pasáramos por alto la conciencia de otras personas y así ‘arruináramos a nuestros hermanos por cuya causa Cristo murió,’ pudiéramos perder nuestra posición de favor delante de Dios. Pablo preguntó: “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (1 Corintios 8:3, 11-13; 10:29) Aunque uno piense que algo es ‘asunto personal de conciencia,’ si tal proceder perjudica a otras personas puede resultar en que uno reciba el juicio adverso de Jehová. Eso demuestra lo engañoso que puede ser el pensar: ‘Si es asunto que se deja a mi conciencia, está bien.’

 Considere la experiencia de un matrimonio: ellos estudiaban la Biblia, asistían a las reuniones y pensaban bautizarse. Un anciano de la congregación dijo al esposo que él había disfrutado de cierta película cinematográfica. El hombre contestó: ‘¡Qué! ¿Usted va a ver películas clasificadas R?’ El anciano trató de excusar su proceder y dijo que algunas de esas películas (que hasta el mundo considera de reputación dudosa) tienen valor si se pasan por alto los aspectos objetables. Pero parece que tal acción afectó al hombre. Después de aquello su progreso no fue tan rápido como el de su esposa. Si el anciano hubiera reflexionado en textos bíblicos tales como Colosenses 3:2-8, Efesios 5:3-5 y Mateo 7:12, éstos pudieran haber afectado su conciencia y conducta.—1 Corintios 9:22, 25-27.

 El considerar a otras personas también incluye no pedirles que aprueben algo que vaya en contra de la conciencia de ellas. Por ejemplo, los ancianos de la congregación tienen la responsabilidad respecto a permitir ceremonias nupciales en el Salón del Reino, el modo como hayan de conducirse éstas, la decoración que haya de darse al salón, y así por el estilo. Los ancianos de cierta congregación escribieron: “En una boda, todas las damas de honor caminaron por el pasillo abanicándose. La siguiente boda tenía que ser mejor que la primera, de modo que las damas, mientras caminaban por el pasillo, hacían girar unas sombrillas. La boda que siguió a aquélla tenía que ser más grande y mejor; querían tener veinte damas y veinte caballeros de honor. El salón estaba comenzando a usarse como si fuera un circo.”

 ¿Era éste ‘un asunto de conciencia,’ de decisión privada? No. Aunque las conciencias de una pareja comprometida les permitieran algo que fuera exagerado o extravagante, no se pudiera pasar por alto la conciencia de los ancianos en conjunto. Aunque los ancianos no quieren imponer sus gustos personales, se interesan sinceramente en la paz, la armonía y la espiritualidad de toda la congregación. Y con la conciencia en función deben ayudar a las personas ‘a saber comportarse en la casa de Dios, que es columna y apoyo de la verdad.’—1 Timoteo 3:15; 1 Corintios 10:31.

 Por lo tanto, cuando nos encaramos a una decisión que es ‘asunto de conciencia’ tenemos que reflexionar en (1) lo que la Palabra de Dios dice al respecto, y (2) cómo la decisión que tomemos pudiera afectar o envolver en el asunto a otras personas. Sin embargo, hay un tercer aspecto que es importante.


¿Cómo nos afectará a nosotros mismos?

 La revista Natural History de agosto de 1981 contenía un artículo sobre mensajeros de la ciudad de Nueva York que van en bicicleta y llevan paquetes y cartas urgentes a negocios de toda la ciudad. Entre los ejemplos de hombres que han emprendido esta forma de trabajo estaba el siguiente: “Donald, mensajero de 41 años de edad, puede mantener a su esposa y su hijo de 15 años de edad con lo que gana. Donald trabajaba revelando películas, pero abandonó su profesión porque, como testigo de Jehová, no podía hacer la vista gorda ante el papel que él desempeñaba en la producción de material pornográfico. Como mensajero, no solo siente que su conciencia está limpia, sino que puede terminar su trabajo a su discreción para dedicar más tiempo a hacer prosélitos.”

 Hay varios factores que tienen que considerarse al tomar decisiones relacionadas con el empleo (vea el recuadro de la página 26). Parecido a lo que sucedió en el caso de Donald, puede que un cristiano esté trabajando para una compañía que revele películas... fotografías, películas domésticas, películas de anuncios y películas cinematográficas comerciales. Gradualmente, la compañía acepta algún material pornográfico. En cierto punto la conciencia del cristiano comienza a molestarle. Quizás se dé cuenta de que se le está obligando a involucrarse en la pornografía u otra actividad ilegal. Sea porque se le identifica con una empresa que maneja material pornográfico o debido a lo que se le pide que haga, quizás comprenda que es necesario que él deje tal empleo para mantenerse “irreprensible,” lo cual es de interés especial para las personas que tienen o procuran privilegios en la congregación. Al buscar otro empleo, puede esperar con confianza que Jehová le bendecirá. (1 Timoteo 3:2, 8-10; Romanos 13:5) Sin duda hay muchos cristianos que han abandonado empleos de esa índole para no dejar que la impureza los socave. (Compare con Mateo 5:28.) Por eso, cuando nos encaremos a una decisión que envuelva nuestra conciencia, debemos preguntarnos: ‘Si hago esto, o rehúso hacerlo, ¿qué efecto tendrá ello en mí?’ Ciertamente no debemos pasar por alto nuestra conciencia y cauterizarla, lo que nos facilitaría a mayor grado el hacer lo malo en el futuro.—1 Timoteo 4:2; Judas 10; Efesios 4:18, 19.

 Al reflexionar sobre la decisión que Donald tomó según los dictados de su conciencia, debemos notar que, además de interesarse en tener una relación aprobada con Jehová, él quería proclamar su fe a mayor grado. Esto está de acuerdo con la relación que Pablo establece entre la conciencia y la fe: “El objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.”—1 Timoteo 1:5.

 Es digno de encomio el que tanto la fe de alguien como su deseo de tener una buena conciencia lo muevan a efectuar ajustes para que ‘sus pasos no titubeen’ y pueda dedicar más tiempo y atención a difundir “todo el consejo de Dios.” (Hechos 20:26, 27) Sin embargo, ¿cómo debemos considerar a otras personas cuyas circunstancias parecen permitirles dedicar más tiempo a la predicación, pero que no lo hacen? Quizás reciban un buen salario de sus empleos o negocios, y quizás parezca que ya tienen suficiente dinero como para vivir cómodamente en este sistema. Pero en vez de regocijarse como precursores en la obra de tiempo completo de hacer discípulos, continúan dando expansión a sus negocios, casas y comodidades. (Compare con Marcos 10:17-22; Lucas 12:16-21.) No nos toca a nosotros juzgar a otras personas respecto a dichos asuntos, porque “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” Más bien, que nuestra fe nos mueva, sin hipocresía, a servir plenamente a Dios para que podamos disfrutar de una buena conciencia.—Romanos 14:1-4, 10-12.

Guiados por una buena conciencia

 La conciencia cristiana que sea sensible y haya sido educada apropiadamente nos guiará a hacer lo que es bueno. Lo hizo en el caso de Pablo. El estaba tan interesado en ‘sus hermanos,’ judíos como él, que escribió: “Mi conciencia da testimonio conmigo en Espíritu Santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón.” Romanos 9:1-3.
Sí, él hizo todo lo posible por compartir las buenas nuevas del cristianismo con ellos.

Así debe ser en nuestro caso. Si comprendemos con aprecio lo valiosa que es la conciencia que Dios nos ha dado, no nos inclinaremos a pensar solo en términos de reglas.

Las reglas pueden establecer requisitos mínimos, o metas. Pero una conciencia estimulada por amor y fe probablemente exija aún más de nosotros, y nos mueva a hacer mayores sacrificios y a ser más altruistas.

De ese modo ciertamente nos beneficiaremos de nuestra conciencia. Esta nos mantendrá alejados de las cosas que pueden resultar en la desaprobación divina, y nos ayudará a hacer las cosas que El claramente aprueba. Esto es especialmente cierto a medida que nuestra conciencia nos guía a participar a mayor grado en la proclamación de las buenas nuevas. ¿Qué beneficio pudiera ser mayor que el que Pablo le mencionó a Timoteo? Dijo él: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.”—1 Timoteo 4:16

En los Estados Unidos las películas clasificadas R se consideran poco apropiadas para personas menores de diecisiete años de edad (a menos que las acompañe un padre o tutor) debido al tema o al grado de contenido sexual, de violencia o de vocabulario obsceno.

La congregación local se beneficiaría de tener más precursores. Sin embargo, muchas personas que tienen interés en la verdad y 'hambrean' en sentido espiritual viven en zonas a las que pocos hermanos pueden mudarse por no haber allí oportunidades de empleo. ¡Qué bendición es el que cristianos que están en buena posición financiera respondan favorablemente a estas llamadas por ayuda!—Hechos 16:9, 10.

¿Lo guía una conciencia cristiana sensitva?

¡QUÉ enormes cambios han hecho muchos que han llegado a ser cristianos!

Individuos de la Corinto de la antigüedad que se convirtieron al cristianismo habían sido fornicadores, idólatras, homosexuales, ladrones y borrachos. Pero al oír y aplicar la verdad de la Palabra de Dios, cambiaron y fueron “lavados.” 1a. Carta de Pablo a los  Corintios capítuo 6:9-11 

¿Sabe usted de personas que hayan efectuado cambios similares?
 Quizás, con ayuda de Dios, usted mismo haya hecho eso.

 ¡Qué excelente es el que personas a quienes conmueve el mensaje cristiano se alejen de cuadrar con la descripción de Tito 1:15: “A los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia”! Sin embargo, más que solo evitar agravios morales flagrantes, a medida que una persona aprende de las leyes y principios de Dios desarrolla una conciencia más sensitiva. ¿No se ha hecho más sensible su propia conciencia a medida que usted ha aumentado en conocimiento y aprecio de la voluntad y la personalidad de Dios? Esto es algo sumamente deseable. El tener una conciencia cristiana apropiadamente sensitiva y responder a ella puede ayudarle a conseguir el favor de Dios, puede hacerle más tranquila la vida, evitándole el dolor que a menudo reciben los que tienen una conciencia contaminada, y puede ayudarle a vivir una vida que sea ejemplo del cristianismo verdadero.—Compare con 1 Pedro 3:21.

LA CONCIENCIA... ¿CUÁN SENSITIVA?

 Sin duda, como cristianos no queremos una conciencia “contaminada” o “cauterizada,” porque una conciencia de esa clase no sería de ningún valor en ayudarnos a reflejar la imagen de Dios. (Efe. 4:19) Por otra parte, nuestra conciencia no debe hacerse sensitiva de manera exagerada o desequilibrada; en vista de que somos humanos imperfectos, eso pudiera suceder si no tenemos cuidado.

 Por ejemplo, una persona pudiera reconocer que Jehová no está respaldando las guerras de las naciones, sino que insta a su pueblo a aprender los caminos de la paz. (Isa. 2:4) Sabiendo que por lo general las naciones sostienen a sus ejércitos con el dinero de los impuestos, ¿sería equilibrado y bíblico que la conciencia de esa persona la llevara a negarse a pagar impuestos? ¿O que la llevara a pagar sus impuestos menos un porcentaje que correspondiera con lo que el gobierno gasta en su presupuesto de defensa? Aunque hay quienes han adoptado esa posición, la evidencia bíblica pesa contra una conciencia que conduzca a tal derrotero. A los cristianos se les dice claramente que paguen sus impuestos, y esto se puso en la Biblia a pesar del hecho de que el gobierno romano entonces existente sostenía un ejército enorme. Mateo 22:17-21; Romanos 13:1, 7) Por consiguiente el cristiano puede, con una conciencia limpia equilibrada por la Palabra de Dios, pagar sus impuestos, dejando a los gobiernos la responsabilidad de cómo se usa el dinero.

 Por la misma razón, este consejo bíblico debe plasmar la conciencia de la persona de modo que pague todos sus impuestos. ¿Es a eso que lo mueve la conciencia suya, o ha influido en su conciencia el predominio común de la evasión del pago de impuestos? Como ilustración, si sus circunstancias han cambiado —quizás los hijos se hayan casado y ya no vivan con usted en su casa, lo cual significa impuestos más altos para usted— ¿lo ha movido su conciencia a informar esa realidad y pagar el impuesto completo? Es verdad que pudiera haber muy poca probabilidad de que la declaración de impuestos de uno fuera revisada cuidadosamente y se detectara la realidad. Pero para el cristiano que tiene una conciencia apropiadamente sensitiva, el deseo de evitar el castigo no es la única razón para obrar apropiadamente; la conciencia también es un factor. ¿Ve usted que sea así en su caso?

 Con relación a esto Pablo escribió: “Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [contra los infractores], sino también por causa de la conciencia de ustedes.” (Rom. 13:5) Por consiguiente su conciencia sensitiva y apropiadamente equilibrada debe ser una fuerza restringente y orientadora que lleve a lo bueno. ¿Lo es? ¿Exactamente cuán sensitiva y útil es su conciencia? Consideremos unas cuantas ilustraciones que pueden ayudarnos a decidir.

CONCIENCIA Y EMPLEO

 El empleo es una zona de actividad que hace surgir muchos problemas que requieren el ejercicio de la conciencia cristiana. Algunas formas de empleo, como el de hacer ídolos, trabajar en un establecimiento de juego de azar o estar empleado por una organización religiosa de la religión falsa, violan claramente las Escrituras. De modo que los cristianos las evitan. (1 Juan 5:21; Col. 3:5; Rev. 18:2, 4, 5) Sin embargo, no todos los asuntos de empleo están tan claramente definidos. Cierto empleo pudiera estar en una “zona gris,” por decirlo así. Y a veces, aunque no haya razón para objetar al trabajo fundamental de uno, quizás de vez en cuando se le pida que haga algo de índole sospechosa. De modo que la conciencia puede verse envuelta en la situación.


 Por ejemplo, hay problemas de empleo que tienen que ver con la sangre. La Biblia declara llanamente que los siervos de Dios no deben alimentarse de sangre. (Gén. 9:3, 4; Hech. 15:19, 20) Por consiguiente, los testigos cristianos de Jehová no comen alimento que contenga sangre, como la morcilla, ni aceptan transfusiones de sangre. Pero ¿qué hay si, en su trabajo, se le pidiera que manejara sangre o productos de sangre de vez en cuando? ¿Le permitiría eso su conciencia? Un Testigo que vivía en Colorado trabajaba en un hospital de técnico médico principal haciendo análisis de diversas clases en tejido y fluido corporales. Entre las muchas cosas que se esperaba que él analizara había muestras de sangre. A veces simplemente se trataba de examinar la sangre de un paciente para determinar el nivel de azúcar o colesterol. Pero en otras ocasiones era para ver la compatibilidad con propósitos de transfusión. ¿Podía hacer eso?

 Este cristiano consideró cuidadosamente el asunto. Se podía ver que no sería correcto que un cristiano trabajara exclusivamente para un banco de sangre, donde todo estaba dedicado a un fin que era en violación de la ley de Dios. Pero ésa no era su situación; él hacía análisis de muchas clases. También, si uno fuera un doctor que fuera responsable de tomar la decisión, no podría pedir una transfusión de sangre para un paciente, así como el dueño cristiano de una tienda no podría pedir y tener en existencia ídolos o cigarrillos. Sin embargo, este técnico se dio cuenta de que con relación a la sangre simplemente estaba haciendo un análisis, tal como una enfermera pudiera haber tomado la muestra, un mensajero pudiera haberla entregado al laboratorio y otra persona pudiera administrar una transfusión u otra medicación por órdenes de un doctor. Meditó en el principio de Deuteronomio 14:21. Según ese texto el judío que hallaba el cuerpo muerto de un animal que moría de por sí podía removerlo vendiéndoselo a un extranjero que no estaba bajo las restricciones de la Ley en cuanto a carne animal no desangrada. De modo que la conciencia del técnico en aquel tiempo le permitió hacer análisis de sangre, incluso los de sangre para transfusiones a pacientes a quienes no les importaba la ley de Dios sobre la sangre.

 ¿Es así como habría respondido la conciencia de usted? Si no, por vía de consideración, pregúntese si su conciencia le permitiría como empleado traer la muestra de sangre al laboratorio para análisis. O, alejándose un paso más de la transfusión misma, ¿podría usted como conductor de un camión entregar el equipo de análisis al hospital? ¿O le permitiría su conciencia fabricar vidrio del cual quizás se produjera tal equipo? Es evidente que, razonablemente, no se puede considerar que todas estas cosas sean contribuciones directas a la violación de la ley de Dios acerca de la sangre. Pero ¿dónde “marca uno la raya”? Aquí es donde la conciencia entra en juego. Aunque el cristiano tiene que evitar cosas que inequívocamente están en pugna con la ley de Dios, se le pide que use su conciencia para resolver muchos asuntos. ¿Le serviría bien la conciencia suya en situaciones de ese tipo? ¿Es sensitiva?

 En este caso en particular, después que por muchos años el técnico efectuó análisis, su conciencia empezó a molestarle. No era como si otra persona debería decirle o pudiera decirle que lo que estaba haciendo era incorrecto. Tampoco estaba buscando que otro decidiera por él. Pero empezó a pensar: “¿Hay consistencia en hablar de amor al prójimo, y, no obstante, contribuir, en parte, a que mi prójimo quebrante la ley de Dios?” Mateo 22:39; Hech. 21:25) Comprendiendo su deber cristiano de sostener a su familia, consideró el asunto con su esposa. (1 Tim. 5:8) Juntos concordaron en que, si la conciencia de él le molestaba, sería mejor que él efectuara un cambio. Dejó su trabajo de 15.000 dólares al año y se puso a hacer trabajo de limpieza, aunque empezó ganando solo 3.600 dólares al año.

 No perdamos el punto de este ejemplo. No se relata aquí para sugerir que el cristiano no puede ser técnico médico; hay cristianos que continúan trabajando como técnicos médicos, enfermeros o enfermeras, conductores de camiones, etcétera. Se da este ejemplo para ilustrar que la conciencia puede entrar en juego en asuntos de empleo. En el caso suyo la clase de trabajo y lo que se le pide que haga quizás sean bastante diferentes. Pero todos los cristianos deben pensar en si están viviendo en tan estrecho acuerdo como sea posible con los caminos y principios de Dios. Si a su conciencia entrenada por la Palabra de Dios le causa dolor lo que se le pide, ¿la pasará usted por alto? ¿Cuánta importancia tiene para usted, realmente, tener una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres?—1 Tim. 1:5, 19.

 Por supuesto, no podemos evitar del todo los problemas de empleo, porque todavía estamos en este sistema de cosas. (1 Cor. 5:9, 10) Así, pues, usted probablemente comprenda que quizás no podrá hacer que su jefe cultive una conciencia cristiana. Es posible que él opte por hacer caso omiso de ciertas leyes, quizás exagere los méritos de sus productos o tenga en existencia ciertos artículos que usted no tendría si fuera dueño del negocio. O pudiera ser que sus compañeros de trabajo mientan en sus informes de producción o haraganeen cuando el jefe no está cerca. No obstante, usted puede y debe responder a la conciencia de usted. De modo que si ésta no le permite hacer ciertas cosas o si otros lo ridiculizan por su trabajo duro, acepte eso. El apóstol Pedro escribió: “Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada.”—1 Ped. 2:18, 19.

LAS CONCIENCIAS SENSITIVAS DIFIEREN

 Otra esfera en que pudiera verse envuelta su conciencia tiene que ver con asuntos patrióticos, como los ejercicios patrióticos en lugares públicos. ¿De qué manera hace su conciencia que reaccione usted? Esta es una pregunta apropiada, porque en este campo y otros las conciencias difieren.


 Los testigos cristianos de Jehová comprenden que muchas personas abrigan sentimientos profundos en cuanto a actos patrióticos, el más común de los cuales, probablemente, es el de saludar o prestar juramento a la bandera nacional. Como señala el libro Essays on Nationalism por Carlton Hayes: “El principal símbolo de fe y objeto central de adoración del nacionalismo es la bandera, y se han ideado curiosas formas litúrgicas para ‘saludar’ la bandera . . .” Aunque reconocen plenamente la libertad que otros tienen en estos asuntos, los testigos cristianos de Jehová, movidos por su entendimiento de la Biblia, se abstienen de estos actos.—Juan 17:16; 1 Cor. 10:14.

 Pero ¿qué derrotero le moverá a seguir su conciencia cuando se conduce un ejercicio patriótico? Por ejemplo, quizás al auditorio del que usted forme parte se le pida que se ponga de pie y salude la bandera nacional. Como cristiano usted definitivamente evitaría ejecutar todo acto de idolatría. Sin embargo, ¿le permitirá su conciencia ponerse de pie? Un cristiano en esta situación podría concluir que debería permanecer sentado, porque de ese modo personalmente se siente seguro de que no está envuelto en la ceremonia. ¿Sería a eso que lo movería la conciencia de usted? Otro cristiano en la misma circunstancia pudiera decidir ponerse de pie. Comprende que no es como si todo lo que se hubiese pedido de uno para mostrar participación plena fuera ponerse de pie. Al auditorio se le pide que se ponga de pie y salude. Quizás él recuerde que los tres hebreos evidentemente se pusieron de pie delante de la imagen erigida por Nabucodonosor, pero rehusaron inclinarse ante ella. En consecuencia, pudiera concluir que en este caso la participación plena envuelve tanto el ponerse de pie como el saludar, de modo que su propia conciencia le permite el simplemente ponerse de pie respetuosamente sin saludar.—Dan. 3:1-18.

 Como se puede ver, en el caso de dos cristianos en la misma clase de situación, la conciencia pudiera moverlos a conclusiones levemente diferentes, aunque ambos se abstienen de lo que la Biblia demuestra que es impropio. (Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21) Esa variación permitida por el funcionamiento de la conciencia no es una evidencia de confusión o falta de unidad entre cristianos. Tampoco es prueba de que definitivamente uno de los dos esté equivocado. En vez de eso, esa variación se puede considerar como un efecto esperado de conseguir y usar la conciencia cristiana.

 ¿Es esto para beneficio de uno? ¿Es el seguir uno su conciencia superior a seguir una “regla”? Sí, el estar uno anuente a entrenar su conciencia y responder a ella, en contraste con seguir un “talmud” de reglas sobre toda cuestión y variación posible que surgiera, sí lo beneficia a uno. Lo ayuda a estar más meditativamente consciente de los principios bíblicos. Y sin duda uno llega a estar mejor capacitado para pensar claramente, pues la mente recibe estímulo y es fortalecida. Un resultado provechoso de esa clase fue puesto de relieve en un estudio australiano de “creatividad” entre niños de doce años. El informe sobre esto declaró:

“En particular, un número desproporcionadamente grande de niños sumamente creativos eran Testigos de Jehová. Cuatro niños de la muestra total de 394 eran miembros de esta secta, y los cuatro mostraron elevada habilidad creativa. Tanto la muchacha que obtuvo el más elevado total de tantos en las pruebas de Torrance como la muchacha que fue el único menor, varón o hembra, incluido en el 20 por ciento superior de las cinco medidas de ejecución, eran Testigos de Jehová.”—Journal of Personality, marzo de 1973.

¿Qué explicación se ofreció por la sobresaliente creatividad de estos niños Testigos? El estudio llamó específicamente la atención al hecho de que ellos no se amoldan simplemente con pasividad a lo esperado en los ejercicios patrióticos de la escuela. Más bien, pesan los principios de la Palabra de Dios y cultivan obediencia a una conciencia cristiana sensitiva.

SENSITIVA, PERO NO SIEMPRE MÁS RESTRICTIVA

 Hemos visto que a medida que la conciencia de uno es entrenada y puesta en más estrecha armonía con los caminos y voluntad revelados de Dios, por lo general se hace más restrictiva. Ya no le permite a uno hacer ciertas cosas que hacía anteriormente, porque ahora uno las considera contrarias a los principios piadosos. Sin embargo, el entrenar uno su conciencia en armonía con la Palabra de Dios no necesariamente significa que llega a ser más restrictiva en todo. Puede ser que la conciencia apropiadamente entrenada de uno en realidad le llegue a permitir hacer algunas cosas que, antes de conocer la voluntad de Dios, le parecían inapropiadas.

 Lo que establece la diferencia en esos casos es el conocimiento exacto. Esto se ilustra en los comentarios de Pablo en cuanto a carne que se había ofrecido a un ídolo pero que más tarde se vendía en una carnicería o en una clase de restaurante relacionado con un templo de ídolos. El individuo que recientemente había abandonado la adoración pagana y se había hecho cristiano quizás evitaba aquella carne, porque deseaba evitar absolutamente todo lo que estuviera relacionado con un ídolo. Sin embargo con el tiempo podría aumentar en conocimiento y entendimiento. Pablo escribió: “Sabemos que un ídolo nada es . . . y que no hay más que un solo Dios.” (1 Cor. 8:4) Llegando a comprender esto, el cristiano pudiera discernir que la carne que se vendía públicamente no estaba contaminada o envenenada solo porque en una ocasión hubiera sido ofrecida a un no-dios. Con este conocimiento su conciencia fortalecida pudiera permitirle comprar aquella carne en una carnicería o en un restaurante público.—1 Cor. 8:10; 10:25.

 La conciencia puede tener el mismo efecto hoy día. Por ejemplo, en Ohio un joven creció con la convicción de que los cristianos no deberían tomar bebidas alcohólicas. Hasta se había memorizado las advertencias contra la borrachera y la descripción del borracho registradas en el capítulo 23 de Proverbios. En años posteriores, cuando llegó a ser siervo dedicado de Dios, su conciencia todavía no le permitía aceptar vino ni cerveza. Después oyó y consideró cuidadosamente un discurso en el cual se reseñó con exactitud lo que las Escrituras dicen en cuanto al alcohol. El discurso mostró que la Biblia indiscutiblemente condena la borrachera. (Pro. 23:20, 21; Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3) No obstante, la Biblia no prohíbe el consumo moderado de bebidas alcohólicas, así como Jesús en una ocasión hizo vino y lo bebió en ocasiones. (Gén. 14:18; Sal. 104:15; Ecl. 9:7; Juan 2:3-11; Luc. 22:17, 18) Aunque aquellos textos le eran conocidos al joven, ahora vio la conclusión equilibrada a la cual llevaban. Por eso, cuando más tarde un italiano le ofreció hospitalariamente una copita de vino, la conciencia de este cristiano le permitió aceptarla.

 ¿Ha experimentado usted un fortalecimiento y equilibrio de su conciencia como ése a medida que ha ido aumentando su conocimiento de los caminos y la Palabra de Dios? Si así es, usted probablemente también aprecia la importancia de tomar en consideración los sentimientos de la persona cuya conciencia difiera de la de usted. Este era el punto que Pablo estaba explicando al considerar la carne que había sido ofrecida a un ídolo que en realidad era “nada.” Escribió: “No obstante, no hay este conocimiento en todos.” (1 Cor. 8:4, 7) Algunos cristianos, debido a su devoción pasada a ídolos, no podían comer aquella carne con una conciencia limpia aunque se vendiera públicamente. Si un cristiano que tenía “conocimiento” y una conciencia fuerte proseguía y comía “todo,” podía arruinar a un hermano “por cuya causa Cristo murió.” De modo que Pablo declaró: “Si [esa carne] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.”—1 Cor. 8:10-13; 10:27-29.

 ¿Es así que piensa y siente usted? Por ejemplo, quizás haya algo que, según parece, está permitido por lo que usted sabe de la voluntad revelada de Dios y que su conciencia le permitiría. Pudiera ser algún aspecto de su indumentaria o acicaladura, las decoraciones que ponga en su casa o lo que haga para divertirse. Pero ¿qué hay si la conciencia de muchos otros a su alrededor los lleva a creer que esto no es apropiado para el cristiano? ¿Lo mueve su cristianismo a concluir felizmente: ‘Si esto hace tropezar a mi hermano, jamás lo haré, para no causar tropiezo a mi hermano’?

 Y es necesario considerar la conciencia de otros en otro respecto. Quizás usted se haya aficionado a cierta moda o estilo de acicaladura. Su conciencia no se perturba por ello. Pero como menor de edad o mujer casada tiene que pedir permiso a su padre o a su esposo. ¿Ha considerado usted la conciencia de éste? O si usted se interesa en un privilegio especial de servicio en la congregación cristiana, la conciencia del cuerpo de ancianos entra en el cuadro (1 Tim. 3:9) Es verdad que ellos comprenden que la acicaladura envuelve el gusto personal de cada uno. Pero si se les pide que lo recomienden a usted para servicio especial, la conciencia de ellos tiene que estar tranquila. Tienen una fuerte responsabilidad en lo que toca al buen nombre del cristianismo en la comunidad, y comprenden que los que son asignados a privilegios especiales deben ser dechados. (1 Tim. 3:2, 7, 10; 5:22) Por eso, si algo que la conciencia de usted le permite está en pugna con la conciencia de los que tienen autoridad o jefatura sobre usted, sean sus padres, su esposo o superintendentes cristianos, esté anuente a hacer los ajustes para que le puedan dar permiso o hagan una recomendación con una “buena conciencia.”

CULTIVE UNA CONCIENCIA SENSITIVA

 El desarrollar y seguir una conciencia apropiadamente sensitiva requiere atención constante. ¡Es tan fácil que influyan indebidamente en nosotros los del mundo que nos rodea, cuya conciencia es demasiado indulgente, o está embotada o hasta contaminada! (Tito 1:15) Surgirán muchos asuntos que usted tendrá que resolver en armonía con su propia conciencia. Si ha trabajado para cultivar una conciencia cristiana sensitiva, eso le ayudará. Esté dispuesto a escuchar cuidadosamente la voz de su conciencia, sin creer que si “es asunto de su conciencia” no importa lo que usted haga. Sí importa. La decisión que tome puede afectar su entero punto de vista en cuanto a la vida, su reputación de cristiano, su espiritualidad y, lo que es más importante, su relación con Jehová Dios.

 En un asunto de seria importancia, pero que todavía sea asunto de su conciencia, no titubee en hablar con cristianos maduros, como los ancianos de la congregación. Por supuesto, ellos no pueden decidir por usted. (Un cristiano sincero, cuando inquirió acerca de cierto asunto de familia, preguntó: “¿Está esto en contra de la conciencia cristiana?”) No, un anciano no podrá decirle cómo debe responder su conciencia, pero quizás pueda compartir con usted consejo bíblico equilibrado que usted pueda evaluar. Y si la conciencia de usted ha sido plasmada por los caminos y personalidad de Jehová y responde a Sus principios, esto le ayudará a enderezar su camino. (Sal. 25:4, 5) Su conciencia sensitiva ayudará a guiarlo.

 Verdaderamente hay satisfacción en tener y poder usar la facultad de conciencia que Dios nos ha dado. Es una bendición. Cuando se le mantiene apropiadamente sensitiva, equilibrada por la Palabra de Dios, puede ayudar a uno a andar sabiamente delante de Dios y de los hombres. 2a. Carta de Pablo a los Corintios 4:2.

Puede servir de dadora de testimonio de que uno se está comportando de una manera que probablemente tenga la aprobación eterna de Jehová.—2 Cor. 1:12.

Recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios”

EL QUE uno tenga la facultad de conciencia no basta. Esta no es en sí una guía segura en la vida. Esto se debe a que forma parte de nosotros, estando estrechamente enlazada a nuestro corazón y es afectada por la acción recíproca tanto del corazón como de la mente. De modo que en armonía con lo que nosotros mismos somos, lo que tenemos en nuestro corazón y mente, la voz de este “dador de testimonio” será apagada o clara, su testimonio será sólido, confiable y verdadero, o defectuoso, engañoso, hasta absolutamente falso.

El Señor Cristo Jesús, por ejemplo, advirtió a sus discípulos que “viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.”
Juan 16:2

Saulo de Tarso fue uno de éstos. En su celo por lo que creía a conciencia que estaba bien, Saulo ‘cometió muchos actos de oposición contra el nombre del Sñor Jesús,’ persiguiendo a los discípulos y ‘cuando habían de ser ejecutados, él echaba su voto contra ellos.’ Hechos de los apóstoles capítulo 26 versos 9, 10; compare con Gálatas 1:13, 14.
Sin embargo más tarde, cuando él mismo sufrió persecución como el apóstol cristiano Pablo, pudo decir en el tribunal: “Me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día.” Hechos capítulo 23:1 Aunque procedió con conciencia “limpia” al tiempo de pelear contra el cristianismo, el testimonio de su conciencia había sido defectuoso, desastrosamente falso y lo había llevado a pelear contra Dios. ¿Qué había pasado?


NECESIDAD DE CONOCIMIENTO Y ESPÍRITU SANTO DE DIOS

 “Era ignorante y obré con falta de fe,” contesta Pablo. 1a Carta a Timoteo capítulo 1:13.

Si nuestra conciencia habrá de ayudarnos en el camino a la vida eterna, es preciso que estudiemos diligentemente la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. ¿Por qué? Porque por medio del conocimiento de la Biblia y por la aplicación de él en nuestra vida podemos llegar a conocer a Jehová Dios, conocer su personalidad, caminos y propósitos.

Sin una visión clara de Él no es posible que reflejamos sus cualidades y normas, y la voz de nuestra conciencia será borrosa, indistinta y confusa.

También es preciso que busquemos continuamente el espíritu de Jehová Dios, orando incesantemente por él. El apóstol dijo que su conciencia ‘daba testimonio con él en espíritu santo,’ y es por el espíritu de Dios que funciona en nuestra mente y corazón esclarecidos y entrenados en las Escrituras que podemos estar seguros de que es correcto el testimonio que da el dador de testimonio dentro de nosotros. (Rom. 9:1) Podemos ilustrar esto con un niño que ha sido criado por un padre amoroso, un padre que cuidadosamente ha inculcado en su hijo ciertos principios y normas, no solo por palabra, sino también por ejemplo. Ahora supongamos que, en una ocasión cuando el niño esté ausente de su padre, alguien trate de hacer que el niño participe en un acto contrario a los principios de su padre. Quizás el mismísimo acto que se sugiere nunca fue mencionado por el padre del niño. La persona que tienta al niño a ejecutar el acto quizás hasta diga: “¿Te dijo tu padre específicamente alguna vez que no podías hacer esto?” Quizás la respuesta sea: “No, no me lo dijo.” Y sin embargo puede que el niño rechace la proposición, diciendo: “Aunque mi padre nunca lo haya mencionado, sé de seguro que él no querría que yo lo hiciera... ¡sé que no le gustaría!” Hasta sin mandato específico, el niño sabe qué hacer. ¿Por qué? Porque tiene el espíritu de su padre, conoce la actitud de su padre en el asunto. De maneras similares podemos llegar a conocer la actitud de Jehová con la ayuda de su Palabra y la de su Hijo y por el Espíritu Santo.—Compare con 1 Corintios 2:16; también con el ejemplo del “espíritu” de Pablo que guió a la congregación de Corinto, como se registra en 1 Corintios 5:3-5.

 De la persona conducida por el espíritu de Dios, dice el apóstol: “Si están siendo conducidos por espíritu, no están bajo ley . . . el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.” Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 5 versos 18, 22, 23) ¿De qué manera es que “no están bajo ley”?

Cristo Jesús mostró que el entero código de la Ley dado a Israel dependía de dos mandatos básicos: Amor a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas de uno y amor al prójimo como a uno mismo. Mateo 22 versos 36-40

El apóstol Pablo también dice que las leyes contra el adulterio, asesinato, hurto, codicia, “y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:9, 10) ¿Estamos gobernados por ese amor a Dios y al prójimo, y tenemos conocimiento exacto de la Palabra de Dios y fe fuerte? Entonces hasta sin un extenso código de reglamentos, reglas y restricciones, podemos permanecer en la senda de la justicia, porque tenemos la ley de Dios ‘escrita en nuestros corazones.’ Hebreos 10:16

“Ley” significa, básicamente, una ‘regla de conducta.’

Todo lo que aprendemos acerca de Dios, tanto por estudio como por sus tratos con nosotros, llega a ser nuestra regla de conducta o “ley.” Cuando esto es así, entonces nuestra conciencia da testimonio bueno y confiable para guiarnos.

CONCIENCIAS DÉBILES Y FUERTES

 Pero aun en el caso de cristianos bautizados, no siempre sucede así. Algunos tienen conciencias ‘fuertes,’ otros tienen conciencias ‘débiles,’ como se ve en la primera carta de Pablo a la congregación de Corinto. En esa ciudad, la carne que los corintios paganos habían ofrecido a un ídolo comúnmente se vendía en las carnicerías de la ciudad. La conciencia de algunos cristianos no les permitía comer esta carne sin sentir culpa. ¿Era correcto este testimonio de su conciencia? Si no, ¿por qué no?

 A esos cristianos les faltaba conocimiento exacto y discernimiento de los principios justos. Pablo explicó que los ídolos paganos realmente no eran “nada” puesto que “no hay más que un solo Dios,” el Creador. Por lo tanto la carne realmente no podía llegar a pertenecerle al ídolo puesto que éste no tenía ninguna genuina existencia viviente y por consiguiente ningún poder para recibir o poseer esa carne. La carne permanecía bajo la tenencia de Aquel que legítimamente ‘posee la tierra y todo lo que hay en ella,’ Jehová Dios.—1 Cor. 8:1-6; compare con 10:25, 26.

 Pero otra cosa estaba haciendo que sus conciencias dieran testimonio incorrecto. Después de decir, “No obstante, no hay este conocimiento en todos,” Pablo añade, “sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, siendo débil, se contamina.” (1 Cor. 8:7) Esto muestra que nuestros antecedentes, ambiente, las costumbres, creencias y actitudes de la gente entre quienes crecimos... todos éstos también pueden afectar el testimonio de nuestra conciencia. Muchos corintios habían practicado la adoración de ídolos antes de llegar a ser cristianos. Evidentemente por la fuerza del hábito todavía sentían cierta conciencia de adoración asociada con la carne que había sido ofrecida en sacrificio idolátrico. Por eso, el que ellos comieran, como dijo Pablo, ‘contaminaría su conciencia.’ Con el tiempo, el conocimiento podría tener un efecto saludable, esclarecedor sobre su conciencia, ‘reajustando’ su punto de vista, ayudándoles a vencer sus anteriores prejuicios, temores, creencias y puntos de vista.—2 Cor. 13:11.

‘NO DEBEMOS ESTAR AGRADÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS’

 Pero en el ínterin, ¿qué debían hacer los cristianos cuyas conciencias no eran débiles, que tenían conocimiento de los principios correctos y el punto de vista correcto del asunto? ¿Deberían dar poca importancia a las dudas de los que tenían una conciencia débil? ¿Deberían seguir adelante y hacer cuanto les permitiera su conciencia sin preocuparse por las conciencias débiles de otros, asumiendo que su propia intrepidez en el asunto serviría para fortalecer las conciencias débiles de los otros? Pablo dice que el amor debe dictarnos, pues “el conocimiento hincha, pero el amor edifica” a los que lo muestran. (1 Cor. 8:1) Deben tener cuidado, no sea que el ejercer su “autoridad” o derecho (de comer esa carne por no tener ya una conexión con adoración) “venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.” Sí, si comían carne que sabían que había sido sacrificada esto podría tener el efecto de ‘edificar’ la conciencia de los débiles, edificándolos, no de una manera sana, sino haciendo que su conciencia oscilara al extremo contrario. ¿Cuál? El de realmente comer carne en ceremonia religiosa conectada con idolatría, o por lo menos comiéndola a pesar de estar conscientes de la adoración. El cuerpo gobernante de la congregación cristiana había condenado esto, por guía del espíritu santo.—1 Cor. 8:9, 10; Hech. 15:28, 29.
 Aunque la conciencia de una persona sea sumamente restrictiva, nadie debe atreverse a pasar por encima de esa conciencia o tratar de convencer a la persona con argumentos a que vaya en contra de ella. Como muestra la discusión correspondiente del apóstol en su carta a los romanos, si una persona comiera carne mientras tiene dudas en cuanto a lo correcto del acto, “ya es condenado . . . porque no come por fe.” El cristiano que obra de acuerdo con su fe tiene una conciencia limpia; pero si obra sin fe de que lo que está haciendo es correcto, entonces su conciencia no está limpia, pues, aunque le parece que el acto es contrario a la voluntad de Dios, lo hace de todas maneras.—Rom. 14:5, 14, 23.

 Una fe fuerte contribuye a una buena conciencia, a una conciencia que habla denodadamente, correctamente, no dejando de dar testimonio necesario en tiempos críticos. La fe no solo da confianza; produce lealtad a la verdad y la justicia. El cristiano que ha edificado fe fuerte por conocimiento y aplicación sincera de él, por aprecio y confianza genuinos, será leal. Aunque su conciencia le permita hacer cosas que los que tienen fe débil no hacen por tener escrúpulos contra ello, no se excusará en cuanto a hacer cosas malas.—Gál. 5:13.

 Pero el amor siempre tiene que controlar. Pablo recalca este principio regulador cuando dice: “Nosotros, pues, que somos fuertes debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.” (Rom. 15:1, 2) Mostrando cuán serio asunto es el que la persona con fe fuerte no muestre consideración a los que son débiles en asuntos de conciencia, Pablo advierte: “Si por causa de alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con el amor. No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.” “Cuando ustedes pecan así contra sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, están pecando contra Cristo.” (Rom. 14:15; 1 Cor. 8:11, 12) Lo que se dice acerca del comer y el beber puede decirse acerca de asuntos de vestir, diversión, empleo y toda otra faceta del vivir humano.—Rom. 14:21.

 Tal como es incorrecto que el que tiene fe fuerte menosprecie a los que son excesivamente escrupulosos o trate de sobreimponer su conciencia a la de ellos, así también es incorrecto que el escrupuloso juzgue o censure a los que ejercen libertad cristiana. “Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios,” dice Pablo, y entonces “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (Rom. 14:3-12; 1 Cor. 10:29, 30) Sin embargo, aunque está convencido de ciertos ‘derechos’ o “autoridad” sobre la base de la Palabra de Dios, el cristiano guiado por amor no ‘busca sus propios intereses,’ insistiendo en sus derechos y agradándose a sí mismo a la vez que perjudica a otros, sino que imita a Cristo, que “no se agradó a sí mismo” de manera egoísta, inconsiderada.—1 Cor. 8:9; 13:4, 5; Rom. 15:3.


CONCIENCIAS CONTAMINADAS

 Una cosa es tener una conciencia débil debido a falta de conocimiento. Otra cosa muy diferente es tener una conciencia contaminada debido a rechazar la verdad o proceder de una manera contraria a la conciencia de uno.

 Pablo instó a que se les mostrara consideración amorosa a los cristianos excesivamente escrupulosos de Roma y Corinto, los que manifestaban ‘debilidad de fe.’ Pero instruyó a Tito a que ‘censurara con severidad’ a hombres en Creta que no eran ‘saludables en la fe.’ ¿Por qué? Porque no eran excesivamente escrupulosos meramente por falta de conocimiento. Estos hombres estaban estableciéndose como maestros de sus puntos de vista, contradiciendo la decisión dirigida por espíritu del cuerpo gobernante sobre la circuncisión. Tanto sus mentes como sus conciencias estaban contaminadas. Sus obras manifestaban esto.—Rom. 14:1; Tito 1:9-15.

 El seguir un derrotero deliberado de error puede resultar en que la conciencia de uno llegue a estar marcada o cauterizada “como si fuera con hierro de marcar.” (1 Tim. 4:2) Algunos de éstos en el día de Pablo habían “echado a un lado” la fe y una buena conciencia y habían experimentado “naufragio” de su fe, convirtiéndose en blasfemadores de los siervos fieles de Dios y Su verdad. 1a. Carta a  Timoteo 1:19, 20 Un cristiano podría volver a ser como la gente del mundo, que están “mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios.” Debido a su ignorancia y la insensibilidad de sus corazones llegan a “estar más allá de todo sentido moral,” su conciencia los excusa en toda clase de conducta relajada, inmundicia y avaricia pero después con los años la conciencia los atormentará. Pero, como añade Pablo, “ustedes no aprendieron que el Cristo sea así.” (Efe. 4:17-20) El Hijo de Dios nos proveyó un Modelo y Dechado por el cual nuestras conciencias pueden ser entrenadas a dar testimonio correcto.

HACIENDO LLAMAMIENTO A LAS CONCIENCIAS DE OTROS

 Ciertamente debemos querer evitar el contaminar nuestras conciencias, lo cual resultaría en perjudicarnos a nosotros mismos y a otros. Debemos poder decir como el apóstol Pablo: “Da testimonio nuestra conciencia: que con santidad y sinceridad piadosa, no con sabiduría carnal, sino con la bondad inmerecida de Dios, nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.”—2 Cor. 1:12.

 Repase algunas de las maneras en que Pablo hizo llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes servía. No buscó ni prominencia, ni alabanza, ni poder sobre ellos. Ninguno de los apóstoles trabajó más duro que él, sin embargo estuvo lejos de asignarse privilegios especiales o buscar lo óptimo en comodidades materiales como si eso fuera ‘lo que le correspondía.’ Hasta de muchas maneras se abstuvo de usar sus derechos debidos.—1 Cor. 9:3-18; 15:10.

 Su actitud no fue, ‘Soy el apóstol a los gentiles nombrado por el mismo Hijo de Dios de modo que no me interesa lo que piense cualquiera. Lo que yo hago es entre mí y Dios. Sé que estoy en lo correcto; por eso que los otros lo acepten y no lo pongan en tela de juicio.’ Teniendo autoridad, no era autoritario. En vez de sacar a luz una poderosa personalidad para persuadir, hizo llamamiento a las conciencias de la gente con amor. Él recuerda a los de Tesalónica que él y sus compañeros fueron ‘amables como una madre que cría,’ impartiendo con tierno cariño “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.” Él y sus asociados laboraron voluntariamente en trabajo seglar noche y día para no imponer una carga costosa a otros. Así, dice él, los tesalonicenses llegaron a ser “testigos, Dios también lo es, de cuán leales y justos e intachables demostramos ser.” (1 Tes. 2:5-10)

Aunque confiaba en que su corazón estaba manifiesto ante Dios, Pablo dijo a los de Corinto: “Espero que también hayamos sido puestos de manifiesto a las conciencias de ustedes.”—
2a. a los Corintios 5:10-12.

 En esta misma carta a ls corintios, Pablo expresa que él y sus compañeros habían “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por medio de poner de manifiesto la verdad recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios.” Junto con una conciencia limpia para con Dios y nuestros hermanos, como cristianos también debemos tratar de tener una conciencia limpia para con “toda conciencia humana,” incluso los del mundo de la humanidad. (2 Cor. 4:2) ¿Estamos haciendo esto?

 Nunca debemos dudar de que el progreso y éxito de la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios dependen mucho de que nos ‘recomendemos a toda conciencia humana’ manteniendo una buena conciencia nosotros mismos, tanto en la congregación como individualmente. No basta con predicar y enseñar verdades bíblicas a otros. Junto con esto —de hecho, como parte de nuestra predicación y enseñanza— tenemos que hacer llamamiento a sus conciencias. No pueden ver nuestros corazones como Dios puede verlos, pero podemos esforzarnos por manifestar lo que está en nuestro corazón... nuestra sinceridad, nuestra honradez, nuestro motivo puro, nuestro amor altruista. Sin embargo, ¿podemos hacer esto si nosotros mismos no practicamos lo que predicamos?

 ¿Cuán interesados estamos en el bienestar eterno de los que nos rodean, no solo nuestras familias y nuestros hermanos espirituales, sino también nuestro prójimo, nuestros vecinos y conciudadanos? Pablo escribió: “Digo la verdad en Cristo; no miento, puesto que mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón . . . a favor de mis hermanos, mis parientes según la carne, que, como tales, son israelitas.” (Rom. 9:1-4) Él mostró su interés esforzándose por mantener una conducta que hiciera llamamiento a la conciencia de ellos, esforzándose para nunca ser innecesariamente repugnante a la conciencia de los judíos. (Compare con Romanos 10:1; 1 Corintios 9:20.) ¿Cuán profundo es nuestro deseo de ayudar a los de nuestra nación a conseguir la vida? ¿Cuánto esfuerzo estamos dispuestos a hacer para evitar el ser ‘causas de tropiezo a otros’?—1 Cor. 10:32, 33.

El interés de mantener una buena conciencia ante Dios y todos los hombres ha hecho que muchos siervos de Dios de tiempos modernos efectúen grandes cambios en su vida... en su conducta y habla cotidianas, sus actitudes y trato de otros, su empleo y prácticas comerciales. Están ‘ejercitándose continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) ¿Está usted haciendo esto? ¿Cuáles son algunas de las cosas que hacen surgir cuestiones de conciencia para los siervos de Dios hoy día? Cuando un llamamiento a las conciencias de otros requiere ciertos cambios, ¿necesitan alguna ley o mandato o reglamento específico que los haga efectuar estos cambios? 

Entrenando nuestra conciencia para que haga más por nosotros

“Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.”—1 Ped. 3:16.

EN LOS últimos años nuestro entendimiento de la conciencia entrenada en la Biblia, lo que es y cómo funciona, ha aumentado. Hemos llegado a comprender que, mucho más que simplemente una actividad mental, es un sentido moral interior que da testimonio a favor o en contra de nuestro pensar y conducta. Nuestra conciencia es un reflejo de la naturaleza moral básica que tenemos debido a haber sido creados a la imagen moral de nuestro Dios Jehová. (Gén. 1:26, 27) Una buena conciencia resulta de la cooperación de una mente inteligente con un corazón que tiene capacidad moral.

 Al estudiar la Palabra de Dios, podemos nutrir apropiadamente nuestro corazón y nuestra mente, debido principalmente a lo que la Biblia puede hacer y la potencialidad que encierra como estímulo a una moralidad superior. La Biblia es singular en el poder que tiene para despertar y estimular lo bueno, porque familiariza al hombre con la personalidad de su Creador, Jehová, en reflejo de cuya personalidad el hombre fue diseñado. Por lo tanto, el objetivo de una buena conciencia debe ser una relación afectuosa, personal, con Dios, teniendo en mira la santidad y la vida eterna. A esto fue a lo que estimuló el apóstol cristiano Pedro, diciendo: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:15, 16; Lev. 11:44) El hombre que cultiva una relación santa de esa índole es remunerado con verdadera paz y felicidad.

 El corazón está vitalmente relacionado con esta concepción superior del deber moral, a saber, la conciencia.
 
De ahí, pues, la necesidad de lo que la Biblia llama “un corazón puro,” o ‘un corazón limpio.’ (Sals. 51:10; 73:1; Mat. 5:8) Este es un corazón cuyo único motivo y deseo es servir exclusivamente a Jehová y santificar su nombre. Los razonamientos del corazón afectan profundamente la conciencia de uno para bien o para mal. Por eso, si examinamos nuestra conciencia y la manera en que funciona, es posible que también discernamos los deseos y motivos del corazón. Veremos si tenemos un corazón bueno o un corazón malo. También, a medida que nos vayamos dando cuenta de nuestras obligaciones morales, podremos examinar cómo funcionan nuestro corazón y nuestra mente, y ver la clase de persona que verdaderamente somos en lo interior, como Dios nos ve.—1 Sam. 16:7.

 Tenemos que saber lo que está en nuestro corazón si queremos educar o entrenar apropiadamente la conciencia. Esto puede ser sumamente revelador, pues Jesucristo declaró: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre.” (Mat. 15:18-20) No solo razonamientos inicuos que contaminan brotan del corazón, sino también virtudes que purifican. Pues Jesús dijo: “El hombre bueno del buen tesoro de su corazón produce lo bueno, pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Luc. 6:45) Para mejorar nuestra conciencia tenemos que conocer y entender nuestro corazón.

 Un examen de la conciencia puede revelar si nuestro servicio a Dios y al hombre brota de motivos superiores a los que se originan de simple obediencia a un código de leyes detallado. En otras palabras, revelará si lo que nos mueve a un derrotero o proceder de moralidad es solo el que ciertas leyes requieran que seamos morales, o si nos esforzamos por ser morales porque verdaderamente queremos agradar a Dios, al llegar a comprender más cabalmente lo que a él le agrada como resultado de nuestra relación con él. (Rom. 12:2) Un examen nos obligará a plantear y contestar la pregunta: ¿Seríamos personas morales aun si no hubiera mandamientos bíblicos que dijeran que tenemos que ser morales?


 La moralidad es el camino de Dios. Indisputablemente, es el mejor derrotero porque promueve verdadera paz y felicidad. Jesús enseñó que la fuente de la moralidad tiene que buscarse en Dios, al decir: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo.’ Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:43-48) Por lo tanto, una buena conciencia tiene que buscar su ejemplo primario en Jehová, el Padre celestial. Como Jesús dijo: ‘Ustedes tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.’

 Jesús, que fue un maestro en sensibilizar la conciencia, reveló que el amor a Dios, reflejado en hechos cotidianos de la vida, es el mejor espejo de una buena conciencia. Todos los deberes que el hombre desempeñe deben ser hechos de amor. “El amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:10) La moralidad no nace de la fuerza. Tiene que ser voluntaria, impelida por amor. Pues “Dios es amor.” (1 Juan 4:8) Y puesto que los cristianos ya no están bajo un código detallado, sino bajo la ‘ley real del amor,’ hoy nos hacemos moralmente responsables por todo lo que sabemos acerca de Jehová... su personalidad, normas y propósitos. (Sant. 2:8) El amor debe movernos a usar el más profundo entendimiento que hemos adquirido de la naturaleza y el funcionamiento de la conciencia, no solo para mejorar la eficacia de ésta en nosotros mismos, sino también para ayudar a otros en este sentido también. Necesitamos una conciencia sensitiva y eficaz para guiar a salvo nuestra vida en estos tiempos cada vez más complejos y peligrosos, a fin de permanecer agradables a Jehová.

POR QUÉ NO BASTA CON CONOCIMIENTO POR SÍ SOLO

 Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra conciencia? No basta con solo conocer la personalidad de Jehová, y las normas y propósitos de él. El aumento de conocimiento bíblico por sí mismo no mejora el funcionamiento de nuestra conciencia, aunque puede tener un efecto profundo en la mente y el corazón. El salmista escribió: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos. . . . También, tu propio siervo ha sido advertido por ellas; en guardarlas hay grande galardón.” (Sal. 19:7-11) Sin embargo, a pesar del galardonador bien que fluye de la Palabra de Dios, hay que recordar que la conciencia no es simplemente una actividad mental, sino un reflejo de la naturaleza moral de la persona entera. La conciencia tiene que hacer más que decirnos lo que debemos ser; tiene que identificar lo que somos en la vida real.

 Por lo tanto, con fuerte razón la Biblia asocia una buena conciencia con la fe y la cualidad del amor, no solo con el conocimiento. En 1 Timoteo 1:5 leemos: “Realmente el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.” Así vemos que la fe, el amor y una buena conciencia conciertan. Rechazar cualquiera de estas cosas es rechazar las otras dos. Rechazar la conciencia es naufragio para la fe. También, el decir que el amor no se necesita es negar la cualidad principalísima de Dios, porque Dios es amor. Así, la personalidad de Dios, revelada en su Palabra y en sus tratos con sus siervos, es realzada como el punto central en torno del cual ha de desarrollarse una buena conciencia.

 El joven Saulo de Tarso, conocido más tarde como el apóstol Pablo, tuvo que aprender este hecho. Él estaba bien versado en la ley de Moisés, y había sido entrenado en las escuelas judías y en sus métodos. Pero después de hacerse cristiano expresó esta conclusión: “Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, he venido a ser un pedazo de bronce sonante o un címbalo estruendoso. Y si tengo el don de profetizar y estoy enterado de todos los secretos sagrados y de todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” 1a Corintios capítulo 13:1, 2.
De estas palabras de Pablo se hace patente que el solo añadir un hecho a otro hecho, o aun el simplemente aprender más leyes y principios bíblicos, pudiera no llegar a mejorar la eficacia de la conciencia. Uno podría terminar con la cabeza llena de información acumulada, sin que jamás hubiera sido tocado el corazón.

 Se pudiera producir un verdadero peligro. Las observancias externas podrían ganar dominio sobre la espiritualidad verdadera. Podrían ejecutarse actos externos con o sin un espíritu sincero que suministrara la fuerza movedora. Consideraciones egoístas podrían llevar a uno a cumplir con apariencias externas de aceptabilidad religiosa. Hasta actos que aparentemente fueran de amor y abnegación fácilmente podrían hacerse simples actos externos sin ninguna realidad o sustancia interior en el que los ejecutara. Uno pudiera deslizarse a una complacencia presumida, creyéndose con una buena conciencia cristiana por cumplir con un modelo fijo de reglas y disposiciones reglamentarias. La vida, hasta la adoración, pudiera hacerse rutinaria, gobernada por conocimiento teórico, un calendario de acontecimientos, seguido impasiblemente. Las responsabilidades principales pudieran ser sustituidas por observancias de menor cuantía. Jesús les señaló este hecho a los fariseos, diciendo: “Hipócritas . . . dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad.” Mateo capítulo 23:23. 

 Estos deberes pequeños pueden calmar la conciencia que disimula la falta de amor. Acciones pequeñas pueden excusar el fallar en todos los asuntos de más peso de la justicia y la comprensión humana.

 Es por eso por lo cual un más extenso conocimiento de Jehová tiene que ir más allá de mejorar la mente. La mente informada tiene que obrar junto con un corazón que tenga sensibilidad moral. Tiene que hacer que usted, una persona, responda con mayor sensibilidad a las normas y propósitos de otra Persona, a saber, Jehová, cuya personalidad debemos tratar de reflejar.

ENTRE EN MAYOR ARMONÍA CON JEHOVÁ COMO PERSONA

 ¿Cómo puede el hombre en la Tierra entrar en mayor armonía con la persona de Jehová que está en el cielo? De esta manera: La Biblia es la revelación que de sí Dios ha dado al hombre. Revela su personalidad, sus normas y sus propósitos. Por lo tanto, para mejorar la conciencia es necesidad apremiante estudiar la Biblia. El conocimiento que se ha acumulado por medio del estudio de la Biblia debe edificar la base para una familiaridad y relación íntimas con su Autor, Jehová. Debería familiarizarnos con su pensar, su personalidad, de la misma manera que pudiera hacerlo el visitar con regularidad a un amigo. Puesto que Dios es el Personaje más sabio y más amoroso del universo, lo que aprendemos de él debe tocar nuestra mente y corazón de manera real y vital.—Col. 1:9, 10; Isa. 54:13.

 Por ejemplo, en el relato de Génesis leemos de las provisiones amorosas de Jehová para la humanidad y que éstas no cesaron ni siquiera después de haberse presentado el pecado. Esto debería incitar a nuestro corazón a mostrarle amor a nuestro Creador. (Génesis. 1:29, 30; 8:22)

Más tarde, obtenemos un vistazo de la omnipotencia de Dios expresada en el hecho de que le dio milagrosamente un hijo a Abrahán. ¡La amistad de Abrahán con Jehová hizo que Abrahán creyera que Dios podía levantar hasta a los muertos a la vida! (Heb. 11:17-19) Los israelitas oprimidos que fueron salvados del cautiverio en Egipto vieron a Jehová como “Aquel que hace maravillas.” (Éxo. 15:11) Josué vio a Jehová como un Dios que cumple Su palabra y promesa, de modo que pudo decirle al pueblo de Israel: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado.” (Jos. 23:14) El apóstol Pedro, cuando fue enviado al gentil Cornelio, percibió que “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) Jesucristo declaró: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera que tú aprobaste.” (Mat. 11:25, 26) ¡Cuán bellamente nos revela la Biblia la personalidad y majestad de Jehová! El mensaje inspirado de ésta debe llegar a nuestro corazón, para despertar y amoldar nuestra conciencia.

 En nuestro estudio de las Escrituras debemos esforzarnos por captar un sentido de la justicia, el amor y la rectitud de Dios e implantarlos profundamente en nuestro corazón para que lleguen a formar tanta parte de nosotros como el comer y el respirar. Debemos tratar de despertar más cabalmente a un sentido de responsabilidad moral por medio de cultivar una condición de agudeza de percepción de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Más que esto, debemos hacer que nuestra conciencia sienta vigorosamente la responsabilidad que tiene para con el Legislador y Juez perfecto. Isaás 33:22.

De modo que, mientras aprendemos cosas acerca de Dios, debemos estar tratando de imitarlo en todo aspecto de la vida.

 Aprendemos que Dios se inclina a perdonar. Pero ¿tenemos nosotros la misma inclinación? Dios no oprime ni defrauda. Pero ¿lo hacemos nosotros? Dios es bondadoso para con las viudas, los huérfanos y los extranjeros. ¿Lo somos nosotros también? Dios es fiel y recto en todo. ¿Estamos tratando de ser como él en nuestra vida cotidiana? Podemos serlo. Una conciencia entrenada no se satisfará con nada que sea menos que desarrollar una personalidad que refleje en todas las cosas la imagen de Dios.

 Al seguir nuestro estudio de las Escrituras, debemos pensar en captar el espíritu y sustancia de la verdad, más bien que solo la letra o estructura técnica.

Los líderes religiosos judíos del primer siglo tenían conocimiento detallado, pero no comprendieron el verdadero sentido o intención de toda la Ley. No reconocieron al Señor Cristo Jesús, que personificaba la verdad. Juan capítulo 4:6

¡Con cuánta frecuencia veían únicamente la paja en el ojo de su hermano pero no veían la viga en su propio ojo!
Mateo capítulo 7:1-5

Cuando los discípulos de Jesús no se lavaron las manos antes de una comida, esto perturbó mucho a los fariseos. Pero estaban totalmente ciegos e insensibles al hecho de que ellos quebrantaban los mandamientos de Dios por sus tradiciones. (Mat. 15:1-20) En otra ocasión vieron que los discípulos de Jesús, con hambre, arrancaron grano y se lo comieron en sábado.

Esto hizo que se indignaran. Pero no vieron nada malo en el asesinato, y por eso entraron en consejo contra Cristo Jesús “para poder destruirlo.” Mateo capítulo 12:1-14.

Estos hipócritas no sintieron ningún remordimiento de conciencia al pagarle a Judas con dinero del tesoro del templo para que traicionara a su Maestro Jesús, pero después que éste hubo perpetrado su detestable acción, no quisieron devolverlo al tesoro.

Evidentemente ahora consideraban que aquel dinero era inmundo. (Compare con Deuteronomio 23:18.) Pero ¿podían ellos, los asesinos, tener una conciencia limpia?

OBTENIENDO LA MENTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

 Puesto que el Señor Jesucristo siempre refleja la personalidad perfecta de Jehová, debemos hacer todo esfuerzo por obtener “la mente de Cristo.” 1a. Carta a los Corintios 2:16.

Esto significa que debemos adquirir la disposición mental de Cristo que asegure que nuestra personalidad llegue a ser en todo respecto semejante a la de Jesús más bien que solo el que nos amoldemos de mala gana.

La relación ejemplar que existía entre el Señor Jesús y su Padre celestial se refleja en estas palabras de Jesús: “Muy verdaderamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera.” Evangelio de Juan capítulo 5 versos 19, 20.

Vemos la bondad de Dios espejada en el entero modelo de vida de Jesús. Como Eñ Señor Jesús le dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también.”
Juan capítulo14 verso 9.

Es el ejemplo del Señor Jesús el que se nos insta a seguir como cristianos.—1a. Carta del apóstol Pedro capítulo 2 verso 21; vea también Salmo 40:8.

 ¡Qué excelente ejemplo de moralidad puso él! Pedro, que anduvo con él, dijo: “Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia, su Padre Jehová Dios. 

Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabásemos con los pecados y viviésemos a la justicia.”
1a. Carta del apóstol Pedro capítuo 2:22-24.

El ejemplo del Señor Jesús tiene poder limpiador y un efecto que lleva a lo bueno. Sígalo cuidadosamente.

 A medida que llegamos a conocer mejor la sustancia de la verdad de Dios según se revela en el Señor Jesús, personalmente y como Cabeza de la congregación cristiana, la entera inclinación de nuestra mente y corazón debería mejorar progresivamente. Esto resultará en una conciencia cada vez más eficaz. Con una conciencia eficaz funcionando dentro de nosotros podremos evitar la mala conciencia de la gente del mundo, gente con mente sumamente oscurecida y corazón insensible. Pablo subraya este punto para nosotros en Efesios capítulo 4:17-24, diciendo: “Digo y de ello doy testimonio en el Señor, que ya no sigan ustedes andando así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avaricia.” Pero note ahora lo que Pablo dice: “Ustedes no aprendieron que el Cristo sea así, si es que, realmente, le oyeron y fueron enseñados por medio de él, así como la verdad está en Jesús, que desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y se vistan de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.”

Nuestra vida entera tiene que ser transformada por la fuerza que impulsa nuestra mente, y esto es el resultado de adquirir 
“la mente de Cristo.”

 Nuestro discernimiento de la personalidad de Jehová, según se ejemplifica en la vida de Cristo, aumentará a medida que estudiemos más profundamente la Biblia.

Así podremos obrar cada vez más a la imagen de nuestro Creador. Pablo insto a hacer esto, diciendo: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efesios capítulo 5:1, 2.

 Como “imitadores de Dios,” llegaremos a estar cada vez más estrechamente unidos como un pueblo especial para Jehová. Se nos podrá identificar claramente como portadores de luz en este mundo sumamente oscurecido. Por lo tanto, como Pedro amonestó: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen [los del mundo inmoral] contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.” (1 Ped. 3:16) Con conciencias limpias y rectas se verá al pueblo de Jehová presentando celosamente el testimonio del Reino mientras aguarda pacientemente la revelación del Señor Jesucristo al principio del gran día de venganza de Jehová.

CONCIENCIA

Esta palabra se traduce del griego sy‧néi‧dē‧sis, de syn (con) y éi‧dē‧sis (conocimiento), de modo que significa co-conocimiento, o conocimiento con uno mismo. La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma. El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”. (Ro 9:1.)

La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona. Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo. Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla. La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo, a menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.

El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio. Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.

En Romanos capítulo 2:14, 15
leemos: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”. Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes. Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad.

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias. Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir. 2a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad. El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en Juan capítulo 16:2, donde el Señor Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hechos de los apóstoles capítulo 9:1; Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 1:13-16.

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra. Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida. 2a. Carta de Pablo a Timoteo capítulo 3:16; Hebreos capítulo 4
12. Para este fin hemos de tener normas rectas y estables: las normas de Dios.

Buena conciencia.

La persona debe acercarse a Jehová Dios con una conciencia limpia. Hebreos capítulo 10:22. El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas. Hebreos capítulo 13:18.Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres” (Hch 24:16), quiso decir que continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia. (1Co 4:4.)

No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora: “Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”. 1a. de Pedro capítulo 2:19.

 El cristiano de cerebro y corazón sincero debe “[tener] una buena conciencia” frente a la oposición. 1a. de Pedro capítulo 3:16.


La Ley y sus sacrificios de animales no podían perfeccionar a una persona de tal modo que su conciencia la considerase libre de culpa. No obstante, aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia. Pablo a los Hebreos capítulo 9:9, 14.

Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta. 1a de Pedro capítulo 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios {La Biblia} para que pueda hacer evaluaciones correctas, una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta. Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. Romanos capítulo 14:1-23; 1a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo  8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca. (Ro 15:1.) Aquel que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”. (1Co 8:12.) Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás. 1a. Carta del apóstol Pablo a los Corintios capítulo 10:29, 30; Pablo a los Romanos capítulo 14:10.

Mala conciencia. Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni guía segura. Tito capítulo 1:15. En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia. Romanos capitulo  13 verso 5. Cuando el apóstol Pablo habla de una conciencia que está marcada como por hierro de marcar, da a entender que sería como la carne cauterizada de una cicatriz, que carece de terminaciones nerviosas y por lo tanto es insensible. 1a. a Ti moteo capítulo 4 verso 2.

Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo. No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia. El deseo de todo cristiano tiene que ser el que se manifiesta en Hechos capítulo 23 verso 1: “Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

¿Qué nos dice el proverbio sobre 
la conciencia?

 “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre.  Átalos sobre tu corazón constantemente; enlázalos a tu garganta. Cuando andes, ello te guiará; cuando te acuestes, vigilará sobre ti; y cuando hayas despertado, hará de ti el objeto de su intenso interés. Porque el mandamiento es una lámpara, y una luz es la ley, y las censuras de la disciplina son el camino de la vida, para guardarte de la mujer mala, de la melosidad de la lengua de la extranjera. No desees en tu corazón su belleza, y no vaya ella a atraparte con sus ojos lustrosos,  porque a favor de una prostituta {uno se rebaja} a un pan redondo; pero en cuanto a la esposa de otro hombre, ella caza hasta un alma preciosa. ¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir?  ¿O puede un hombre andar sobre las brasas sin que se le chamusquen los mismos pies? Así mismo ocurre con cualquiera que tenga relaciones con la esposa de su semejante; nadie que la toque quedará exento de castigo. La gente no desprecia al ladrón simplemente porque comete robo para llenarse el alma cuando tiene hambre. Pero, cuando sea halla ido, lo resarcirá con siete veces la cantidad; todas las cosas valiosas de su casa dará. Cualquiera que comete adulterio con una mujer es falto de corazón; el que lo hace está arruinando su propia alma. Una plaga y deshonra hallará, y su oprobio mismo no será borrado. Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza. No dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, no importa cuán grande hagas el presente.

Hijo mío, guarda mis dichos, y quieras atesorar contigo mis propios mandamientos. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo, y mi ley como la niña de tus ojos. Átalos sobre tus dedos, y escríbelos sobre la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana”; y al entendimiento mismo quieras llamar “Pariente”,  para que te guarden de la mujer extraña, de la extranjera que ha hecho melosos sus propios dichos. Porque estando yo a la ventana de mi casa, miré hacia abajo por mi celosía, para poder atisbar a los inexpertos. Estaba interesado en discernir entre los hijos a un joven falto de corazón, que iba pasando por la calle cerca de la esquina de ella; y en el camino a la casa de ella marcha él,  en el crepúsculo, al atardecer del día, al acercarse la noche y las tinieblas. Y, ¡mira!, allí estaba una mujer que salía a su encuentro, con la prenda de vestir de una prostituta, y astuta de corazón.  Alborotadora es, y terca. En su casa no siguen residiendo sus pies. Ahora está fuera, ahora está en las plazas públicas, y cerca de todas las esquinas se pone al acecho. Y se ha asido de él y le ha dado un beso. Ha adoptado un rostro descarado, y empieza a decirle:

“Tenía que ofrecer sacrificios de comunión. Hoy he pagado mis votos. Por eso he salido a tu encuentro, para buscar tu rostro, a fin de hallarte. He adornado mi diván con colchas, con cosas de muchos colores, lino de Egipto.  He rociado mi cama con mirra, áloes y canela. De veras ven, saciémonos bebiendo del amor hasta la mañana; sí, gocemos el uno del otro con expresiones de amor. Porque el esposo no está en casa; se ha ido viajando por un camino de bastante distancia. Una bolsa de dinero ha llevado en la mano. El día de la luna llena vendrá a su casa”.

MASACRES

R U A N D A
Oraciones por la paz entre recuerdos de guerra

EN NOVIEMBRE de 1994, el papa Juan Pablo II abrió las puertas del Vaticano a una asamblea multirreligiosa. Un rasgo característico de la ocasión fueron las oraciones en pro de la paz del mundo. “Cualesquiera que hayan sido los conflictos del pasado, y los actuales —dijo el Papa en su discurso de apertura—, nuestra misión y deber común consiste en hacer que se conozca mejor el vínculo entre religión y paz.”

Lo irónico es que las religiones de este mundo no tienen muy buena reputación en lo que a paz se refiere. William Vendley, secretario general de la conferencia, reconoció que “las religiones están muy involucradas en los conflictos de diversas partes del mundo”. Considere, por ejemplo, las masacres de Ruanda, país predominantemente católico romano.

En mayo de 1994, el papa Juan Pablo II admitió que la tragedia ruandesa era “un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también estaban implicados algunos católicos”. ¿Ha mermado la confianza de la gente en la Iglesia esta participación católica en los conflictos? “Las masacres han hecho tambalear la fe de muchas personas”, dijo André Bouillot, jesuita belga. Y con razón.

Según un informe de la agencia Reuter publicado en el rotativo The Herald de Miami (Florida, E.U.A.), “entre los 40.000 prisioneros hutus que están a la espera de ser juzgados por actos de genocidio hay sacerdotes, pastores y monjas”. El periódico The New York Times informó: “Muchos ruandeses dicen que sus obispos y arzobispos no condenaron las masacres con la suficiente prontitud y firmeza, y que estaban demasiado ligados al gobierno de Habyarimana, promotor de los escuadrones de la muerte. El nuevo gobierno de dominación tutsi ha arrestado a por lo menos un sacerdote acusado de colaborar en las masacres”. No sorprende que “el nuevo gobierno —añade el mismo periódico— diga que no desea que la Iglesia Católica adquiera el mismo poder que antes, ni que los soldados hayan hostigado y hasta amenazado con arrestar a los sacerdotes que son demasiado abiertos e independientes”.

¿Cómo ve Jehová Dios las oraciones en pro de la paz pronunciadas por religiosos culpables de derramamiento de sangre? Isaías 1:15 responde: “Cuando ustedes extienden las palmas de las manos, escondo de ustedes los ojos. Aunque hagan muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre”.

 

Entretanto, los verdaderos siervos de Jehová demuestran que “no son parte del mundo” ni de sus conflictos. Durante las masacres de Ruanda, los testigos de Jehová de ambas tribus dieron asilo en sus hogares a Testigos de la tribu contraria que se encontraban en peligro, arriesgando su vida por protegerlos. La “gran muchedumbre” de Testigos, procedentes del mundo entero y de todo origen étnico, oran y abogan por el Reino de Dios como la única esperanza para conseguir verdadera paz y seguridad. (Juan 17:14; Revelación [Apocalipsis] 7:9; Mateo 6:9, 10; 24:14.)

Tregedia en Ruanda

¿Quién tiene la culpa de la tragedia de Ruanda?. Justo antes de romperle el cráneo a Hitiyise, mecánico de 23 años, uno de los agresores le dijo: ‘Vas a morir porque eres tutsi’.” (U.S.News & World Report.)

ESCENAS como esta se repitieron con espantosa frecuencia durante los meses de abril y mayo en el pequeño país centroafricano de Ruanda. En aquellas fechas había quince congregaciones de testigos de Jehová en Kigali, la capital ruandesa, y la periferia. El superintendente de ciudad, Ntabana Eugène, de la etnia tutsi, su esposa, su hijo y Shami, su niña de 9 años, estuvieron entre las primeras víctimas mortales al producirse la escalada de violencia.

A diario mueren asesinados miles de ruandeses, y la situación persiste semana tras semana. La revista supracitada señala en un número de mediados de mayo: “La cifra de fallecidos durante las últimas seis semanas en la campaña de genocidio y venganza se ha elevado hasta 250.000, situándose al nivel de la depuración sangrienta que realizaron los jemeres rojos en Camboya a mediados de los años setenta”.

La revista Time comenta: “En una escena propia de la Alemania nazi, se entresacó a unos cuantos muchachos de un grupo de 500 sencillamente porque parecían tutsis. [...] Al alcalde de la población meridional de Butare, cuya esposa es tutsi, los campesinos hutus lo pusieron ante [un terrible] dilema: podía salvar a su mujer e hijos si entregaba a su familia política —los suegros y la cuñada— para que fueran asesinados. Accedió al trato”.

En las oficinas de traducción de los testigos de Jehová, situadas en Kigali, había seis trabajadores: cuatro hutus y dos tutsis. Estos se llamaban Ananie Mbanda y Mukagisagara Denise. Cuando la milicia y los saqueadores se presentaron en la casa, los enfureció ver que convivían hutus y tutsis. Querían matar al hermano Mbanda y a la hermana Denise.

“Se dispusieron a quitar los seguros a las granadas —comenta Emmanuel Ngirente, uno de los hermanos hutus— y nos amenazaron con matarnos por haber acogido a sus enemigos. [...] Querían mucho dinero. Les dimos lo que teníamos encima, pero no se quedaron contentos. Decidieron llevarse en compensación todo lo que les valiera para algo, como una computadora portátil que empleábamos para traducir, la fotocopiadora, las radios, los zapatos, etcétera. Se fueron súbitamente sin matar a nadie, pero dijeron que volverían.”

En los días siguientes, los saqueadores regresaron varias veces, y los Testigos hutus intercedieron siempre por sus hermanos tutsis. Finalmente, como Mbanda y Denise corrían un gran peligro quedándose, los Testigos hutus hicieron las gestiones para que se fueran con otros refugiados tutsis a una escuela de las cercanías. Se produjo un ataque contra la escuela, pero Mbanda y Denise lograron escapar y atravesar varios controles de carreteras, aunque finalmente llegaron a uno donde se puso aparte a todos los tutsis y ambos Testigos fueron asesinados.

Cuando los soldados regresaron a las oficinas de traducción y vieron que los Testigos tutsis habían huido, propinaron una terrible paliza a los hermanos hutus. Sin embargo, una bomba de mortero explotó en las cercanías, brindando a los hermanos la oportunidad de huir y ponerse a salvo.

Como la matanza ha proseguido por todo el país, se calcula que han muerto medio millón de personas. Con el tiempo abandonaron sus hogares entre dos y tres millones, si no más, de los ocho millones que residen en Ruanda. Muchos se refugiaron en Zaire y Tanzania, países limítrofes. La cifra de testigos de Jehová asesinados es de varios centenares, y hay muchos otros internados en campos extranjeros.

¿Cuál fue el detonante de la carnicería y el éxodo sin precedentes? ¿Pudo haberse evitado? ¿Cuál era la situación antes de estallar la violencia?

Hutus y tutsis

En Ruanda, al igual que en el país fronterizo de Burundi, viven los hutus, un pueblo bantú cuyos miembros suelen ser de baja estatura y fornidos, y los tutsis, también llamados batutsis, que normalmente son altos y de piel más clara. En estas dos naciones, los hutus constituyen el 85% de la población, y los tutsis, el 14%. Hay constancia de que ya en el siglo XV hubo enfrentamientos entre estos grupos étnicos. No obstante, lo habitual ha sido la coexistencia pacífica.

“Convivíamos en paz”, dijo una señora de 29 años con respecto a los 3.000 vecinos hutus y tutsis que tenía el pueblo de Ruganda, situado tan solo unos cuantos kilómetros al oriente de Zaire. Pero en abril se produjeron ataques de pandillas hutus, que mataron a casi toda la población tutsi del pueblo. El periódico The New York Times comentó:

“La historia del pueblo refleja la de toda Ruanda: los hutus y los tutsis cohabitaban, formaban matrimonios mixtos y no se preocupaban por quién era hutu y quién tutsi, pues a veces ni lo sabían.

”Pero algo cambió bruscamente. En abril se formaron turbas de hutus que marcharon por todo el país matando a cuanto tutsi veían. Al iniciarse las masacres, los tutsis se refugiaron en las iglesias. Las chusmas fueron tras ellos, trocando los santuarios en cementerios donde aún sigue regada la sangre.”

¿Qué desencadenó la carnicería? El 6 de abril fallecieron en un accidente de aviación los presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de la etnia hutu. De algún modo este percance desató la matanza de los tutsis y de todos los hutus que parecían congeniar con ellos.

Al mismo tiempo se recrudeció la lucha entre las fuerzas rebeldes del FPR (Frente Patriótico Ruandés), dominado por los tutsis, y las tropas gubernamentales, controladas por los hutus. En julio, el FPR ya había derrotado a las fuerzas del gobierno y tenía en sus manos Kigali y gran parte del país. Por miedo a las represalias, cientos de miles de hutus se expatriaron a principios de julio.

¿De quién es la culpa?

Cuando le pidieron a un granjero tutsi que explicara por qué se había desatado la violencia en abril, dijo: “Todo es culpa de los malos dirigentes”.

Y es innegable que en el transcurso de los siglos los líderes políticos han difundido mentiras respecto a sus enemigos. Los políticos mundanos, guiados por “el gobernante de este mundo”, Satanás el Diablo, han convencido al pueblo de que debe luchar a muerte contra la gente de otras razas, tribus y naciones. (Juan 12:31; 2 Corintios 4:4; 1 Juan 5:19.) La situación no es distinta en Ruanda. The New York Times comenta: “Los políticos han tratado vez tras vez de fomentar los temores a la otra etnia y la lealtad a la propia; en el caso de los hutus, para conservar las riendas del gobierno; en el de los tutsis, para conseguir la adhesión al frente rebelde”.

Dado que los ruandeses son semejantes en gran número de aspectos, no era de esperar que se odiaran y mataran entre sí. “Los hutus y los tutsis hablan el mismo idioma y a menudo comparten las mismas tradiciones —escribió el periodista Raymond Bonner—. Tras varias generaciones de matrimonios interraciales, las diferencias físicas —los tutsi son esbeltos, y los hutus, más bajos y gruesos— han desaparecido a tal grado que los ruandeses ya no suelen estar seguros de si alguien es hutu o tutsi.”

Pese a todo, el reciente aluvión de propaganda ha conseguido resultados inauditos. Los comentarios de Alex de Waal, director de la agrupación Derechos Africanos, ilustran este punto: “Nos informan de que los labradores de las zonas controladas por el FPR se pasman al ver que, a diferencia de lo que cuenta la radio, los militares tutsis no tienen cuernos ni rabo ni ojos fosforescentes”.

Pero, además de los políticos, la religión también manipula la actitud de la gente. ¿Cuáles son las principales confesiones de Ruanda? ¿Comparten también la culpa por esta tragedia?

El papel de la religión

The World Book Encyclopedia (1994) comenta sobre Ruanda: “La mayor parte de la población es católica. [...] La Iglesia Católica y otras confesiones cristianas dirigen la mayoría de las escuelas primarias y secundarias”. De hecho, el diario español El País dijo que “Ruanda es uno de los países de África más masivamente católico[,] con un 80% de fieles creyentes”.

El periódico británico The Observer analiza el trasfondo de la situación religiosa en Ruanda: “Durante los años treinta, período en el que las iglesias combatían por controlar el sistema educativo, los católicos favorecieron a la aristocracia tutsi, mientras que los protestantes se aliaron con la oprimida mayoría hutu. En 1959 los hutus se hicieron con el poder, y no tardaron en gozar del apoyo de católicos y protestantes por igual. Los protestantes siguen dando un gran respaldo a la mayoría hutu”.

Pues bien, ¿ha condenado las masacres la jerarquía protestante? The Observer da la respuesta: “Se preguntó a dos eclesiásticos [anglicanos] si condenaban a los asesinos que habían llenado de niños decapitados los pasillos de las iglesias de Ruanda.

”Se negaron a responder. Evadían las preguntas, se agitaban y la voz se les volvía más aguda, a la par que iba quedando al descubierto la raíz más profunda de la crisis ruandesa: las altas jerarquías de la Iglesia Anglicana habían servido de recaderos de sus señores políticos, que habían predicado la matanza y ensangrentado los ríos.”

No obstante, las iglesias de la cristiandad que actúan en Ruanda no difieren de las confesiones de otros lugares. Por ejemplo, Frank P. Crozier, general de brigada británico, dijo tocante al apoyo eclesiástico que recibieron los políticos durante la I Guerra Mundial: “Las iglesias cristianas son las mejores creadoras de actitudes sanguinarias que tenemos, y nos hemos servido bien de ellas”.

Es indiscutible que los guías religiosos tienen un alto grado de culpabilidad por lo ocurrido. El Papa comentó en los siguientes términos la lucha en este país africano: “Se trata de un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también están implicados algunos católicos”. (L’Osservatore Romano, edición en español, 20 de mayo de 1994.)

Es obvio que las iglesias no han enseñado los verdaderos principios del cristianismo, que se fundamentan en textos como Isaías capitulo 2 verso 4 y Mateo capitulo 26 verso 52. Según el periódico francés Le Monde, un sacerdote pronunció este lamento: “Se están masacrando, olvidándose de que son hermanos”. Otro sacerdote ruandés confesó: “Los cristianos han muerto a manos de otros cristianos después de un siglo de sermones sobre el amor y el perdón. Es un fracaso”. Le Monde planteó esta pregunta: “¿Cómo puede uno dejar de pensar, por ejemplo, que los tutsis y los hutus que combaten en Burundi y Ruanda recibieron su formación de los mismos misioneros cristianos y frecuentaron las mismas iglesias?”.

Los auténticos cristianos son distintos

Los verdaderos seguidores del Señor Jesucristo guardan su mandamiento de ‘amarse los unos a los otros’. Juan capitulo 13 versos 34.

¿Cabe imaginarse al Señor Jesús o a alguno de sus apóstoles agarrando un machete y matando a alguien a cuchilladas? Estas matanzas desaforadas caracterizan a “los hijos del Diablo, demonios satanicos”.
1a. Carta del apóstol Juan capitulo 3 versos 10-12.

Los testigos de Jehová no participan de modo alguno en las guerras, revoluciones y otros conflictos fomentados por los políticos del mundo, que yacen bajo el poder de Satanás el Diablo. Juan capituo 17 verso 14, 16; capitulo 18 verso 36; Revelación...Apocalipsis capitulo 12 verso 9.) Por el contrario, se aman de corazón. Por este motivo, al producirse las masacres, los Testigos hutus estuvieron dispuestos a arriesgar su vida para proteger a sus hermanos tutsis.

No obstante, estas tragedias no deben tomarnos por sorpresa. El Señor Jesús dio una profecía sobre “la conclusión del sistema de cosas” en la que dijo: “Entonces los matarán”. Mateo capitulo capitulo 24 verso 3, .Afortunadamente, Jesús promete que se recordará a los fieles en la resurrección de los muertos. Juan capitulo 5 versos 28, 29.

Entretanto, los testigos de Jehová que viven en Ruanda, al igual que los de todo el mundo, están decididos a seguir demostrando con su amor mutuo que son discípulos de Cristo. Juan capitulo 13 verso 35. Su amor sirve de testimonio aun en medio de la cruel realidad actual, tal como se verifica en el informe adjunto “Los Testigos y los campos de refugiados”. Todos debemos recordar lo que Jesús dijo en su profecía: “El que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo”. Mateo capítulo 24 verso 13.

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y LOS CAMPOS DE REFUGIADOS

  Contando desde julio de este año, más de 4.700 Testigos y simpatizantes se han alojado en campos de refugiados. En Zaire, ha habido 2.376 en Goma, 454 en Bukavu y 1.592 en Uvira. Por otro lado, en Benaco {Tanzania} han vivido unos 230.

  El simple hecho de acceder a los campos no fue nada fácil. Los 60 Testigos de una congregación trataron de cruzar el puente de Rusumo, una de las principales rutas de huida a los campos de refugiados de Tanzania.

Al negárseles el paso, se quedaron durante una semana deambulando a la orilla del río. Acabaron decidiéndose a atravesarlo en canoas.

Una vez franqueado, caminaron durante varios días hasta que llegaron al campo de Tanzania sin mayores percances.

  Los testigos de Jehová del extranjero organizaron grandes misiones humanitarias.

Los Testigos franceses recolectaron y enviaron a las zonas necesitadas más de 100 toneladas de ropa y 9 de calzado y artículos similares, además de suplementos nutritivos y medicinas.

Sin embargo, lo primero que pedían muchos hermanos de los campos era la Biblia o las revistas La Atalaya y ¡Despertad!

  A muchos observadores les impresionó el amor de los Testigos zaireños y tanzanos, quienes visitaron a sus hermanos desplazados a fin de ayudarlos.

Los otros refugiados decían: “A ustedes los visitan los de su religión, pero a nosotros no nos ha venido a ver ni un solo sacerdote de la nuestra”.

  Los Testigos se han hecho famosos en los campos, en gran parte por su unidad, orden y afectuosidad.
Juan capítulo 13 veerso 35.

Es digno de mención que los Testigos solo tardaron quince minutos en localizar a sus compañeros de creencia del campo de Benaco
{(Tanzania} , que cuenta con unos doscientos cincuenta mil refugiados.

 


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Le daremos la Sagrada Biblila, revistas La Atalaya y Despertad, igualmente folletos y tratados.

Bienvenidos al conocimiento de Dios y de su Hijo el Señor Jesucristo...

Cristo dijo a la comunidad que le escuchaba:

"Esto significa vida eterna el que esten adquiriendo conocimiento del Dios verdadero Jehová y de su hijo nuestro Señor Jesucristo a quien envió"

Juan capítulo 17 verso 3.

¿'TIENES CONCIENCIA'?

La conciencia es la voz de Jehova Dios
que habla a nuestro cerebro y corazón.

Y sabe si hiciste el bien o el mal con tu prójimo. 

La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma.

El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera:

“Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”.

Lea la Biblia: Romanos 9:1.


La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona.

Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo.

Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla.

La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender.

Y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo.

A menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.


El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio.

Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.
La Biblia: Géneis capitulo 3 verso 8.

En 
Romanos 2:14, 15 leemos:

“Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos.

Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones.

 Mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”.

Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes en Dios y Cristo obviamente.

Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad es decir: heredamos la imperfección

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias.

Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir.
2a. Carta a los Corintios 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad.

El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en el evangelio de 
Juan capitulo 16 verso 2,

donde Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio a Él.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hchos 9 verso 1; Gálatas 1:13-16.)

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra.

La Biblia dice en: 

Romanos 10:2, 3; 
Oseas  4:1-3;
 Hechos 5:39, 40.

Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida.

Lea por favor:
2a. Carta del apóstol Pablo a su amigo y discipulo Timoteo capitulo 3:16; Hebreos 4:12.

Para este fin hemos de tener normas rectas y estables:

las normas de Dios.

Buena conciencia. 

La persona debe acercarse a Jehová con una conciencia limpia.

El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas.

 Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres”

 Quiso decir que:

continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios;

y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia.

 No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora:

“Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”.

 El cristiano de cerebro y corazón sicero debe “tener una buena conciencia” frente a la oposición.


 Aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia.

El apóstol Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta.

Lea 
1a. Carta de Pedro 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. 

En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios para que pueda hacer evaluaciones correctas.

Una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta.

Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. No comas ni te vistas de tal manera que hagas tropezar a tu hermano.
¿...?
Romanos 14:1-23; 1a. Corintios 8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca.

 Aquel 
que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”.

Lea en la Biblia: 1a. Corintios 8:12.

Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano.

Y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás.


Mala conciencia. 

Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla...

...de modo que ya no provee advertencias ni guía segura.

En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia.

 Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo.

No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia.

El deseo de todo cristiano de cerebro y corazón sincero tiene que ser el que se manifiesta en la Biblia:

Hechos 23:1:

“Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

 

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Compasión. Sentimiento de pena  por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles en determinadas ocasiones.

 V
irtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. 

Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad o favoritismo sin  hipocrecía.



El nombre de Dios es Jehova, que significa en hebreo El hace que todo se realice-

Él, Jehová dice:

"vengan y arreglemos los asuntos entre ustedes y yo dice Jehová:

si sus pecados son rojos como el escarlata se harán blancos como la lana; si son rojos como tela de carmesi se harán blancos como  la nieve.

Dios es amor, sus otras cualidades son  poder, justicia, sabiduría.

Su nuevo Gobierno Celestial esta establecido bajo estos principios principales.

Y como si fuera poco el Rey del reino de Dios es Nuestro Señor Jesucristo el Rey  de reyes, el príncipe de paz, nuestro salvador.

Los desiertos floreserán, las enfermedades habran desaparecido; Jehová limpiará toda lágrima de sus ojos, ya no existira más lamento, clamor ni dolor, enfermedad, vejez ni muertes todas las cosas habrán pasado.

Lea en la Biblia: Apocalipsis capítulo 21 verso 3 a 4

La repetición es la madre de la  retención.


ACERQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES.

¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes?

¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual, poder, y amorios? que se hallan en conflicto en sus miembros? 

Ustedes desean, y sin embargo no tienen.

Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo, no pueden obtener.

Siguen peleando y guerreando.

No tienen, porque no piden.

Sí piden y sin embargo, no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastar[lo] en los deseos vehementes que tienen de placer sensual, poder y amorios.

Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose en enemigo de Dios. 

¿O se figuran ustedes que la escritura dice en balde: “Es con tendencia hacia la envidia con la ventaja y la avaricia lo que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando”?

Sin embargo, la bondad inmerecida que Dios da  es mayor. Por eso se dice: 
“Dios se opone a los altivos, arrogantes y perversos
pero da bondad inmerecida a los humildes”.

Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.  Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.

Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos.

Dense a la desdicha, y laméntense, y lloren. Que su risa se torne en lamento, y [su] gozo en desaliento
Humíllense a los ojos de Jehová, y Él los ensalzará.

Dejen de hablar unos contra otros, hermanos.

El que habla contra un hermano o juzga a su hermano habla contra ley y juzga ley.

Ahora bien, si juzgas ley, no eres hacedor de ley, sino juez.  Uno solo hay que es legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, 
¿quién eres, para que estés juzgando a [tu] prójimo y depojándolo de sus bienes?

Vamos, ahora, ustedes los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad y allí pasaremos un año, y negociaremos y haremos ganancias”.

Cuando el caso es que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece. 

En vez de eso, deberían decir: “Si Jehová quiere, viviremos y también haremos esto o aquello”.

Pero ahora ustedes se glorían en sus alardes llenos de presunción. Todo ese gloriarse es inicuo riquezas y saber malhabidos.

Por lo tanto, si uno sabe hacer lo que es correcto y, sin embargo, no lo hace, es para Él un pecado.

Qué significa ser un “buen samaritano”? 

 
EL BUEN SAMARITANO

Ilustración: JW.ORG Testigos de Jehová

La palabra hebrea ra‧jamím y la griega é‧le‧os (verbo, e‧le‧é‧ō) suelen traducirse “misericordia”.

Un examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. 

Esta bondad no estaba impulsada por piedad, sino por la generosidad amorosa de Dios.
 
Rehace tu mente para que el mundo no la molde, aceptemos la Biblia, al Señor Soberano Universal jehová Dios y a su Hijo Jesucristo, tu vida cambiará.

"Si los muertos no han de ser levantados, “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” {Epicuro}. 

No se extravíen.

Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles. 

Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios.

Los Testigos de Jehová les ayudarán a conocerlo y a saber el camino correcto a la vida que es vida 
junto al Señor Jesucristo que apaciguará la conciencia.

“Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”

!Santificado sea tu nombre Jehová por toda la eternidad!


Apocalipsis capitulo 4 verso 11


La
 voz de la conciencia en lo 
interior.

Señoras y señores; en lugar de irse a extremos buscando una salud mental perfecta, estará libre para seguir tras otras metas de la vida.

Y el saber que la solución definitiva a las emociones negativas está en las competentes manos de Jehová el Dios Todopoderoso.

 Él dará una paz mental y una felicidad mucho mayores mediante Cristo Jesús el primogénito de toda la creación.

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Lea al final: Masacres

Las ideas del mundo nos moldearán y nos obligarán a hacer lo que la gente hace.


Si alimentamos nuestra mente con las cosas del mundo !Cuidado! con lo que vemos, leemos, escuchamos y pensamos.

Debemos rehacer nuestra conciencia y nuestra mente.

Se avecinan tiempos críticos difíciles de manejar o mejor decir estamos en:
LA GRAN TRIBULACIÓN. 

Por inspiración Divina mediante el Espíritu Santo el apóstol Pablo escribió en su segunda carta a su amigo y discípulo Timoteo:

“Mas sabe esto Timoteo, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar.

Porque los hombres {y las mujeres} serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural...

 No dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios.

Teniendo {estos hombres y mujeres} una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos APARTATE.

Porque de estos se levantan aquellos hombres que astutamente logran introducirse en las casas y se llevan como cautivas suyas a mujeres débiles cargadas de pecados...

...Llevadas de diversos deseos, que siempre están aprendiendo y, sin embargo, nunca pueden llegar a un conocimiento exacto de la verdad. 



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HOY lo que sea “correcto” o “incorrecto” está en condición de cambio constante.

En un discurso sobre “Moralidad pública” el Dr. Emanuel Demby declaró:

“Una razón importante por la cual se nos hace tan difícil identificar con exactitud la naturaleza moral de nuestros tiempos es que es un período de gran transición.

Se Despoja de los bienes a sus padres, casa y ahorros y siguen tan campantes.

Pornografía, libertad sexual, femenicidios, robos, asesinatos, violación de niños y niñas, prostitución, adulterio, abuelos abandonados en asilos, hospitales, divorcios a gran  escala ”

Guerras, pestes y enfermedades, aumento del delito, escaces de alientos {millones se acuesan con el estómago vacio}

Los habitantes de la calle abundan por doquier en cualquier ciudad, y pare el registro, todo lo malo es de dominio público y la gente se volvió insensible.

Las normas que se seguían extensamente como normas aceptadas hace solo unos cuantos años han sido modificadas o reemplazadas.

Y ante el hecho de que la vida se hace cada vez más compleja, ¿quién ha de decir hasta qué punto son válidas las nuevas normas, o por cuánto tiempo durarán?

¿Qué guía tiene uno?

 

A esta situación nos encaramos en particular los que vivimos desde 1914 E.C.

¿Por qué especialmente desde entonces?

Porque desde ese año hasta nuestros días se han cumplido las profecias del Señor Jesucristo, sus discípulos y profetas.


¿Qué es el Reino de Dios?

¿CUÁL fue el tema principal de la predicación del Señor Jesús?

Según Él mismo enseñó, fue el Reino de Dios (Lucas 4:43). Quienes lo escucharon seguramente le oyeron referirse muchas veces a ese Reino.

¿Los dejó eso confundidos o perplejos?

¿Le preguntaron qué era ese Reino?

No. Los Evangelios no registran ninguna pregunta de ese tipo. Por consiguiente:

¿Sabían aquellas personas lo que era el Reino de Dios?

Lo cierto es que las antiguas Escrituras que los judíos consideraban santas, describían ese Reino.

De hecho, revelaban en términos muy claros y concretos
tanto lo que es como lo que lograráHoy podemos saber aún más sobre el Reino, y básicamente del mismo modo acudiendo a la Biblia.

Veamos siete verdades expuestas en ella.

Las primeras tres no fueron ningún secreto para los judíos de los días del Señor Jesús e incluso antes.

Las tres siguientes fueron reveladas por Cristo o por sus apóstoles durante el siglo primero.

Y la séptima y última se ha hecho evidente en nuestro propio tiempo.

1. El Reino de Dios es un gobierno real que durará para siempre.

La primera profecía que aparece en la Biblia revela que Dios enviaría a alguien para rescatar a los seres humanos fieles.

A ese redentor se le llamó “la descendencia”, y se predijo que eliminaría para siempre las terribles consecuencias de la rebelión de Satanás y de Adán y Eva.

Lea en la Biblia: Génesis 3:15.

Mucho tiempo después, al fiel rey David se le dijo algo emocionante acerca de esa
“descendencia”, o Mesías: gobernaría sobre un Reino, sobre un gobierno que sería distinto de todos los demás, pues duraría para siempre.

Lea en la Biblia; 2 Samuel 7:12-14.
Daniel capítulo 2 verso 44


2. El Reino de Dios acabará con todos los gobiernos humanos.

El profeta Daniel recibió una visión en la que contempló una sucesión de potencias mundiales que se ha extendido a lo largo de la historia y ha llegado incluso hasta nuestros días.

Observe el sorprendente desenlace de su visión: “En los días de aquellos {últimos} reyes {humanos,} el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas.

Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo.

Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”.

De modo que todos los reinos, o gobiernos, de este mundo —con sus guerras, su crueldad y su corrupción— serán destruidos para siempre.

Como señala esta profecía de Daniel, el Reino de Dios pronto gobernará sobre toda la Tierra Daniel 2:44, 45.

No solo es un gobierno real, sino que será el único que exista.


3. El Reino de Dios acabará con las guerras, las enfermedades, el hambre y hasta con la misma muerte.

La Biblia contiene emocionantes profecías que revelan lo que el Reino de Dios hará en este planeta.

Dicho gobierno logrará lo que ninguna organización humana ha logrado ni podrá lograr.

Imagínese: ¡todas las armas de guerra destruidas para siempre! La Biblia dice:

“[Dios] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra”

Lea en la Biblia: Salmo 46:9.

No se necesitarán médicos ni hospitales, pues ya no habrá enfermedades.

“Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” Isaías 33:24.

 Nadie padecerá desnutrición ni se morirá de hambre.

Llegará a haber abundancia de grano en la tierra.”

Salmo 72:16.

Ya no habrá funerales, velatorios, cementerios ni morgues, ni el sentimiento de vacío que los acompaña.

La muerte, nuestra implacable enemiga, será por fin derrotada.

El Creador “realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro”

4. El Rey del Reino de Dios es alguien escogido por Dios mismo.

El Mesías no se nombró a sí mismo, ni tampoco lo eligieron seres humanos imperfectos.


Más bien, Jehová Dios lo escogió personalmente.

Así lo indican los títulos Mesías y Cristo, que significan “Ungido”.

De modo que es Jehová quien ha ungido, o designado, al Señor Jesucristo para ocupar un puesto tan especial.

Dios mismo dice de él: “¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado!

He puesto mi espíritu en él.

Justicia para las naciones es lo que él sacará”  Mateo 12:17, 18.

¿Y quién sabe mejor que nuestro Creador la clase de gobernante que necesitamos?


5. El Rey del Reino de Dios ya ha demostrado ante toda la humanidad que es digno de ocupar ese puesto.

Jesús de Nazaret fue sin duda el Mesías prometido. Provino del linaje que Dios había determinado.

Mateo 1:1.

Cuando estuvo en la Tierra, cumplió decenas de profecías escritas siglos antes. Además, desde los cielos se le identificó como el Mesías.

¿De qué manera?

Pues bien, Dios mismo habló desde los cielos y lo reconoció como su propio Hijo, y los ángeles lo señalaron como el Mesías prometido.

Por otra parte, el Señor Jesús ejecutó milagros que eran una clara manifestación del poder divino, y a menudo lo hizo ante miles de testigos oculares.

Jesucristo demostró vez tras vez la clase de gobernante que sería.

No solo tenía el poder para ayudar a la gente, sino también el deseo de hacerlo.

Era generoso, compasivo, valiente y humilde.

El relato de su vida en la Tierra se halla al alcance de todos, en las páginas de la Biblia.


6. En el Reino de Dios, 144.000 escogidos gobernarán junto con Cristo.

El Señor Jesús dijo que otras personas, entre ellas sus apóstoles, gobernarían con él en el cielo.

Llamó a ese grupo “rebaño pequeño”

Más tarde, al apóstol Juan se le dijo que este rebaño pequeño se compondría de 144.000 siervos de Dios.

Estos tendrían la emocionante tarea de gobernar como reyes y servir como sacerdotes junto con Cristo..

Apocalipsis capitulo 5:9, 10;  14:1, 3.


7. El Reino de Dios, que ya gobierna en los cielos desde 1914 {cumplimiento de profesías} está listo para gobernar también sobre toda la Tierra.

Esta última verdad es una de las más impactantes.

La Biblia ofrece muchas pruebas de que Jesús ha recibido en los cielos su autoridad de Rey.

Allí reina ahora, y muy pronto extenderá su dominio a toda la Tierra y cumplirá las grandiosas profecías que ya hemos citado.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que el Reino de Dios ya está rigiendo?

¿Y cuándo comenzará a gobernar la Tierra?


Notas

Profecías como esta muestran que el Reino de Dios no es algo que esté en el corazón, como muchas veces se ha enseñado. 


El Dr. Archibald Chisholm comentó:

“Tan grande ha sido el trastorno en la manera de pensar y la moralidad, que algunos sugieren que debemos considerar que vivimos en el año [61] A.B. ({anno belli {el} año de la guerra},

...con lo cual indican su punto de vista de que con el estallido” de la I Guerra Mundial en 1914 empezó una nueva época.

El mismísimo hecho de que desde 1914 haya habido tal trastorno en la manera de pensar y la moralidad enfatiza que necesitamos ¡una voz orientadora! dirección apropiada.

 
Muchas personas que están al tanto de esta necesidad expresan el punto de vista de que al fin y al cabo cada persona debería confiar en su conciencia y su libre albedrío.


Dicen: “Que su conciencia sea su guía.”

Al decir “conciencia” piensan en que cada persona parece tener dentro una “voz,” un sentido interior que le dice lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Pero ¿es cierto eso en todos los casos?


¿Sabe usted de qué fuente vino la conciencia y precisamente hasta qué grado está esparcida?

También, ¿precisamente cuánto se puede confiar en este sentido interior? Aunque otros puedan depender de su conciencia, ¿puede usted?

 

LA CONCIENCIA... ¿DE DÓNDE?

 
Si usted fuese a acudir a intelectuales y filósofos para que le explicaran la fuente de su conciencia, probablemente le dirían que simplemente es un producto social de la evolución.

La opinión del evolucionista Carlos Darwin era “que cualquier animal, dotado de instintos sociales bien marcados, . . . inevitablemente adquiriría un sentido moral o conciencia, tan pronto como sus facultades intelectuales hubiesen llegado a estar bien, o casi tan bien desarrolladas, como en el hombre.”

Y Sigmund Freud pensó que podríamos “rechazar la sugerencia de una aptitud original —como uno pudiera decir, natural— para distinguir entre lo bueno y lo malo.”


 Pero ¿representan esos puntos de vista la explicación verdadera?

El registro más antiguo y consistentemente confiable de la historia y los tratos del hombre responde: ¡Nooo!

En primer lugar, la Biblia declara correctamente lo que ha sido confirmado por observación científica honrada, que todas las cosas vivas se reproducen “según su género.”

De consiguiente el hombre no es simplemente un producto de la evolución, ni lo es su conciencia.

Génesis capítulo 1:21-26.

 
Además, la Biblia identifica con exactitud la fuente de esa voz en lo interior de usted, su conciencia.

Muestra por qué —a pesar de esfuerzos de hombres como Hitler, que, jactándose, dijo:

“Estoy liberando al hombre de la degradante
 quimera que se conoce como conciencia”— por toda la Tierra los hombres continúan teniendo conciencia.

Y la Biblia puede ayudarnos a usar la conciencia y beneficiarnos de ella.

 

 Las Escrituras nos dicen que el Creador hizo al hombre a Su propia imagen, con inteligencia y un sentido moral, tal como Dios mismo tiene estas cosas.

Génesis capítulo 1:27.

 

 Y desde el mismo principio el primer hombre poseyó una conciencia dada por Dios; no fue algo que simplemente se desarrollara a medida que la sociedad fue creciendo.

Esto se puede ver en el relato de las acciones y la actitud de Adán después de haber quebrantado el mandato de Dios concerniente al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.


El registro dice que Adán y Eva entonces “procedieron a esconderse . . . del rostro de Jehová Dios entre los árboles.”

Y cuando Jehová habló, no hubo una respuesta rápida de Adán.

¿Por qué no?

Porque Adán percibía su culpa; era como si hubiese una voz dentro de él que estuviera condenándolo, acusándolo, testificando de que había pecado.

—Génesis capítulo 3:7-10.

 
Así, el más antiguo registro histórico disponible indica que la conciencia del hombre se manifestó desde el principio.

Es interesante el hecho de que en el primer siglo E.C. el historiador judío Flavio Josefo, escribiendo en griego, señaló que el que Adán vacilara en contestar a Dios había sido evidencia de que tenía “mala conciencia.”

Para la palabra “conciencia” Josefo usó el término griego synéidesis, que significa literalmente “tener conocimiento de algo con uno mismo” o “con-ciencia.”

La conciencia de Adán había procedido de Dios; era su sentido moral interior, y estaba relacionado con su mente inteligente.

Puesto que Adán fue creado a la imagen de Dios, cuando obró en oposición a las cualidades o voluntad revelada de Dios sintió un conflicto interior.

Pero ¿qué relación tiene esto con nuestros sentimientos y acciones?

 

¿Fue transmitida la conciencia a los descendientes de Adán?

Sí, la evidencia, tanto bíblica como no bíblica, demuestra que lo fue, hasta a cada uno de nosotros hoy día.

 
Note el relato histórico de lo que sucedió en el caso de José más de dos mil años después del pecado de Adán.

José era esclavo en la casa de Potifar, un oficial de la corte egipcia.

Tentada quizás por la belleza masculina de José, la esposa de Potifar trató de seducirlo.

Puesto que solo era un esclavo, José fácilmente pudo haberse sentido obligado a obedecerla, posiblemente con la esperanza de mejorar su posición.

Sin embargo, José rechazó rotundamente los requerimientos amorosos inmorales de ella y dijo:

“¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”

Génesis capítulo 39:1-9

¿Qué movió a José a ver el adulterio como un pecado contra Dios?

 
Él no respondió de esa manera debido a una ley escrita de Dios que prohibiera el adulterio, como la que solo más tarde apareció en los Diez Mandamientos.

Éxodo capítulo 20:14.

 
Y aquí José estaba en Egipto, lejos de toda presión de familia o reglas patriarcales.

Claramente la conciencia de José estuvo envuelta en esto.

El adulterio violaba su sentido moral. Probablemente podía “sentir” que era incorrecto tomar lo que no le pertenecía, la esposa de otro hombre.

Y este sentimiento pudo haberse fortalecido por haber reflexionado él en el hecho de que un hombre y su esposa son “una sola carne,” un hecho con el cual Adán estaba bien familiarizado.

Génesis capítulo 2:24; Mateo capítulo 19:4, 5

También, habría oído de las experiencias de Abrahán e Isaac, que no mostraban aprobación del adulterio.  

Por consiguiente, aun sin una ley contra el adulterio la conciencia de José podía moverlo a rechazarlo.

 
Pero si Adán transmitió a sus descendientes un grado de conciencia, ¿no debería haber percibido la esposa de Potifar, también,

que el adulterio era incorrecto?


Sí, aunque obviamente ella dejó que la pasión la controlara.

Los egipcios, junto con la gente por toda la Tierra, comprendían que el adulterio era una grave ofensa moral.

Sus más antiguos textos religiosos asociaban el Juicio Final con poner el “corazón” en la balanza.


¿Y en cuanto a qué se juzgaba a uno?

El antiguo “Libro de los Muertos” egipcio representa a los difuntos declarando su inocencia, diciendo:

‘No he robado. No he matado hombres. No he mentido. No he contaminado a la esposa de ningún hombre.’

Por eso, la conciencia debe haberlos llevado a percibir lo incorrecto del adulterio.

 

Introduciendo la conciencia en el cuadro, el historiador Flavio Josefo escribió más tarde que José instó a la esposa de Potifar a evitar una concupiscencia que traería remordimiento y sufrimiento, y a más bien ser fiel a su esposo y disfrutar de “una buena conciencia.”

 Además, encontramos descripciones, tanto bíblicas como no bíblicas, que son ilustración de una conciencia en funcionamiento.

 

En una ocasión el rey David de Israel hizo que se tomara un censo de la nación.

La Biblia describe cómo afectó a David el comprender que había pecado.

Mostrando la conciencia en operación, la Biblia dice que el “corazón de David empezó a darle golpes.”


Un efecto similar de una conciencia herida se menciona en una tablilla cuneiforme antigua que da la oración de un babilonio que había pecado.

Imploraba a su dios que escuchara “a causa de su pecho, que se queja como una flauta resonante.”


 Todo esto muestra que tenemos una conciencia debido a haber heredado de Adán inteligencia y un sentido moral.

 

Así, hasta naciones que no sabían nada de la ley mosaica, dada por Dios, prohibían cosas como hurtar, mentir y cometer incesto, asesinato y adulterio.

Sí, aunque “no tienen ley,” ellas “hacen por naturaleza las cosas de la ley.”

El apóstol Pablo puso de relieve la base que había para las normas morales de ellas, diciendo: “su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.”

Carta del apóstol Pablo a los Romanos capítulo 2:14, 15.

 

 Tan universal es la facultad de la conciencia dada por Dios que una enciclopedia declara:

“Todavía no se ha encontrado una cultura en la cual no se reconozca la conciencia como realidad.”

Y concerniente a los individuos que aparentemente “no tienen conciencia,” el Dr. Geoffrey Stephenson escribió:

“Eso era y todavía es considerado por algunos como una forma genuina de locura o psicosis.”—

Compare en la Biblia con Tito capítulo 1:15.

 

LA CONCIENCIA... SU OPERACIÓN Y ENTRENAMIENTO

 Por consiguiente, ¿podemos simplemente ‘hacer por naturaleza las cosas de la ley’?


Nooo, se necesita más.


El simplemente entender la fuente verdadera de la conciencia y por qué tenemos esa facultad no nos asegura que nos estamos beneficiando plenamente de ella.

Recuerde que los egipcios de la antigüedad tenían ciertas normas morales que manifestaban los efectos de la conciencia.

Pero ¿fue suficiente aquello en sí?

¿Los protegió solo aquello de toda cosa impropia?

Su repugnante adoración de animales, en la cual se rendía “servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó,”

Demuestra que no bastaba con simplemente tener un grado de conciencia.

Carta a los Romanos capítulo 1:20-25


Por consiguiente, es necesario que sepamos más que solo que tenemos una conciencia.

Debemos saber cómo funciona, cómo puede ser entrenada y lo que Dios dice acerca de usarla en la vida cotidiana.


 Los ejemplos bíblicos que hemos considerado ilustran dos maneras esenciales en las cuales su conciencia puede y debe funcionar.

Es probable que el dirigir la atención al pasado de uno y juzgar lo moral que hayan sido sus actos en el pasado sea la operación de la conciencia en que más comúnmente se piense.

Notamos esta función en el caso del pecado de Adán y en la experiencia de David después que éste hubo obrado incorrectamente. La conciencia de éstos los hirió.

¿No ha sentido usted que su conciencia funciona de este modo?

Esta voz interior de la conciencia que aflige a los que han hecho lo malo puede ser tan insistente que éstos tomen acción drástica para limpiar su conciencia o quizás se vean afligidos por su conciencia por años.

 

Sin embargo, un efecto mucho más importante de esta operación de la conciencia es que puede mover a uno al arrepentimiento piadoso. David escribió:

“Cuando me quedé callado se gastaron mis huesos debido a mi gemir todo el día. Por fin te confesé mi pecado, y no encubrí mi error.

Dije: ‘Haré confesión acerca de mis transgresiones a Jehová.’ Y tú mismo perdonaste el error de mis pecados.” (Sal. 32:3, 5)

Por consiguiente, la conciencia de usted en funcionamiento puede hacer que regrese a Dios, pues le ayuda a reconocer que es necesario tener el perdón de él y seguir Sus caminos en el futuro.

—Sal. 51:1-4, 9, 13-15.

 
La otra función de la conciencia es la de funcionar por anticipado para guiar y aconsejar al que tiene que hacer una selección moral o tomar una decisión moral.

El conferenciante Eric D’Arcy comentó: “En los escritores paganos la conciencia no aparecía en la escena sino hasta después que se ejecutaba la acción, y su papel era meramente judicial; pero en [la Biblia], a la conciencia se le atribuye una función legislativa.”

Fue este aspecto de la conciencia lo que hizo que José pudiera percibir de antemano que no debía cometer adulterio.

Siguió su conciencia al rechazar un derrotero que estaba contra su sentido moral.

¿Ha funcionado la conciencia de usted de este modo?

¿Le está ayudando como debería ayudarle?


Para que la conciencia nos guíe y beneficie, es necesario dar atención y entrenamiento a esas dos funciones de ella.

El hecho de que ninguno de los dos aspectos puede ser pasado por alto o reprimido se ve claramente por lo que sucede cuando se ha hecho eso.

Normalmente, como resultado de que la persona ha heredado de Adán la conciencia, ésta pudiera remorderle o indicarle que es incorrecto mentir o hurtar.

Esto es similar a la señal que uno recibe cuando su mano se acerca a una llama; sus receptores sensorios intraconstruidos lo ponen a uno sobre aviso en cuanto al peligro y uno puede alejar del fuego la mano.

Pero ¿qué hay si ya hubiera desarrollado un fuerte callo en esa parte de su mano, o quizás su mano tuviera una gran porción cicatrizada debido a una quemada previa?

En ese caso sus sentidos pudieran estar bloqueados; debido al tejido encallecido o cicatrizado la zona sería insensible, no podría responder.

De igual manera la conciencia pudiera ser amortiguada si se le pasara por alto o reprimiera repetidas veces.

El apóstol Pablo escribió acerca de hombres “cuya conciencia ya no siente nada, como si se la hubieran quemado con un hierro caliente.” (1 Tim. 4:2, Versión Popular)

Esos hombres, sin remordimiento de conciencia, podrían mentir, obrar con hipocresía o extraviar intencionalmente a los cristianos, como dijo Pablo.

 En consecuencia, una conciencia que ha sido pasada por alto o reprimida no solo ya no causa dolor a la persona después que ha cometido lo malo, sino que no suministra guía confiable de antemano.

Una descripción de personas en esa situación se da en Efesios 4:19:

“Los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas.” (Biblia de Jerusalén)

Es fácil entender por qué Hitler quería poner a la gente en esa condición.

Su conciencia no los restringiría en absoluto, sino que podrían hacer cualquier cosa que se les pidiera, sin importar lo baja o vil que fuera. Ciertamente queremos evitar llegar a ser así; más bien, queremos que nuestra conciencia siga funcionando y respondiendo.

 
La Biblia es una ayuda inestimable en esto. Puesto que presenta las mayores indicaciones que tenemos en cuanto a las cualidades y caminos de Dios, puede ayudarnos a llegar a estar en armonía o sintonía con su imagen. Así, pues, el salmista cantó:

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios.

Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de rectitud.”

Mientras más aprendamos y comprendamos Sus tratos y voluntad, más fortaleceremos la influencia de la conciencia piadosa en nuestra vida.

La voz interior se hace más fuerte y más clara, así como por medio de cultivo y entrenamiento el solista consigue voz y oído más exactos y el relojero aguza su vista.

 
La Biblia contiene leyes o mandamientos claros de Dios contra ciertas graves ofensas morales, como el hurtar, mentir, cometer adulterio y asesinar.

Esos agravios se prohibían en la Ley que él dio a Israel, y las prohibiciones se repiten en el consejo de Dios para los cristianos.

Por consiguiente, hasta si por la crianza o experiencia de una persona en la vida su conciencia hubiera sido amortiguada a cualquiera de estos pecados, por la Biblia le sería fácil ver que son incorrectos.

No habría base para decir: ‘Pero mi conciencia no me molestó; no me pareció que fuera incorrecto.’ Además, esas leyes darían lugar a que los responsables de la congregación cristiana procedieran a fin de proteger de todo practicante de pecado a los miembros de ésta. Sería expulsado o cortado del compañerismo.—1 Cor. 5:11-13.

 Pero además de leyes contra agravios crasos, las Escrituras contienen muchos principios de conducta que reflejan la personalidad, caminos y normas de Dios. Estas son indicaciones amplias de cómo podemos ser a su imagen. Aunque se pudieran citar numerosos ejemplos de principios bíblicos, note las indicaciones claras de que Dios es justo e imparcial. Ante todo, se nos dice eso directamente. (Deu. 32:4; Job 34:10, 12; Hech. 10:34, 35) Y esto se respalda con ejemplos que muestran que Dios desplegó esas cualidades. Por ejemplo, cuando un rey ungido de Israel pecaba y obraba injustamente para con algunos de sus súbditos, Jehová claramente mostraba lo incorrecto del derrotero de éste. Y, en armonía con la propia justicia de Dios, no eximía de castigo ni siquiera al rey. (2 Sam., caps. 11, 12) Al impresionar en nuestro corazón y mente esos principios de conducta e indicaciones de la personalidad de Dios, fortificamos nuestra conciencia para que obre de manera confiable. Por consiguiente leemos: “En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.”—Pro. 3:6; Sal. 16:8.

 Habiendo aprendido que Dios es justo e imparcial, ¿no tendría usted una conciencia más sensible al despliegue de injusticia o parcialidad para con otros? Quizás a usted se le hubiera criado con prejuicio contra individuos de ciertos antecedentes, y por eso no le molestara el discriminar contra ellos. Si usted solía atender clientes en una tienda, probablemente tendía a pasar por alto a éstos o tratarlos con menos atención o bondad. Pero entonces usted aprendió por la Biblia la justicia de Dios y que él insta a los que quieren tener su aprobación a desplegar justicia e imparcialidad. (Miq. 6:8; Pro. 24:23) Y llegó a comprender que todas las criaturas humanas son de los mismos padres humanos originales, Adán y Eva. (Hech. 17:26; Gén. 3:20) Ante una situación similar a otra del pasado en la cual usted habría obrado injustamente, la “voz” de su conciencia le insta ahora a obrar con justicia e imparcialidad. Además, si usted prosiguiera y obrara con su prejuicio anterior, probablemente su conciencia lo afligiría después de eso. Sería como si oyera desde lo interior una voz que lo condenara por haber seguido un derrotero que usted sabía que era incorrecto. De modo que usted puede ver que su conciencia ha recibido entrenamiento, ha sido aguzada, se ha hecho más sensible. Ahora suministra mejor guía para usted; lo acerca más a la imagen de Dios.

 Como se ha mencionado, hoy nos enfrentamos a extenso cambio y derrumbe en lo moral. Esto hace cada vez más difícil la tarea para los que quieren cooperar con la voz de su conciencia. Además, ¿no parece que la vida se está haciendo cada vez más complicada? ¡Parecen tantos los factores que hay que considerar al tomar una decisión! El juez Felix Frankfurter, del Tribunal Supremo de los EE. UU., hizo el siguiente comentario en cierta ocasión: “Difícilmente hay una cuestión de verdadera dificultad delante del Tribunal que no envuelva más de un llamado principio. Cualquiera puede decidir una cuestión si solo hay un principio individual en controversia.”

 Sin embargo, mientras más amplio sea nuestro conocimiento de los principios divinos que se hallan en la Biblia, mejor podremos pesar los asuntos y decidir. Al enfrentarnos a una cuestión o decisión, podemos meditar en los principios bíblicos que parecen aplicar. Dependiendo de la naturaleza del asunto, pudiera tratarse de principios como los siguientes: respete la jefatura (Col. 3:18, 20); sea honrado en todas las cosas (Heb. 13:18); odie lo que es malo (Sal. 97:10); siga tras lo que contribuye a la paz (Rom. 14:19); obedezca a las autoridades gubernamentales (Rom. 13:1; Mat. 22:21); rinda devoción exclusiva a Dios (Mat. 4:10); evite las malas asociaciones (1 Cor. 15:33); no haga tropezar a otros (Fili. 1:9, 10). Aunque los principios mismos nos ayudan, si aumentamos nuestro conocimiento y aprecio de los principios y caminos de Dios la voz de nuestra conciencia será más confiable. Pablo dijo que la conciencia de él era ‘dadora de testimonio.’ (Rom. 9:1) La nuestra también lo será. Los aguijonazos de nuestra conciencia que ha sido entrenada por la Palabra de Dios nos ayudarán a reflejar la personalidad y cualidades de Dios en nuestras decisiones.

 Así, pues, todos tenemos disponible para nuestra guía un grado de conciencia, que suministró Dios. Pero si aumentamos nuestro conocimiento de las cualidades y principios de Dios, nuestra conciencia puede hacérsenos aun más valiosa en lo que se refiere a guiar nuestros pasos y tomar decisiones.

Beneficiándose de la conciencia que Dios le ha dado


“La ley de su Dios está en su corazón; sus pasos no titubearán.”—Salmo 37:31.


AUNQUE Dios no ha dado a los cristianos un extenso código de leyes, nos ha provisto algunas leyes, o reglas directas, y muchos principios para que los apliquemos de acuerdo con nuestra fe y nuestra conciencia. Pero una cosa es tener conciencia, y otra es beneficiarnos plenamente de ella. Muchas personas opinan: ‘Si algo no le causa perturbación a mi conciencia, está bien.’ ¿Es correcta esta forma de pensar?

 La Biblia muestra que, debido a nuestra carne pecaminosa, nuestra conciencia puede darnos mala dirección, causarnos extravío; puede que sea débil, que haya recibido guía equivocada, o que esté contaminada. Podemos comprender mejor lo peligroso que es el punto de vista: “Deje que su conciencia sea su guía” si consideramos a los habitantes de Creta del primer siglo, a quienes se conocía como “mentirosos, bestias salvajes perjudiciales, glotones desocupados.”—Tito 1:10-12.

Al igual que todos los pueblos, los cretenses tenían conciencia innata. Pero no estaban beneficiándose de ésta. Al escribir a Tito, quien se hallaba en Creta, el apóstol Pablo dijo: “Todas las cosas les son limpias a los limpios. Pero a los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia.” (Tito 1:15; Romanos 2:14, 15) La mayoría de los cretenses tenían una conciencia insensible que no les ayudaba a hacer lo que era moral o limpio. (1 Timoteo 4:2) ‘Nada era limpio’ para muchos cretenses. ¿A qué se debía eso? Con conciencia contaminada, ellos veían cada situación como una oportunidad para hacer lo que era inicuo. Quizás hayan dicho: ‘Mi conciencia no se siente perturbada por eso.’ ¡Pero debería haberse perturbado! Sin embargo, algunos judíos o prosélitos cretenses habían estado en Jerusalén para la celebración del Pentecostés de 33 E.C. El conocimiento espiritual de ellos les habría ayudado a no ser mentirosos, injuriadores ni glotones. Y a los que aceptaron a Jesús se les ayudó adicionalmente, mediante la enseñanza que provino de él, a tener una buena conciencia, una que funcionara bien.—Hechos 2:5, 11; Tito 1:5; 2:2-5; 3:3-7.

 No obstante, la conciencia puede hacer que hasta alguien que esté en contacto con la Palabra de Dios y desee hacer lo correcto se extravíe. Saulo, o Pablo, estaba familiarizado con las Escrituras y rendía adoración celosa de acuerdo con la Ley. Sin embargo, no se mantuvo al paso con el desarrollo progresivo de la voluntad de Dios. Después que el Mesías llegó, predicó y murió en cumplimiento de las profecías, Pablo continuó practicando el judaísmo farisaico. Su conciencia no le impidió que ‘persiguiera a la congregación’ y ‘estuviera respirando amenaza y asesinato contra los discípulos del Señor.’—Filipenses 3:4-6; Hechos 9:1, 2.

 Estos ejemplos muestran que nuestra conciencia puede darnos mala guía. Puesto que nos encaramos a muchas decisiones que no están abarcadas por leyes bíblicas específicas, sino que son asuntos de conciencia, es necesario que sepamos cómo podemos entrenar nuestra conciencia y beneficiarnos de ella al grado más pleno. Consideremos tres áreas al respecto.

¿Qué indica la Palabra de Dios?

 La Palabra de Dios, que es perfecta, contiene mucha información que puede comunicarnos esclarecimiento en cuanto a la manera de pensar de Dios, o sus principios, y educar nuestra conciencia. Como ya se ha dicho, José no tenía una ley de Dios en forma escrita en contra del adulterio. Pero la conciencia de José había sido educada correctamente. Sin duda él había razonado sobre el hecho de que el propósito de Dios era que el esposo y la esposa (”los dos”) fueran una sola carne, sin la intrusión de una tercera persona con intenciones adulterinas. Y José ciertamente estaba enterado de la experiencia en que estuvo envuelto el amigo de Dios, Abrahán, la cual indicó la posición que toma Dios en cuanto al adulterio.—Mateo 19:5; Génesis 2:24; 20:1-18.

 Nosotros podemos beneficiarnos de manera similar. Por ejemplo, quizás nos encaremos a la decisión de aceptar una invitación para comer o hablar sobre negocios con alguien de nacionalidad, raza o antecedentes diferentes a los nuestros. Esto es algo que requiere una decisión personal. Pero si hemos absorbido de la Biblia la actitud de imparcialidad y ecuanimidad de Dios, nuestra conciencia educada contrarrestará cualquier prejuicio en medio del cual se nos haya criado. Obraremos en armonía con este entendimiento. (Hechos 10:34, 35; Santiago 2:1-4) Así, los principios bíblicos pueden ser una ayuda para nosotros también.

 Cuando tenemos que decidir algún asunto a fin de ‘tener una buena conciencia,’ debemos enterarnos de lo que Jehová dice respecto al asunto, puesto que esto puede tener efecto en nuestra conciencia y en la decisión que tomemos, y debe tenerlo. (1 Pedro 3:16) Además de buscar leyes específicas, debemos interesarnos en saber si hay principios bíblicos relacionados con el asunto. ¿Hizo o dijo algo Jesús que indicara el modo de pensar de él tocante a una decisión de esa índole? Podemos buscar información en las ayudas para el estudio de la Biblia que consideren el asunto. Y podemos consultar con compañeros cristianos que puedan ayudarnos a hallar principios bíblicos relacionados con el asunto. Por supuesto, no debemos dar este paso con la idea de que ellos lleven nuestra responsabilidad, ni debemos preguntar: ‘Si a usted le correspondiera decidirlo, ¿qué haría?’—Gálatas 6:5.

 En situaciones en que hay que tomar una decisión personal, los cristianos sinceros deben seguir un proceder que los deje con una conciencia limpia y tranquila delante de Dios. Debe ser su intenso anhelo poder decir: “Da testimonio nuestra conciencia ... que con santidad y sinceridad piadosa ... nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.” (2 Corintios 1:12) La profundidad del amor del cristiano a Jehová y Sus principios se puede evidenciar por las decisiones que toma en asuntos de conciencia.

¿Cómo afectará a otras personas?

Puesto que los cristianos quieren que su conciencia los mueva a imitar a Dios, el interés amoroso en otras personas debe ser influencia importante en las decisiones que envuelvan la conciencia. Se sacó a relucir este aspecto cuando Pablo escribió acerca de diversos asuntos relacionados con el alimento.

 En la congregación corintia surgió preocupación tocante a carne que había sido sacrificada a ídolos. Hubiera sido idolatría el que un cristiano comiera carne de un sacrificio durante una ceremonia idolátrica. Pero Pablo explicó que no era pecado comer el sobrante de la carne que se hubiera comprado en una tienda similar a un restaurante y que estuviera conectada con algún templo, o en carnicerías públicas. (1 Corintios 8:10; 10:25; Hechos 15:29) No obstante, algunos cristianos que anteriormente habían sido adoradores de ídolos eran sensibles (tenían conciencias débiles) tocante a comer aquella carne hasta cuando se vendía públicamente sin conexión con lo religioso. Aunque sin expresar aprobación de las conciencias débiles, Pablo animó a otros cristianos a que desplegaran consideración para con aquellos hermanos. Habría sido falto de amor el hacer algo que pudiera haberlos llevado al tropiezo, o que los hubiera llevado a sentirse libres, con conciencia tranquila, para participar de nuevo en la idolatría.

 Pablo desplegó la actitud que todos necesitamos: “Si el alimento [o cualquier otra cosa] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.” Si en algún asunto que dependiera de nuestra propia conciencia, y en el que, por lo tanto, tuviéramos libertad para obrar, pasáramos por alto la conciencia de otras personas y así ‘arruináramos a nuestros hermanos por cuya causa Cristo murió,’ pudiéramos perder nuestra posición de favor delante de Dios. Pablo preguntó: “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (1 Corintios 8:3, 11-13; 10:29) Aunque uno piense que algo es ‘asunto personal de conciencia,’ si tal proceder perjudica a otras personas puede resultar en que uno reciba el juicio adverso de Jehová. Eso demuestra lo engañoso que puede ser el pensar: ‘Si es asunto que se deja a mi conciencia, está bien.’

 Considere la experiencia de un matrimonio: ellos estudiaban la Biblia, asistían a las reuniones y pensaban bautizarse. Un anciano de la congregación dijo al esposo que él había disfrutado de cierta película cinematográfica. El hombre contestó: ‘¡Qué! ¿Usted va a ver películas clasificadas R?’ El anciano trató de excusar su proceder y dijo que algunas de esas películas (que hasta el mundo considera de reputación dudosa) tienen valor si se pasan por alto los aspectos objetables. Pero parece que tal acción afectó al hombre. Después de aquello su progreso no fue tan rápido como el de su esposa. Si el anciano hubiera reflexionado en textos bíblicos tales como Colosenses 3:2-8, Efesios 5:3-5 y Mateo 7:12, éstos pudieran haber afectado su conciencia y conducta.—1 Corintios 9:22, 25-27.

 El considerar a otras personas también incluye no pedirles que aprueben algo que vaya en contra de la conciencia de ellas. Por ejemplo, los ancianos de la congregación tienen la responsabilidad respecto a permitir ceremonias nupciales en el Salón del Reino, el modo como hayan de conducirse éstas, la decoración que haya de darse al salón, y así por el estilo. Los ancianos de cierta congregación escribieron: “En una boda, todas las damas de honor caminaron por el pasillo abanicándose. La siguiente boda tenía que ser mejor que la primera, de modo que las damas, mientras caminaban por el pasillo, hacían girar unas sombrillas. La boda que siguió a aquélla tenía que ser más grande y mejor; querían tener veinte damas y veinte caballeros de honor. El salón estaba comenzando a usarse como si fuera un circo.”

 ¿Era éste ‘un asunto de conciencia,’ de decisión privada? No. Aunque las conciencias de una pareja comprometida les permitieran algo que fuera exagerado o extravagante, no se pudiera pasar por alto la conciencia de los ancianos en conjunto. Aunque los ancianos no quieren imponer sus gustos personales, se interesan sinceramente en la paz, la armonía y la espiritualidad de toda la congregación. Y con la conciencia en función deben ayudar a las personas ‘a saber comportarse en la casa de Dios, que es columna y apoyo de la verdad.’—1 Timoteo 3:15; 1 Corintios 10:31.

 Por lo tanto, cuando nos encaramos a una decisión que es ‘asunto de conciencia’ tenemos que reflexionar en (1) lo que la Palabra de Dios dice al respecto, y (2) cómo la decisión que tomemos pudiera afectar o envolver en el asunto a otras personas. Sin embargo, hay un tercer aspecto que es importante.


¿Cómo nos afectará a nosotros mismos?

 La revista Natural History de agosto de 1981 contenía un artículo sobre mensajeros de la ciudad de Nueva York que van en bicicleta y llevan paquetes y cartas urgentes a negocios de toda la ciudad. Entre los ejemplos de hombres que han emprendido esta forma de trabajo estaba el siguiente: “Donald, mensajero de 41 años de edad, puede mantener a su esposa y su hijo de 15 años de edad con lo que gana. Donald trabajaba revelando películas, pero abandonó su profesión porque, como testigo de Jehová, no podía hacer la vista gorda ante el papel que él desempeñaba en la producción de material pornográfico. Como mensajero, no solo siente que su conciencia está limpia, sino que puede terminar su trabajo a su discreción para dedicar más tiempo a hacer prosélitos.”

 Hay varios factores que tienen que considerarse al tomar decisiones relacionadas con el empleo (vea el recuadro de la página 26). Parecido a lo que sucedió en el caso de Donald, puede que un cristiano esté trabajando para una compañía que revele películas... fotografías, películas domésticas, películas de anuncios y películas cinematográficas comerciales. Gradualmente, la compañía acepta algún material pornográfico. En cierto punto la conciencia del cristiano comienza a molestarle. Quizás se dé cuenta de que se le está obligando a involucrarse en la pornografía u otra actividad ilegal. Sea porque se le identifica con una empresa que maneja material pornográfico o debido a lo que se le pide que haga, quizás comprenda que es necesario que él deje tal empleo para mantenerse “irreprensible,” lo cual es de interés especial para las personas que tienen o procuran privilegios en la congregación. Al buscar otro empleo, puede esperar con confianza que Jehová le bendecirá. (1 Timoteo 3:2, 8-10; Romanos 13:5) Sin duda hay muchos cristianos que han abandonado empleos de esa índole para no dejar que la impureza los socave. (Compare con Mateo 5:28.) Por eso, cuando nos encaremos a una decisión que envuelva nuestra conciencia, debemos preguntarnos: ‘Si hago esto, o rehúso hacerlo, ¿qué efecto tendrá ello en mí?’ Ciertamente no debemos pasar por alto nuestra conciencia y cauterizarla, lo que nos facilitaría a mayor grado el hacer lo malo en el futuro.—1 Timoteo 4:2; Judas 10; Efesios 4:18, 19.

 Al reflexionar sobre la decisión que Donald tomó según los dictados de su conciencia, debemos notar que, además de interesarse en tener una relación aprobada con Jehová, él quería proclamar su fe a mayor grado. Esto está de acuerdo con la relación que Pablo establece entre la conciencia y la fe: “El objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.”—1 Timoteo 1:5.

 Es digno de encomio el que tanto la fe de alguien como su deseo de tener una buena conciencia lo muevan a efectuar ajustes para que ‘sus pasos no titubeen’ y pueda dedicar más tiempo y atención a difundir “todo el consejo de Dios.” (Hechos 20:26, 27) Sin embargo, ¿cómo debemos considerar a otras personas cuyas circunstancias parecen permitirles dedicar más tiempo a la predicación, pero que no lo hacen? Quizás reciban un buen salario de sus empleos o negocios, y quizás parezca que ya tienen suficiente dinero como para vivir cómodamente en este sistema. Pero en vez de regocijarse como precursores en la obra de tiempo completo de hacer discípulos, continúan dando expansión a sus negocios, casas y comodidades. (Compare con Marcos 10:17-22; Lucas 12:16-21.) No nos toca a nosotros juzgar a otras personas respecto a dichos asuntos, porque “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” Más bien, que nuestra fe nos mueva, sin hipocresía, a servir plenamente a Dios para que podamos disfrutar de una buena conciencia.—Romanos 14:1-4, 10-12.

Guiados por una buena conciencia

 La conciencia cristiana que sea sensible y haya sido educada apropiadamente nos guiará a hacer lo que es bueno. Lo hizo en el caso de Pablo. El estaba tan interesado en ‘sus hermanos,’ judíos como él, que escribió: “Mi conciencia da testimonio conmigo en Espíritu Santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón.” Romanos 9:1-3.
Sí, él hizo todo lo posible por compartir las buenas nuevas del cristianismo con ellos.

Así debe ser en nuestro caso. Si comprendemos con aprecio lo valiosa que es la conciencia que Dios nos ha dado, no nos inclinaremos a pensar solo en términos de reglas.

Las reglas pueden establecer requisitos mínimos, o metas. Pero una conciencia estimulada por amor y fe probablemente exija aún más de nosotros, y nos mueva a hacer mayores sacrificios y a ser más altruistas.

De ese modo ciertamente nos beneficiaremos de nuestra conciencia. Esta nos mantendrá alejados de las cosas que pueden resultar en la desaprobación divina, y nos ayudará a hacer las cosas que El claramente aprueba. Esto es especialmente cierto a medida que nuestra conciencia nos guía a participar a mayor grado en la proclamación de las buenas nuevas. ¿Qué beneficio pudiera ser mayor que el que Pablo le mencionó a Timoteo? Dijo él: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.”—1 Timoteo 4:16

En los Estados Unidos las películas clasificadas R se consideran poco apropiadas para personas menores de diecisiete años de edad (a menos que las acompañe un padre o tutor) debido al tema o al grado de contenido sexual, de violencia o de vocabulario obsceno.

La congregación local se beneficiaría de tener más precursores. Sin embargo, muchas personas que tienen interés en la verdad y 'hambrean' en sentido espiritual viven en zonas a las que pocos hermanos pueden mudarse por no haber allí oportunidades de empleo. ¡Qué bendición es el que cristianos que están en buena posición financiera respondan favorablemente a estas llamadas por ayuda!—Hechos 16:9, 10.

¿Lo guía una conciencia cristiana sensitva?

¡QUÉ enormes cambios han hecho muchos que han llegado a ser cristianos!

Individuos de la Corinto de la antigüedad que se convirtieron al cristianismo habían sido fornicadores, idólatras, homosexuales, ladrones y borrachos. Pero al oír y aplicar la verdad de la Palabra de Dios, cambiaron y fueron “lavados.” 1a. Carta de Pablo a los  Corintios capítuo 6:9-11 

¿Sabe usted de personas que hayan efectuado cambios similares?
 Quizás, con ayuda de Dios, usted mismo haya hecho eso.

 ¡Qué excelente es el que personas a quienes conmueve el mensaje cristiano se alejen de cuadrar con la descripción de Tito 1:15: “A los contaminados y sin fe nada les es limpio, sino que tienen contaminada tanto su mente como su conciencia”! Sin embargo, más que solo evitar agravios morales flagrantes, a medida que una persona aprende de las leyes y principios de Dios desarrolla una conciencia más sensitiva. ¿No se ha hecho más sensible su propia conciencia a medida que usted ha aumentado en conocimiento y aprecio de la voluntad y la personalidad de Dios? Esto es algo sumamente deseable. El tener una conciencia cristiana apropiadamente sensitiva y responder a ella puede ayudarle a conseguir el favor de Dios, puede hacerle más tranquila la vida, evitándole el dolor que a menudo reciben los que tienen una conciencia contaminada, y puede ayudarle a vivir una vida que sea ejemplo del cristianismo verdadero.—Compare con 1 Pedro 3:21.

LA CONCIENCIA... ¿CUÁN SENSITIVA?

 Sin duda, como cristianos no queremos una conciencia “contaminada” o “cauterizada,” porque una conciencia de esa clase no sería de ningún valor en ayudarnos a reflejar la imagen de Dios. (Efe. 4:19) Por otra parte, nuestra conciencia no debe hacerse sensitiva de manera exagerada o desequilibrada; en vista de que somos humanos imperfectos, eso pudiera suceder si no tenemos cuidado.

 Por ejemplo, una persona pudiera reconocer que Jehová no está respaldando las guerras de las naciones, sino que insta a su pueblo a aprender los caminos de la paz. (Isa. 2:4) Sabiendo que por lo general las naciones sostienen a sus ejércitos con el dinero de los impuestos, ¿sería equilibrado y bíblico que la conciencia de esa persona la llevara a negarse a pagar impuestos? ¿O que la llevara a pagar sus impuestos menos un porcentaje que correspondiera con lo que el gobierno gasta en su presupuesto de defensa? Aunque hay quienes han adoptado esa posición, la evidencia bíblica pesa contra una conciencia que conduzca a tal derrotero. A los cristianos se les dice claramente que paguen sus impuestos, y esto se puso en la Biblia a pesar del hecho de que el gobierno romano entonces existente sostenía un ejército enorme. Mateo 22:17-21; Romanos 13:1, 7) Por consiguiente el cristiano puede, con una conciencia limpia equilibrada por la Palabra de Dios, pagar sus impuestos, dejando a los gobiernos la responsabilidad de cómo se usa el dinero.

 Por la misma razón, este consejo bíblico debe plasmar la conciencia de la persona de modo que pague todos sus impuestos. ¿Es a eso que lo mueve la conciencia suya, o ha influido en su conciencia el predominio común de la evasión del pago de impuestos? Como ilustración, si sus circunstancias han cambiado —quizás los hijos se hayan casado y ya no vivan con usted en su casa, lo cual significa impuestos más altos para usted— ¿lo ha movido su conciencia a informar esa realidad y pagar el impuesto completo? Es verdad que pudiera haber muy poca probabilidad de que la declaración de impuestos de uno fuera revisada cuidadosamente y se detectara la realidad. Pero para el cristiano que tiene una conciencia apropiadamente sensitiva, el deseo de evitar el castigo no es la única razón para obrar apropiadamente; la conciencia también es un factor. ¿Ve usted que sea así en su caso?

 Con relación a esto Pablo escribió: “Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [contra los infractores], sino también por causa de la conciencia de ustedes.” (Rom. 13:5) Por consiguiente su conciencia sensitiva y apropiadamente equilibrada debe ser una fuerza restringente y orientadora que lleve a lo bueno. ¿Lo es? ¿Exactamente cuán sensitiva y útil es su conciencia? Consideremos unas cuantas ilustraciones que pueden ayudarnos a decidir.

CONCIENCIA Y EMPLEO

 El empleo es una zona de actividad que hace surgir muchos problemas que requieren el ejercicio de la conciencia cristiana. Algunas formas de empleo, como el de hacer ídolos, trabajar en un establecimiento de juego de azar o estar empleado por una organización religiosa de la religión falsa, violan claramente las Escrituras. De modo que los cristianos las evitan. (1 Juan 5:21; Col. 3:5; Rev. 18:2, 4, 5) Sin embargo, no todos los asuntos de empleo están tan claramente definidos. Cierto empleo pudiera estar en una “zona gris,” por decirlo así. Y a veces, aunque no haya razón para objetar al trabajo fundamental de uno, quizás de vez en cuando se le pida que haga algo de índole sospechosa. De modo que la conciencia puede verse envuelta en la situación.


 Por ejemplo, hay problemas de empleo que tienen que ver con la sangre. La Biblia declara llanamente que los siervos de Dios no deben alimentarse de sangre. (Gén. 9:3, 4; Hech. 15:19, 20) Por consiguiente, los testigos cristianos de Jehová no comen alimento que contenga sangre, como la morcilla, ni aceptan transfusiones de sangre. Pero ¿qué hay si, en su trabajo, se le pidiera que manejara sangre o productos de sangre de vez en cuando? ¿Le permitiría eso su conciencia? Un Testigo que vivía en Colorado trabajaba en un hospital de técnico médico principal haciendo análisis de diversas clases en tejido y fluido corporales. Entre las muchas cosas que se esperaba que él analizara había muestras de sangre. A veces simplemente se trataba de examinar la sangre de un paciente para determinar el nivel de azúcar o colesterol. Pero en otras ocasiones era para ver la compatibilidad con propósitos de transfusión. ¿Podía hacer eso?

 Este cristiano consideró cuidadosamente el asunto. Se podía ver que no sería correcto que un cristiano trabajara exclusivamente para un banco de sangre, donde todo estaba dedicado a un fin que era en violación de la ley de Dios. Pero ésa no era su situación; él hacía análisis de muchas clases. También, si uno fuera un doctor que fuera responsable de tomar la decisión, no podría pedir una transfusión de sangre para un paciente, así como el dueño cristiano de una tienda no podría pedir y tener en existencia ídolos o cigarrillos. Sin embargo, este técnico se dio cuenta de que con relación a la sangre simplemente estaba haciendo un análisis, tal como una enfermera pudiera haber tomado la muestra, un mensajero pudiera haberla entregado al laboratorio y otra persona pudiera administrar una transfusión u otra medicación por órdenes de un doctor. Meditó en el principio de Deuteronomio 14:21. Según ese texto el judío que hallaba el cuerpo muerto de un animal que moría de por sí podía removerlo vendiéndoselo a un extranjero que no estaba bajo las restricciones de la Ley en cuanto a carne animal no desangrada. De modo que la conciencia del técnico en aquel tiempo le permitió hacer análisis de sangre, incluso los de sangre para transfusiones a pacientes a quienes no les importaba la ley de Dios sobre la sangre.

 ¿Es así como habría respondido la conciencia de usted? Si no, por vía de consideración, pregúntese si su conciencia le permitiría como empleado traer la muestra de sangre al laboratorio para análisis. O, alejándose un paso más de la transfusión misma, ¿podría usted como conductor de un camión entregar el equipo de análisis al hospital? ¿O le permitiría su conciencia fabricar vidrio del cual quizás se produjera tal equipo? Es evidente que, razonablemente, no se puede considerar que todas estas cosas sean contribuciones directas a la violación de la ley de Dios acerca de la sangre. Pero ¿dónde “marca uno la raya”? Aquí es donde la conciencia entra en juego. Aunque el cristiano tiene que evitar cosas que inequívocamente están en pugna con la ley de Dios, se le pide que use su conciencia para resolver muchos asuntos. ¿Le serviría bien la conciencia suya en situaciones de ese tipo? ¿Es sensitiva?

 En este caso en particular, después que por muchos años el técnico efectuó análisis, su conciencia empezó a molestarle. No era como si otra persona debería decirle o pudiera decirle que lo que estaba haciendo era incorrecto. Tampoco estaba buscando que otro decidiera por él. Pero empezó a pensar: “¿Hay consistencia en hablar de amor al prójimo, y, no obstante, contribuir, en parte, a que mi prójimo quebrante la ley de Dios?” Mateo 22:39; Hech. 21:25) Comprendiendo su deber cristiano de sostener a su familia, consideró el asunto con su esposa. (1 Tim. 5:8) Juntos concordaron en que, si la conciencia de él le molestaba, sería mejor que él efectuara un cambio. Dejó su trabajo de 15.000 dólares al año y se puso a hacer trabajo de limpieza, aunque empezó ganando solo 3.600 dólares al año.

 No perdamos el punto de este ejemplo. No se relata aquí para sugerir que el cristiano no puede ser técnico médico; hay cristianos que continúan trabajando como técnicos médicos, enfermeros o enfermeras, conductores de camiones, etcétera. Se da este ejemplo para ilustrar que la conciencia puede entrar en juego en asuntos de empleo. En el caso suyo la clase de trabajo y lo que se le pide que haga quizás sean bastante diferentes. Pero todos los cristianos deben pensar en si están viviendo en tan estrecho acuerdo como sea posible con los caminos y principios de Dios. Si a su conciencia entrenada por la Palabra de Dios le causa dolor lo que se le pide, ¿la pasará usted por alto? ¿Cuánta importancia tiene para usted, realmente, tener una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres?—1 Tim. 1:5, 19.

 Por supuesto, no podemos evitar del todo los problemas de empleo, porque todavía estamos en este sistema de cosas. (1 Cor. 5:9, 10) Así, pues, usted probablemente comprenda que quizás no podrá hacer que su jefe cultive una conciencia cristiana. Es posible que él opte por hacer caso omiso de ciertas leyes, quizás exagere los méritos de sus productos o tenga en existencia ciertos artículos que usted no tendría si fuera dueño del negocio. O pudiera ser que sus compañeros de trabajo mientan en sus informes de producción o haraganeen cuando el jefe no está cerca. No obstante, usted puede y debe responder a la conciencia de usted. De modo que si ésta no le permite hacer ciertas cosas o si otros lo ridiculizan por su trabajo duro, acepte eso. El apóstol Pedro escribió: “Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada.”—1 Ped. 2:18, 19.

LAS CONCIENCIAS SENSITIVAS DIFIEREN

 Otra esfera en que pudiera verse envuelta su conciencia tiene que ver con asuntos patrióticos, como los ejercicios patrióticos en lugares públicos. ¿De qué manera hace su conciencia que reaccione usted? Esta es una pregunta apropiada, porque en este campo y otros las conciencias difieren.


 Los testigos cristianos de Jehová comprenden que muchas personas abrigan sentimientos profundos en cuanto a actos patrióticos, el más común de los cuales, probablemente, es el de saludar o prestar juramento a la bandera nacional. Como señala el libro Essays on Nationalism por Carlton Hayes: “El principal símbolo de fe y objeto central de adoración del nacionalismo es la bandera, y se han ideado curiosas formas litúrgicas para ‘saludar’ la bandera . . .” Aunque reconocen plenamente la libertad que otros tienen en estos asuntos, los testigos cristianos de Jehová, movidos por su entendimiento de la Biblia, se abstienen de estos actos.—Juan 17:16; 1 Cor. 10:14.

 Pero ¿qué derrotero le moverá a seguir su conciencia cuando se conduce un ejercicio patriótico? Por ejemplo, quizás al auditorio del que usted forme parte se le pida que se ponga de pie y salude la bandera nacional. Como cristiano usted definitivamente evitaría ejecutar todo acto de idolatría. Sin embargo, ¿le permitirá su conciencia ponerse de pie? Un cristiano en esta situación podría concluir que debería permanecer sentado, porque de ese modo personalmente se siente seguro de que no está envuelto en la ceremonia. ¿Sería a eso que lo movería la conciencia de usted? Otro cristiano en la misma circunstancia pudiera decidir ponerse de pie. Comprende que no es como si todo lo que se hubiese pedido de uno para mostrar participación plena fuera ponerse de pie. Al auditorio se le pide que se ponga de pie y salude. Quizás él recuerde que los tres hebreos evidentemente se pusieron de pie delante de la imagen erigida por Nabucodonosor, pero rehusaron inclinarse ante ella. En consecuencia, pudiera concluir que en este caso la participación plena envuelve tanto el ponerse de pie como el saludar, de modo que su propia conciencia le permite el simplemente ponerse de pie respetuosamente sin saludar.—Dan. 3:1-18.

 Como se puede ver, en el caso de dos cristianos en la misma clase de situación, la conciencia pudiera moverlos a conclusiones levemente diferentes, aunque ambos se abstienen de lo que la Biblia demuestra que es impropio. (Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21) Esa variación permitida por el funcionamiento de la conciencia no es una evidencia de confusión o falta de unidad entre cristianos. Tampoco es prueba de que definitivamente uno de los dos esté equivocado. En vez de eso, esa variación se puede considerar como un efecto esperado de conseguir y usar la conciencia cristiana.

 ¿Es esto para beneficio de uno? ¿Es el seguir uno su conciencia superior a seguir una “regla”? Sí, el estar uno anuente a entrenar su conciencia y responder a ella, en contraste con seguir un “talmud” de reglas sobre toda cuestión y variación posible que surgiera, sí lo beneficia a uno. Lo ayuda a estar más meditativamente consciente de los principios bíblicos. Y sin duda uno llega a estar mejor capacitado para pensar claramente, pues la mente recibe estímulo y es fortalecida. Un resultado provechoso de esa clase fue puesto de relieve en un estudio australiano de “creatividad” entre niños de doce años. El informe sobre esto declaró:

“En particular, un número desproporcionadamente grande de niños sumamente creativos eran Testigos de Jehová. Cuatro niños de la muestra total de 394 eran miembros de esta secta, y los cuatro mostraron elevada habilidad creativa. Tanto la muchacha que obtuvo el más elevado total de tantos en las pruebas de Torrance como la muchacha que fue el único menor, varón o hembra, incluido en el 20 por ciento superior de las cinco medidas de ejecución, eran Testigos de Jehová.”—Journal of Personality, marzo de 1973.

¿Qué explicación se ofreció por la sobresaliente creatividad de estos niños Testigos? El estudio llamó específicamente la atención al hecho de que ellos no se amoldan simplemente con pasividad a lo esperado en los ejercicios patrióticos de la escuela. Más bien, pesan los principios de la Palabra de Dios y cultivan obediencia a una conciencia cristiana sensitiva.

SENSITIVA, PERO NO SIEMPRE MÁS RESTRICTIVA

 Hemos visto que a medida que la conciencia de uno es entrenada y puesta en más estrecha armonía con los caminos y voluntad revelados de Dios, por lo general se hace más restrictiva. Ya no le permite a uno hacer ciertas cosas que hacía anteriormente, porque ahora uno las considera contrarias a los principios piadosos. Sin embargo, el entrenar uno su conciencia en armonía con la Palabra de Dios no necesariamente significa que llega a ser más restrictiva en todo. Puede ser que la conciencia apropiadamente entrenada de uno en realidad le llegue a permitir hacer algunas cosas que, antes de conocer la voluntad de Dios, le parecían inapropiadas.

 Lo que establece la diferencia en esos casos es el conocimiento exacto. Esto se ilustra en los comentarios de Pablo en cuanto a carne que se había ofrecido a un ídolo pero que más tarde se vendía en una carnicería o en una clase de restaurante relacionado con un templo de ídolos. El individuo que recientemente había abandonado la adoración pagana y se había hecho cristiano quizás evitaba aquella carne, porque deseaba evitar absolutamente todo lo que estuviera relacionado con un ídolo. Sin embargo con el tiempo podría aumentar en conocimiento y entendimiento. Pablo escribió: “Sabemos que un ídolo nada es . . . y que no hay más que un solo Dios.” (1 Cor. 8:4) Llegando a comprender esto, el cristiano pudiera discernir que la carne que se vendía públicamente no estaba contaminada o envenenada solo porque en una ocasión hubiera sido ofrecida a un no-dios. Con este conocimiento su conciencia fortalecida pudiera permitirle comprar aquella carne en una carnicería o en un restaurante público.—1 Cor. 8:10; 10:25.

 La conciencia puede tener el mismo efecto hoy día. Por ejemplo, en Ohio un joven creció con la convicción de que los cristianos no deberían tomar bebidas alcohólicas. Hasta se había memorizado las advertencias contra la borrachera y la descripción del borracho registradas en el capítulo 23 de Proverbios. En años posteriores, cuando llegó a ser siervo dedicado de Dios, su conciencia todavía no le permitía aceptar vino ni cerveza. Después oyó y consideró cuidadosamente un discurso en el cual se reseñó con exactitud lo que las Escrituras dicen en cuanto al alcohol. El discurso mostró que la Biblia indiscutiblemente condena la borrachera. (Pro. 23:20, 21; Efe. 5:18; 1 Ped. 4:3) No obstante, la Biblia no prohíbe el consumo moderado de bebidas alcohólicas, así como Jesús en una ocasión hizo vino y lo bebió en ocasiones. (Gén. 14:18; Sal. 104:15; Ecl. 9:7; Juan 2:3-11; Luc. 22:17, 18) Aunque aquellos textos le eran conocidos al joven, ahora vio la conclusión equilibrada a la cual llevaban. Por eso, cuando más tarde un italiano le ofreció hospitalariamente una copita de vino, la conciencia de este cristiano le permitió aceptarla.

 ¿Ha experimentado usted un fortalecimiento y equilibrio de su conciencia como ése a medida que ha ido aumentando su conocimiento de los caminos y la Palabra de Dios? Si así es, usted probablemente también aprecia la importancia de tomar en consideración los sentimientos de la persona cuya conciencia difiera de la de usted. Este era el punto que Pablo estaba explicando al considerar la carne que había sido ofrecida a un ídolo que en realidad era “nada.” Escribió: “No obstante, no hay este conocimiento en todos.” (1 Cor. 8:4, 7) Algunos cristianos, debido a su devoción pasada a ídolos, no podían comer aquella carne con una conciencia limpia aunque se vendiera públicamente. Si un cristiano que tenía “conocimiento” y una conciencia fuerte proseguía y comía “todo,” podía arruinar a un hermano “por cuya causa Cristo murió.” De modo que Pablo declaró: “Si [esa carne] hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás.”—1 Cor. 8:10-13; 10:27-29.

 ¿Es así que piensa y siente usted? Por ejemplo, quizás haya algo que, según parece, está permitido por lo que usted sabe de la voluntad revelada de Dios y que su conciencia le permitiría. Pudiera ser algún aspecto de su indumentaria o acicaladura, las decoraciones que ponga en su casa o lo que haga para divertirse. Pero ¿qué hay si la conciencia de muchos otros a su alrededor los lleva a creer que esto no es apropiado para el cristiano? ¿Lo mueve su cristianismo a concluir felizmente: ‘Si esto hace tropezar a mi hermano, jamás lo haré, para no causar tropiezo a mi hermano’?

 Y es necesario considerar la conciencia de otros en otro respecto. Quizás usted se haya aficionado a cierta moda o estilo de acicaladura. Su conciencia no se perturba por ello. Pero como menor de edad o mujer casada tiene que pedir permiso a su padre o a su esposo. ¿Ha considerado usted la conciencia de éste? O si usted se interesa en un privilegio especial de servicio en la congregación cristiana, la conciencia del cuerpo de ancianos entra en el cuadro (1 Tim. 3:9) Es verdad que ellos comprenden que la acicaladura envuelve el gusto personal de cada uno. Pero si se les pide que lo recomienden a usted para servicio especial, la conciencia de ellos tiene que estar tranquila. Tienen una fuerte responsabilidad en lo que toca al buen nombre del cristianismo en la comunidad, y comprenden que los que son asignados a privilegios especiales deben ser dechados. (1 Tim. 3:2, 7, 10; 5:22) Por eso, si algo que la conciencia de usted le permite está en pugna con la conciencia de los que tienen autoridad o jefatura sobre usted, sean sus padres, su esposo o superintendentes cristianos, esté anuente a hacer los ajustes para que le puedan dar permiso o hagan una recomendación con una “buena conciencia.”

CULTIVE UNA CONCIENCIA SENSITIVA

 El desarrollar y seguir una conciencia apropiadamente sensitiva requiere atención constante. ¡Es tan fácil que influyan indebidamente en nosotros los del mundo que nos rodea, cuya conciencia es demasiado indulgente, o está embotada o hasta contaminada! (Tito 1:15) Surgirán muchos asuntos que usted tendrá que resolver en armonía con su propia conciencia. Si ha trabajado para cultivar una conciencia cristiana sensitiva, eso le ayudará. Esté dispuesto a escuchar cuidadosamente la voz de su conciencia, sin creer que si “es asunto de su conciencia” no importa lo que usted haga. Sí importa. La decisión que tome puede afectar su entero punto de vista en cuanto a la vida, su reputación de cristiano, su espiritualidad y, lo que es más importante, su relación con Jehová Dios.

 En un asunto de seria importancia, pero que todavía sea asunto de su conciencia, no titubee en hablar con cristianos maduros, como los ancianos de la congregación. Por supuesto, ellos no pueden decidir por usted. (Un cristiano sincero, cuando inquirió acerca de cierto asunto de familia, preguntó: “¿Está esto en contra de la conciencia cristiana?”) No, un anciano no podrá decirle cómo debe responder su conciencia, pero quizás pueda compartir con usted consejo bíblico equilibrado que usted pueda evaluar. Y si la conciencia de usted ha sido plasmada por los caminos y personalidad de Jehová y responde a Sus principios, esto le ayudará a enderezar su camino. (Sal. 25:4, 5) Su conciencia sensitiva ayudará a guiarlo.

 Verdaderamente hay satisfacción en tener y poder usar la facultad de conciencia que Dios nos ha dado. Es una bendición. Cuando se le mantiene apropiadamente sensitiva, equilibrada por la Palabra de Dios, puede ayudar a uno a andar sabiamente delante de Dios y de los hombres. 2a. Carta de Pablo a los Corintios 4:2.

Puede servir de dadora de testimonio de que uno se está comportando de una manera que probablemente tenga la aprobación eterna de Jehová.—2 Cor. 1:12.

Recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios”

EL QUE uno tenga la facultad de conciencia no basta. Esta no es en sí una guía segura en la vida. Esto se debe a que forma parte de nosotros, estando estrechamente enlazada a nuestro corazón y es afectada por la acción recíproca tanto del corazón como de la mente. De modo que en armonía con lo que nosotros mismos somos, lo que tenemos en nuestro corazón y mente, la voz de este “dador de testimonio” será apagada o clara, su testimonio será sólido, confiable y verdadero, o defectuoso, engañoso, hasta absolutamente falso.

El Señor Cristo Jesús, por ejemplo, advirtió a sus discípulos que “viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.”
Juan 16:2

Saulo de Tarso fue uno de éstos. En su celo por lo que creía a conciencia que estaba bien, Saulo ‘cometió muchos actos de oposición contra el nombre del Sñor Jesús,’ persiguiendo a los discípulos y ‘cuando habían de ser ejecutados, él echaba su voto contra ellos.’ Hechos de los apóstoles capítulo 26 versos 9, 10; compare con Gálatas 1:13, 14.
Sin embargo más tarde, cuando él mismo sufrió persecución como el apóstol cristiano Pablo, pudo decir en el tribunal: “Me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día.” Hechos capítulo 23:1 Aunque procedió con conciencia “limpia” al tiempo de pelear contra el cristianismo, el testimonio de su conciencia había sido defectuoso, desastrosamente falso y lo había llevado a pelear contra Dios. ¿Qué había pasado?


NECESIDAD DE CONOCIMIENTO Y ESPÍRITU SANTO DE DIOS

 “Era ignorante y obré con falta de fe,” contesta Pablo. 1a Carta a Timoteo capítulo 1:13.

Si nuestra conciencia habrá de ayudarnos en el camino a la vida eterna, es preciso que estudiemos diligentemente la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. ¿Por qué? Porque por medio del conocimiento de la Biblia y por la aplicación de él en nuestra vida podemos llegar a conocer a Jehová Dios, conocer su personalidad, caminos y propósitos.

Sin una visión clara de Él no es posible que reflejamos sus cualidades y normas, y la voz de nuestra conciencia será borrosa, indistinta y confusa.

También es preciso que busquemos continuamente el espíritu de Jehová Dios, orando incesantemente por él. El apóstol dijo que su conciencia ‘daba testimonio con él en espíritu santo,’ y es por el espíritu de Dios que funciona en nuestra mente y corazón esclarecidos y entrenados en las Escrituras que podemos estar seguros de que es correcto el testimonio que da el dador de testimonio dentro de nosotros. (Rom. 9:1) Podemos ilustrar esto con un niño que ha sido criado por un padre amoroso, un padre que cuidadosamente ha inculcado en su hijo ciertos principios y normas, no solo por palabra, sino también por ejemplo. Ahora supongamos que, en una ocasión cuando el niño esté ausente de su padre, alguien trate de hacer que el niño participe en un acto contrario a los principios de su padre. Quizás el mismísimo acto que se sugiere nunca fue mencionado por el padre del niño. La persona que tienta al niño a ejecutar el acto quizás hasta diga: “¿Te dijo tu padre específicamente alguna vez que no podías hacer esto?” Quizás la respuesta sea: “No, no me lo dijo.” Y sin embargo puede que el niño rechace la proposición, diciendo: “Aunque mi padre nunca lo haya mencionado, sé de seguro que él no querría que yo lo hiciera... ¡sé que no le gustaría!” Hasta sin mandato específico, el niño sabe qué hacer. ¿Por qué? Porque tiene el espíritu de su padre, conoce la actitud de su padre en el asunto. De maneras similares podemos llegar a conocer la actitud de Jehová con la ayuda de su Palabra y la de su Hijo y por el Espíritu Santo.—Compare con 1 Corintios 2:16; también con el ejemplo del “espíritu” de Pablo que guió a la congregación de Corinto, como se registra en 1 Corintios 5:3-5.

 De la persona conducida por el espíritu de Dios, dice el apóstol: “Si están siendo conducidos por espíritu, no están bajo ley . . . el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.” Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 5 versos 18, 22, 23) ¿De qué manera es que “no están bajo ley”?

Cristo Jesús mostró que el entero código de la Ley dado a Israel dependía de dos mandatos básicos: Amor a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas de uno y amor al prójimo como a uno mismo. Mateo 22 versos 36-40

El apóstol Pablo también dice que las leyes contra el adulterio, asesinato, hurto, codicia, “y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:9, 10) ¿Estamos gobernados por ese amor a Dios y al prójimo, y tenemos conocimiento exacto de la Palabra de Dios y fe fuerte? Entonces hasta sin un extenso código de reglamentos, reglas y restricciones, podemos permanecer en la senda de la justicia, porque tenemos la ley de Dios ‘escrita en nuestros corazones.’ Hebreos 10:16

“Ley” significa, básicamente, una ‘regla de conducta.’

Todo lo que aprendemos acerca de Dios, tanto por estudio como por sus tratos con nosotros, llega a ser nuestra regla de conducta o “ley.” Cuando esto es así, entonces nuestra conciencia da testimonio bueno y confiable para guiarnos.

CONCIENCIAS DÉBILES Y FUERTES

 Pero aun en el caso de cristianos bautizados, no siempre sucede así. Algunos tienen conciencias ‘fuertes,’ otros tienen conciencias ‘débiles,’ como se ve en la primera carta de Pablo a la congregación de Corinto. En esa ciudad, la carne que los corintios paganos habían ofrecido a un ídolo comúnmente se vendía en las carnicerías de la ciudad. La conciencia de algunos cristianos no les permitía comer esta carne sin sentir culpa. ¿Era correcto este testimonio de su conciencia? Si no, ¿por qué no?

 A esos cristianos les faltaba conocimiento exacto y discernimiento de los principios justos. Pablo explicó que los ídolos paganos realmente no eran “nada” puesto que “no hay más que un solo Dios,” el Creador. Por lo tanto la carne realmente no podía llegar a pertenecerle al ídolo puesto que éste no tenía ninguna genuina existencia viviente y por consiguiente ningún poder para recibir o poseer esa carne. La carne permanecía bajo la tenencia de Aquel que legítimamente ‘posee la tierra y todo lo que hay en ella,’ Jehová Dios.—1 Cor. 8:1-6; compare con 10:25, 26.

 Pero otra cosa estaba haciendo que sus conciencias dieran testimonio incorrecto. Después de decir, “No obstante, no hay este conocimiento en todos,” Pablo añade, “sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, siendo débil, se contamina.” (1 Cor. 8:7) Esto muestra que nuestros antecedentes, ambiente, las costumbres, creencias y actitudes de la gente entre quienes crecimos... todos éstos también pueden afectar el testimonio de nuestra conciencia. Muchos corintios habían practicado la adoración de ídolos antes de llegar a ser cristianos. Evidentemente por la fuerza del hábito todavía sentían cierta conciencia de adoración asociada con la carne que había sido ofrecida en sacrificio idolátrico. Por eso, el que ellos comieran, como dijo Pablo, ‘contaminaría su conciencia.’ Con el tiempo, el conocimiento podría tener un efecto saludable, esclarecedor sobre su conciencia, ‘reajustando’ su punto de vista, ayudándoles a vencer sus anteriores prejuicios, temores, creencias y puntos de vista.—2 Cor. 13:11.

‘NO DEBEMOS ESTAR AGRADÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS’

 Pero en el ínterin, ¿qué debían hacer los cristianos cuyas conciencias no eran débiles, que tenían conocimiento de los principios correctos y el punto de vista correcto del asunto? ¿Deberían dar poca importancia a las dudas de los que tenían una conciencia débil? ¿Deberían seguir adelante y hacer cuanto les permitiera su conciencia sin preocuparse por las conciencias débiles de otros, asumiendo que su propia intrepidez en el asunto serviría para fortalecer las conciencias débiles de los otros? Pablo dice que el amor debe dictarnos, pues “el conocimiento hincha, pero el amor edifica” a los que lo muestran. (1 Cor. 8:1) Deben tener cuidado, no sea que el ejercer su “autoridad” o derecho (de comer esa carne por no tener ya una conexión con adoración) “venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.” Sí, si comían carne que sabían que había sido sacrificada esto podría tener el efecto de ‘edificar’ la conciencia de los débiles, edificándolos, no de una manera sana, sino haciendo que su conciencia oscilara al extremo contrario. ¿Cuál? El de realmente comer carne en ceremonia religiosa conectada con idolatría, o por lo menos comiéndola a pesar de estar conscientes de la adoración. El cuerpo gobernante de la congregación cristiana había condenado esto, por guía del espíritu santo.—1 Cor. 8:9, 10; Hech. 15:28, 29.
 Aunque la conciencia de una persona sea sumamente restrictiva, nadie debe atreverse a pasar por encima de esa conciencia o tratar de convencer a la persona con argumentos a que vaya en contra de ella. Como muestra la discusión correspondiente del apóstol en su carta a los romanos, si una persona comiera carne mientras tiene dudas en cuanto a lo correcto del acto, “ya es condenado . . . porque no come por fe.” El cristiano que obra de acuerdo con su fe tiene una conciencia limpia; pero si obra sin fe de que lo que está haciendo es correcto, entonces su conciencia no está limpia, pues, aunque le parece que el acto es contrario a la voluntad de Dios, lo hace de todas maneras.—Rom. 14:5, 14, 23.

 Una fe fuerte contribuye a una buena conciencia, a una conciencia que habla denodadamente, correctamente, no dejando de dar testimonio necesario en tiempos críticos. La fe no solo da confianza; produce lealtad a la verdad y la justicia. El cristiano que ha edificado fe fuerte por conocimiento y aplicación sincera de él, por aprecio y confianza genuinos, será leal. Aunque su conciencia le permita hacer cosas que los que tienen fe débil no hacen por tener escrúpulos contra ello, no se excusará en cuanto a hacer cosas malas.—Gál. 5:13.

 Pero el amor siempre tiene que controlar. Pablo recalca este principio regulador cuando dice: “Nosotros, pues, que somos fuertes debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.” (Rom. 15:1, 2) Mostrando cuán serio asunto es el que la persona con fe fuerte no muestre consideración a los que son débiles en asuntos de conciencia, Pablo advierte: “Si por causa de alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con el amor. No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.” “Cuando ustedes pecan así contra sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, están pecando contra Cristo.” (Rom. 14:15; 1 Cor. 8:11, 12) Lo que se dice acerca del comer y el beber puede decirse acerca de asuntos de vestir, diversión, empleo y toda otra faceta del vivir humano.—Rom. 14:21.

 Tal como es incorrecto que el que tiene fe fuerte menosprecie a los que son excesivamente escrupulosos o trate de sobreimponer su conciencia a la de ellos, así también es incorrecto que el escrupuloso juzgue o censure a los que ejercen libertad cristiana. “Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios,” dice Pablo, y entonces “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (Rom. 14:3-12; 1 Cor. 10:29, 30) Sin embargo, aunque está convencido de ciertos ‘derechos’ o “autoridad” sobre la base de la Palabra de Dios, el cristiano guiado por amor no ‘busca sus propios intereses,’ insistiendo en sus derechos y agradándose a sí mismo a la vez que perjudica a otros, sino que imita a Cristo, que “no se agradó a sí mismo” de manera egoísta, inconsiderada.—1 Cor. 8:9; 13:4, 5; Rom. 15:3.


CONCIENCIAS CONTAMINADAS

 Una cosa es tener una conciencia débil debido a falta de conocimiento. Otra cosa muy diferente es tener una conciencia contaminada debido a rechazar la verdad o proceder de una manera contraria a la conciencia de uno.

 Pablo instó a que se les mostrara consideración amorosa a los cristianos excesivamente escrupulosos de Roma y Corinto, los que manifestaban ‘debilidad de fe.’ Pero instruyó a Tito a que ‘censurara con severidad’ a hombres en Creta que no eran ‘saludables en la fe.’ ¿Por qué? Porque no eran excesivamente escrupulosos meramente por falta de conocimiento. Estos hombres estaban estableciéndose como maestros de sus puntos de vista, contradiciendo la decisión dirigida por espíritu del cuerpo gobernante sobre la circuncisión. Tanto sus mentes como sus conciencias estaban contaminadas. Sus obras manifestaban esto.—Rom. 14:1; Tito 1:9-15.

 El seguir un derrotero deliberado de error puede resultar en que la conciencia de uno llegue a estar marcada o cauterizada “como si fuera con hierro de marcar.” (1 Tim. 4:2) Algunos de éstos en el día de Pablo habían “echado a un lado” la fe y una buena conciencia y habían experimentado “naufragio” de su fe, convirtiéndose en blasfemadores de los siervos fieles de Dios y Su verdad. 1a. Carta a  Timoteo 1:19, 20 Un cristiano podría volver a ser como la gente del mundo, que están “mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios.” Debido a su ignorancia y la insensibilidad de sus corazones llegan a “estar más allá de todo sentido moral,” su conciencia los excusa en toda clase de conducta relajada, inmundicia y avaricia pero después con los años la conciencia los atormentará. Pero, como añade Pablo, “ustedes no aprendieron que el Cristo sea así.” (Efe. 4:17-20) El Hijo de Dios nos proveyó un Modelo y Dechado por el cual nuestras conciencias pueden ser entrenadas a dar testimonio correcto.

HACIENDO LLAMAMIENTO A LAS CONCIENCIAS DE OTROS

 Ciertamente debemos querer evitar el contaminar nuestras conciencias, lo cual resultaría en perjudicarnos a nosotros mismos y a otros. Debemos poder decir como el apóstol Pablo: “Da testimonio nuestra conciencia: que con santidad y sinceridad piadosa, no con sabiduría carnal, sino con la bondad inmerecida de Dios, nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.”—2 Cor. 1:12.

 Repase algunas de las maneras en que Pablo hizo llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes servía. No buscó ni prominencia, ni alabanza, ni poder sobre ellos. Ninguno de los apóstoles trabajó más duro que él, sin embargo estuvo lejos de asignarse privilegios especiales o buscar lo óptimo en comodidades materiales como si eso fuera ‘lo que le correspondía.’ Hasta de muchas maneras se abstuvo de usar sus derechos debidos.—1 Cor. 9:3-18; 15:10.

 Su actitud no fue, ‘Soy el apóstol a los gentiles nombrado por el mismo Hijo de Dios de modo que no me interesa lo que piense cualquiera. Lo que yo hago es entre mí y Dios. Sé que estoy en lo correcto; por eso que los otros lo acepten y no lo pongan en tela de juicio.’ Teniendo autoridad, no era autoritario. En vez de sacar a luz una poderosa personalidad para persuadir, hizo llamamiento a las conciencias de la gente con amor. Él recuerda a los de Tesalónica que él y sus compañeros fueron ‘amables como una madre que cría,’ impartiendo con tierno cariño “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.” Él y sus asociados laboraron voluntariamente en trabajo seglar noche y día para no imponer una carga costosa a otros. Así, dice él, los tesalonicenses llegaron a ser “testigos, Dios también lo es, de cuán leales y justos e intachables demostramos ser.” (1 Tes. 2:5-10)

Aunque confiaba en que su corazón estaba manifiesto ante Dios, Pablo dijo a los de Corinto: “Espero que también hayamos sido puestos de manifiesto a las conciencias de ustedes.”—
2a. a los Corintios 5:10-12.

 En esta misma carta a ls corintios, Pablo expresa que él y sus compañeros habían “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por medio de poner de manifiesto la verdad recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios.” Junto con una conciencia limpia para con Dios y nuestros hermanos, como cristianos también debemos tratar de tener una conciencia limpia para con “toda conciencia humana,” incluso los del mundo de la humanidad. (2 Cor. 4:2) ¿Estamos haciendo esto?

 Nunca debemos dudar de que el progreso y éxito de la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios dependen mucho de que nos ‘recomendemos a toda conciencia humana’ manteniendo una buena conciencia nosotros mismos, tanto en la congregación como individualmente. No basta con predicar y enseñar verdades bíblicas a otros. Junto con esto —de hecho, como parte de nuestra predicación y enseñanza— tenemos que hacer llamamiento a sus conciencias. No pueden ver nuestros corazones como Dios puede verlos, pero podemos esforzarnos por manifestar lo que está en nuestro corazón... nuestra sinceridad, nuestra honradez, nuestro motivo puro, nuestro amor altruista. Sin embargo, ¿podemos hacer esto si nosotros mismos no practicamos lo que predicamos?

 ¿Cuán interesados estamos en el bienestar eterno de los que nos rodean, no solo nuestras familias y nuestros hermanos espirituales, sino también nuestro prójimo, nuestros vecinos y conciudadanos? Pablo escribió: “Digo la verdad en Cristo; no miento, puesto que mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón . . . a favor de mis hermanos, mis parientes según la carne, que, como tales, son israelitas.” (Rom. 9:1-4) Él mostró su interés esforzándose por mantener una conducta que hiciera llamamiento a la conciencia de ellos, esforzándose para nunca ser innecesariamente repugnante a la conciencia de los judíos. (Compare con Romanos 10:1; 1 Corintios 9:20.) ¿Cuán profundo es nuestro deseo de ayudar a los de nuestra nación a conseguir la vida? ¿Cuánto esfuerzo estamos dispuestos a hacer para evitar el ser ‘causas de tropiezo a otros’?—1 Cor. 10:32, 33.

El interés de mantener una buena conciencia ante Dios y todos los hombres ha hecho que muchos siervos de Dios de tiempos modernos efectúen grandes cambios en su vida... en su conducta y habla cotidianas, sus actitudes y trato de otros, su empleo y prácticas comerciales. Están ‘ejercitándose continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) ¿Está usted haciendo esto? ¿Cuáles son algunas de las cosas que hacen surgir cuestiones de conciencia para los siervos de Dios hoy día? Cuando un llamamiento a las conciencias de otros requiere ciertos cambios, ¿necesitan alguna ley o mandato o reglamento específico que los haga efectuar estos cambios? 

Entrenando nuestra conciencia para que haga más por nosotros

“Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.”—1 Ped. 3:16.

EN LOS últimos años nuestro entendimiento de la conciencia entrenada en la Biblia, lo que es y cómo funciona, ha aumentado. Hemos llegado a comprender que, mucho más que simplemente una actividad mental, es un sentido moral interior que da testimonio a favor o en contra de nuestro pensar y conducta. Nuestra conciencia es un reflejo de la naturaleza moral básica que tenemos debido a haber sido creados a la imagen moral de nuestro Dios Jehová. (Gén. 1:26, 27) Una buena conciencia resulta de la cooperación de una mente inteligente con un corazón que tiene capacidad moral.

 Al estudiar la Palabra de Dios, podemos nutrir apropiadamente nuestro corazón y nuestra mente, debido principalmente a lo que la Biblia puede hacer y la potencialidad que encierra como estímulo a una moralidad superior. La Biblia es singular en el poder que tiene para despertar y estimular lo bueno, porque familiariza al hombre con la personalidad de su Creador, Jehová, en reflejo de cuya personalidad el hombre fue diseñado. Por lo tanto, el objetivo de una buena conciencia debe ser una relación afectuosa, personal, con Dios, teniendo en mira la santidad y la vida eterna. A esto fue a lo que estimuló el apóstol cristiano Pedro, diciendo: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:15, 16; Lev. 11:44) El hombre que cultiva una relación santa de esa índole es remunerado con verdadera paz y felicidad.

 El corazón está vitalmente relacionado con esta concepción superior del deber moral, a saber, la conciencia.
 
De ahí, pues, la necesidad de lo que la Biblia llama “un corazón puro,” o ‘un corazón limpio.’ (Sals. 51:10; 73:1; Mat. 5:8) Este es un corazón cuyo único motivo y deseo es servir exclusivamente a Jehová y santificar su nombre. Los razonamientos del corazón afectan profundamente la conciencia de uno para bien o para mal. Por eso, si examinamos nuestra conciencia y la manera en que funciona, es posible que también discernamos los deseos y motivos del corazón. Veremos si tenemos un corazón bueno o un corazón malo. También, a medida que nos vayamos dando cuenta de nuestras obligaciones morales, podremos examinar cómo funcionan nuestro corazón y nuestra mente, y ver la clase de persona que verdaderamente somos en lo interior, como Dios nos ve.—1 Sam. 16:7.

 Tenemos que saber lo que está en nuestro corazón si queremos educar o entrenar apropiadamente la conciencia. Esto puede ser sumamente revelador, pues Jesucristo declaró: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre.” (Mat. 15:18-20) No solo razonamientos inicuos que contaminan brotan del corazón, sino también virtudes que purifican. Pues Jesús dijo: “El hombre bueno del buen tesoro de su corazón produce lo bueno, pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Luc. 6:45) Para mejorar nuestra conciencia tenemos que conocer y entender nuestro corazón.

 Un examen de la conciencia puede revelar si nuestro servicio a Dios y al hombre brota de motivos superiores a los que se originan de simple obediencia a un código de leyes detallado. En otras palabras, revelará si lo que nos mueve a un derrotero o proceder de moralidad es solo el que ciertas leyes requieran que seamos morales, o si nos esforzamos por ser morales porque verdaderamente queremos agradar a Dios, al llegar a comprender más cabalmente lo que a él le agrada como resultado de nuestra relación con él. (Rom. 12:2) Un examen nos obligará a plantear y contestar la pregunta: ¿Seríamos personas morales aun si no hubiera mandamientos bíblicos que dijeran que tenemos que ser morales?


 La moralidad es el camino de Dios. Indisputablemente, es el mejor derrotero porque promueve verdadera paz y felicidad. Jesús enseñó que la fuente de la moralidad tiene que buscarse en Dios, al decir: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo.’ Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:43-48) Por lo tanto, una buena conciencia tiene que buscar su ejemplo primario en Jehová, el Padre celestial. Como Jesús dijo: ‘Ustedes tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.’

 Jesús, que fue un maestro en sensibilizar la conciencia, reveló que el amor a Dios, reflejado en hechos cotidianos de la vida, es el mejor espejo de una buena conciencia. Todos los deberes que el hombre desempeñe deben ser hechos de amor. “El amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:10) La moralidad no nace de la fuerza. Tiene que ser voluntaria, impelida por amor. Pues “Dios es amor.” (1 Juan 4:8) Y puesto que los cristianos ya no están bajo un código detallado, sino bajo la ‘ley real del amor,’ hoy nos hacemos moralmente responsables por todo lo que sabemos acerca de Jehová... su personalidad, normas y propósitos. (Sant. 2:8) El amor debe movernos a usar el más profundo entendimiento que hemos adquirido de la naturaleza y el funcionamiento de la conciencia, no solo para mejorar la eficacia de ésta en nosotros mismos, sino también para ayudar a otros en este sentido también. Necesitamos una conciencia sensitiva y eficaz para guiar a salvo nuestra vida en estos tiempos cada vez más complejos y peligrosos, a fin de permanecer agradables a Jehová.

POR QUÉ NO BASTA CON CONOCIMIENTO POR SÍ SOLO

 Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra conciencia? No basta con solo conocer la personalidad de Jehová, y las normas y propósitos de él. El aumento de conocimiento bíblico por sí mismo no mejora el funcionamiento de nuestra conciencia, aunque puede tener un efecto profundo en la mente y el corazón. El salmista escribió: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos. . . . También, tu propio siervo ha sido advertido por ellas; en guardarlas hay grande galardón.” (Sal. 19:7-11) Sin embargo, a pesar del galardonador bien que fluye de la Palabra de Dios, hay que recordar que la conciencia no es simplemente una actividad mental, sino un reflejo de la naturaleza moral de la persona entera. La conciencia tiene que hacer más que decirnos lo que debemos ser; tiene que identificar lo que somos en la vida real.

 Por lo tanto, con fuerte razón la Biblia asocia una buena conciencia con la fe y la cualidad del amor, no solo con el conocimiento. En 1 Timoteo 1:5 leemos: “Realmente el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.” Así vemos que la fe, el amor y una buena conciencia conciertan. Rechazar cualquiera de estas cosas es rechazar las otras dos. Rechazar la conciencia es naufragio para la fe. También, el decir que el amor no se necesita es negar la cualidad principalísima de Dios, porque Dios es amor. Así, la personalidad de Dios, revelada en su Palabra y en sus tratos con sus siervos, es realzada como el punto central en torno del cual ha de desarrollarse una buena conciencia.

 El joven Saulo de Tarso, conocido más tarde como el apóstol Pablo, tuvo que aprender este hecho. Él estaba bien versado en la ley de Moisés, y había sido entrenado en las escuelas judías y en sus métodos. Pero después de hacerse cristiano expresó esta conclusión: “Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, he venido a ser un pedazo de bronce sonante o un címbalo estruendoso. Y si tengo el don de profetizar y estoy enterado de todos los secretos sagrados y de todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” 1a Corintios capítulo 13:1, 2.
De estas palabras de Pablo se hace patente que el solo añadir un hecho a otro hecho, o aun el simplemente aprender más leyes y principios bíblicos, pudiera no llegar a mejorar la eficacia de la conciencia. Uno podría terminar con la cabeza llena de información acumulada, sin que jamás hubiera sido tocado el corazón.

 Se pudiera producir un verdadero peligro. Las observancias externas podrían ganar dominio sobre la espiritualidad verdadera. Podrían ejecutarse actos externos con o sin un espíritu sincero que suministrara la fuerza movedora. Consideraciones egoístas podrían llevar a uno a cumplir con apariencias externas de aceptabilidad religiosa. Hasta actos que aparentemente fueran de amor y abnegación fácilmente podrían hacerse simples actos externos sin ninguna realidad o sustancia interior en el que los ejecutara. Uno pudiera deslizarse a una complacencia presumida, creyéndose con una buena conciencia cristiana por cumplir con un modelo fijo de reglas y disposiciones reglamentarias. La vida, hasta la adoración, pudiera hacerse rutinaria, gobernada por conocimiento teórico, un calendario de acontecimientos, seguido impasiblemente. Las responsabilidades principales pudieran ser sustituidas por observancias de menor cuantía. Jesús les señaló este hecho a los fariseos, diciendo: “Hipócritas . . . dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, la justicia y la misericordia y la fidelidad.” Mateo capítulo 23:23. 

 Estos deberes pequeños pueden calmar la conciencia que disimula la falta de amor. Acciones pequeñas pueden excusar el fallar en todos los asuntos de más peso de la justicia y la comprensión humana.

 Es por eso por lo cual un más extenso conocimiento de Jehová tiene que ir más allá de mejorar la mente. La mente informada tiene que obrar junto con un corazón que tenga sensibilidad moral. Tiene que hacer que usted, una persona, responda con mayor sensibilidad a las normas y propósitos de otra Persona, a saber, Jehová, cuya personalidad debemos tratar de reflejar.

ENTRE EN MAYOR ARMONÍA CON JEHOVÁ COMO PERSONA

 ¿Cómo puede el hombre en la Tierra entrar en mayor armonía con la persona de Jehová que está en el cielo? De esta manera: La Biblia es la revelación que de sí Dios ha dado al hombre. Revela su personalidad, sus normas y sus propósitos. Por lo tanto, para mejorar la conciencia es necesidad apremiante estudiar la Biblia. El conocimiento que se ha acumulado por medio del estudio de la Biblia debe edificar la base para una familiaridad y relación íntimas con su Autor, Jehová. Debería familiarizarnos con su pensar, su personalidad, de la misma manera que pudiera hacerlo el visitar con regularidad a un amigo. Puesto que Dios es el Personaje más sabio y más amoroso del universo, lo que aprendemos de él debe tocar nuestra mente y corazón de manera real y vital.—Col. 1:9, 10; Isa. 54:13.

 Por ejemplo, en el relato de Génesis leemos de las provisiones amorosas de Jehová para la humanidad y que éstas no cesaron ni siquiera después de haberse presentado el pecado. Esto debería incitar a nuestro corazón a mostrarle amor a nuestro Creador. (Génesis. 1:29, 30; 8:22)

Más tarde, obtenemos un vistazo de la omnipotencia de Dios expresada en el hecho de que le dio milagrosamente un hijo a Abrahán. ¡La amistad de Abrahán con Jehová hizo que Abrahán creyera que Dios podía levantar hasta a los muertos a la vida! (Heb. 11:17-19) Los israelitas oprimidos que fueron salvados del cautiverio en Egipto vieron a Jehová como “Aquel que hace maravillas.” (Éxo. 15:11) Josué vio a Jehová como un Dios que cumple Su palabra y promesa, de modo que pudo decirle al pueblo de Israel: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado.” (Jos. 23:14) El apóstol Pedro, cuando fue enviado al gentil Cornelio, percibió que “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) Jesucristo declaró: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera que tú aprobaste.” (Mat. 11:25, 26) ¡Cuán bellamente nos revela la Biblia la personalidad y majestad de Jehová! El mensaje inspirado de ésta debe llegar a nuestro corazón, para despertar y amoldar nuestra conciencia.

 En nuestro estudio de las Escrituras debemos esforzarnos por captar un sentido de la justicia, el amor y la rectitud de Dios e implantarlos profundamente en nuestro corazón para que lleguen a formar tanta parte de nosotros como el comer y el respirar. Debemos tratar de despertar más cabalmente a un sentido de responsabilidad moral por medio de cultivar una condición de agudeza de percepción de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Más que esto, debemos hacer que nuestra conciencia sienta vigorosamente la responsabilidad que tiene para con el Legislador y Juez perfecto. Isaás 33:22.

De modo que, mientras aprendemos cosas acerca de Dios, debemos estar tratando de imitarlo en todo aspecto de la vida.

 Aprendemos que Dios se inclina a perdonar. Pero ¿tenemos nosotros la misma inclinación? Dios no oprime ni defrauda. Pero ¿lo hacemos nosotros? Dios es bondadoso para con las viudas, los huérfanos y los extranjeros. ¿Lo somos nosotros también? Dios es fiel y recto en todo. ¿Estamos tratando de ser como él en nuestra vida cotidiana? Podemos serlo. Una conciencia entrenada no se satisfará con nada que sea menos que desarrollar una personalidad que refleje en todas las cosas la imagen de Dios.

 Al seguir nuestro estudio de las Escrituras, debemos pensar en captar el espíritu y sustancia de la verdad, más bien que solo la letra o estructura técnica.

Los líderes religiosos judíos del primer siglo tenían conocimiento detallado, pero no comprendieron el verdadero sentido o intención de toda la Ley. No reconocieron al Señor Cristo Jesús, que personificaba la verdad. Juan capítulo 4:6

¡Con cuánta frecuencia veían únicamente la paja en el ojo de su hermano pero no veían la viga en su propio ojo!
Mateo capítulo 7:1-5

Cuando los discípulos de Jesús no se lavaron las manos antes de una comida, esto perturbó mucho a los fariseos. Pero estaban totalmente ciegos e insensibles al hecho de que ellos quebrantaban los mandamientos de Dios por sus tradiciones. (Mat. 15:1-20) En otra ocasión vieron que los discípulos de Jesús, con hambre, arrancaron grano y se lo comieron en sábado.

Esto hizo que se indignaran. Pero no vieron nada malo en el asesinato, y por eso entraron en consejo contra Cristo Jesús “para poder destruirlo.” Mateo capítulo 12:1-14.

Estos hipócritas no sintieron ningún remordimiento de conciencia al pagarle a Judas con dinero del tesoro del templo para que traicionara a su Maestro Jesús, pero después que éste hubo perpetrado su detestable acción, no quisieron devolverlo al tesoro.

Evidentemente ahora consideraban que aquel dinero era inmundo. (Compare con Deuteronomio 23:18.) Pero ¿podían ellos, los asesinos, tener una conciencia limpia?

OBTENIENDO LA MENTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

 Puesto que el Señor Jesucristo siempre refleja la personalidad perfecta de Jehová, debemos hacer todo esfuerzo por obtener “la mente de Cristo.” 1a. Carta a los Corintios 2:16.

Esto significa que debemos adquirir la disposición mental de Cristo que asegure que nuestra personalidad llegue a ser en todo respecto semejante a la de Jesús más bien que solo el que nos amoldemos de mala gana.

La relación ejemplar que existía entre el Señor Jesús y su Padre celestial se refleja en estas palabras de Jesús: “Muy verdaderamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera.” Evangelio de Juan capítulo 5 versos 19, 20.

Vemos la bondad de Dios espejada en el entero modelo de vida de Jesús. Como Eñ Señor Jesús le dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también.”
Juan capítulo14 verso 9.

Es el ejemplo del Señor Jesús el que se nos insta a seguir como cristianos.—1a. Carta del apóstol Pedro capítulo 2 verso 21; vea también Salmo 40:8.

 ¡Qué excelente ejemplo de moralidad puso él! Pedro, que anduvo con él, dijo: “Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia, su Padre Jehová Dios. 

Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabásemos con los pecados y viviésemos a la justicia.”
1a. Carta del apóstol Pedro capítuo 2:22-24.

El ejemplo del Señor Jesús tiene poder limpiador y un efecto que lleva a lo bueno. Sígalo cuidadosamente.

 A medida que llegamos a conocer mejor la sustancia de la verdad de Dios según se revela en el Señor Jesús, personalmente y como Cabeza de la congregación cristiana, la entera inclinación de nuestra mente y corazón debería mejorar progresivamente. Esto resultará en una conciencia cada vez más eficaz. Con una conciencia eficaz funcionando dentro de nosotros podremos evitar la mala conciencia de la gente del mundo, gente con mente sumamente oscurecida y corazón insensible. Pablo subraya este punto para nosotros en Efesios capítulo 4:17-24, diciendo: “Digo y de ello doy testimonio en el Señor, que ya no sigan ustedes andando así como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avaricia.” Pero note ahora lo que Pablo dice: “Ustedes no aprendieron que el Cristo sea así, si es que, realmente, le oyeron y fueron enseñados por medio de él, así como la verdad está en Jesús, que desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y se vistan de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.”

Nuestra vida entera tiene que ser transformada por la fuerza que impulsa nuestra mente, y esto es el resultado de adquirir 
“la mente de Cristo.”

 Nuestro discernimiento de la personalidad de Jehová, según se ejemplifica en la vida de Cristo, aumentará a medida que estudiemos más profundamente la Biblia.

Así podremos obrar cada vez más a la imagen de nuestro Creador. Pablo insto a hacer esto, diciendo: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efesios capítulo 5:1, 2.

 Como “imitadores de Dios,” llegaremos a estar cada vez más estrechamente unidos como un pueblo especial para Jehová. Se nos podrá identificar claramente como portadores de luz en este mundo sumamente oscurecido. Por lo tanto, como Pedro amonestó: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen [los del mundo inmoral] contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.” (1 Ped. 3:16) Con conciencias limpias y rectas se verá al pueblo de Jehová presentando celosamente el testimonio del Reino mientras aguarda pacientemente la revelación del Señor Jesucristo al principio del gran día de venganza de Jehová.

CONCIENCIA

Esta palabra se traduce del griego sy‧néi‧dē‧sis, de syn (con) y éi‧dē‧sis (conocimiento), de modo que significa co-conocimiento, o conocimiento con uno mismo. La conciencia es la capacidad de la persona de mirarse a sí misma y enjuiciarse, de darse testimonio a sí misma. El apóstol Pablo expresa el funcionamiento de su conciencia de la siguiente manera: “Mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo”. (Ro 9:1.)

La conciencia es inherente al ser humano; Dios la hizo parte de la persona. Es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto, sentido que excusa o acusa al individuo. Siendo así, la conciencia dicta juicio.

Los pensamientos y las acciones, las creencias y las reglas que el estudio y la experiencia implantan en la mente humana también pueden educarla. La conciencia compara este conocimiento con la acción que se emprende o que se piensa emprender, y da una advertencia cuando las normas de la persona entran en conflicto con la acción que piensa llevar a cabo, a menos que violaciones continuas de sus advertencias la hayan “cauterizado” o insensibilizado.

La conciencia puede ser un mecanismo moral de seguridad, ya que da satisfacción o le hace sentir dolor por el comportamiento bueno o malo de la persona.

El hombre ha tenido una conciencia desde el mismo principio. Adán y Eva así lo mostraron, pues se escondieron tan pronto como quebrantaron la ley de Dios.

En Romanos capítulo 2:14, 15
leemos: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”. Por lo tanto, se puede ver que la facultad de la conciencia no se había perdido, ni siquiera entre los no creyentes. Esta facultad pasó de Adán y Eva a toda la humanidad.

Muchas leyes de las naciones están en armonía con la conciencia cristiana, aunque es posible que el cristianismo no haya influido en manera alguna en tales naciones y legisladores.

Las leyes se promulgaron según los dictados de sus propias conciencias. Todas las personas tienen la facultad de la conciencia, y es a esta a la que los cristianos apelan por su predicación y su modo de vivir. 2a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo 4:2.


La conciencia puede convertirse en una guía insegura, y como tal, puede engañarnos, a menos que se la eduque según normas justas, de acuerdo con la verdad. El ambiente, las costumbres, la adoración y los hábitos pueden educar erróneamente la conciencia.

Al amparo de estas normas o valores erróneos, la conciencia podría equivocarse al juzgar lo correcto o incorrecto de un asunto.

Un ejemplo que lo ilustra aparece en Juan capítulo 16:2, donde el Señor Jesús predijo que los hombres matarían incluso a los siervos de Dios pensando que le estaban rindiendo un servicio.

Saulo de Tarzo {más tarde el apóstol Pablo} partió con propósitos criminales contra los discípulos de Cristo, convencido de que estaba sirviendo a Dios con celo.
Hechos de los apóstoles capítulo 9:1; Carta del apóstol Pablo a los Gálatas capítulo 1:13-16.

Los judíos, notablemente extraviados, lucharon contra Dios debido a su falta de aprecio por Su Palabra. Tan solo una conciencia educada de manera adecuada por la Palabra de Dios puede evaluar y rectificar con corrección los asuntos de la vida. 2a. Carta de Pablo a Timoteo capítulo 3:16; Hebreos capítulo 4
12. Para este fin hemos de tener normas rectas y estables: las normas de Dios.

Buena conciencia.

La persona debe acercarse a Jehová Dios con una conciencia limpia. Hebreos capítulo 10:22. El cristiano ha de esforzarse constantemente por mantener una conciencia honrada en todas las cosas. Hebreos capítulo 13:18.Cuando Pablo declaró: “Me ejercito continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres” (Hch 24:16), quiso decir que continuamente dirigía y corregía su derrotero en la vida de acuerdo con la Palabra de Dios y las enseñanzas de Cristo, porque a la postre el juez definitivo es Dios, no su propia conciencia. (1Co 4:4.)

No obstante, el proceder según una conciencia educada bíblicamente puede resultar en persecución, pero Pedro aconseja de manera confortadora: “Porque si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada”. 1a. de Pedro capítulo 2:19.

 El cristiano de cerebro y corazón sincero debe “[tener] una buena conciencia” frente a la oposición. 1a. de Pedro capítulo 3:16.


La Ley y sus sacrificios de animales no podían perfeccionar a una persona de tal modo que su conciencia la considerase libre de culpa. No obstante, aquellos que ponen fe en la aplicación del sacrificio de Cristo pueden llegar a tener una conciencia limpia. Pablo a los Hebreos capítulo 9:9, 14.

Pedro indica que para conseguir la salvación hay que tener una conciencia buena, limpia y recta. 1a de Pedro capítulo 3:21.

Consideración por la conciencia de los demás. En vista de que la conciencia debe ser educada de manera completa y exacta por la Palabra de Dios {La Biblia} para que pueda hacer evaluaciones correctas, una conciencia no educada puede ser débil, es decir, puede ser suprimida fácil e imprudentemente, o a la persona pueden ofenderla las acciones o palabras de otros, incluso en ocasiones en las que no existe ninguna acción incorrecta. Pablo dio ejemplos relativos al comer y al beber, así como al modo de juzgar ciertos días. Romanos capítulo 14:1-23; 1a. Carta de Pablo a los Corintios capítulo  8:1-13.

Al cristiano que tiene conocimiento y una conciencia bien educada se le manda que sea considerado y tolerante con el que tiene una conciencia débil, y que no use toda su libertad ni insista en todos sus “derechos” personales para siempre obrar como le plazca. (Ro 15:1.) Aquel que hiere la conciencia débil de un compañero cristiano está “pecando contra Cristo”. (1Co 8:12.) Pablo da a entender que así como él no deseaba hacer algo por lo que un hermano débil se ofendiera y le juzgara, el débil, por su parte, ha de tener consideración por su hermano y esforzarse por alcanzar madurez obteniendo más conocimiento e instrucción, de manera que su conciencia no se ofenda con facilidad y vea de modo equivocado a los demás. 1a. Carta del apóstol Pablo a los Corintios capítulo 10:29, 30; Pablo a los Romanos capítulo 14:10.

Mala conciencia. Cuando se desatienden repetidas veces los dictados de la conciencia, se llega al extremo de contaminarla e insensibilizarla, de modo que ya no provee advertencias ni guía segura. Tito capítulo 1:15. En tal caso, es el temor a ser descubierto y al castigo lo que llega a controlar la conducta, más bien que una buena conciencia. Romanos capitulo  13 verso 5. Cuando el apóstol Pablo habla de una conciencia que está marcada como por hierro de marcar, da a entender que sería como la carne cauterizada de una cicatriz, que carece de terminaciones nerviosas y por lo tanto es insensible. 1a. a Ti moteo capítulo 4 verso 2.

Las personas con una conciencia así no pueden distinguir lo bueno de lo malo. No aprecian la libertad que Dios les ofrece y se rebelan, de modo que acaban siendo esclavos de una mala conciencia.

Es fácil contaminar la propia conciencia. El deseo de todo cristiano tiene que ser el que se manifiesta en Hechos capítulo 23 verso 1: “Varones, hermanos, yo me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día”.

¿Qué nos dice el proverbio sobre 
la conciencia?

 “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre.  Átalos sobre tu corazón constantemente; enlázalos a tu garganta. Cuando andes, ello te guiará; cuando te acuestes, vigilará sobre ti; y cuando hayas despertado, hará de ti el objeto de su intenso interés. Porque el mandamiento es una lámpara, y una luz es la ley, y las censuras de la disciplina son el camino de la vida, para guardarte de la mujer mala, de la melosidad de la lengua de la extranjera. No desees en tu corazón su belleza, y no vaya ella a atraparte con sus ojos lustrosos,  porque a favor de una prostituta {uno se rebaja} a un pan redondo; pero en cuanto a la esposa de otro hombre, ella caza hasta un alma preciosa. ¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir?  ¿O puede un hombre andar sobre las brasas sin que se le chamusquen los mismos pies? Así mismo ocurre con cualquiera que tenga relaciones con la esposa de su semejante; nadie que la toque quedará exento de castigo. La gente no desprecia al ladrón simplemente porque comete robo para llenarse el alma cuando tiene hambre. Pero, cuando sea halla ido, lo resarcirá con siete veces la cantidad; todas las cosas valiosas de su casa dará. Cualquiera que comete adulterio con una mujer es falto de corazón; el que lo hace está arruinando su propia alma. Una plaga y deshonra hallará, y su oprobio mismo no será borrado. Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza. No dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, no importa cuán grande hagas el presente.

Hijo mío, guarda mis dichos, y quieras atesorar contigo mis propios mandamientos. Guarda mis mandamientos y continúa viviendo, y mi ley como la niña de tus ojos. Átalos sobre tus dedos, y escríbelos sobre la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana”; y al entendimiento mismo quieras llamar “Pariente”,  para que te guarden de la mujer extraña, de la extranjera que ha hecho melosos sus propios dichos. Porque estando yo a la ventana de mi casa, miré hacia abajo por mi celosía, para poder atisbar a los inexpertos. Estaba interesado en discernir entre los hijos a un joven falto de corazón, que iba pasando por la calle cerca de la esquina de ella; y en el camino a la casa de ella marcha él,  en el crepúsculo, al atardecer del día, al acercarse la noche y las tinieblas. Y, ¡mira!, allí estaba una mujer que salía a su encuentro, con la prenda de vestir de una prostituta, y astuta de corazón.  Alborotadora es, y terca. En su casa no siguen residiendo sus pies. Ahora está fuera, ahora está en las plazas públicas, y cerca de todas las esquinas se pone al acecho. Y se ha asido de él y le ha dado un beso. Ha adoptado un rostro descarado, y empieza a decirle:

“Tenía que ofrecer sacrificios de comunión. Hoy he pagado mis votos. Por eso he salido a tu encuentro, para buscar tu rostro, a fin de hallarte. He adornado mi diván con colchas, con cosas de muchos colores, lino de Egipto.  He rociado mi cama con mirra, áloes y canela. De veras ven, saciémonos bebiendo del amor hasta la mañana; sí, gocemos el uno del otro con expresiones de amor. Porque el esposo no está en casa; se ha ido viajando por un camino de bastante distancia. Una bolsa de dinero ha llevado en la mano. El día de la luna llena vendrá a su casa”.

MASACRES

R U A N D A
Oraciones por la paz entre recuerdos de guerra

EN NOVIEMBRE de 1994, el papa Juan Pablo II abrió las puertas del Vaticano a una asamblea multirreligiosa. Un rasgo característico de la ocasión fueron las oraciones en pro de la paz del mundo. “Cualesquiera que hayan sido los conflictos del pasado, y los actuales —dijo el Papa en su discurso de apertura—, nuestra misión y deber común consiste en hacer que se conozca mejor el vínculo entre religión y paz.”

Lo irónico es que las religiones de este mundo no tienen muy buena reputación en lo que a paz se refiere. William Vendley, secretario general de la conferencia, reconoció que “las religiones están muy involucradas en los conflictos de diversas partes del mundo”. Considere, por ejemplo, las masacres de Ruanda, país predominantemente católico romano.

En mayo de 1994, el papa Juan Pablo II admitió que la tragedia ruandesa era “un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también estaban implicados algunos católicos”. ¿Ha mermado la confianza de la gente en la Iglesia esta participación católica en los conflictos? “Las masacres han hecho tambalear la fe de muchas personas”, dijo André Bouillot, jesuita belga. Y con razón.

Según un informe de la agencia Reuter publicado en el rotativo The Herald de Miami (Florida, E.U.A.), “entre los 40.000 prisioneros hutus que están a la espera de ser juzgados por actos de genocidio hay sacerdotes, pastores y monjas”. El periódico The New York Times informó: “Muchos ruandeses dicen que sus obispos y arzobispos no condenaron las masacres con la suficiente prontitud y firmeza, y que estaban demasiado ligados al gobierno de Habyarimana, promotor de los escuadrones de la muerte. El nuevo gobierno de dominación tutsi ha arrestado a por lo menos un sacerdote acusado de colaborar en las masacres”. No sorprende que “el nuevo gobierno —añade el mismo periódico— diga que no desea que la Iglesia Católica adquiera el mismo poder que antes, ni que los soldados hayan hostigado y hasta amenazado con arrestar a los sacerdotes que son demasiado abiertos e independientes”.

¿Cómo ve Jehová Dios las oraciones en pro de la paz pronunciadas por religiosos culpables de derramamiento de sangre? Isaías 1:15 responde: “Cuando ustedes extienden las palmas de las manos, escondo de ustedes los ojos. Aunque hagan muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre”.

 

Entretanto, los verdaderos siervos de Jehová demuestran que “no son parte del mundo” ni de sus conflictos. Durante las masacres de Ruanda, los testigos de Jehová de ambas tribus dieron asilo en sus hogares a Testigos de la tribu contraria que se encontraban en peligro, arriesgando su vida por protegerlos. La “gran muchedumbre” de Testigos, procedentes del mundo entero y de todo origen étnico, oran y abogan por el Reino de Dios como la única esperanza para conseguir verdadera paz y seguridad. (Juan 17:14; Revelación [Apocalipsis] 7:9; Mateo 6:9, 10; 24:14.)

Tregedia en Ruanda

¿Quién tiene la culpa de la tragedia de Ruanda?. Justo antes de romperle el cráneo a Hitiyise, mecánico de 23 años, uno de los agresores le dijo: ‘Vas a morir porque eres tutsi’.” (U.S.News & World Report.)

ESCENAS como esta se repitieron con espantosa frecuencia durante los meses de abril y mayo en el pequeño país centroafricano de Ruanda. En aquellas fechas había quince congregaciones de testigos de Jehová en Kigali, la capital ruandesa, y la periferia. El superintendente de ciudad, Ntabana Eugène, de la etnia tutsi, su esposa, su hijo y Shami, su niña de 9 años, estuvieron entre las primeras víctimas mortales al producirse la escalada de violencia.

A diario mueren asesinados miles de ruandeses, y la situación persiste semana tras semana. La revista supracitada señala en un número de mediados de mayo: “La cifra de fallecidos durante las últimas seis semanas en la campaña de genocidio y venganza se ha elevado hasta 250.000, situándose al nivel de la depuración sangrienta que realizaron los jemeres rojos en Camboya a mediados de los años setenta”.

La revista Time comenta: “En una escena propia de la Alemania nazi, se entresacó a unos cuantos muchachos de un grupo de 500 sencillamente porque parecían tutsis. [...] Al alcalde de la población meridional de Butare, cuya esposa es tutsi, los campesinos hutus lo pusieron ante [un terrible] dilema: podía salvar a su mujer e hijos si entregaba a su familia política —los suegros y la cuñada— para que fueran asesinados. Accedió al trato”.

En las oficinas de traducción de los testigos de Jehová, situadas en Kigali, había seis trabajadores: cuatro hutus y dos tutsis. Estos se llamaban Ananie Mbanda y Mukagisagara Denise. Cuando la milicia y los saqueadores se presentaron en la casa, los enfureció ver que convivían hutus y tutsis. Querían matar al hermano Mbanda y a la hermana Denise.

“Se dispusieron a quitar los seguros a las granadas —comenta Emmanuel Ngirente, uno de los hermanos hutus— y nos amenazaron con matarnos por haber acogido a sus enemigos. [...] Querían mucho dinero. Les dimos lo que teníamos encima, pero no se quedaron contentos. Decidieron llevarse en compensación todo lo que les valiera para algo, como una computadora portátil que empleábamos para traducir, la fotocopiadora, las radios, los zapatos, etcétera. Se fueron súbitamente sin matar a nadie, pero dijeron que volverían.”

En los días siguientes, los saqueadores regresaron varias veces, y los Testigos hutus intercedieron siempre por sus hermanos tutsis. Finalmente, como Mbanda y Denise corrían un gran peligro quedándose, los Testigos hutus hicieron las gestiones para que se fueran con otros refugiados tutsis a una escuela de las cercanías. Se produjo un ataque contra la escuela, pero Mbanda y Denise lograron escapar y atravesar varios controles de carreteras, aunque finalmente llegaron a uno donde se puso aparte a todos los tutsis y ambos Testigos fueron asesinados.

Cuando los soldados regresaron a las oficinas de traducción y vieron que los Testigos tutsis habían huido, propinaron una terrible paliza a los hermanos hutus. Sin embargo, una bomba de mortero explotó en las cercanías, brindando a los hermanos la oportunidad de huir y ponerse a salvo.

Como la matanza ha proseguido por todo el país, se calcula que han muerto medio millón de personas. Con el tiempo abandonaron sus hogares entre dos y tres millones, si no más, de los ocho millones que residen en Ruanda. Muchos se refugiaron en Zaire y Tanzania, países limítrofes. La cifra de testigos de Jehová asesinados es de varios centenares, y hay muchos otros internados en campos extranjeros.

¿Cuál fue el detonante de la carnicería y el éxodo sin precedentes? ¿Pudo haberse evitado? ¿Cuál era la situación antes de estallar la violencia?

Hutus y tutsis

En Ruanda, al igual que en el país fronterizo de Burundi, viven los hutus, un pueblo bantú cuyos miembros suelen ser de baja estatura y fornidos, y los tutsis, también llamados batutsis, que normalmente son altos y de piel más clara. En estas dos naciones, los hutus constituyen el 85% de la población, y los tutsis, el 14%. Hay constancia de que ya en el siglo XV hubo enfrentamientos entre estos grupos étnicos. No obstante, lo habitual ha sido la coexistencia pacífica.

“Convivíamos en paz”, dijo una señora de 29 años con respecto a los 3.000 vecinos hutus y tutsis que tenía el pueblo de Ruganda, situado tan solo unos cuantos kilómetros al oriente de Zaire. Pero en abril se produjeron ataques de pandillas hutus, que mataron a casi toda la población tutsi del pueblo. El periódico The New York Times comentó:

“La historia del pueblo refleja la de toda Ruanda: los hutus y los tutsis cohabitaban, formaban matrimonios mixtos y no se preocupaban por quién era hutu y quién tutsi, pues a veces ni lo sabían.

”Pero algo cambió bruscamente. En abril se formaron turbas de hutus que marcharon por todo el país matando a cuanto tutsi veían. Al iniciarse las masacres, los tutsis se refugiaron en las iglesias. Las chusmas fueron tras ellos, trocando los santuarios en cementerios donde aún sigue regada la sangre.”

¿Qué desencadenó la carnicería? El 6 de abril fallecieron en un accidente de aviación los presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de la etnia hutu. De algún modo este percance desató la matanza de los tutsis y de todos los hutus que parecían congeniar con ellos.

Al mismo tiempo se recrudeció la lucha entre las fuerzas rebeldes del FPR (Frente Patriótico Ruandés), dominado por los tutsis, y las tropas gubernamentales, controladas por los hutus. En julio, el FPR ya había derrotado a las fuerzas del gobierno y tenía en sus manos Kigali y gran parte del país. Por miedo a las represalias, cientos de miles de hutus se expatriaron a principios de julio.

¿De quién es la culpa?

Cuando le pidieron a un granjero tutsi que explicara por qué se había desatado la violencia en abril, dijo: “Todo es culpa de los malos dirigentes”.

Y es innegable que en el transcurso de los siglos los líderes políticos han difundido mentiras respecto a sus enemigos. Los políticos mundanos, guiados por “el gobernante de este mundo”, Satanás el Diablo, han convencido al pueblo de que debe luchar a muerte contra la gente de otras razas, tribus y naciones. (Juan 12:31; 2 Corintios 4:4; 1 Juan 5:19.) La situación no es distinta en Ruanda. The New York Times comenta: “Los políticos han tratado vez tras vez de fomentar los temores a la otra etnia y la lealtad a la propia; en el caso de los hutus, para conservar las riendas del gobierno; en el de los tutsis, para conseguir la adhesión al frente rebelde”.

Dado que los ruandeses son semejantes en gran número de aspectos, no era de esperar que se odiaran y mataran entre sí. “Los hutus y los tutsis hablan el mismo idioma y a menudo comparten las mismas tradiciones —escribió el periodista Raymond Bonner—. Tras varias generaciones de matrimonios interraciales, las diferencias físicas —los tutsi son esbeltos, y los hutus, más bajos y gruesos— han desaparecido a tal grado que los ruandeses ya no suelen estar seguros de si alguien es hutu o tutsi.”

Pese a todo, el reciente aluvión de propaganda ha conseguido resultados inauditos. Los comentarios de Alex de Waal, director de la agrupación Derechos Africanos, ilustran este punto: “Nos informan de que los labradores de las zonas controladas por el FPR se pasman al ver que, a diferencia de lo que cuenta la radio, los militares tutsis no tienen cuernos ni rabo ni ojos fosforescentes”.

Pero, además de los políticos, la religión también manipula la actitud de la gente. ¿Cuáles son las principales confesiones de Ruanda? ¿Comparten también la culpa por esta tragedia?

El papel de la religión

The World Book Encyclopedia (1994) comenta sobre Ruanda: “La mayor parte de la población es católica. [...] La Iglesia Católica y otras confesiones cristianas dirigen la mayoría de las escuelas primarias y secundarias”. De hecho, el diario español El País dijo que “Ruanda es uno de los países de África más masivamente católico[,] con un 80% de fieles creyentes”.

El periódico británico The Observer analiza el trasfondo de la situación religiosa en Ruanda: “Durante los años treinta, período en el que las iglesias combatían por controlar el sistema educativo, los católicos favorecieron a la aristocracia tutsi, mientras que los protestantes se aliaron con la oprimida mayoría hutu. En 1959 los hutus se hicieron con el poder, y no tardaron en gozar del apoyo de católicos y protestantes por igual. Los protestantes siguen dando un gran respaldo a la mayoría hutu”.

Pues bien, ¿ha condenado las masacres la jerarquía protestante?

The Observer da la respuesta: “Se preguntó a dos eclesiásticos [anglicanos] si condenaban a los asesinos que habían llenado de niños decapitados los pasillos de las iglesias de Ruanda.

”Se negaron a responder.

Evadían las preguntas, se agitaban y la voz se les volvía más aguda, a la par que iba quedando al descubierto la raíz más profunda de la crisis ruandesa:

las altas jerarquías de la Iglesia Anglicana habían servido de recaderos de sus señores políticos, que habían predicado la matanza y ensangrentado los ríos.”

No obstante, las iglesias de la cristiandad que actúan en Ruanda no difieren de las confesiones de otros lugares.

Por ejemplo, Frank P. Crozier, general de brigada británico, dijo tocante al apoyo eclesiástico que recibieron los políticos durante la I Guerra Mundial:

“Las iglesias cristianas son las mejores creadoras de actitudes sanguinarias que tenemos, y nos hemos servido bien de ellas”.

Es indiscutible que los guías religiosos tienen un alto grado de culpabilidad por lo ocurrido.

El Papa comentó en los siguientes términos la lucha en este país africano: “Se trata de un verdadero genocidio, en el que, por desgracia, también están implicados algunos católicos”. (L’Osservatore Romano, edición en español, 20 de mayo de 1994.)

Es obvio que las iglesias no han enseñado los verdaderos principios del cristianismo, que se fundamentan en textos como Isaías capitulo 2 verso 4 y Mateo capitulo 26 verso 52.

Según el periódico francés Le Monde, un sacerdote pronunció este lamento: “Se están masacrando, olvidándose de que son hermanos”.

Otro sacerdote ruandés confesó: “Los cristianos han muerto a manos de otros cristianos después de un siglo de sermones sobre el amor y el perdón. Es un fracaso”.

Le Monde planteó esta pregunta: “¿Cómo puede uno dejar de pensar, por ejemplo, que los tutsis y los hutus que combaten en Burundi y Ruanda recibieron su formación de los mismos misioneros cristianos y frecuentaron las mismas iglesias?”.

Los auténticos cristianos son distintos

Los verdaderos seguidores del Señor Jesucristo guardan su mandamiento de ‘amarse los unos a los otros’. Juan capitulo 13 versos 34.

¿Cabe imaginarse al Señor Jesús o a alguno de sus apóstoles agarrando un machete y matando a alguien a cuchilladas? Estas matanzas desaforadas caracterizan a “los hijos del Diablo, demonios satanicos”.
1a. Carta del apóstol Juan capitulo 3 versos 10-12.

Los testigos de Jehová no participan de modo alguno en las guerras, revoluciones y otros conflictos fomentados por los políticos del mundo, que yacen bajo el poder de Satanás el Diablo. Juan capituo 17 verso 14, 16; capitulo 18 verso 36; Revelación...Apocalipsis capitulo 12 verso 9.) Por el contrario, se aman de corazón. Por este motivo, al producirse las masacres, los Testigos hutus estuvieron dispuestos a arriesgar su vida para proteger a sus hermanos tutsis.

No obstante, estas tragedias no deben tomarnos por sorpresa. El Señor Jesús dio una profecía sobre “la conclusión del sistema de cosas” en la que dijo: “Entonces los matarán”. Mateo capitulo capitulo 24 verso 3, .Afortunadamente, Jesús promete que se recordará a los fieles en la resurrección de los muertos. Juan capitulo 5 versos 28, 29.

Entretanto, los testigos de Jehová que viven en Ruanda, al igual que los de todo el mundo, están decididos a seguir demostrando con su amor mutuo que son discípulos de Cristo. Juan capitulo 13 verso 35. Su amor sirve de testimonio aun en medio de la cruel realidad actual, tal como se verifica en el informe adjunto “Los Testigos y los campos de refugiados”. Todos debemos recordar lo que Jesús dijo en su profecía: “El que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo”. Mateo capítulo 24 verso 13.


LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y LOS CAMPOS DE REFUGIADOS

  Contando desde julio de este año, más de 4.700 Testigos y simpatizantes se han alojado en campos de refugiados. En Zaire, ha habido 2.376 en Goma, 454 en Bukavu y 1.592 en Uvira. Por otro lado, en Benaco {Tanzania} han vivido unos 230.

  El simple hecho de acceder a los campos no fue nada fácil. Los 60 Testigos de una congregación trataron de cruzar el puente de Rusumo, una de las principales rutas de huida a los campos de refugiados de Tanzania.

Al negárseles el paso, se quedaron durante una semana deambulando a la orilla del río. Acabaron decidiéndose a atravesarlo en canoas.

Una vez franqueado, caminaron durante varios días hasta que llegaron al campo de Tanzania sin mayores percances.

  Los testigos de Jehová del extranjero organizaron grandes misiones humanitarias.

Los Testigos franceses recolectaron y enviaron a las zonas necesitadas más de 100 toneladas de ropa y 9 de calzado y artículos similares, además de suplementos nutritivos y medicinas.

Sin embargo, lo primero que pedían muchos hermanos de los campos era la Biblia o las revistas La Atalaya y ¡Despertad!

  A muchos observadores les impresionó el amor de los Testigos zaireños y tanzanos, quienes visitaron a sus hermanos desplazados a fin de ayudarlos.

Los otros refugiados decían: “A ustedes los visitan los de su religión, pero a nosotros no nos ha venido a ver ni un solo sacerdote de la nuestra”.

  Los Testigos se han hecho famosos en los campos, en gran parte por su unidad, orden y afectuosidad.
Juan capítulo 13 veerso 35.

Es digno de mención que los Testigos solo tardaron quince minutos en localizar a sus compañeros de creencia del campo de Benaco
{(Tanzania} , que cuenta con unos doscientos cincuenta mil refugiados.

 


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Bienvenidos al conocimiento de Dios y de su Hijo el Señor Jesucristo...

Cristo dijo a la comunidad que le escuchaba:

"Esto significa vida eterna el que esten adquiriendo conocimiento del Dios verdadero Jehová y de su hijo nuestro Señor Jesucristo a quien envió"

Juan capítulo 17 verso 3. 
 

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